Y como una es así de generosa... Vale, y adora a Tom Mison con su british acent por encima de todas las cosas, pues tiene unos consejillos para arreglar Sleepy Hollow.
1. El equilibrio es bueno, los dramas en exceso malo
Durante la primera temporada, supieron combinar muy bien las tramas a largo plazo con las relaciones entre los personajes y los casos semanales. En serio, todo era como un puzzle donde todo encajaba bien: todos los personajes tenían su desarrollo, se molestaban en explorar las distintas relaciones entre ellos y la combinación de los dos tipos de trama funcionaba muy bien.
Pero, oh, ahora la mayoría de las veces, todo trata sobre esa trama a largo plazo que, de hecho, han quemado en once episodios. Ha sido todo demasiado intenso, demasiado a bocajarro y no siempre les ha dado buenos resultados. Mejor cuando todo es más equilibrado, fluido, y cuando los giros son menos, pero más efectivos.
2. Un poquito de mal rollo, por favor
Sleepy Hollow, entre otras cosas, podía ser muy creepy. En serio, tanto los monstruos como las situaciones eran inquietantes: Moloch, Andy, los bosques, el purgatorio... Hasta las visiones que tenía Ichabod de Katrina daban mal rollo, así, en general. Ahora no, han perdido esa ambientación que distinguía Sleepy Hollow y, al menos yo, la echo de menos.
Antes veíamos cosas así y ahora...
No he podido resistirme a poner el gif, no. Jo, es muy difícil resistirse a este hombre en movimiento.
Aunque, eso sí, he de admitir que varios elementos de los casos de los dos últimos episodios sí que volvían a intentar tener ese elemento mal rollero: tanto la pintura como el pintor cubierto de sangre de Pittura Infamante daban miedito, al igual que el demonio del último episodio, Kali Yuga. De hecho, éste último ha tenido momentos de tensión muy conseguidos, sobre todo ese tramo final, así que espero que vayan por ahí.
3. El sentido del humor ayuda
La primera temporada de Sleepy Hollow fue tremendamente divertida. Sí, Abby e Ichabod estaban impidiendo el fin del mundo, pero eso nunca les impidió el tener escenas distendidas, ni el pasar buenos momentos. De hecho, ver a Abby enseñándole el siglo XXI a Ichabod era un parte importante de los episodios y siempre, siempre, resultaba muy gracioso.
Sin embargo, durante lo que llevamos de temporada el sentido del humor ha disminuido drásticamente y tenemos más dramas familiares insufribles que esas tonterías tan guays y que tanto molaban. Yo quiero ver a Ichabod aprendiendo a usar un coche o incluso quejándose de lo pedante que era Benjamin Franklin mientras Abby alucina. Sí, los dramas son importantes, pero no hay que perder el sentido del humor, sobre todo cuando es un elemento que funciona muy bien y tienes un grupo de personajes donde el colegueo se palpa. Eso sí, en el último episodio han recuperado ese espíritu de nuevo y hemos tenido a las hermanas Mills llevando a Ichabod a un karaoke, lo que ha molado mil.
De hecho, el humor se les da tan bien que el único personaje que de verdad ha cuajado dentro del grupo no ha sido ni la señora Crane, ya conocida, ni jinetes, ni hostias, sino el nuevo, el único divertido: Hawley, ese cazador de artefactos mágicos que tiene una moralidad dudosa, es impredecible y mola un montón.
4. Los personajes que molan no deberían desaparecer
En la primera temporada Jenny no era fija, pero empezó a aparecer con más asiduidad y acabó siendo ascendida a regular, lo que era una gran noticia porque Jenny mola cantidad. Luego llegamos a la segunda temporada y Jenny debió de irse a una playa a tomarse unos mojitos o algo porque la hemos visto muy poco y yo no lo entiendo porque Jenny no sólo mola, sino que interactúa muy bien con Abby e Ichabod.
De hecho, también han tenido episodios donde o bien Abby o bien Ichabod estaban más de adorno que otra cosa (vale, ver a Ichabod enfermito fue gracioso) y su relación se ha resentido. Otra cosa que no entiendo, porque la relación entre Abby e Ichabod es de lo más conseguido y son los que mejores escenas dan. Al menos, de nuevo en este último episodio, han decidido tratar el tema. Y como soy positiva, voy a tomarme las palabras de Ichabod como una promesa de los guionistas de que tienen que cuidar la relación de ambos y así lo van a hacer. Porque encima han demostrado que esa relación es mucho más natural y sana que otra en la que los guionistas parecen empeñados en no desistir.
Y, por cierto, eso me lleva al siguiente consejo:
5. Personajes coñazo, a freír espárragos. O, lo que es lo menos, menos Katrina y cía
Vamos a ser honestos: Katrina es un puto coñazo. Katrina es tan aburrida que ni siquiera la odio, que ya es decir. Además, es un personaje completamente inútil que no pinta nada: es una bruja pésima y cuyos poderes nunca sirven para nada, hace lo que le viene en gana caiga quien caiga y Katia Winter es la típica actriz que es más guapa que actriz y parece estar en una serie distinta al resto del reparto. Ni siquiera introduciéndola en la vida moderna, ha logrado mejorar.
Es aparecer Katrina en pantalla y saber que la diversión se acabó.
Ya te digo yo que lo eres, Katrina.
Lo peor es que no está sola, porque gracias a ella tenemos a Henry y al pesado de Abraham, que es otro que hasta aburre a las ovejas. Henry no es santo de mi devoción tampoco (adoro a John Noble, pero no termina de convencerme como jinete, lo veo hasta sobreactuado, con lo chachi que era cuando fingía ser bueno), aunque al menos hace cosas interesantes y pone a los demás en jaque. Los otros dos, en cambio, sólo son un coñazo. Un auténtico coñazo.
Estoy harta de los dramas de Katrina, que es la responsable de todos. De hecho, ha llegado un momento en que ni siquiera comprendo que Ichabod siga ahí, intentando darle una oportunidad a su matrimonio. A ver, Ichabod, cariño, ¿cuántas oportunidades piensas darle? Porque llevamos catorce episodios con la tontería, dándole vueltas al tema y no hay avance, lo que es muy desesperante.
Es que, encima, la señora Crane menudo cuajo que tiene. De verdad que yo ya no sé si quiere a Ichabod o su única intención es mantener al testigo, vamos, a Ichabod vigilado: entre las medias verdades, las mentiras, las manipulaciones y la forma que tiene de usar su matrimonio como un arma para salirse con la suya, no entiendo que Ichabod siga ahí, de verdad.
Además, se está interponiendo entre Abby e Ichabod y eso no mola nada de nada, al igual que su excesivo protagonismo. Así que, guionistas, mandadla la purgatorio de nuevo, volvedla mala o directamente matarla, me da igual, pero tanto Katrina como Abraham son dos coñazos que no interesan lo más mínimo y que deberíais cargaros de una vez. Yo sería muy feliz con las hermanas Mills, Ichabod y Hawley investigando casos raros, como una especie de versión moderna de Scooby Doo; siempre se pueden comprar un perro.
Y vosotros, ¿os está gustando la segunda temporada de Sleepy Hollow? ¿Cambiaríais algo de ella y qué sería?