Hace un montón, pero un montón, que leí Susurros, la primera entrega de una trilogía escrita por A. G. Howard que reinterpretaba Alicia en el país de las maravillas de una manera de lo más particular. La cuestión es que tenía el libro en mi estantería desde hacía tiempo, pero no me daba por leerlo y eso que la primera parte, pese a tener algunos defectos, me gustó bastante. Sin embargo, al final me apeteció leerlo y reencontrarme con Alyssa, Jeb y cía.
Tras toda la aventura en el País de las maravillas, Alyssa ha vuelto a su vida normal con sus amigos, con su familia y con Jeb, con quien está saliendo, pese a que el chico sacrificó sus recuerdos de dicha aventura por salvarla a ella. Todo parece estable, aunque esa normalidad no dura mucho, pues cosas extrañas empiezan a ocurrir alrededor de Alyssa, quien teme que el loco y oscuro País de las maravillas esté entrando en su otro mundo dispuesto a arrebatarle la vida que estaba llevando.
Sin embargo, Alyssa no puede negar lo que está ocurriendo durante mucho tiempo, pues Morfeo irrumpe en su vida de nuevo con la advertencia de que la malvada Reina Roja parece dispuesta a hacer cualquier cosa por enfrentarse a ella.
Delirios es una novela que funciona un poco de transición, aunque no por eso es aburrida o mala, ya que, al igual que ocurría en Susurros, ocurren muchas cosas y se resuelven varios misterios, mientras se plantean otros nuevos. Eso sí, me dio la sensación de que en esta segunda parte A. G. Howard rebaja un poco el ritmo frenético y permite que tanto la evolución como la exploración de los personajes sea más natural.
Es decir, que aunque hay mucha acción y situaciones tenebrosas, la autora se permite el detenerse para desarrollar el cómo se enfrentan los personajes a todo eso y el cómo les va afectando todo por lo que están pasando. Así, podemos conocer un poco más a personajes que, hasta ahora, habían sido más secundarios como Morfeo o la madre de Alyssa. Y me parece todo un acierto porque todos los personajes de A. G. Howard tienen varias capas y dobleces, lo que les hace más memorables y difíciles de juzgar.
Puede que Alyssa sea la protagonista y, ojo, sigo pensando que es un buen personaje, porque no es perfecta y a veces mete la pata y otras la situación la sobrepasa, pero también es alguien con quien es fácil empatizar y cuyas decisiones son comprensibles. Sin embargo, son todos los personajes que la rodean los que son más complejos y dignos de mención.
Porque Delirios es más la novela tanto de Morfeo como de Alison (la madre de Alyssa), ya que los dos ganan protagonismo y vemos mucho más de ellos. De hecho, me encantó descubrir cosas de Alison, también verla en acción y descubrir cómo era en realidad.
Y luego tenemos a Morfeo. Morfeo, ese personaje por el que todas, absolutamente todas las chicas que escriben reseñas, pierden la razón, las bragas y todo. Y yo me siento muy rara porque a mí no me parece perfecto, ni le adoro, sino que me genera tanto interés como desagrado. A ver, desde luego, es un personaje muy bien construido, completamente impredecible y complejo y siempre te obliga a intentar ver más allá. Además, es alguien que puede ser tierno y valiente, aunque la mayoría del tiempo es un cabrón de mucho cuidado.
Y ahí está lo único que no me está convenciendo de esta saga. Las aventuras, la reinterpretación del clásico, los giros y lo que es la trama de la novela, me gustan; también me parece que A. G. Howard tiene unos personajes muy poco típicos y que es una autora que no da todo mascado, sino que te obliga a pensar. Sin embargo, el triángulo amoroso me parece lo peor porque básicamente los dos chicos lo son, cada uno a su manera.
Ambos intentan controlar y manipular a Alyssa continuamente, sin tener en consideración lo que pueda sentir, lo que ella quiere o por lo que esté pasando. Porque, sí, Jeb es demasiado sobreprotector y melodramático, pero Morfeo es alguien que reduce a cenizas el mundo de Alyssa cada vez que la ve con la excusa de que quiere sacar lo mejor de ella. ¿Perdona? ¿Pero qué mierda es esta? Es que es como decir: mira, guapa, te voy a quemar la casa porque yo creo que puedes ser mejor si vives bajo un puente y no te quejes, que lo hago por ti. Sí, claro, no te jode.
Es que ambas cosas son horribles, porque básicamente cada uno avasalla a Alyssa y pasa de lo que ella quiere, como si la pobre fuera idiota. Por un lado, Jeb parece considerarla alguien débil que necesita que la cuiden constantemente, pero por otro lado Morfeo se piensa que Alyssa no es capaz de decidir nada por sí misma y que lo que él quiere y sus exigencias están por encima de todo. ¿Por qué Alyssa debe dejarlo todo para ir al País de las maravillas sólo porque él desea un futuro en el que están juntos? ¿Es qué acaso ella no tiene el derecho a decidir qué hace con su vida?
Es decir, que yo compro el hecho de que Morfeo haga lo que es necesario por salvar su hogar, lo que me parece comprensible. Lo que no me entra en la cabeza es que intenten venderme que está enamorado de Alyssa porque no deja de joderla viva y encima pretender que lo hace por ella. Para eso, preferiría que pasara de Alyssa y la obliga a salvar el País de las maravillas porque es su hogar.
Vamos, que yo de Alyssa los mandaba a ambos a cagar. Así que, claro, ambos me acaban sacando de quicio, por mucho que fríamente piense que son personajes bien construidos, aunque desde luego Morfeo, como personaje, le da mil vueltas a Jeb.
Pero quitando el componente romántico, el resto de Delirios me ha encantado: los dilemas de Alyssa, la historia de sus padres, el cómo se va desarrollando la trama, el ritmo... Eso sí, aunque me entretuvo y no podía dejar de leer, me parece que son libros un tanto densos, así que no son como para devorarlos en una tarde de lluvia. Aunque eso no quiere decir que sean difíciles de leer, ya que la pluma de A. G. Howard es muy bonita y cuidada.
Y, bueno, mejor me ahorro hablar del final, porque el cliffhanger de Delirios es como para matar a la autora por dejar todo en un punto tan interesante. ¡Maldita seas, A. G. Howard!
El próximo lunes literario estará dedicado a... The raven boys I. La profecía del cuervo de Maggie Stiefvater.
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