Señores responsables de la televisión española, renovad Los misterios de Laura por una cuarta temporada, coña ya.
Bueno, en realidad esta entrada no va sobre eso, pero nunca está de más pedir la renovación de Los misterios de Laura porque es una maravilla de serie que se merece la cuarta temporada y las que sean menester. La cuestión es que al otro lado del charco, los americanos se han dado cuenta de que Los misterios de Laura es muy grande y han decidido adaptarla. Y como sus traductores de títulos no son tan imaginativos como los nuestros, lo han hecho bajo el título The mysteries of Laura.
Increíble. Lo sé.
La crítica la vapuleó vilmente, aunque la audiencia está respondiendo bastante bien y, de hecho, la NBC le ha dado la temporada completa. Y aprovechando eso, pues he decidido hablar de The mysteries of Laura y las diferencias que hay entre ambas versiones, matizando un poco. Quiero decir, que con la americana es muy americana, ya acabaría, pero veamos por qué exactamente.
Más acción, menos rompecabezas
Básicamente The mysteries of Laura es Los misterios de Laura for dummies, vamos, que es como la versión sencilla de nuestra serie. La gracia de Los misterios de Laura es que cada episodio es un misterio único, abre un universo durante un episodio y te ofrece un asesinado en apariencia imposible, por lo que no sólo debes adivinar quién es el asesino, sino que, en muchas ocasiones, puedes teorizar sobre el cómo o el por qué.
En la versión americana no hay ese juego con el espectador: no se presentan a los sospechosos, ni se van dando pistas para que adivine qué ha ocurrido, sino que se limitan a darnos una investigación muy mascada que acaba de una manera bastante predecible; todo eso, repitiendo el mismo esquema en todos sus episodios. De hecho, mientras que la Lebrel se sirve de su ingenio y de evidencias a lo Sherlock Holmes su prima americana lo hace con los típicos recursos de procedimental americano: pruebas forenses, compañeros especialistas en ordenadores y demás.
De ahí que The mysteries of Laura no sólo sea menos interesante, sino que también es menos entretenida y adictiva y no tiene el encanto que tiene la original. ¿Que se deja ver? Desde luego, pero es lo que cojea y que hace que no sea una adaptación en condiciones. Que sí, la duración no es la misma, pero, por ejemplo, en Castle sí que se las apañan para dar casos interesantes, diferentes y más elaborados.
Los hombres de Laura
En realidad, todos los personajes de la americana son distintos a los de la española, pero el cambio más radical y que más me chocó ha sido lo que han hecho con Jake.
En Los misterios de Laura, nuestra protagonista está rodeada de cuatro hombres, dos, si ignoramos a sus hijos gemelos: su ex-marido Jacobo y su compañero Martín. Mientras que en la original, Jacobo no es un hombre perfecto, pero tampoco es un jeta o un mal hombre, sino uno que pasó por la crisis de los cuarenta y la cagó estrepitosamente, en The mysteries of Laura Jake es el caradura más grande habido y por haber. A decir verdad, es como si hubieran cogido las peores características de Jacobo y de Martín y las hubieran fusionado en Jake.
Ojo, eso no es malo. De hecho, en todos los episodios emitidos, Jake ha sido uno de los personajes mejor perfilados y de quien más facetas están mostrando. En los primeros, era un caradura tremendo, de los que te dan ganas de echarle a patadas de la serie, pero han ido mostrando otros rasgos de su personalidad y lo han ido humanizando poco a poco: la genuina preocupación por Laura, el renunciar a que adorada cafetera para contratar a Max...
No tan beneficiado ha resultado la contrapartida americana de Martín, que es tan random que no recuerdo ni su nombre. Es que, de hecho, es el único personaje que no tiene personalidad, es el típico compañero de policía. Sin más. Básicamente su única labor en el grupo es chapurrear español de vez en cuando.
Bueno, y empezar a tener una tensión sexual no resuelta por Meredith, que vendría a ser la versión americana de Lidia. Porque, eh, yo lo veo: están teniendo más escenas juntos que Martín-americano (en serio, tengo que aprenderme su nombre) con Laura y sí que se ve que él empieza a admirar a Meredith, que, precisamente, es lo que caracteriza a nuestro Martín con respecto a nuestra Laura.
Friends
Lo que sí que caracteriza a los protagonistas americanos es que entre ellos se llevan mejor que los nuestros. En Los misterios de Laura, no hay ese sentimiento de unidad: Jacobo es el jefe y por eso pone distancia con los demás, Lidia y Laura no se llevan bien... Sin embargo, los americanos sí que dan esa sensación de camaradería que funciona bastante bien. Mientras que los nuestros apenas trabajan juntos, ellos sí que han tenido escenas en las que trabajan en el caso todos a la vez y le da un encanto distinto.
La verdad es que es un contraste curioso y queda tan distinto que es algo que me gusta ver en ambas series.
Laura
La principal diferente. La Laura Lebrel de María Pujalte es muy distinta a la Laura Diamond de Debra Messing. Ambas comparten la situación: madre de gemelos diabólicos, recién divorciadas, policías cuyo jefe es su ex-marido... Sin embargo, el carácter de una no tiene que ver con el de la otra. La Lebrel es muy de andar por casa, una mente maravillosa tras un aspecto despistado y afable, mientras que la Diamond es segura de sí misma, descarada, sexy y brusca.
La nuestra no tira de pistola, pero la americana lo hace a la primera, al igual que perseguir a sospechosos y demás tópicos del género.
Ambas actrices están estupendas y, la verdad, se entiende el cambio de una Laura a otra, ya que Debra Messing y María Pujalte son dos actrices muy distintas. Ambas tienen vis cómica, pero Debra Messing nunca conseguirá que quieras achucharla nada más verla, como sí le ocurre a María Pujalte. Mientras que ésta última no podría pasar por esa especie de mujer fatal que, a veces, es Laura Diamond.
Pero, vamos, que aunque la prima americana no está mal, yo me quedo sin asomo de duda con nuestra Lebrel. Los misterios de Laura es una serie muy superior a su adaptación, menos original y más tópica. No sé, básicamente me repito con lo primero, es como muy leve y muy repetitiva en sus estructuras. Hay muchísimos misterios de la española que recuerdo, que me llamaron la atención por lo distinto de su planteamiento: el del hombre desmemoriado, el del mago, esa versión de Diez negritos, el de la cápsula del tiempo, el del hombre que dice que le han cambiado a la mujer...
De acuerdo que debido a su duración, nunca van a poder crear esos casos enrevesados que tan bien les quedan a Javier Holgado y Carlos Vila, pero deberían complicarlos un poco más e intentar hacer partícipe al espectador de la investigación. Venga, que Jessica Fletcher lo hacía, así que estos lo pueden hacer también.
Y, de nuevo, suplico: señores de Televisión Española, ¡renovadla de una puñetera vez! Oye, se supone que TVE es de todos, ¿no? ¡Pues dadnos lo que queremos!
miércoles, 29 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
Hyde
Uno de mis libros de misterio favoritos es Diez negritos de Agatha Christie. Cuando lo leí, me costaba una barbaridad dejar de leer y su desenlace me dejó alucinada. De hecho, lo considero una de las mejores novelas de misterio que he leído. Por eso, cuando me topé con Hyde de David Lozano y su sinopsis me recordó un poco al planteamiento de Diez negritos, no pude evitar hacerme con él.
Un grupo de adolescentes ha sido seleccionado para ser parte de un experimento, el proyecto Hyde, que pretende incentivar la lectura mediante el uso de mensajes subliminales. Sin embargo, pronto descubren que han sido engañados y que, en realidad, se han metido en una trampa: están atrapados en una casa, siendo presa de una terapia subliminal que desata la violencia en ellos al mismo tiempo que la contiene. Cuando uno de ellos muere, la acción se dispara pues saben que sólo será el primero de muchos y que ya no hay nadie en quien pueden confiar.
Como veis, la premisa es bastante interesante: un grupo de adolescentes es encerrado en una casa donde les someten a un experimento que emplea la terapia subliminal para desatar una violencia extrema en ellos, lo que, al mismo tiempo, también impide que se abandonen a ella. Así, los protagonistas están obligados a cumplir con el programa, a someterse a esa terapia que los vuelve violentos y que impide que lo hagan al mismo tiempo. La verdad es que todo el tema de la terapia subliminal me parece muy interesante y está bastante bien pensando.
Sin embargo, Hyde no es una novela perfecta y no termina de aprovechar ese planteamiento tan interesante, por lo que el resultado es un tanto irregular.
Su punto más fuerte es que es terriblemente entretenida. Se lee muy fácilmente, sobre todo porque el ritmo es frenético: no deja de haber un giro tras otro, lo que hace que quieras seguir más, leer el siguiente capítulo para saber qué va a ocurrir a continuación. Además, las escenas de acción están muy conseguidas, al igual que la tensión en los momentos donde los personajes se ven amenazados.
La novela está escrita en tercera persona y combina la acción en la casa con la investigación del inspector Lázaro, cambiando el punto de vista de un personaje a otro. De hecho, David Lozano sí que acierta con los cambios de punto de vista, sobre todo cuando narra como un personaje es asesinado desde su punto de vista, ya que no aclara quien es el asesino, sin que quede extraño.
Sin embargo, Hyde tiene varios "peros" que hacen que no sea algo más que una novela entretenida, agradable de leer, lo que tiene su mérito, ¿eh?
Por un lado, el desenlace es muy predecible. Prácticamente desde el principio se deduce lo que está ocurriendo y el desarrollo no crea ni asomo de duda, pese a que David Lozano lo intenta usando las dudas de los personajes.
No obstante, eso se le podría perdonar, dado que Hyde es muy entretenida y se lee en un verbo. Al igual que se le podría perdonar la falta de ambientación. No hay ni una mera descripción que cree algo de ambiente, limitándose a aclararnos que están en una casa o en una habitación, adoptando todo el rato un estilo quizás demasiado sencillo.
El principal problema han sido los personajes. No sólo eran clichés de película americana (el deportista, la reina de hielo, el pajillero, la colgada, el rarito...), sino que ninguno logró interesarme lo más mínimo. El único que me resultó algo más interesante fue Álvaro y, aún así, era tan artificial como el resto de sus compañeros. No logré ver más que arquetipos, ni un rastro de humanidad o de algo que hiciera lamentar sus destinos.
Hyde es una novela muy entretenida, de lectura amena y sencilla, pero que se queda a medio camino porque los personajes no sólo son planos, sino que no interesan. Sin embargo, el ritmo frenético y los giros compensan los fallos que tiene la novela, por lo que es una buena opción para una tarde de verano, sobre todo si te gustan las historias de este tipo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Bajo cero de Karen Marie Moning.
Un grupo de adolescentes ha sido seleccionado para ser parte de un experimento, el proyecto Hyde, que pretende incentivar la lectura mediante el uso de mensajes subliminales. Sin embargo, pronto descubren que han sido engañados y que, en realidad, se han metido en una trampa: están atrapados en una casa, siendo presa de una terapia subliminal que desata la violencia en ellos al mismo tiempo que la contiene. Cuando uno de ellos muere, la acción se dispara pues saben que sólo será el primero de muchos y que ya no hay nadie en quien pueden confiar.
Como veis, la premisa es bastante interesante: un grupo de adolescentes es encerrado en una casa donde les someten a un experimento que emplea la terapia subliminal para desatar una violencia extrema en ellos, lo que, al mismo tiempo, también impide que se abandonen a ella. Así, los protagonistas están obligados a cumplir con el programa, a someterse a esa terapia que los vuelve violentos y que impide que lo hagan al mismo tiempo. La verdad es que todo el tema de la terapia subliminal me parece muy interesante y está bastante bien pensando.
Sin embargo, Hyde no es una novela perfecta y no termina de aprovechar ese planteamiento tan interesante, por lo que el resultado es un tanto irregular.
Su punto más fuerte es que es terriblemente entretenida. Se lee muy fácilmente, sobre todo porque el ritmo es frenético: no deja de haber un giro tras otro, lo que hace que quieras seguir más, leer el siguiente capítulo para saber qué va a ocurrir a continuación. Además, las escenas de acción están muy conseguidas, al igual que la tensión en los momentos donde los personajes se ven amenazados.
La novela está escrita en tercera persona y combina la acción en la casa con la investigación del inspector Lázaro, cambiando el punto de vista de un personaje a otro. De hecho, David Lozano sí que acierta con los cambios de punto de vista, sobre todo cuando narra como un personaje es asesinado desde su punto de vista, ya que no aclara quien es el asesino, sin que quede extraño.
Sin embargo, Hyde tiene varios "peros" que hacen que no sea algo más que una novela entretenida, agradable de leer, lo que tiene su mérito, ¿eh?
Por un lado, el desenlace es muy predecible. Prácticamente desde el principio se deduce lo que está ocurriendo y el desarrollo no crea ni asomo de duda, pese a que David Lozano lo intenta usando las dudas de los personajes.
No obstante, eso se le podría perdonar, dado que Hyde es muy entretenida y se lee en un verbo. Al igual que se le podría perdonar la falta de ambientación. No hay ni una mera descripción que cree algo de ambiente, limitándose a aclararnos que están en una casa o en una habitación, adoptando todo el rato un estilo quizás demasiado sencillo.
El principal problema han sido los personajes. No sólo eran clichés de película americana (el deportista, la reina de hielo, el pajillero, la colgada, el rarito...), sino que ninguno logró interesarme lo más mínimo. El único que me resultó algo más interesante fue Álvaro y, aún así, era tan artificial como el resto de sus compañeros. No logré ver más que arquetipos, ni un rastro de humanidad o de algo que hiciera lamentar sus destinos.
Hyde es una novela muy entretenida, de lectura amena y sencilla, pero que se queda a medio camino porque los personajes no sólo son planos, sino que no interesan. Sin embargo, el ritmo frenético y los giros compensan los fallos que tiene la novela, por lo que es una buena opción para una tarde de verano, sobre todo si te gustan las historias de este tipo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Bajo cero de Karen Marie Moning.
viernes, 24 de octubre de 2014
El adorable Barry Allen
Generalmente, suelo recelar de los spin-off, aunque luego haya algunos que me gustan mucho: Fraiser, Angel, NCIS: Los Angeles... La cuestión es que creo que es difícil dar en la diana con los spin-off porque tienen que mantener un parecido suficiente con la serie madre, pero al mismo tiempo deben tener su propia personalidad para evitar no salir perdiendo en comparaciones. Por ejemplo, Once upon in Wonderland es una miniserie bastante maja, pero no se distinguía demasiado de la original (salvo porque sus efectos eran lo peor de lo peor) y, por eso, salía perjudicada.
¿Y a qué viene semejante disertación sobre spin-off? ¡Efectivamente, a que toca hablar sobre The Flash, el nuevo estreno de la cadena CW! Vale, vale, leído el título era de lo más evidente, lo sé.
Como seguramente sabréis, The Flash es un spin-off de Arrow. Y, la verdad, tanto la cadena como los responsables de ambas series han sabido jugar muy bien sus cartas.
En primer lugar, tienen muy claro que ambas series comparten universo y que eso es algo bueno, una ventaja, pues ambas series pueden nutrirse de la otra. Así, primero nos introdujeron a Barry en dos episodios de Arrow y, aunque no volvimos a verlo, no se olvidaron de él y nos estuvieron informando de su estado comatoso. También conocimos a Caitlin y Cisco, que nos hablaron de la existencia de Iris y su relación con Barry, además de la situación de los laboratorios Star.
Por eso, cuando se emitió el piloto de The Flash, ya existía esa sensación de familiaridad y el interés por Barry y su mundo. Tenían ya muchos puntos a su favor, pero, además, pusieron toda la carne en el asador y se lucieron con un piloto estupendo, que se desmarcó de Arrow, pese a esa simbiosis que existe entre las dos. Sin ir más lejos, Oliver Queen apareció en dicho episodio.
Barry Allen no es Oliver Queen y, por tanto, The Flash no es Arrow. Y eso está bien.
The Flash tiene su propia personalidad porque han adaptado el estilo a Barry. Si Oliver es un personaje torturado, contenido y con ese toque levemente oscuro, Barry es todo lo contrario: es sonriente, alegre, espontáneo... Adorable, vamos. En serio, ¿existe algún personaje televisivo más adorable que Barry? Yo es que es verlo y deseo llevármelo a mi casa y abrazarlo, en serio.
Menudo acierto de casting ha resultado ser Grant Gustin, es la monez hecha actor. Seriously. Ainss.
Por tanto, The Flash es muchísimo más luminosa, no solo esa fotografía diáfana y llena de colores, sino también en el tono, pues tiende hacia la comedia con los chascarrillos de Cisco, lo desastre que es Barry en su día a día y el contraste que existe entre el trío de científicos y Barry y Joe. Se agradece que sea más positiva, más ligera incluso, pues así no resulta repetitiva, no es como si ya la hubiéramos visto.
Sí, hay ciertos elementos comunes a Arrow, pero, para ser sinceros, aparecen en cualquier historia de superhéroes: el mentir a los seres queridos, las dificultades de llevar dos vidas paralelas, la chica interesada en el alter ego heroico y no en el chico, algún hecho traumático en su pasado...
En este caso, es el asesinato de la madre de Barry a manos de un borrón que podría ser otro supervelocista, algo que siempre ha impulsado a Barry a buscar lo imposible y que explica el cómo se ha tomado su nuevo estado. En tres episodios no hemos avanzado demasiado en esa trama, salvo por el hecho de que Joe (el padre adoptivo de Barry) ha aceptado de una vez que el señor Allen no mató a su esposa y está dispuesto a ayudar a Barry con la investigación.
De hecho, si hay una serie con la que tiene ciertas similitudes es Misfits, pues aquí también tenemos una tormenta especialita que ha provocado que la gente tenga superpoderes. De momento, el único que los está usando para el bien es Barry y, de paso, así detiene a los que los están usando mal. Así, de paso, se alejan también de Arrow, pues los malos a los que se enfrenta Ollie son más bien delincuentes más normales (mafias, traficantes, asesinos...) y no locos con superpoderes.
Sí, vale, uno se pregunta que cómo se las han apañado todos los tarados o malos de Central City para conseguir los poderes, pero tampoco le das mucha importancia porque la serie está molando mucho. Y se está trabajando mucho a los personajes, las relaciones entre ellos y las tramas más cotidianas.
Además, de momento no hay ningún personaje que me sobre o que odie. Es cierto que Iris es un poco bastante random y que no veo ningún tipo de química con Barry (o sea, les veo muy como hermanos, por lo que estoy deseando que Barry se desenamore), pero tampoco es que moleste y ver a Joe lidiando con que su hija y su compañero salgan juntos puede dar buenas escenas. Que, por cierto, me alegró bastante ver que han finiquitado ese secreto tan pronto y no lo hayan alargado.
El resto de personajes, como ya he dicho, me convencen del todo. La relación paterno-filial entre Joe y Barry está dando muy buenos momentos, además es un contrapunto al trío de científicos. La verdad es que Barry tiene desde el principio un buen equipo a sus espaldas entre los chicos de Star y Joe, que le respalda en la policía. Llevando tan poco tiempo trabajando juntos se nota la camaradería, lo que pueden llegar a ser en unos cuanto episodios, lo que está muy bien.
Los tres científicos, además, son personajes que tienen su propio bagaje y eso hace que sean más interesantes y algo más que el tópico que representan. Con lo sucedido al activar el acelerador de partículas, los tres tienen en sus espaldas ciertos problemas que, de hecho, en este tercer episodio, Things you can't outrun, se han empezado a tratar. Por ejemplo, vimos que Cisco es algo más que el inventor de juguetes chulos que siempre tiene una broma o una sonrisa a mano; también es alguien que carga con el peso de haber cerrado la puerta que impedía que Ronnie (el prometido de Caitlin) saliera con vida del acelerador, aunque éste se lo pidiera.
Y también vimos que Caitlin es algo más que la fría doctora que hemos visto hasta ahora, que es una chica herida que perdió al hombre que quería porque él se comportó como un héroe. Algo que no es consuelo para ella porque, al fin y al cabo, lo ha perdido, lo que explica sus reticencias a que Barry se comporte como otro. En este tercer episodio, Barry y ella se han acercado un poco y han tenido unas escenas muy monas. De hecho, quizás es cosa mía, pero la dinámica entre Barry y Caitlin me recuerda a la de Ollie y Felicity: siendo Caitlin y Ollie serios, contenidos y un poquito intensos, mientras que Barry y Felicity son espontáneos, un poco desastrosos y adorables.
Ni que decir tiene que yo el Barry/Caitlin lo veo. Mucho. No tengo remedio en lo que a ships se refiere. Qué le voy a hacer.
Entre toda esta galería de personajes, todos ellos buenos y transparentes, tenemos una nota discordante: el doctor Wells. Básicamente es el que está llevando la trama de verdadero misterio, pues en cada episodio protagoniza la escena final del episodio y en todas ellas me dejan con la boca abierta: desde la sala secreta donde tiene un periódico datado del 2025, hasta el descubrir que planeó el accidente del acelerador de partículas y tenía controlado a Barry.
La verdad es que este hombre me tiene completamente despistada, no sé qué pensar de él. Por un lado, está protegiendo a Barry hasta el punto de que ha matado por él, pero, por otro, está fingiendo ser alguien indefenso y eso no puede significar nada bueno. No sé, se me ocurren todo tipo de paranoias sobre viajes en el tiempo. A ver con qué nos sorprenden.
Porque nos sorprenderán pronto. De momento, en estos tres episodios The Flash es más un procedimental que otra cosa, como en sus inicios lo fue Arrow, algo que es necesario para establecer los personajes y las relaciones entre ellos. Pero estoy segura de que acabará siendo más serializada y que se tomará en serio las tramas de todos sus protagonistas, como está haciendo Arrow tan magistralmente.
El futuro se antoja muy dulce para The Flash, no sólo por las audiencias tan altas que está obteniendo, sino porque las cosas que se saben de los próximos episodios pintan muy bien: la semana que viene Felicity se paseará por Central City (¡albricias!) y tendremos un crossover con Arrow, algo que estoy deseando ver.
Si no estáis viendo ya The Flash, ¡corred a verlo! ¡Ya!
No he podido evitar el chiste. Perdón.
PD: Para quien se lo pregunte, no voy a hacer crónicas de lo que queda de Vive cantando porque me llevan mucho tiempo y este año estoy bastante ocupada entre unas cosas y otras. Aunque no os preocupéis, que hablaré de ella cuando acabe ;)
¿Y a qué viene semejante disertación sobre spin-off? ¡Efectivamente, a que toca hablar sobre The Flash, el nuevo estreno de la cadena CW! Vale, vale, leído el título era de lo más evidente, lo sé.
Como seguramente sabréis, The Flash es un spin-off de Arrow. Y, la verdad, tanto la cadena como los responsables de ambas series han sabido jugar muy bien sus cartas.
Con tanto superhéroe de moda, los fabricantes de cuero deben de estar frotándose las manos.
En primer lugar, tienen muy claro que ambas series comparten universo y que eso es algo bueno, una ventaja, pues ambas series pueden nutrirse de la otra. Así, primero nos introdujeron a Barry en dos episodios de Arrow y, aunque no volvimos a verlo, no se olvidaron de él y nos estuvieron informando de su estado comatoso. También conocimos a Caitlin y Cisco, que nos hablaron de la existencia de Iris y su relación con Barry, además de la situación de los laboratorios Star.
Por eso, cuando se emitió el piloto de The Flash, ya existía esa sensación de familiaridad y el interés por Barry y su mundo. Tenían ya muchos puntos a su favor, pero, además, pusieron toda la carne en el asador y se lucieron con un piloto estupendo, que se desmarcó de Arrow, pese a esa simbiosis que existe entre las dos. Sin ir más lejos, Oliver Queen apareció en dicho episodio.
Barry Allen no es Oliver Queen y, por tanto, The Flash no es Arrow. Y eso está bien.
The Flash tiene su propia personalidad porque han adaptado el estilo a Barry. Si Oliver es un personaje torturado, contenido y con ese toque levemente oscuro, Barry es todo lo contrario: es sonriente, alegre, espontáneo... Adorable, vamos. En serio, ¿existe algún personaje televisivo más adorable que Barry? Yo es que es verlo y deseo llevármelo a mi casa y abrazarlo, en serio.
Menudo acierto de casting ha resultado ser Grant Gustin, es la monez hecha actor. Seriously. Ainss.
Por tanto, The Flash es muchísimo más luminosa, no solo esa fotografía diáfana y llena de colores, sino también en el tono, pues tiende hacia la comedia con los chascarrillos de Cisco, lo desastre que es Barry en su día a día y el contraste que existe entre el trío de científicos y Barry y Joe. Se agradece que sea más positiva, más ligera incluso, pues así no resulta repetitiva, no es como si ya la hubiéramos visto.
Sí, hay ciertos elementos comunes a Arrow, pero, para ser sinceros, aparecen en cualquier historia de superhéroes: el mentir a los seres queridos, las dificultades de llevar dos vidas paralelas, la chica interesada en el alter ego heroico y no en el chico, algún hecho traumático en su pasado...
En este caso, es el asesinato de la madre de Barry a manos de un borrón que podría ser otro supervelocista, algo que siempre ha impulsado a Barry a buscar lo imposible y que explica el cómo se ha tomado su nuevo estado. En tres episodios no hemos avanzado demasiado en esa trama, salvo por el hecho de que Joe (el padre adoptivo de Barry) ha aceptado de una vez que el señor Allen no mató a su esposa y está dispuesto a ayudar a Barry con la investigación.
De hecho, si hay una serie con la que tiene ciertas similitudes es Misfits, pues aquí también tenemos una tormenta especialita que ha provocado que la gente tenga superpoderes. De momento, el único que los está usando para el bien es Barry y, de paso, así detiene a los que los están usando mal. Así, de paso, se alejan también de Arrow, pues los malos a los que se enfrenta Ollie son más bien delincuentes más normales (mafias, traficantes, asesinos...) y no locos con superpoderes.
Sí, vale, uno se pregunta que cómo se las han apañado todos los tarados o malos de Central City para conseguir los poderes, pero tampoco le das mucha importancia porque la serie está molando mucho. Y se está trabajando mucho a los personajes, las relaciones entre ellos y las tramas más cotidianas.
Además, de momento no hay ningún personaje que me sobre o que odie. Es cierto que Iris es un poco bastante random y que no veo ningún tipo de química con Barry (o sea, les veo muy como hermanos, por lo que estoy deseando que Barry se desenamore), pero tampoco es que moleste y ver a Joe lidiando con que su hija y su compañero salgan juntos puede dar buenas escenas. Que, por cierto, me alegró bastante ver que han finiquitado ese secreto tan pronto y no lo hayan alargado.
El resto de personajes, como ya he dicho, me convencen del todo. La relación paterno-filial entre Joe y Barry está dando muy buenos momentos, además es un contrapunto al trío de científicos. La verdad es que Barry tiene desde el principio un buen equipo a sus espaldas entre los chicos de Star y Joe, que le respalda en la policía. Llevando tan poco tiempo trabajando juntos se nota la camaradería, lo que pueden llegar a ser en unos cuanto episodios, lo que está muy bien.
Los tres científicos, además, son personajes que tienen su propio bagaje y eso hace que sean más interesantes y algo más que el tópico que representan. Con lo sucedido al activar el acelerador de partículas, los tres tienen en sus espaldas ciertos problemas que, de hecho, en este tercer episodio, Things you can't outrun, se han empezado a tratar. Por ejemplo, vimos que Cisco es algo más que el inventor de juguetes chulos que siempre tiene una broma o una sonrisa a mano; también es alguien que carga con el peso de haber cerrado la puerta que impedía que Ronnie (el prometido de Caitlin) saliera con vida del acelerador, aunque éste se lo pidiera.
Y también vimos que Caitlin es algo más que la fría doctora que hemos visto hasta ahora, que es una chica herida que perdió al hombre que quería porque él se comportó como un héroe. Algo que no es consuelo para ella porque, al fin y al cabo, lo ha perdido, lo que explica sus reticencias a que Barry se comporte como otro. En este tercer episodio, Barry y ella se han acercado un poco y han tenido unas escenas muy monas. De hecho, quizás es cosa mía, pero la dinámica entre Barry y Caitlin me recuerda a la de Ollie y Felicity: siendo Caitlin y Ollie serios, contenidos y un poquito intensos, mientras que Barry y Felicity son espontáneos, un poco desastrosos y adorables.
Ni que decir tiene que yo el Barry/Caitlin lo veo. Mucho. No tengo remedio en lo que a ships se refiere. Qué le voy a hacer.
Entre toda esta galería de personajes, todos ellos buenos y transparentes, tenemos una nota discordante: el doctor Wells. Básicamente es el que está llevando la trama de verdadero misterio, pues en cada episodio protagoniza la escena final del episodio y en todas ellas me dejan con la boca abierta: desde la sala secreta donde tiene un periódico datado del 2025, hasta el descubrir que planeó el accidente del acelerador de partículas y tenía controlado a Barry.
La verdad es que este hombre me tiene completamente despistada, no sé qué pensar de él. Por un lado, está protegiendo a Barry hasta el punto de que ha matado por él, pero, por otro, está fingiendo ser alguien indefenso y eso no puede significar nada bueno. No sé, se me ocurren todo tipo de paranoias sobre viajes en el tiempo. A ver con qué nos sorprenden.
¿Quién mierda es este tío? ¡Arg, muy loca me tiene!
Porque nos sorprenderán pronto. De momento, en estos tres episodios The Flash es más un procedimental que otra cosa, como en sus inicios lo fue Arrow, algo que es necesario para establecer los personajes y las relaciones entre ellos. Pero estoy segura de que acabará siendo más serializada y que se tomará en serio las tramas de todos sus protagonistas, como está haciendo Arrow tan magistralmente.
El futuro se antoja muy dulce para The Flash, no sólo por las audiencias tan altas que está obteniendo, sino porque las cosas que se saben de los próximos episodios pintan muy bien: la semana que viene Felicity se paseará por Central City (¡albricias!) y tendremos un crossover con Arrow, algo que estoy deseando ver.
Si no estáis viendo ya The Flash, ¡corred a verlo! ¡Ya!
No he podido evitar el chiste. Perdón.
PD: Para quien se lo pregunte, no voy a hacer crónicas de lo que queda de Vive cantando porque me llevan mucho tiempo y este año estoy bastante ocupada entre unas cosas y otras. Aunque no os preocupéis, que hablaré de ella cuando acabe ;)
miércoles, 22 de octubre de 2014
La nieve os sienta tan bien
Aviso: Esta entrada va sobre los cuatro primeros episodios de la cuarta temporada de Once upon a time, así que encontraréis spoilers.
Llevamos cuatro episodios de la cuarta temporada de Once upon a time y se confirma que Edward Kitsis y Adam Horowitz, los creadores, le han cogido el tranquillo a su serie. Tras una segunda temporada que, sí, en líneas generales fue más floja, la tercera remontó y en esta cuarta han vuelto a optar por la misma estructura: un arco argumental distinto para cada mitad de la temporada.
Y ahora mismo estamos en pleno arco de Frozen y no puedo más que alabarles y decir lo sumamente fantabuloso que está siendo todo.
La verdad es que, en cuestión de adaptación, nunca se quedan a medias: o se lucen (véase, Ariel) o la cagan estrepitosamente (Rapunzel, sin ir más lejos). Pues con Frozen ha sido lo primero, ya que no han podido dar con mejores actores para interpretar a Elsa, Anna y Kristoff: no sólo se parecen, sino que resultan muy creíbles y encajan muy bien con el universo de la serie. Además, se nota que le tienen cariño a los personajes, pues los están adaptando perfectamente y es casi como si estuviéramos viendo una secuela de la película. Una secuela loca, donde hay un montón de cruces de personajes dispares, pero secuela al fin y al cabo.
De hecho, esos cruces están funcionando muy bien: Elsa integrándose en Storybrooke y, sobre todo, desarrollando esa amistad con Emma es una idea magnífica; las dos tienen elementos en común, las actrices tienen química y es imposible no adorar a la Elsa de Georgina Haig; mientras, en el pasado, tenemos a Anna viajando por el bosque encantado y, de momento, se ha topado con Charming en su etapa granjera (la escena en la que se conocen fue divertidísima) y, cómo no, con Rumpelstiltskin.
Al fin y al cabo, todos los caminos llevan a Rumpelstiltskin en esta serie, pero eso es otra cuestión.
Porque hay que comentar lo bien que están llevando la intriga. De verdad, por más que le doy vueltas, no sé por dónde van a salir. Tenemos a Elsa saliendo de una urna que se encontraba en el trastero de Rumpel y aterrizando en Storybrooke, donde busca a Anna, pero en el pasado Elsa se queda con Kristoff en Arendelle y acaban liberando a La reina de las nieves (una maravillosa Elizabeth Mitchell, por cierto), que también está en Storybrooke en el presente, pero Elsa no la recuerda... ni Emma.
Y por si todo no fuera una súper paranoia, ahora resulta que llega The apprentice y Rumpel acaba enviando a Anna a Arendelle. ¿Pero ahora cómo me como eso? ¿Cómo ha terminado Elsa en la urna? ¿Qué ha pasado con Anna y Kristoff? ¿Qué pinta La reina de las nieves en todo esto? Aparentemente, es la tía de Elsa y Anna, pero yo de esta mujer no me fío un pelo. Lo más de cajón es que sea la madre de Elsa, aunque yo más me inclino a pensar que Elsa tiene sus poderes como precio porque sus padres metieron a La reina de las nieves en la urna. Paranoias mías.
Pero, bueno, lo que me tiene muy loca es la conexión de La reina de las nieves con Emma y, sobre todo, la cara que puso la primera al ver a la salvadora. Parecía emocionada, no enfadada o amenazada. Y, a todo esto, Rumpel lo sabe todo, pero el tío se calla, como siempre. La verdad es que la conexión entre Emma y La reina de las nieves me ha sorprendido mucho y puede dar mucho de sí, porque el pasado de Emma es algo que apenas se ha tratado, a excepción de su época con Neil.
Eso sí, Once no está viviendo sólo de Frozen, sino que ha añadido otras dos tramas a largo plazo. Por un lado, Regina ha iniciado su propia operación con Henry y están buscando al escrito del libro de cuentos (yo siempre había dado por hecho que era Rumpel, por cierto; básicamente todo lo que ocurre en Storybrooke se lo achaco a él, aunque admitiréis que hay motivos para creerlo así) para que le escriba a Regina un final feliz tras todo el drama de Robin Hood.
Por cierto, aunque Regina no está saliendo mucho, me gusta lo que están haciendo con ella porque conserva su espíritu (ella nunca ha sido de las que entonan el mea culpa, sino que culpa al mundo de sus errores), pero al mismo tiempo ha evolucionado. La Regina del principio se habría cargado a Marian en cero coma, pero han pasado muchas cosas, Regina se ha humanizado mucho y hubiera sido un error colosal volverla a poner arrancando corazones a lo loco.
Esta trama no ha avanzado demasiado, por no decir nada, salvo torturarnos a los fans de la pareja de Robin y Regina. Ha quedado demostrado que lo suyo es amor verdadero, a ver, que alguien le explique a Robin lo que es el divorcio. Eso, o que dejen a Marian siendo el polo humano, que no creo que a nadie le importe.
Lo que sí ha traído esta trama es una unión que llevaban bastante episodios retrasando. En la segunda temporada descubrimos que Rumpel era el abuelo de Henry, pero no ha sido hasta ahora que han decidido explorar esa conexión. Cierto es que Henry ha ido a la tienda de su abuelo para sonsacarle información para Regina y, encima, usando un chantaje emocional propio de Rumpel. Yo no sé cómo va a acabar esto. Imagino que en drama. Seguro que se encariñan mutuamente (Rumpel estaba emocionado al aceptar que trabajara con él) y luego la verdad saldrá a la luz y se liará parda, que Rumpel no es de los que aceptan esas cosas con calma, precisamente.
De hecho, Rumpel es una jodida bomba de relojería. El día en el que estalle se va a cagar Storybrooke patas abajo y yo sufriré cual perra.
Porque Rumpel empezó la temporada con buenas intenciones, él casi siempre las tiene, pero al mismo tiempo siempre, absolutamente siempre, cae en la tentación. Aquí entra en juego la otra trama, que no sé si la unirán a la de Frozen, si tendrá algo que ver con el segundo arco o si es algo que ocupará la temporada entera como la del escritor del libro de cuentos.
En el primer episodio de la temporada, Rumpel y Belle se fueron a pasar la luna de miel de okupas en una casa súper lujosa vacía que encontraron (todo muy normal), donde Rumpel halló una cajita... ¡con el sombrero de Fantasía! En The apprentice nos han dado algunas pistas sobre el sombrero: todos los Seres Oscuros lo quieren, ninguno salvo Rumpel lo ha logrado (yo me pregunto, es por la lágrima de Anna o porque no ha terminado de caer en su oscuridad interior gracias a Belle) y, al parecer, si el sombrero consigue todos sus poderes, puede liberarle de la daga. Vamos, imagino que eso es lo que Rumpel quiere, pero cualquiera sabe.
La cuestión es que Rumpel, como siempre, tiene sus propios planes y lo hace a escondidas de todos, incluso de Belle. El único que se ha pispado ha sido Hook, pero con una torpeza poco dada en él, se ha pasado de listo con Rumpel y ahora éste lo tiene bien cogido por los huevos. El problema va a ser cuando todo salga a la luz: que engañó a Belle, lo de Hook, que Henry sólo se ha acercado para conseguir información... Dios, en serio, se va a liar pardísima.
Aunque, bueno, eso es lo que mola de Rumpel, que es como es y juega con los demás como si fueran piezas de ajedrez. En serio, masoquismo a tope en lo que respecta a este hombre, me mola que la líe y que me haga sufrir, xD.
Esta temporada, además, están logrando un equilibrio bastante agradable entre las tramas dramáticas y llenas de giro con otras mucho más simpáticas. De hecho, ¡milagro, los Charming están siendo divertidísimos! Bueno, Charming como héroe de acción funciona, pero tener a la pareja de intensos pro-bondad era muy cansino, así que me parece fantabuloso el que los hayan convertido en un dúo cómico: Charming tiene unas frases buenísimas y las tramas de Snow como alcaldesa están siendo muy divertidas, como el día que tiene que la vuelven loca porque se ha ido la luz.
Aunque lo mejor ha sido sus escenas en The apprentice. Este cuarto episodio ha sido más relajado que los anteriores, que estaban dedicados absolutamente a las tramas principales, pero no por eso ha sido peor. De hecho, yo he disfrutado como una enana con la cita de Emma y Hook y las reacciones de los Charming como si Emma tuviera 16 años y fuera a su primer baile de instituto. En serio, qué geniales.
Y me he reservado para el final lo sumamente guay que es ver a Will de nuevo. Es todo un acierto que lo hayan fichado en la serie principal porque Will mola y cada vez que suelta "bloody hell" le quiero aún más. De momento, verlo junto a padre e hija (qué injusticia que haya dos sheriffs) ha sido guay, aunque luego en The apprentice me rompió la patata en la escena de la celda porque, a juzgar por la mirada de cachorro apaleado, algo ha pasado en El país de las maravillas y no algo bueno. Yo creo que Anastasia ha muerto (soy una reina del drama, lo sé), lo que no me gustaría nada porque le acabé cogiendo mucho cariño a la Reina Roja.
Aprovecho para decir que, si no habéis visto Once upon a time in Wonderland, le deis una oportunidad, aunque sólo sea para ver a Will en acción. A ver, los efectos son cutres hasta decir basta, son lo peor, y el arranque no es especialmente inspirado, pero enseguida empieza a mejorar y tiene un final cerrado y muy chulo.
También aprovecho para comentar lo mucho que se están estirando en Once con los efectos, al menos con las criaturas mágicas: el gigante de hielo no estaba nada mal, pero es que el troll era una maravilla y la escoba de Fantasía otro tanto.
De hecho, los detalles que están teniendo han sido muy chulos: el baile de La bella y la bestia era cursi, sí, pero también para morirse de amor (y para que los que seamos fans del Rumbelle temblemos al pensar en cuando todo se vaya a la mierda), Elsa diciendo "the cold never bother me", el restaurante de la dama y el vagabundo donde van Emma y Hook a cenar, Rip Van Winkle pidiendo una canción para despertarse en la radio, el aprendiz convertido en ratón. Y el más traumático de todos: ¡la pastorcita de Toy Story convertida en la mala del segundo episodio! Yo lo flipo, en serio, ¡qué trauma!
La verdad es que está siendo una temporada muy chula y espero que siga así. De momento, parece que el próximo viene cargadito y sombrío y soy fan desde ya de La reina de las nieves diciendo que va a hacer un muñeco de nieve.
Llevamos cuatro episodios de la cuarta temporada de Once upon a time y se confirma que Edward Kitsis y Adam Horowitz, los creadores, le han cogido el tranquillo a su serie. Tras una segunda temporada que, sí, en líneas generales fue más floja, la tercera remontó y en esta cuarta han vuelto a optar por la misma estructura: un arco argumental distinto para cada mitad de la temporada.
Y ahora mismo estamos en pleno arco de Frozen y no puedo más que alabarles y decir lo sumamente fantabuloso que está siendo todo.
No, Olaf no sale en Once, pero quién mejor para celebrar lo guay que está siendo al temporada.
La verdad es que, en cuestión de adaptación, nunca se quedan a medias: o se lucen (véase, Ariel) o la cagan estrepitosamente (Rapunzel, sin ir más lejos). Pues con Frozen ha sido lo primero, ya que no han podido dar con mejores actores para interpretar a Elsa, Anna y Kristoff: no sólo se parecen, sino que resultan muy creíbles y encajan muy bien con el universo de la serie. Además, se nota que le tienen cariño a los personajes, pues los están adaptando perfectamente y es casi como si estuviéramos viendo una secuela de la película. Una secuela loca, donde hay un montón de cruces de personajes dispares, pero secuela al fin y al cabo.
De hecho, esos cruces están funcionando muy bien: Elsa integrándose en Storybrooke y, sobre todo, desarrollando esa amistad con Emma es una idea magnífica; las dos tienen elementos en común, las actrices tienen química y es imposible no adorar a la Elsa de Georgina Haig; mientras, en el pasado, tenemos a Anna viajando por el bosque encantado y, de momento, se ha topado con Charming en su etapa granjera (la escena en la que se conocen fue divertidísima) y, cómo no, con Rumpelstiltskin.
Al fin y al cabo, todos los caminos llevan a Rumpelstiltskin en esta serie, pero eso es otra cuestión.
Porque hay que comentar lo bien que están llevando la intriga. De verdad, por más que le doy vueltas, no sé por dónde van a salir. Tenemos a Elsa saliendo de una urna que se encontraba en el trastero de Rumpel y aterrizando en Storybrooke, donde busca a Anna, pero en el pasado Elsa se queda con Kristoff en Arendelle y acaban liberando a La reina de las nieves (una maravillosa Elizabeth Mitchell, por cierto), que también está en Storybrooke en el presente, pero Elsa no la recuerda... ni Emma.
Y por si todo no fuera una súper paranoia, ahora resulta que llega The apprentice y Rumpel acaba enviando a Anna a Arendelle. ¿Pero ahora cómo me como eso? ¿Cómo ha terminado Elsa en la urna? ¿Qué ha pasado con Anna y Kristoff? ¿Qué pinta La reina de las nieves en todo esto? Aparentemente, es la tía de Elsa y Anna, pero yo de esta mujer no me fío un pelo. Lo más de cajón es que sea la madre de Elsa, aunque yo más me inclino a pensar que Elsa tiene sus poderes como precio porque sus padres metieron a La reina de las nieves en la urna. Paranoias mías.
Pero, bueno, lo que me tiene muy loca es la conexión de La reina de las nieves con Emma y, sobre todo, la cara que puso la primera al ver a la salvadora. Parecía emocionada, no enfadada o amenazada. Y, a todo esto, Rumpel lo sabe todo, pero el tío se calla, como siempre. La verdad es que la conexión entre Emma y La reina de las nieves me ha sorprendido mucho y puede dar mucho de sí, porque el pasado de Emma es algo que apenas se ha tratado, a excepción de su época con Neil.
Eso sí, Once no está viviendo sólo de Frozen, sino que ha añadido otras dos tramas a largo plazo. Por un lado, Regina ha iniciado su propia operación con Henry y están buscando al escrito del libro de cuentos (yo siempre había dado por hecho que era Rumpel, por cierto; básicamente todo lo que ocurre en Storybrooke se lo achaco a él, aunque admitiréis que hay motivos para creerlo así) para que le escriba a Regina un final feliz tras todo el drama de Robin Hood.
Por cierto, aunque Regina no está saliendo mucho, me gusta lo que están haciendo con ella porque conserva su espíritu (ella nunca ha sido de las que entonan el mea culpa, sino que culpa al mundo de sus errores), pero al mismo tiempo ha evolucionado. La Regina del principio se habría cargado a Marian en cero coma, pero han pasado muchas cosas, Regina se ha humanizado mucho y hubiera sido un error colosal volverla a poner arrancando corazones a lo loco.
Esta trama no ha avanzado demasiado, por no decir nada, salvo torturarnos a los fans de la pareja de Robin y Regina. Ha quedado demostrado que lo suyo es amor verdadero, a ver, que alguien le explique a Robin lo que es el divorcio. Eso, o que dejen a Marian siendo el polo humano, que no creo que a nadie le importe.
Marian haciéndole la competencia a Iniesta para vender helados.
Lo que sí ha traído esta trama es una unión que llevaban bastante episodios retrasando. En la segunda temporada descubrimos que Rumpel era el abuelo de Henry, pero no ha sido hasta ahora que han decidido explorar esa conexión. Cierto es que Henry ha ido a la tienda de su abuelo para sonsacarle información para Regina y, encima, usando un chantaje emocional propio de Rumpel. Yo no sé cómo va a acabar esto. Imagino que en drama. Seguro que se encariñan mutuamente (Rumpel estaba emocionado al aceptar que trabajara con él) y luego la verdad saldrá a la luz y se liará parda, que Rumpel no es de los que aceptan esas cosas con calma, precisamente.
De hecho, Rumpel es una jodida bomba de relojería. El día en el que estalle se va a cagar Storybrooke patas abajo y yo sufriré cual perra.
Porque Rumpel empezó la temporada con buenas intenciones, él casi siempre las tiene, pero al mismo tiempo siempre, absolutamente siempre, cae en la tentación. Aquí entra en juego la otra trama, que no sé si la unirán a la de Frozen, si tendrá algo que ver con el segundo arco o si es algo que ocupará la temporada entera como la del escritor del libro de cuentos.
Yo pongo capturas monas para consolarme cuando todo se vaya al garete.
En el primer episodio de la temporada, Rumpel y Belle se fueron a pasar la luna de miel de okupas en una casa súper lujosa vacía que encontraron (todo muy normal), donde Rumpel halló una cajita... ¡con el sombrero de Fantasía! En The apprentice nos han dado algunas pistas sobre el sombrero: todos los Seres Oscuros lo quieren, ninguno salvo Rumpel lo ha logrado (yo me pregunto, es por la lágrima de Anna o porque no ha terminado de caer en su oscuridad interior gracias a Belle) y, al parecer, si el sombrero consigue todos sus poderes, puede liberarle de la daga. Vamos, imagino que eso es lo que Rumpel quiere, pero cualquiera sabe.
La cuestión es que Rumpel, como siempre, tiene sus propios planes y lo hace a escondidas de todos, incluso de Belle. El único que se ha pispado ha sido Hook, pero con una torpeza poco dada en él, se ha pasado de listo con Rumpel y ahora éste lo tiene bien cogido por los huevos. El problema va a ser cuando todo salga a la luz: que engañó a Belle, lo de Hook, que Henry sólo se ha acercado para conseguir información... Dios, en serio, se va a liar pardísima.
Aunque, bueno, eso es lo que mola de Rumpel, que es como es y juega con los demás como si fueran piezas de ajedrez. En serio, masoquismo a tope en lo que respecta a este hombre, me mola que la líe y que me haga sufrir, xD.
Esta temporada, además, están logrando un equilibrio bastante agradable entre las tramas dramáticas y llenas de giro con otras mucho más simpáticas. De hecho, ¡milagro, los Charming están siendo divertidísimos! Bueno, Charming como héroe de acción funciona, pero tener a la pareja de intensos pro-bondad era muy cansino, así que me parece fantabuloso el que los hayan convertido en un dúo cómico: Charming tiene unas frases buenísimas y las tramas de Snow como alcaldesa están siendo muy divertidas, como el día que tiene que la vuelven loca porque se ha ido la luz.
Aunque lo mejor ha sido sus escenas en The apprentice. Este cuarto episodio ha sido más relajado que los anteriores, que estaban dedicados absolutamente a las tramas principales, pero no por eso ha sido peor. De hecho, yo he disfrutado como una enana con la cita de Emma y Hook y las reacciones de los Charming como si Emma tuviera 16 años y fuera a su primer baile de instituto. En serio, qué geniales.
Y me he reservado para el final lo sumamente guay que es ver a Will de nuevo. Es todo un acierto que lo hayan fichado en la serie principal porque Will mola y cada vez que suelta "bloody hell" le quiero aún más. De momento, verlo junto a padre e hija (qué injusticia que haya dos sheriffs) ha sido guay, aunque luego en The apprentice me rompió la patata en la escena de la celda porque, a juzgar por la mirada de cachorro apaleado, algo ha pasado en El país de las maravillas y no algo bueno. Yo creo que Anastasia ha muerto (soy una reina del drama, lo sé), lo que no me gustaría nada porque le acabé cogiendo mucho cariño a la Reina Roja.
Aprovecho para decir que, si no habéis visto Once upon a time in Wonderland, le deis una oportunidad, aunque sólo sea para ver a Will en acción. A ver, los efectos son cutres hasta decir basta, son lo peor, y el arranque no es especialmente inspirado, pero enseguida empieza a mejorar y tiene un final cerrado y muy chulo.
También aprovecho para comentar lo mucho que se están estirando en Once con los efectos, al menos con las criaturas mágicas: el gigante de hielo no estaba nada mal, pero es que el troll era una maravilla y la escoba de Fantasía otro tanto.
De hecho, los detalles que están teniendo han sido muy chulos: el baile de La bella y la bestia era cursi, sí, pero también para morirse de amor (y para que los que seamos fans del Rumbelle temblemos al pensar en cuando todo se vaya a la mierda), Elsa diciendo "the cold never bother me", el restaurante de la dama y el vagabundo donde van Emma y Hook a cenar, Rip Van Winkle pidiendo una canción para despertarse en la radio, el aprendiz convertido en ratón. Y el más traumático de todos: ¡la pastorcita de Toy Story convertida en la mala del segundo episodio! Yo lo flipo, en serio, ¡qué trauma!
La verdad es que está siendo una temporada muy chula y espero que siga así. De momento, parece que el próximo viene cargadito y sombrío y soy fan desde ya de La reina de las nieves diciendo que va a hacer un muñeco de nieve.
lunes, 20 de octubre de 2014
Ciudad del fuego celestial
Tras meses y meses de espera por fin publicaron en España Ciudad del fuego celestial, la última parte de la saga principal de Cazadores de sombras, la sexta entrega de las aventuras de Jace, Clary y compañía. Y, claro, como os podéis imaginar, sí, hay spoilers.
Sebastian, el hermano de Clary, ha iniciado la guerra contra los nefilim con la única intención de arrasar el mundo. Por si no fuera prácticamente imparable, se está dedicando a convertir a los Cazadores de sombras en seres oscuros, que nada tienen que ver con las personas que fueron. La última batalla se aproxima y no es el único problema de nuestros protagonistas: Alec no logra superar la ruptura con Magnus, Simon debe quedarse en Nueva York mientras Isabelle y los demás se marchan a Idris y Jace sigue teniendo el fuego celestial corriendo por sus venas, lo que le convierte en un peligro para la gente de su alrededor.
Le tenía a este libro más miedo que un nublado. No ayudaba nada que la señora Cassandra Clare fuera anunciando un número de bajas un tanto elevada y que me deshidratara como lo hice con Princesa mecánica, el final de la trilogía de Los orígenes.
Sin embargo, oh, sorpresa, no es para cortarse las venas o dejárselas largas.
De hecho, me sorprendió bastante que no llorara ni una sola vez con Ciudad del fuego celestial, por mucho que me gustara. Porque, sí, me encantó. Me parece que es un gran final para una gran saga: emocionante, trepidante, divertido, bonito, oscuro... La novela es muchas cosas, pero todo encaja perfectamente, como en el resto de los libros de Cassandra Clare, aunque me sorprendió que fuera tan divertido.
Porque tiene momentazos, no sólo puntazos con esos diálogos que tienen los personajes (en especial Jace y Simon), sino que tiene escenas divertidísimas como ese juego de rol entre Simon e Izzy que Alec interrumpe.
Y es que, por suerte, Ciudad del fuego celestial, pese a que conserva un halo oscuro y de riesgo, como si cualquier cosa pudiera pasar, como si cualquiera pudiera morir, acaba teniendo un final feliz. Hasta que llegan a él pasa de todo, pues no dejan de suceder cosas, pero los personajes tienen un final feliz, lo que es de agradecer pues tras seis libros, se les coge un cariño inmenso a todos ellos.
De Clary y Jace poco hay que contar, nada nuevo en realidad, aunque no por ello resultaron cansinos. Sí, es cierto que hasta casi el final, no logran estar juntos, juntos, pero durante esta nueva trilogía siempre han estado unidos y eso mola. Además, la forma en la que solucionan el entuerto está muy bien pensada y me hizo aplaudir a Clary. Por cierto, otro minipunto para Cassandra Clare al hacer que sea Clary quien salve el mundo.
Por otra parte, tenemos a Alec y Magnus que, tras todo lo que ocurrió en el anterior, estaban separados y más distanciados que nunca. Me daba miedo, pero miedo, que o bien no se solucionara eso o bien alguno muriera, pero no ha sucedido nada de eso, sino que se han arreglado definitivamente. Me ha gustado mucho cómo ha tratado Cassandra Clare a los dos, sobre todo porque, al final, aunque en un principio pudiera parecer que el problema era de Alec, al final era algo compartido. Precioso el detalle de Magnus escribiendo sus crónicas para Alec :3
La tercera pareja, la formada por Isabelle y Simon, ha sido la que más me ha traído por la calle de la amargura. En realidad, durante toda la novela, han sido de los que más me han hecho reír: el juego de rol, Simon borracho, las pilladas de Alec... Pero, al final, las cosas se complican, aunque, en realidad, lo que hacen es solucionarse: no sólo Simon vuelve a ser humano, sino que será un Cazador de sombras, por lo que la situación es perfecta. Pero, jolín, qué manera de hacerme sufrir con la amnesia de Simon, que me encanta tanto él como él con Izzy.
Por lo demás, me ha gustado mucho todos los personajes: Maia siendo líder, lo que sucede con los vampiros, el cómo Jem vuelve a ser Jem y la aparición de Tessa al final... Ha estado muy a la altura el final, vamos, que ha sido perfecto y no tengo quejas. De hecho, la única que se me ocurre es que las muertes de personajes anunciadas no han sido para tanto, así que todo es perfecto y estoy más feliz que una perdiz.
Eso sí, el final tan sólo es el comienzo, pues en Ciudad del fuego celestial aparecen los personajes que protagonizarán la siguiente trilogía, Los artificios oscuros. No sólo conocemos a Emma y a Julian, sino que establecen el que será el mayor problema que tendrán: cómo se convierten en parabatai para no separarse, aunque Emma empieza a enamorarse de Julian, algo que está prohibido. ¡Y tenemos el drama servido!
Pero, bueno, Emma me ha gustado muchísimo. Ha sido la que más protagonismo ha tenido, siendo la única que ha disfrutado de su propio punto de vista, algo también necesario pues, imagino, el asesinato de sus padres (que no parece ser otro crimen de Sebastian y los suyos) será un tema importante en Los artificios oscuros. También nos han presentado a los Blackthorn, esa curiosa colección de hermanos que apuntan maneras y que cargan, para variar, con su propio drama: el padre convertido en un Oscuro, Helen desterrada (la Clave es de lo peor) y Mark atrapado en la Cacería salvaje. De hecho, a juzgar por el breve avance que hay al final de Ciudad del fuego celestial, la situación de Mark será importante también en la primera entrega de la saga, Dama de medianoche.
La verdad es que le tengo muchas ganas a la próxima novela: Emma es un buen personaje, Julian apunta maneras y, encima, espero que volvamos a ver a Jem, ya que es la única familia que le queda a Emma.
Pues, nada, una vez más, sólo queda esperar.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Hyde de David Lozano.
Sebastian, el hermano de Clary, ha iniciado la guerra contra los nefilim con la única intención de arrasar el mundo. Por si no fuera prácticamente imparable, se está dedicando a convertir a los Cazadores de sombras en seres oscuros, que nada tienen que ver con las personas que fueron. La última batalla se aproxima y no es el único problema de nuestros protagonistas: Alec no logra superar la ruptura con Magnus, Simon debe quedarse en Nueva York mientras Isabelle y los demás se marchan a Idris y Jace sigue teniendo el fuego celestial corriendo por sus venas, lo que le convierte en un peligro para la gente de su alrededor.
Le tenía a este libro más miedo que un nublado. No ayudaba nada que la señora Cassandra Clare fuera anunciando un número de bajas un tanto elevada y que me deshidratara como lo hice con Princesa mecánica, el final de la trilogía de Los orígenes.
Sin embargo, oh, sorpresa, no es para cortarse las venas o dejárselas largas.
De hecho, me sorprendió bastante que no llorara ni una sola vez con Ciudad del fuego celestial, por mucho que me gustara. Porque, sí, me encantó. Me parece que es un gran final para una gran saga: emocionante, trepidante, divertido, bonito, oscuro... La novela es muchas cosas, pero todo encaja perfectamente, como en el resto de los libros de Cassandra Clare, aunque me sorprendió que fuera tan divertido.
Porque tiene momentazos, no sólo puntazos con esos diálogos que tienen los personajes (en especial Jace y Simon), sino que tiene escenas divertidísimas como ese juego de rol entre Simon e Izzy que Alec interrumpe.
Y es que, por suerte, Ciudad del fuego celestial, pese a que conserva un halo oscuro y de riesgo, como si cualquier cosa pudiera pasar, como si cualquiera pudiera morir, acaba teniendo un final feliz. Hasta que llegan a él pasa de todo, pues no dejan de suceder cosas, pero los personajes tienen un final feliz, lo que es de agradecer pues tras seis libros, se les coge un cariño inmenso a todos ellos.
De Clary y Jace poco hay que contar, nada nuevo en realidad, aunque no por ello resultaron cansinos. Sí, es cierto que hasta casi el final, no logran estar juntos, juntos, pero durante esta nueva trilogía siempre han estado unidos y eso mola. Además, la forma en la que solucionan el entuerto está muy bien pensada y me hizo aplaudir a Clary. Por cierto, otro minipunto para Cassandra Clare al hacer que sea Clary quien salve el mundo.
Por otra parte, tenemos a Alec y Magnus que, tras todo lo que ocurrió en el anterior, estaban separados y más distanciados que nunca. Me daba miedo, pero miedo, que o bien no se solucionara eso o bien alguno muriera, pero no ha sucedido nada de eso, sino que se han arreglado definitivamente. Me ha gustado mucho cómo ha tratado Cassandra Clare a los dos, sobre todo porque, al final, aunque en un principio pudiera parecer que el problema era de Alec, al final era algo compartido. Precioso el detalle de Magnus escribiendo sus crónicas para Alec :3
La tercera pareja, la formada por Isabelle y Simon, ha sido la que más me ha traído por la calle de la amargura. En realidad, durante toda la novela, han sido de los que más me han hecho reír: el juego de rol, Simon borracho, las pilladas de Alec... Pero, al final, las cosas se complican, aunque, en realidad, lo que hacen es solucionarse: no sólo Simon vuelve a ser humano, sino que será un Cazador de sombras, por lo que la situación es perfecta. Pero, jolín, qué manera de hacerme sufrir con la amnesia de Simon, que me encanta tanto él como él con Izzy.
Por lo demás, me ha gustado mucho todos los personajes: Maia siendo líder, lo que sucede con los vampiros, el cómo Jem vuelve a ser Jem y la aparición de Tessa al final... Ha estado muy a la altura el final, vamos, que ha sido perfecto y no tengo quejas. De hecho, la única que se me ocurre es que las muertes de personajes anunciadas no han sido para tanto, así que todo es perfecto y estoy más feliz que una perdiz.
Eso sí, el final tan sólo es el comienzo, pues en Ciudad del fuego celestial aparecen los personajes que protagonizarán la siguiente trilogía, Los artificios oscuros. No sólo conocemos a Emma y a Julian, sino que establecen el que será el mayor problema que tendrán: cómo se convierten en parabatai para no separarse, aunque Emma empieza a enamorarse de Julian, algo que está prohibido. ¡Y tenemos el drama servido!
Pero, bueno, Emma me ha gustado muchísimo. Ha sido la que más protagonismo ha tenido, siendo la única que ha disfrutado de su propio punto de vista, algo también necesario pues, imagino, el asesinato de sus padres (que no parece ser otro crimen de Sebastian y los suyos) será un tema importante en Los artificios oscuros. También nos han presentado a los Blackthorn, esa curiosa colección de hermanos que apuntan maneras y que cargan, para variar, con su propio drama: el padre convertido en un Oscuro, Helen desterrada (la Clave es de lo peor) y Mark atrapado en la Cacería salvaje. De hecho, a juzgar por el breve avance que hay al final de Ciudad del fuego celestial, la situación de Mark será importante también en la primera entrega de la saga, Dama de medianoche.
La verdad es que le tengo muchas ganas a la próxima novela: Emma es un buen personaje, Julian apunta maneras y, encima, espero que volvamos a ver a Jem, ya que es la única familia que le queda a Emma.
Pues, nada, una vez más, sólo queda esperar.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Hyde de David Lozano.
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domingo, 19 de octubre de 2014
Maromo de la semana 180
He estado viendo Lost girl (o La reina de las sombras en español) durante las últimas semanas porque mi padre se bajó las cuatro temporadas disponibles. Y, aprovechando que ayer terminamos con la cuarta temporada y que hoy es domingo, voy a poner a uno de sus chicos, que son remonísimos, como Maromo de la semana.
K. C. es su nombre artístico y proviene de su mote y, aunque he estado buscando, no he encontrado su fecha de nacimiento, aunque sí sé que nació en Toronto, Ontario. Sólo sé que a los seis años pasó a estar al cuidado de su abuela y que a los 9 años empezó a practicar hockey y estuvo jugando en serio durante mucho tiempo, aunque al final se decantó por ser actor.
Su carrera comenzó en 1997 y durante los primeros años hizo breves apariciones tanto en series como en tv-movies como Rumbo al sur, Exhibit A: Secrets of forensic science, Love song, Juego de confidencias, Reglas del juego... En el 2003, además de obtener un papel más importante en la serie canadiense Platinum (que duró una temporada), apareció en las películas Wanted (no la de James McAvoy, sino una protagonizada por Gerard Depardieu) y El monje.
Después siguió consiguiendo papeles episódicos como Sue Thomas: El ojo del FBI, Soul food, Playmakers, Missing, Blue murder, Fiscal chase... Y también tv-movies como Naughty or nice, Blind injustice, etc. En el 2009 protagonizó la miniserie ZOS: Zone of separation y un par de episodios en las series Flashpoint, Guns, Crash and burn y Rookie blue.
Fue en el 2010 cuando fichó por Lost girl, una serie de temática fantástica del canal Showcase, que cuenta la historia de Bo, una chica que descubre que es súcubo y que, cuando intentan hacerla elegir entre la corte de las luces o de las sombras, pasa de todos y se dedica a ser detective privado del mundo fae. K. C. interpreta a Hale, uno de los policías de la serie y que es un sirénido, además de un amor. Es que, entre que K. C. es la monez y que el personaje es adorable y muy sonriente, pues se le coge cariño enseguida.
Desde el 2011, K.C. ha estado combinando su trabajo en Lost girl con el que realiza en la serie Saving hope, que es un drama médico con toques sobrenaturales protagonizado por Erica Durance (o la Lois Lane de Smallville) y, ojo al dato, Daniel Gillies. OMG. Tengo que apuntármela, visto lo mismo, menuda combinación.
Y, por si fuera poco, también ha estado participando en varias películas como A family way, OutsideIN, Alive y la nueva versión de Robocop. Vamos, que el muchacho trabaja mogollón, lo que es guay porque, así, podremos verle a menudo por la tele.
Por cierto, Lost girl mola mogollón. Tengo que hablaros un día de ella.
K. C. Collins
K. C. es su nombre artístico y proviene de su mote y, aunque he estado buscando, no he encontrado su fecha de nacimiento, aunque sí sé que nació en Toronto, Ontario. Sólo sé que a los seis años pasó a estar al cuidado de su abuela y que a los 9 años empezó a practicar hockey y estuvo jugando en serio durante mucho tiempo, aunque al final se decantó por ser actor.
Su carrera comenzó en 1997 y durante los primeros años hizo breves apariciones tanto en series como en tv-movies como Rumbo al sur, Exhibit A: Secrets of forensic science, Love song, Juego de confidencias, Reglas del juego... En el 2003, además de obtener un papel más importante en la serie canadiense Platinum (que duró una temporada), apareció en las películas Wanted (no la de James McAvoy, sino una protagonizada por Gerard Depardieu) y El monje.
Después siguió consiguiendo papeles episódicos como Sue Thomas: El ojo del FBI, Soul food, Playmakers, Missing, Blue murder, Fiscal chase... Y también tv-movies como Naughty or nice, Blind injustice, etc. En el 2009 protagonizó la miniserie ZOS: Zone of separation y un par de episodios en las series Flashpoint, Guns, Crash and burn y Rookie blue.
Fue en el 2010 cuando fichó por Lost girl, una serie de temática fantástica del canal Showcase, que cuenta la historia de Bo, una chica que descubre que es súcubo y que, cuando intentan hacerla elegir entre la corte de las luces o de las sombras, pasa de todos y se dedica a ser detective privado del mundo fae. K. C. interpreta a Hale, uno de los policías de la serie y que es un sirénido, además de un amor. Es que, entre que K. C. es la monez y que el personaje es adorable y muy sonriente, pues se le coge cariño enseguida.
Desde el 2011, K.C. ha estado combinando su trabajo en Lost girl con el que realiza en la serie Saving hope, que es un drama médico con toques sobrenaturales protagonizado por Erica Durance (o la Lois Lane de Smallville) y, ojo al dato, Daniel Gillies. OMG. Tengo que apuntármela, visto lo mismo, menuda combinación.
Y, por si fuera poco, también ha estado participando en varias películas como A family way, OutsideIN, Alive y la nueva versión de Robocop. Vamos, que el muchacho trabaja mogollón, lo que es guay porque, así, podremos verle a menudo por la tele.
Por cierto, Lost girl mola mogollón. Tengo que hablaros un día de ella.
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Maromo de la semana
jueves, 16 de octubre de 2014
50 cosas sobre mí
No pensaba actualizar hoy, pero ayer Xymeeforyou me nominó en tuiter a un reto que es 50 random tweets sobre mí y me parecía una barbaridad tuitear 50 tuits seguidos, así que he decidido improvisar una entrada. Además, así, puedo poner gif, lo que es fiesta ;P
1. Me cuesta empezar las cosas: las entradas, mis novelas, los trabajos de clase... Esta entrada, por ejemplo, ya veis que original es el punto number one ;P
2. Hay dos cosas que, pase lo que pase, hago todos los días: escribir y leer. Bueno, vale, raro es el día que no cae un episodio de alguna serie. Y comer... y respirar... ¡¿Pero en qué jardín me he metido yo sola?
Esto en tuiter no podría hacerlo, por el límite de caracteres y eso, lo que me recuerda:
3. Tengo un problema con la brevedad. Me enrollo como las persianas. Ya sea escrito o hablado. Si me conocierais en persona, descubriríais que no callo ni debajo del agua.
4. No filtro lo que digo. Debería hacerlo, lo sé, pero no lo hago y acabo soltando la primera gilipollez que se me pasa por la cabeza.
5. Me ha costado una barbaridad no poner "por el culo te la hinco"... Uh... o.o Eh... Next!
6. No soporto oír mi voz. Tampoco ayuda que en más de una y dos y tres ocasiones me hayan dicho que ni me pega, ni es bonita, ni nada. Vamos, no me veo trabajando en la radio en el futuro.
7. Me paso el día cantando. Lo hago como el culo, pero no me importa. En la ducha, en el pasillo de mi casa (mis vecinos deben de pensarse que estoy chalada), mientras cocino o hago cualquier cosa... Vivo en un musical. Un musical un tanto soso, donde no me hacen los coros, ni surgen bailarines buenorros de la nada, pero musical.
8. Cuando era niña tenía el sueño cambiado, luego pasé a tener un insomnio de caballo y ahora me cunden más las noches que el día.
9. Me he hecho dos esguinces en el mismo tobillo.
10. Personaje que adoro, personaje que o bien muere o bien se vuelve loco o bien es el malo de la película. Siempre me ocurre, ¿vale? Siempre.
11. Me gustan mucho los idiomas. Tras haber terminado con todos los cursos que hay de inglés, ahora estoy con tercero de francés y planeo estudiar más.
12. Nunca he perdido una apuesta. Nunca, en toda mi vida. Ahora nadie quiere apostarse nada conmigo. Tsk.
13. Siempre he querido tener súperpoderes. Magia, rayos gamma, que me pique una araña radioactiva... Me da igual. Bueno, no, lo de la araña no lo quiero, ni de coña porque:
14. Me dan pánico las arañas. Pánico.
15. Odio las preguntas de "¿cuál es tu no sé qué favorito?". Me gustan demasiadas cosas como para quedarse sólo con una. Dios, menos mal que no soy la protagonista de una novela juvenil o iba a marear la perdiz con los chicos una barbaridad, xD.
16. Tengo muy mala leche.
17. Intento ser amable porque creo que no puedes pedir lo que no das. Vamos, que trato a la gente como me gustaría que me trataran así.
18. Siempre he creído que sería una detective cojonuda.
19. Me encantan las series, películas y novelas de misterio. Y en caso de adivinar el asesino y tal, me reafirmo en el punto 18.
20. Tengo la letra muy pequeña, pero bastante legible.
21. Una vez, un amigo mío vomitó puré de patatas delante de mí y desde entonces soy incapaz de comer puré. Me pongo malísima sólo con llevármelo a la boca.
22. La carcasa de mi teléfono es una Tardis, el fondo un wallpaper de Zelgadis y el tono de llamada 'Let's go to the mall' de Robin Sparkles. Frikismo al poder.
23. En mi casa, en general, parecemos vivir en una sitcom: estamos todo el día diciendo chorradas, metiéndonos zascas entre nosotros y demás.
24. Tengo la sospecha de que de vieja acabaré con el síndrome de Diógenes porque me encanta coleccionar cosas. Sin contar merchandising friki, colecciono entradas de cine, pintauñas, pañuelos, diademas, libros y DVDs.
25. Sólo he terminado un álbum de cromos en mi vida. El de Pokemon.
26. Tengo alergia a la conejita que tenemos en casa (lo que me ha costado escribirlo sin que sonara fatal, xD) en particular y a los caballos en general.
27. Cuando la alergóloga me dijo que tenía alergia a los caballos y que esperaba que eso no supusiera ningún problema, no pude evitar soltarle con tono pijo a mi madre: Qué disgusto, María Teresa, qué disgusto, ¿qué vamos a hacer con los briosos corceles del establo? Evidentemente, la pobre doctora alucinó. ¿Lo veis? No filtro, es que no filtro.
28. Detesto a la gente que dice "yo no digo nada, pero...". Si no vas a decir nada, pues no lo digas, contra.
29. Soy increíblemente vaga y me cuesta muchísimo hacer algo que no me apasione.
30. No me suelo enfadar muy a menudo, pero cuando lo hago... mejor que estéis lejos. Muy lejos. Eso sí, tan pronto como llega, se va. Si algo bueno tengo (o malo, según se mire) es que no soy rencorosa.
31. Por regla general, no me gusta prestar cosas. No por el hecho de que no me guste compartir, sino porque tengo un alto concepto de mis cosas y las cuido y la gente, por lo general, no lo hace. Una vez le presté a una amiga unos DVDs y me los devolvió tan llenos de grasa que no los leía el reproductor. Eso, por poner un solo ejemplo.
32. Soy bastante terca y también soberbia. Intento corregirlo, pero es difícil.
33. Me encanta la fruta, sobre todo las fresas y las manzanas.
34. Debo de ser una persona muy poco interesante, que me está costando hacer esto una barbaridad. Apuf, y sólo voy por el 34.
35. Si alguna vez consigo que me publiquen un libro, voy a tener que vivir en el anonimato porque, cuando escribo, soy una zorra sin compasión y las lío parda.
36. Mi color favorito es el azul. Sí, ya empiezo a estar desesperada.
37. Mi madre iba a llamarme Nerea, pero mi padre se negó categóricamente porque significaba "sirena", así que pasé a ser Sandra, pero en el registro no dejaron que fuera Sandra a secas, sino Alejandra y mi madre se negó. Al final, se decidieron por Andrea.
38. Soy bastante manitas. Se me da bien coser, bordar, hacer punto, peinar... Cualquier cosa, menos pegar (con pegamento, no hostias como panes), entonces la lío pardísima. Y si tengo que usar purpurina, a la semana sigo encontrando purpurina al ducharme
39. Detesto el fútbol. Lo odio un montón, sobre todo porque me revienta que, aunque no te guste, la gente te haga partícipe de él: si lo echan en la tele, o te lo tragas o te vas; la gente te habla de fútbol, aunque no te interese lo más mínimo; y quizás es sólo en mi casa, pero cuando mi padre, hermana o cuñado lo ven, le gritan a la tele como posesos. Joder, cuando yo veo una serie, además de no obligar a nadie a verla, no me pongo a gritar como una loca cosas como: ¡pero bésala, beeeeeesala, imbécil! ¡Oh, muérete! Y demás.
40. Vivo en un caos organizado, lo que quiere decir, que puede parecer un desastre, pero yo sé dónde está cada cosa.
41. Soy bastante positiva y alegre. De hecho, creo firmemente que si no nos animamos nosotros mismos, nadie lo hará, por mucho que lo intenten.
42. Soy muy pava. Me río mucho en general.
43. Siempre he deseado tener una alfombra voladora o la cama voladora de La bruja novata. Jolín, lo que iba a viajar yo (y lo cómoda) en la cama voladora.
44. Siendo muy, muy pequeña me pusieron Pesadilla antes de Navidad y me acojoné tanto que aún hoy no he consentido en volver a verla.
45. Todavía conservo el primer peluche que me regalaron siendo bebé. Era un perro azul al cual, haciendo gala de una imaginación sin igual, llamé Perrito azul.
46. Odio que me digan lo que tengo o no tengo que hacer. De hecho, como soy así de torcida, aunque me encanta leer, se me atragantaban las lecturas obligatorias. Además, siempre mandan coñazos, lo que no ayuda nada.
47. Cuando voy por la calle, por lo general no veo a nadie.
48. Una vez me caí en unas escaleras mecánicas en un Corte Inglés. La hostia fue buena. Desde entonces, las escaleras mecánicas me dan respeto... por no decir miedito.
49. Hablo muy rápido. Cuando me toca hacer una presentación, todavía más. Incluso podría decirse que desafía a la lógica humana.
50. Planeo casarme con Tom Hiddleston. Él no lo sabe todavía, pero mi plan es firme e incluye cupcakes y libros de Shakespeare, xDD.
Ahora debería nominar a alguien, pero no lo voy a hacer. Como siempre, vamos. Si alguien quiere hacer el reto, que lo haga y lo comente abajo para que lo pueda cotillear ;P De hecho, ¿qué cincuenta cosas diríais sobre vosotros? O menos, que cincuenta son un porrón y es difícil de narices.
1. Me cuesta empezar las cosas: las entradas, mis novelas, los trabajos de clase... Esta entrada, por ejemplo, ya veis que original es el punto number one ;P
2. Hay dos cosas que, pase lo que pase, hago todos los días: escribir y leer. Bueno, vale, raro es el día que no cae un episodio de alguna serie. Y comer... y respirar... ¡¿Pero en qué jardín me he metido yo sola?
Esto en tuiter no podría hacerlo, por el límite de caracteres y eso, lo que me recuerda:
3. Tengo un problema con la brevedad. Me enrollo como las persianas. Ya sea escrito o hablado. Si me conocierais en persona, descubriríais que no callo ni debajo del agua.
4. No filtro lo que digo. Debería hacerlo, lo sé, pero no lo hago y acabo soltando la primera gilipollez que se me pasa por la cabeza.
5. Me ha costado una barbaridad no poner "por el culo te la hinco"... Uh... o.o Eh... Next!
6. No soporto oír mi voz. Tampoco ayuda que en más de una y dos y tres ocasiones me hayan dicho que ni me pega, ni es bonita, ni nada. Vamos, no me veo trabajando en la radio en el futuro.
7. Me paso el día cantando. Lo hago como el culo, pero no me importa. En la ducha, en el pasillo de mi casa (mis vecinos deben de pensarse que estoy chalada), mientras cocino o hago cualquier cosa... Vivo en un musical. Un musical un tanto soso, donde no me hacen los coros, ni surgen bailarines buenorros de la nada, pero musical.
Yo así sería feliz.
8. Cuando era niña tenía el sueño cambiado, luego pasé a tener un insomnio de caballo y ahora me cunden más las noches que el día.
9. Me he hecho dos esguinces en el mismo tobillo.
10. Personaje que adoro, personaje que o bien muere o bien se vuelve loco o bien es el malo de la película. Siempre me ocurre, ¿vale? Siempre.
11. Me gustan mucho los idiomas. Tras haber terminado con todos los cursos que hay de inglés, ahora estoy con tercero de francés y planeo estudiar más.
12. Nunca he perdido una apuesta. Nunca, en toda mi vida. Ahora nadie quiere apostarse nada conmigo. Tsk.
13. Siempre he querido tener súperpoderes. Magia, rayos gamma, que me pique una araña radioactiva... Me da igual. Bueno, no, lo de la araña no lo quiero, ni de coña porque:
14. Me dan pánico las arañas. Pánico.
15. Odio las preguntas de "¿cuál es tu no sé qué favorito?". Me gustan demasiadas cosas como para quedarse sólo con una. Dios, menos mal que no soy la protagonista de una novela juvenil o iba a marear la perdiz con los chicos una barbaridad, xD.
16. Tengo muy mala leche.
17. Intento ser amable porque creo que no puedes pedir lo que no das. Vamos, que trato a la gente como me gustaría que me trataran así.
18. Siempre he creído que sería una detective cojonuda.
19. Me encantan las series, películas y novelas de misterio. Y en caso de adivinar el asesino y tal, me reafirmo en el punto 18.
20. Tengo la letra muy pequeña, pero bastante legible.
21. Una vez, un amigo mío vomitó puré de patatas delante de mí y desde entonces soy incapaz de comer puré. Me pongo malísima sólo con llevármelo a la boca.
22. La carcasa de mi teléfono es una Tardis, el fondo un wallpaper de Zelgadis y el tono de llamada 'Let's go to the mall' de Robin Sparkles. Frikismo al poder.
Crowley approbes.
23. En mi casa, en general, parecemos vivir en una sitcom: estamos todo el día diciendo chorradas, metiéndonos zascas entre nosotros y demás.
24. Tengo la sospecha de que de vieja acabaré con el síndrome de Diógenes porque me encanta coleccionar cosas. Sin contar merchandising friki, colecciono entradas de cine, pintauñas, pañuelos, diademas, libros y DVDs.
25. Sólo he terminado un álbum de cromos en mi vida. El de Pokemon.
26. Tengo alergia a la conejita que tenemos en casa (lo que me ha costado escribirlo sin que sonara fatal, xD) en particular y a los caballos en general.
27. Cuando la alergóloga me dijo que tenía alergia a los caballos y que esperaba que eso no supusiera ningún problema, no pude evitar soltarle con tono pijo a mi madre: Qué disgusto, María Teresa, qué disgusto, ¿qué vamos a hacer con los briosos corceles del establo? Evidentemente, la pobre doctora alucinó. ¿Lo veis? No filtro, es que no filtro.
28. Detesto a la gente que dice "yo no digo nada, pero...". Si no vas a decir nada, pues no lo digas, contra.
29. Soy increíblemente vaga y me cuesta muchísimo hacer algo que no me apasione.
30. No me suelo enfadar muy a menudo, pero cuando lo hago... mejor que estéis lejos. Muy lejos. Eso sí, tan pronto como llega, se va. Si algo bueno tengo (o malo, según se mire) es que no soy rencorosa.
31. Por regla general, no me gusta prestar cosas. No por el hecho de que no me guste compartir, sino porque tengo un alto concepto de mis cosas y las cuido y la gente, por lo general, no lo hace. Una vez le presté a una amiga unos DVDs y me los devolvió tan llenos de grasa que no los leía el reproductor. Eso, por poner un solo ejemplo.
32. Soy bastante terca y también soberbia. Intento corregirlo, pero es difícil.
33. Me encanta la fruta, sobre todo las fresas y las manzanas.
34. Debo de ser una persona muy poco interesante, que me está costando hacer esto una barbaridad. Apuf, y sólo voy por el 34.
35. Si alguna vez consigo que me publiquen un libro, voy a tener que vivir en el anonimato porque, cuando escribo, soy una zorra sin compasión y las lío parda.
36. Mi color favorito es el azul. Sí, ya empiezo a estar desesperada.
37. Mi madre iba a llamarme Nerea, pero mi padre se negó categóricamente porque significaba "sirena", así que pasé a ser Sandra, pero en el registro no dejaron que fuera Sandra a secas, sino Alejandra y mi madre se negó. Al final, se decidieron por Andrea.
38. Soy bastante manitas. Se me da bien coser, bordar, hacer punto, peinar... Cualquier cosa, menos pegar (con pegamento, no hostias como panes), entonces la lío pardísima. Y si tengo que usar purpurina, a la semana sigo encontrando purpurina al ducharme
39. Detesto el fútbol. Lo odio un montón, sobre todo porque me revienta que, aunque no te guste, la gente te haga partícipe de él: si lo echan en la tele, o te lo tragas o te vas; la gente te habla de fútbol, aunque no te interese lo más mínimo; y quizás es sólo en mi casa, pero cuando mi padre, hermana o cuñado lo ven, le gritan a la tele como posesos. Joder, cuando yo veo una serie, además de no obligar a nadie a verla, no me pongo a gritar como una loca cosas como: ¡pero bésala, beeeeeesala, imbécil! ¡Oh, muérete! Y demás.
40. Vivo en un caos organizado, lo que quiere decir, que puede parecer un desastre, pero yo sé dónde está cada cosa.
41. Soy bastante positiva y alegre. De hecho, creo firmemente que si no nos animamos nosotros mismos, nadie lo hará, por mucho que lo intenten.
42. Soy muy pava. Me río mucho en general.
43. Siempre he deseado tener una alfombra voladora o la cama voladora de La bruja novata. Jolín, lo que iba a viajar yo (y lo cómoda) en la cama voladora.
44. Siendo muy, muy pequeña me pusieron Pesadilla antes de Navidad y me acojoné tanto que aún hoy no he consentido en volver a verla.
45. Todavía conservo el primer peluche que me regalaron siendo bebé. Era un perro azul al cual, haciendo gala de una imaginación sin igual, llamé Perrito azul.
46. Odio que me digan lo que tengo o no tengo que hacer. De hecho, como soy así de torcida, aunque me encanta leer, se me atragantaban las lecturas obligatorias. Además, siempre mandan coñazos, lo que no ayuda nada.
47. Cuando voy por la calle, por lo general no veo a nadie.
48. Una vez me caí en unas escaleras mecánicas en un Corte Inglés. La hostia fue buena. Desde entonces, las escaleras mecánicas me dan respeto... por no decir miedito.
49. Hablo muy rápido. Cuando me toca hacer una presentación, todavía más. Incluso podría decirse que desafía a la lógica humana.
50. Planeo casarme con Tom Hiddleston. Él no lo sabe todavía, pero mi plan es firme e incluye cupcakes y libros de Shakespeare, xDD.
Ahora debería nominar a alguien, pero no lo voy a hacer. Como siempre, vamos. Si alguien quiere hacer el reto, que lo haga y lo comente abajo para que lo pueda cotillear ;P De hecho, ¿qué cincuenta cosas diríais sobre vosotros? O menos, que cincuenta son un porrón y es difícil de narices.
miércoles, 15 de octubre de 2014
El misterio de la pareja desaparecida
No, esto no es un episodio de Los misterios de Laura, aunque el título serviría para uno de sus episodios, sino una entrada sobre lo que llevamos de la cuarta temporada de New Girl.
Ayer se emitió el quinto episodio de la nueva temporada de New Girl, que todavía no he visto, pero no me hace falta para hacer esta entrada. Bueno, basta que la publique para que en dicho episodio me dejen en bragas, pero, ea, a lo loco.
Quiero hacer un llamamiento a Sherlock Holmes, Mulder y Scully, los Winchester, los chicos de Shield o quien sea menester, porque menudo misterio tenemos entre manos. Ha habido una desaparición. Sí, lo que oís: algo ha desaparecido en New Girl y no parece que nadie de la serie sea muy consciente. La relación entre Jess y Nick.
En serio, yo ahora mismo tengo la teoría de que El silencio de Doctor Who se pasea por el apartamento de esta gente y les afecta a la memoria o algo así.
La cuestión es que tras tres temporadas en que ha sido algo muy importante, en esta cuarta temporada todo el mundo se ha olvidado de que Jess y Nick salían juntos hasta que rompieron porque... porque... porque se les antojó a los guionistas en realidad. Y es que es rarísimo que nadie diga nada sobre el tema, que hagan como si nunca ocurrió tal cosa y nos pongan a Jess buscando el amor con todo tipo de pretendientes, que no van a llegar a nada.
De hecho, han tenido ocasiones de sobra para mencionar el tema (han estado en bodas, el padre de Jess se ha pasado por la serie, los líos amorosos de Jess...), pero no lo han hecho. Han preferido ignorar el tema, hacer como si nada hubiera ocurrido.
Y es una cutrez. De las grandes.
¡Qué no es una serie de ciencia-ficción, leñe!
A ver, tener una relación amorosa entre dos protagonistas de una comedia no es fácil, ya que, mientras que la comedia es bienvenida en un drama, al revés no lo es. Lo entiendo. Sin embargo, anda que no hay series donde lo han llevado bien. Podría sacar como ejemplo lo bien que trataron la relación tan llena de altibajos de Rachel y Ross en Friends, más que nada porque Friends es la comedia definitiva y juega en otra liga. Sin embargo, How I met your mother supo lidiar bastante bien con las idas y venidas de ese triángulo formado por Ted, Robin y Barney; lo mismo se puede decir de The big bang theory con Penny y Leonard. Incluso podría mencionar la desaparecida Happy endings, cuyo punto de partida era la ruptura entre los protagonistas.
Y en ningún caso hicieron la del avestruz y esconderse, eh, señores guionistas de New Girl.
La creadora de la serie, Elizabeth Meriwether, ya admitió que al escribir la tercera temporada tuvieron muchos problemas al tener a los personajes juntos. Y, de nuevo, yo comprendo eso, al igual que comprendo que se intente solucionar, pero es que en todo momento han optado por la vía rápida y fácil. ¿Qué no nos gustan juntos? Bueno, pues en un episodio decimos que tienen muchos problemas y rompen por las buenas. Ea, sin introducir esos problemas, sin conducirnos a ese desenlace y que quede medianamente natural.
¿Qué no sabemos cómo desarrollar la ruptura y la relación entre los personajes tras eso? Sencillo: ignoramos que ocurrió y arreglado. Tan sencillo como eso. Y, para reforzarlo, se han dedicado a tener dos tramas por episodio y manteniendo a Jess y Nick separados. Eso sí, si se encuentran, no se comportan de forma distinta o teniendo en cuenta lo que ha ocurrido, lo que da pie a situaciones tan raras como Nick animando a Jess a ligar con un tío en una boda. Con un par.
Es también la táctica que están siguiendo con Schmidtz y Cece, que tras que el primero se emocionara al saberla soltera de nuevo, no han vuelto ni a insinuar el tema en cuatro episodios.
Y es cierto que, de momento, la cuarta temporada está siendo más graciosa que la tercera y que, oh, milagro, hasta han aprovechado a los tres personajes marginados que tienen (Cece, Coach y Winston tienen más de mueble que de personajes muchas veces). Aunque personalmente no termino de ver la situación actual del grupo. Siempre han tenido mucha química, las tramas grupales eran muy graciosas, pero con ese empecinamiento en mantener una muralla china entre Jess y Nick lo más cerca que han estado de aprovecharlo fue la fiesta de policías de Winston.
Pero, vamos, que me toca un poco las narices lo que están haciendo. No sólo porque me gusta la pareja o porque me parece que no tener a Jake Johnson y Zoey Deschanel compartiendo plano es desaprovechar una química estupenda, sino porque hace falta ser cutre. Pero cutre de narices. Además, puede que parezca una tontería, pero hasta me parece trampa.
A ver si logro explicarme.
Es como el final de Perdidos, ¿vale? Quiero decir, tener una serie de misterio sin una resolución a éste me parece lo peor de lo peor porque, a la hora de idear la historia, le quita todo el mérito: no deben juntar las piezas del puzzle, hacer malabarismos para que todo cuadre y tenga sentido, hacen lo que les da la gana y, hala, tan contentos. Mientras que nosotros nos quedamos con tres palmos de narices, básicamente.
Pues en este caso es igual. Hacer un reinicio tan descarado no tiene mérito, lo contrario, es una tomadura de pelo. Y, si encima piensan tener a los personajes sin relacionarse, pues aún entiendo menos por qué no hacer ni un mísero comentario en plan "oh, es que Jess y Nick siguen raros tras la ruptura y no se ven mucho".
Ahora espero que no me hagan un zas, en toda la boca con el quinto episodio, pero, vamos, no lo parece.
Ayer se emitió el quinto episodio de la nueva temporada de New Girl, que todavía no he visto, pero no me hace falta para hacer esta entrada. Bueno, basta que la publique para que en dicho episodio me dejen en bragas, pero, ea, a lo loco.
Quiero hacer un llamamiento a Sherlock Holmes, Mulder y Scully, los Winchester, los chicos de Shield o quien sea menester, porque menudo misterio tenemos entre manos. Ha habido una desaparición. Sí, lo que oís: algo ha desaparecido en New Girl y no parece que nadie de la serie sea muy consciente. La relación entre Jess y Nick.
En serio, yo ahora mismo tengo la teoría de que El silencio de Doctor Who se pasea por el apartamento de esta gente y les afecta a la memoria o algo así.
La cuestión es que tras tres temporadas en que ha sido algo muy importante, en esta cuarta temporada todo el mundo se ha olvidado de que Jess y Nick salían juntos hasta que rompieron porque... porque... porque se les antojó a los guionistas en realidad. Y es que es rarísimo que nadie diga nada sobre el tema, que hagan como si nunca ocurrió tal cosa y nos pongan a Jess buscando el amor con todo tipo de pretendientes, que no van a llegar a nada.
De hecho, han tenido ocasiones de sobra para mencionar el tema (han estado en bodas, el padre de Jess se ha pasado por la serie, los líos amorosos de Jess...), pero no lo han hecho. Han preferido ignorar el tema, hacer como si nada hubiera ocurrido.
Y es una cutrez. De las grandes.
¡Qué no es una serie de ciencia-ficción, leñe!
A ver, tener una relación amorosa entre dos protagonistas de una comedia no es fácil, ya que, mientras que la comedia es bienvenida en un drama, al revés no lo es. Lo entiendo. Sin embargo, anda que no hay series donde lo han llevado bien. Podría sacar como ejemplo lo bien que trataron la relación tan llena de altibajos de Rachel y Ross en Friends, más que nada porque Friends es la comedia definitiva y juega en otra liga. Sin embargo, How I met your mother supo lidiar bastante bien con las idas y venidas de ese triángulo formado por Ted, Robin y Barney; lo mismo se puede decir de The big bang theory con Penny y Leonard. Incluso podría mencionar la desaparecida Happy endings, cuyo punto de partida era la ruptura entre los protagonistas.
Y en ningún caso hicieron la del avestruz y esconderse, eh, señores guionistas de New Girl.
La creadora de la serie, Elizabeth Meriwether, ya admitió que al escribir la tercera temporada tuvieron muchos problemas al tener a los personajes juntos. Y, de nuevo, yo comprendo eso, al igual que comprendo que se intente solucionar, pero es que en todo momento han optado por la vía rápida y fácil. ¿Qué no nos gustan juntos? Bueno, pues en un episodio decimos que tienen muchos problemas y rompen por las buenas. Ea, sin introducir esos problemas, sin conducirnos a ese desenlace y que quede medianamente natural.
¿Qué no sabemos cómo desarrollar la ruptura y la relación entre los personajes tras eso? Sencillo: ignoramos que ocurrió y arreglado. Tan sencillo como eso. Y, para reforzarlo, se han dedicado a tener dos tramas por episodio y manteniendo a Jess y Nick separados. Eso sí, si se encuentran, no se comportan de forma distinta o teniendo en cuenta lo que ha ocurrido, lo que da pie a situaciones tan raras como Nick animando a Jess a ligar con un tío en una boda. Con un par.
Es también la táctica que están siguiendo con Schmidtz y Cece, que tras que el primero se emocionara al saberla soltera de nuevo, no han vuelto ni a insinuar el tema en cuatro episodios.
Y es cierto que, de momento, la cuarta temporada está siendo más graciosa que la tercera y que, oh, milagro, hasta han aprovechado a los tres personajes marginados que tienen (Cece, Coach y Winston tienen más de mueble que de personajes muchas veces). Aunque personalmente no termino de ver la situación actual del grupo. Siempre han tenido mucha química, las tramas grupales eran muy graciosas, pero con ese empecinamiento en mantener una muralla china entre Jess y Nick lo más cerca que han estado de aprovecharlo fue la fiesta de policías de Winston.
Pero, vamos, que me toca un poco las narices lo que están haciendo. No sólo porque me gusta la pareja o porque me parece que no tener a Jake Johnson y Zoey Deschanel compartiendo plano es desaprovechar una química estupenda, sino porque hace falta ser cutre. Pero cutre de narices. Además, puede que parezca una tontería, pero hasta me parece trampa.
A ver si logro explicarme.
Es como el final de Perdidos, ¿vale? Quiero decir, tener una serie de misterio sin una resolución a éste me parece lo peor de lo peor porque, a la hora de idear la historia, le quita todo el mérito: no deben juntar las piezas del puzzle, hacer malabarismos para que todo cuadre y tenga sentido, hacen lo que les da la gana y, hala, tan contentos. Mientras que nosotros nos quedamos con tres palmos de narices, básicamente.
Pues en este caso es igual. Hacer un reinicio tan descarado no tiene mérito, lo contrario, es una tomadura de pelo. Y, si encima piensan tener a los personajes sin relacionarse, pues aún entiendo menos por qué no hacer ni un mísero comentario en plan "oh, es que Jess y Nick siguen raros tras la ruptura y no se ven mucho".
Ahora espero que no me hagan un zas, en toda la boca con el quinto episodio, pero, vamos, no lo parece.
lunes, 13 de octubre de 2014
Veronica Mars. The thousand dollar tan line
Hoy os traigo una reseña muy especial, ya que es la unión entre dos de las cosas que más me gustan... No, no tiene nada que ver con Tom Hiddleston, sino que es la unión entre series y libros, pues me toca reseñar The thousand dollar tan line, una novela que continúa las aventuras de la gran detective Veronica Mars. De hecho, el caso que nos presentan Rob Thomas y Jennifer Graham continúa exactamente donde lo dejó la película.
Mientras Keith se recupera del atentado que casi le mata, Veronica se está encargando de la agencia de detectives con la ayuda de Mac. Pese a sus esfuerzos, la agencia no va todo lo bien que debería y, encima, Veronica sigue sin contar con el beneplácito de su padre, que desearía que volviera a su vida como abogada en Nueva York. Sin embargo, ella está muy segura de que es eso lo que quiere hacer y, por eso, cuando se le presenta un jugoso caso, no duda en cogerlo.
Y es que, en medio de las vacaciones de primavera, una chica ha desaparecido y la oficina del sheriff no está llevando el caso en condiciones, por lo que contratan a Veronica para evitar que el pánico cunda y los turistas se vayan. Veronica acepta el caso, creyéndolo sencillo, aunque no tardará en descubrir que es mucho más complejo: no sólo parece estar relacionado con el crimen organizado, sino que la desaparición de una segunda joven hará que Veronica se encuentre con la persona que menos se espera de su pasado: su madre.
Un nuevo reencuentro con nuestra detective favorita, en este caso en formato de novela. Ésta está escrita en tercera persona, siguiendo a Veronica por las calles de Neptune y adaptándose tan bien al estilo de la serie que es muy sencillo imaginarse la trama convertida en otra película. Los diálogos, los pensamientos de Veronica y sus pullas, todo está muy conseguido, es muy fiel a la serie. Un gran trabajo por parte de Jennifer Graham, que escribió la novela partiendo del caso ideado por Rob Thomas, el creador de la serie y el personaje.
Además, la novela no ha sido editada en España, por lo que hay que leerla en inglés, pero en líneas generales me pareció que era muy asequible. En ningún momento tuve que consultar el diccionario o se me fue la pinza, como me ocurría con los clasicazos que me tenía que leer en la universidad. Pero eso es otra cuestión.
En lo que refiere al caso, pues no es excesivamente complicado, ni tampoco demasiado original, aunque no pasa nada porque no deja de ser una excusa para ofrecerlos un episodio más en la vida de Veronica: como se está asentando en su nueva vida, como da sus primeros pasos como detective a tiempo completo y, sobre todo, como se reencuentra con su madre.
A Lianne Mars no la veíamos desde el final de la primera temporada y era de los pocos personajes que lograba afectar de verdad a Veronica, hundirla en la miseria llegado el caso. Por eso, me resultó tan sorprendente como interesante que la recuperaran para la novela y que Veronica tuviera que afrontar el hecho de que, mientras que a Keith y a ella les abandonó sin miramientos, haya formado una familia perfecta en la que Veronica no tiene cabida, pese a tener un hermanastro pequeño. De hecho, sus interacciones eran de lo más interesantes y me gustó mucho ese giro.
Pero no sólo Lianne aparece en la novela, sino que volvemos a ver a otros personajes míticos como Mac, que está ejerciendo de secretaria de Investigaciones Mars; Wallace, que sigue siendo el amigo fiel dispuesto a echarle una mano; el nuevo sheriff Lamb; y, sí, sale Logan.
Creo que todos nos preguntábamos eso.
Pues sí, sale Logan. No mucho, porque, como la novela tiene lugar justo después del final de la película, está embarcado, pero Veronica y él siguen juntos y tienen unas cuantas conversaciones por Skype, además de que Veronica piensa en él a menudo. Para morirse de amor, vamos.
No voy a revelar nada del final, pero sí que diré que me gustó. Quizás me faltó que remataran mejor la aparición de Lianne, pero quedé muy contenta con la novela. Ha sido muy fiel a la serie, todos los personajes (en especial Veronica) están muy bien retratados y resulta una novela de lo más entretenida y de lectura fácil.
Espero que no sea la última y, ya puestos, que los rumores de una segunda película sean una realidad. Con un poco de suerte, tenemos Veronica Mars para rato.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Cazadores de sombras 6. Ciudad del fuego celestial de Cassandra Clare.
Mientras Keith se recupera del atentado que casi le mata, Veronica se está encargando de la agencia de detectives con la ayuda de Mac. Pese a sus esfuerzos, la agencia no va todo lo bien que debería y, encima, Veronica sigue sin contar con el beneplácito de su padre, que desearía que volviera a su vida como abogada en Nueva York. Sin embargo, ella está muy segura de que es eso lo que quiere hacer y, por eso, cuando se le presenta un jugoso caso, no duda en cogerlo.
Y es que, en medio de las vacaciones de primavera, una chica ha desaparecido y la oficina del sheriff no está llevando el caso en condiciones, por lo que contratan a Veronica para evitar que el pánico cunda y los turistas se vayan. Veronica acepta el caso, creyéndolo sencillo, aunque no tardará en descubrir que es mucho más complejo: no sólo parece estar relacionado con el crimen organizado, sino que la desaparición de una segunda joven hará que Veronica se encuentre con la persona que menos se espera de su pasado: su madre.
Un nuevo reencuentro con nuestra detective favorita, en este caso en formato de novela. Ésta está escrita en tercera persona, siguiendo a Veronica por las calles de Neptune y adaptándose tan bien al estilo de la serie que es muy sencillo imaginarse la trama convertida en otra película. Los diálogos, los pensamientos de Veronica y sus pullas, todo está muy conseguido, es muy fiel a la serie. Un gran trabajo por parte de Jennifer Graham, que escribió la novela partiendo del caso ideado por Rob Thomas, el creador de la serie y el personaje.
Además, la novela no ha sido editada en España, por lo que hay que leerla en inglés, pero en líneas generales me pareció que era muy asequible. En ningún momento tuve que consultar el diccionario o se me fue la pinza, como me ocurría con los clasicazos que me tenía que leer en la universidad. Pero eso es otra cuestión.
En lo que refiere al caso, pues no es excesivamente complicado, ni tampoco demasiado original, aunque no pasa nada porque no deja de ser una excusa para ofrecerlos un episodio más en la vida de Veronica: como se está asentando en su nueva vida, como da sus primeros pasos como detective a tiempo completo y, sobre todo, como se reencuentra con su madre.
A Lianne Mars no la veíamos desde el final de la primera temporada y era de los pocos personajes que lograba afectar de verdad a Veronica, hundirla en la miseria llegado el caso. Por eso, me resultó tan sorprendente como interesante que la recuperaran para la novela y que Veronica tuviera que afrontar el hecho de que, mientras que a Keith y a ella les abandonó sin miramientos, haya formado una familia perfecta en la que Veronica no tiene cabida, pese a tener un hermanastro pequeño. De hecho, sus interacciones eran de lo más interesantes y me gustó mucho ese giro.
Pero no sólo Lianne aparece en la novela, sino que volvemos a ver a otros personajes míticos como Mac, que está ejerciendo de secretaria de Investigaciones Mars; Wallace, que sigue siendo el amigo fiel dispuesto a echarle una mano; el nuevo sheriff Lamb; y, sí, sale Logan.
Creo que todos nos preguntábamos eso.
Pues sí, sale Logan. No mucho, porque, como la novela tiene lugar justo después del final de la película, está embarcado, pero Veronica y él siguen juntos y tienen unas cuantas conversaciones por Skype, además de que Veronica piensa en él a menudo. Para morirse de amor, vamos.
No voy a revelar nada del final, pero sí que diré que me gustó. Quizás me faltó que remataran mejor la aparición de Lianne, pero quedé muy contenta con la novela. Ha sido muy fiel a la serie, todos los personajes (en especial Veronica) están muy bien retratados y resulta una novela de lo más entretenida y de lectura fácil.
Espero que no sea la última y, ya puestos, que los rumores de una segunda película sean una realidad. Con un poco de suerte, tenemos Veronica Mars para rato.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Cazadores de sombras 6. Ciudad del fuego celestial de Cassandra Clare.
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viernes, 10 de octubre de 2014
Vive cantando 2x06 - Cuando nadie me ve
Ayer se supo que Antena 3 había decidido no renovar Vive cantando, algo normal dadas las audiencias, pero que es una pena porque es una serie que mola mucho y que tiene mucho corazón, algo que yo suelo apreciar. Pero, bueno, habrá que disfrutar de los episodios que quedan y, de momento, aquí os traigo la crónica del sexto de la segunda temporada. Y, como siempre, vamos por tramas.
Empiezo con la parte de Mariano, ya que los del bar, por lo general, van por su cuenta. La cuestión es que Mariano ha sido despedido, pero todavía no lo ha contado en casa y no deja de disimular como buenamente puede, mientras intenta recuperar su puesto. Candela, como no sabe nada, no sólo está orgullosa, sino que está planeando qué podrían hacer el dinero. ¿Y Mariano le cuenta la verdad? No, se va al parque a pasar la mañana, mientras supuestamente trabaja.
Por la noche, cuando vuelve al Caño, Cefe está con las niñas y se plantea la paternidad de Jeco, pero Alma sale al paso para dejar claro que lo son. ¡Así se hace, Alma, ídola!
Al día siguiente, Mariano está intentando entrar en el estadio, cuando Asun lo ve y acaba escuchando todo. Asun le consuela, a su manera, pero le consuela, hasta que se entera que lleva dos semanas mintiendo y le dice que, que mienta a Candela tiene un pase, pero a ella no, que es su hermana. También le hace ver que no va a entrar dinero en la cuenta y le van a pillar.
Por la noche, cuando vuelve al bar, Mariano sigue con sus mentiras, pese a las pullas de Asun, que no deja de mirarle exasperada porque sabe, tan bien como nosotros, que la está cagando. Como Mariano está actuando raro, Candela cree que está estresado y acaba decidiendo irse de crucero, ya que cuenta con las comisiones del trabajo de Mariano y las ofertas. Asun pone cara de "se va a liar parda", pero le sigue guardando el secreto a su hermano.
De hecho, Asun intenta que Candela no encargue el crucero por las islas griegas y que se vayan a Benidorm. Lo malo es que usa unos argumentos un tanto... raritos, como que la mafia rusa va a Benidorm, lo que, según ella, le da caché. LOL. Candela cree que Asun sólo está celosa y no hace ni caso a sus reparos. Por suerte, no hay fondos en la cuenta y Candela suma dos y dos y le pregunta a Asun que cuándo sabía que no había dinero. En esas, llega Mariano que se encuentra con ese pifostio y, en vez de decir la verdad, vuelve a mentir.
Más tarde, la mentira sigue ahí y Mariano sigue esquivando decir la verdad, pese a las miraditas de Asun, e intenta escaquearse del viaje alegando que tiene mucho trabajo. En ese momento, Jeco le regala unas camisetas del rayo chiquititas para las niñas porque están muy orgullosas de su abuelo y, claro, ya Mariano no puede más y cuenta la verdad. Asun intenta mediar por él y Mariano explica que mintió porque no quería que dejaran de admirarle. El discursito sirve con Cefe, incluso con Asun, pero Candela se cabrea de verdad. Como para no.
Por otro lado, hemos seguido con la trama del Paula y su representante. En realidad, este episodio hila con el anterior perfectamente pues todas las cagadas y acciones de los personajes tan tenido repercusiones en este. Tras el beso del episodio anterior, Paula ha estado dando esquinazo a su representante, por lo que éste va a buscarla para darle una buena noticia: un productor quiere escuchar una maqueta, por lo que van a tener que encerrarse todo el día para grabarla. A Paula esto último no le mola nada, pero Carlos responde por ella al decir que está dispuesta, ya que el pobre vive en la ignorancia.
Cuando Trini se entera de que Paula no quiere grabar la maqueta, le insiste en que vaya e intenta descubrir el motivo de su desdén. Paula le acaba contando que es por el representante y que lo que menos le apetece es encerrarse con él a solas, por lo que a Trini se le ocurre que no tiene por qué ir sola.
Así que se van las dos al estudio, con la promesa de que Trini se va a estar en un rincón, calladita... Ay, Paula, hija, tú también, qué poco la conoces. De hecho, el representante está diciendo lo fantástica que es Paula, cuando Trini se viene arriba en plan pasivo-agresiva y, además de pintar a Carlos como el primo de Terminator, acaba soltándole que el representante quiere mambo con Paula. Ay, Trini, si es que se te va la fuerza por la boca.
El representante dice que lo del otro día fue una estupidez, Paula se defiende diciendo que fue sólo un beso y, tras salir corriendo, le explica lo sucedido a Trini. Ésta le quita importancia y es cuando Paula se da cuenta de que está convirtiéndose en su tía, por lo que decide contarle la verdad a Carlos, aunque Trini le recomienda lo contrario.
Sin embargo, cuando Paula va a hablar con Carlos, Jeco les cuenta el cotilleo de la semana: que Trini se ha peleado con Elena por Juanjo. Carlos opina que los besos tienen importancia si se engaña. Paula, entonces, se acojona y acaba contándole una trola sobre el motivo por el que la grabación no ha ido bien.
Al día siguiente, Carlos al encontrarse con Trini le pregunta por la grabación y, claro, como aquí comunicación no hay mucha, Trini cree que Carlos sabe la verdad y le casca lo del beso. Pobrecito Carlos.
En el estudio, Paula y su representante hablan sobre lo sucedido. Él quiere dejar de ser su representante porque ya no hay profesionalidad, pero ella le convence de que lo intenten de nuevo... con tal de que Trini se queda en casa. Están hablando, cuando llega Carlos muy enfadado y está a punto de zurrarle, lo que es la gota que colma el vaso del representante y decide dejar de trabajar con ella.
Paula, luego, va a verle a su casa y le dice que lo ha arreglado todo y que no va a pasar nada con el representante porque le quiere a él y el beso no fue nada. Carlos le pregunta que por qué debería creerla, después de que ella le mintiera durante semanas; también le dice que todo para ella y que le deje en paz. Paula vuelve a casa, todo jodida, y Trini va a consolarla y a echarse la culpa, pero Paula cree que ella es la única responsable. Oye, eso está bien, que ya me temía yo que la tomara con Trini por bocas. Pero, no, y mejor, que me gusta cuando se llevan bien.
Y, para acabar, pues voy con el resto, ya que han estado más o menos relacionados. Todo ha comenzado cuando César nota que el baño huele algo raro y, cuando va Juanjo a investigar, se da cuenta que hay alguien fumando un porro. Juanjo deduce al momento que es Manu, pero no, de hecho Manu aparece en ese momento justo para que todos descubran que la responsable es Charo, la madre que parió a Juanjo, vamos. Éste se escandaliza y le pregunta si es por la menopausia... Seriously, Juanjo, seriously? Charo le dice que no, que cuando tenía cáncer lo fumaba y que le quedaba un poco. Manu lo escucha y le ofrece un contacto para comprar más.
A todo esto, Trini lleva una semanas zumbándose al Poli buenorro y, aunque no se la ve muy cómoda con que él se encariñe, en cuanto el Poli buenorro dice que no se va a encariñar de ella, pues a Trini se le pasan las ganas y se larga.
Más tarde, Charo va a comprar marihuana, pero la buena mujer se escandaliza por los precios. ¿Qué es esto de que una bolsa enterita cuesta más de 25 euros, eh, eh? Está discutiendo con el camello, cuando los polis lo ven y, claro, se piensan que le está tirando del bolso, por lo que el camello se pira y Charo se queda con toda la bolsa by the face, vamos. Eso es un buen negocio y lo demás tonterías.
Trini, por su parte, ha quedado con Elena tras haberle estado dando largas y le pregunta que si tiene algo que contarle, así, con toda la intención del mundo, que Trini no es precisamente sutil. Elena le dice que no, por lo que Trini la arrastra al karaoke, aunque la primera no quiere. Una vez ahí, Trini empieza a soltar pullas como una loca, antes de irse a cantar, dejando solos a los otros dos. Es cuando Elena dice que no quería ir y que la ha obligado Trini, cuando Juanjo se da cuenta de que Trini lo sabe. Y, por si les quedaba alguna duda, les canta Que la detengan, la del Civera, muy chungamente. Y a Juanjo lo que más le importa es que Elena considera el beso un momento de nada ¬¬U
De hecho es Elena la única que se preocupa por Trini y la sigue para ver como está. Trini le dice que lo que le importa es la mentira y que esté con Juanjo si quiere, que a ella no le importa (ya, ya, y voy yo y me lo creo), pero Elena le dice que no quiere estar con Juanjo no por ella, sino porque no quiere estar con nadie, sólo hablar con ella. Trini le pregunta de qué van a hablar, sino tiene nada que contarle.
Al día siguiente, Trini va al Caño y se entera de que le robaron a Charo. Están todos ahí comentado lo de los robos, cuando el Poli Buenorro tiene una idea: ofrecer clases de auto-defensa para mujeres. Candela, que es de todo menos tonta, se apunta en cero coma.
Luego, en el grupo de alcohólicos anónimos, Juanjo dice que le están yendo las cosas mejor por una chica y, bueno, Juanjo y Elena empiezan a hablar de lo suyo como si no fueran ellos. Elena dice que la chica no quiere estar con Juanjo por esa tercera persona y Juanjo le dice, con desprecio, por cierto, que la tercera persona lo superaría en cero coma y que, en ese caso, si querría verle. Yo sigo sin entender estar fijación repentina de Juanjo en perseguir a Elena y menospreciar a Trini así, de repente y sin ningún motivo, pero bueno.
Trini, al volver a casa con Paula, descubre que a Nacho le han pegado en el colegio. Ya está dispuesta a irse al colegio a liarla, pero a Rafael se le ocurre algo mejor: que tía y sobrino vayan a las clases de Molina para que él aprenda a defenderse. Así que ahí van los dos y el Poli Buenorro quiere usar a Trini para practicar, pero César se adelanta y se presenta voluntario para impedir que ocurra algo entre ellos por Juanjo. Como si a éste le importara.
Bueno, al pobre César le ponen fino, fino, filipino (que diría la Yoli) y acaba rindiéndose, por lo que el Poli Buenorro usa a Trini para hacer posturas. Molina empieza a vacilar a Trini y ésta le acaba haciendo una llave que lo deja un poco bastante destrozado. Qué bruta, me parto, jajaja.
Manu va a ver a Charo para pedirle la droga porque, al ir de su parte, el camello y sus hermanos le culpan a él del robo y va a acabar cobrando. A Charo le puede la vena de abuela y le dice que, si le tocan, ella le dará la mandanga a él. Manu flipa, pero se contenta con que le dé la mercancía y le deje en paz.
Por la noche, Trini va al karaoke, comparte malas miradas con Juanjo y se va a hablar con César, aunque éste no tarda en ir para sacar el tema del Poli Buenorro a colación. Juanjo le echa en cara que se haya tirado con él, por lo que Trini le dice que él se ha liado con su amiga. César se ofende porque, claro, él pasándolo fatal porque temía que se enterara de lo de Trini y él, mientras, estaba con la abogada. Juanjo le larga con una de sus miradas gruñonas y Trini le dice que lo que ella haga no es de su incumbencia, por lo que Juanjo apunta que lo mismo se aplica a él. Trini, entonces, le dice que por ella está todo bien, pero que Elena tendrá otras razones para no verle: que ella es una abogada lista y fina que va a pilates y él tiene un karaoke y barriga.
Y yo a Juanjo no le entiendo. Para nada. Está claro que ambos están celosos con la diferencia de que Trini no tiene ataduras con Molina y empezó a verle tras ver el beso de los otros, mientras que Juanjo va persiguiendo a Elena por las esquinas, que pobrecita mía, lo que va a sufrir sin comerlo ni beberlo. Y eso no me mola, que Elena es guay.
Al día siguiente, en el Caño, César y Charo están desayunando, cuando La poli les cuenta que han detenido a Manu porque le pillaron con un montón de droga. Los dos se preocupan por él, así que van a la comisaría a echarle una mano: César dice que la culpa es suya por no pagarle bien, Charo acaba contando la verdad, mientras le enseña el canalillo. En serio, esta mujer es una ídola. El policía, por cierto, les dice que lo siente mucho, pero que al que han pillado con tanta droga es a Manu y que va a pasar a disposición judicial.
Por su parte, Nacho ha hecho cupcakes para el Poli Buenorro porque Trini le dejó hecho polvo. A Rafael el tema le escama y como es la comprensión hecha persona, le dice que no haga esas cosas porque precisamente por hacer esas cosas se ríen de él. En serio, este hombre es un educador nato. Luego que Trini nos ha salido tan basta, con el tacto que tiene su padre, como para no. Nacho, de todas maneras, le da los cupcakes al Poli Buenorro, aunque le deja creer que los ha hecho Trini. Molina, tú conocerla, conocerla, como que no.
De hecho, tampoco demuestra ser un gran investigador, pues Nacho le explica cómo los ha hecho y él sigue pensando que los ha hecho Trini. Ay, qué cerebro. El lumbreras va a darle las gracias a Trini y a presumir de su don detectivesco para deducir que ella es la responsable de las magdalenas, mientras Trini flipa. El poli la acusa de haberse enganchado a él y le da un muerdo, antes de irse.
En la reunión de alcohólicos anónimos, Juanjo vuelve a la carga, vamos, que habla de la situación con Elena en tercera persona, liándolo todo. En resumidas cuentas, le pide explicaciones sobre por qué no quiere estar con él, pero las de verdad, no lo de la tercera persona. Elena le explica que sin el alcohol, se ve vieja, flaca y torpe y por eso no se atreve a estar con nadie. Juanjo le dice que ya que se ven tan mal los dos, a lo mejor es que están hechos el uno para el otro... Yo esto ni lo comento, es que me parece tan... argg, que mejor sigo.
Trini, al volver a casa, le dice a Nacho que le parece bien que haga cupcakes y que los dé, pero que no la meta a ella en medio. Nacho le explica que lo hizo porque al Abuelo le parecía mal que lo hiciera y que no va a volver a hacer magdalenas. Trini le dice que hay que ser muy hombre para ser uno mismo y que haga lo que quiera.
En esas, llega Charo todo acongojada para explicarle lo que le ha pasado a Manu. Por eso, Trini se pone toda mona y va a ver al Poli Buenorro para pedirle que haga desaparecer la bolsita de marihuana de la comisaría para ayudar a Manu, que es inocente. El poli buenorro le dice que se está jugando la placa, que si le pillan, le caerá un marrón que flipas. Trini se marcha, dejando muy claro que si le importa, le haga el favor.
Después, se reúne con Charo en el karaoke para decirle que Molina no puede hacer nada y le echa un poco la bronca. En ese momento, aparece Juanjo, al que le extraña tanto aspaviento y Charo dice que no piensa lo que hace y que luego le pasa factura a cualquiera y Juanjo aprovecha para machacarla un poquito, por lo que Trini sale en su defensa. Juanjo flipa porque antes Trini le estaba echando la bronca y Charo comenta que había vuelto para recuperar a Juanjo y ha conseguido enfadar a las dos personas que más le importan, aunque Trini le dice que ella no está enfadada.
A Charo, entonces, se le ocurre que Trini le pida ayuda a Elena, pero Trini deja muy claro que ésta ahora es más amiga de Juanjo. Juanjo dice que no es nada suyo, antes de irse, dejando a Trini con una cara un poco rara. Ésta propone ir a ver a Manu en cuanto sepan dónde está y César se sorprende de lo muy afectadas que están. Trini está diciendo que se le coge cariño enseguida, cuando aparece Manu porque le han soltado y los tres le dan la bienvenida.
Cuando se quedan a solas, Manu le dice a Charo que está tonta por haber contado la verdad y ella le dice que el tonto fue él por callársela. Manu apunta que son los dos iguales y que le debe una, abuela. En serio, este chico tiene una puntería, xDD.
Al final, Juanjo está sacando la basura, cuando Elena va a verle y acaban besándose, mientras que Trini y Paula (que están en pleno momento consuelo) escuchan algo en la cocina, donde Rafael y Nacho están haciendo cupcakes. Nacho propone que les ayuden, pero Paula no está de humor y sale a la terraza, donde ve a Carlos... que, al verla, se larga al interior de su casa. Y, por su parte, Trini se vuelve a liar con Molina que, al final, ha sido el que ha arreglado el tema de Manu al robar la marihuana.
Eso ha sido todo por esta semana, el próximo episodio pinta interesante porque parece que, al final, le van a contar lo de Manu a Juanjo. De hecho, se ve una escena donde Juanjo está siendo desagradable con Trini y Manu acude a defenderla con puñetazo incluido. OMG. Además, parece que van a recuperar el Jeco/María José y eso es guay =D
PD: Los guionistas de Arrow son unos mamones y unos cabrones y todo lo que se os ocurra y aunque vi ayer el episodio, sigo sin reponerme. OMG.
Empiezo con la parte de Mariano, ya que los del bar, por lo general, van por su cuenta. La cuestión es que Mariano ha sido despedido, pero todavía no lo ha contado en casa y no deja de disimular como buenamente puede, mientras intenta recuperar su puesto. Candela, como no sabe nada, no sólo está orgullosa, sino que está planeando qué podrían hacer el dinero. ¿Y Mariano le cuenta la verdad? No, se va al parque a pasar la mañana, mientras supuestamente trabaja.
Por la noche, cuando vuelve al Caño, Cefe está con las niñas y se plantea la paternidad de Jeco, pero Alma sale al paso para dejar claro que lo son. ¡Así se hace, Alma, ídola!
María José: "Pues no ves que se pasan la mitad del día durmiendo y la otra mitad dando berridos. ¿A quién te recuerda eso?"
Lo dicho: ídola.
Al día siguiente, Mariano está intentando entrar en el estadio, cuando Asun lo ve y acaba escuchando todo. Asun le consuela, a su manera, pero le consuela, hasta que se entera que lleva dos semanas mintiendo y le dice que, que mienta a Candela tiene un pase, pero a ella no, que es su hermana. También le hace ver que no va a entrar dinero en la cuenta y le van a pillar.
Por la noche, cuando vuelve al bar, Mariano sigue con sus mentiras, pese a las pullas de Asun, que no deja de mirarle exasperada porque sabe, tan bien como nosotros, que la está cagando. Como Mariano está actuando raro, Candela cree que está estresado y acaba decidiendo irse de crucero, ya que cuenta con las comisiones del trabajo de Mariano y las ofertas. Asun pone cara de "se va a liar parda", pero le sigue guardando el secreto a su hermano.
De hecho, Asun intenta que Candela no encargue el crucero por las islas griegas y que se vayan a Benidorm. Lo malo es que usa unos argumentos un tanto... raritos, como que la mafia rusa va a Benidorm, lo que, según ella, le da caché. LOL. Candela cree que Asun sólo está celosa y no hace ni caso a sus reparos. Por suerte, no hay fondos en la cuenta y Candela suma dos y dos y le pregunta a Asun que cuándo sabía que no había dinero. En esas, llega Mariano que se encuentra con ese pifostio y, en vez de decir la verdad, vuelve a mentir.
Asun no está leyendo el hashtag para tuitear, no, sencillamente flipa de lo cabezón que es su hermano.
Más tarde, la mentira sigue ahí y Mariano sigue esquivando decir la verdad, pese a las miraditas de Asun, e intenta escaquearse del viaje alegando que tiene mucho trabajo. En ese momento, Jeco le regala unas camisetas del rayo chiquititas para las niñas porque están muy orgullosas de su abuelo y, claro, ya Mariano no puede más y cuenta la verdad. Asun intenta mediar por él y Mariano explica que mintió porque no quería que dejaran de admirarle. El discursito sirve con Cefe, incluso con Asun, pero Candela se cabrea de verdad. Como para no.
Por otro lado, hemos seguido con la trama del Paula y su representante. En realidad, este episodio hila con el anterior perfectamente pues todas las cagadas y acciones de los personajes tan tenido repercusiones en este. Tras el beso del episodio anterior, Paula ha estado dando esquinazo a su representante, por lo que éste va a buscarla para darle una buena noticia: un productor quiere escuchar una maqueta, por lo que van a tener que encerrarse todo el día para grabarla. A Paula esto último no le mola nada, pero Carlos responde por ella al decir que está dispuesta, ya que el pobre vive en la ignorancia.
Cuando Trini se entera de que Paula no quiere grabar la maqueta, le insiste en que vaya e intenta descubrir el motivo de su desdén. Paula le acaba contando que es por el representante y que lo que menos le apetece es encerrarse con él a solas, por lo que a Trini se le ocurre que no tiene por qué ir sola.
Así que se van las dos al estudio, con la promesa de que Trini se va a estar en un rincón, calladita... Ay, Paula, hija, tú también, qué poco la conoces. De hecho, el representante está diciendo lo fantástica que es Paula, cuando Trini se viene arriba en plan pasivo-agresiva y, además de pintar a Carlos como el primo de Terminator, acaba soltándole que el representante quiere mambo con Paula. Ay, Trini, si es que se te va la fuerza por la boca.
Trini, la guardaespaldas, más letal que Kevin Coster y Terminator juntos.
Y el representante alucinando, de paso.
El representante dice que lo del otro día fue una estupidez, Paula se defiende diciendo que fue sólo un beso y, tras salir corriendo, le explica lo sucedido a Trini. Ésta le quita importancia y es cuando Paula se da cuenta de que está convirtiéndose en su tía, por lo que decide contarle la verdad a Carlos, aunque Trini le recomienda lo contrario.
Sin embargo, cuando Paula va a hablar con Carlos, Jeco les cuenta el cotilleo de la semana: que Trini se ha peleado con Elena por Juanjo. Carlos opina que los besos tienen importancia si se engaña. Paula, entonces, se acojona y acaba contándole una trola sobre el motivo por el que la grabación no ha ido bien.
Al día siguiente, Carlos al encontrarse con Trini le pregunta por la grabación y, claro, como aquí comunicación no hay mucha, Trini cree que Carlos sabe la verdad y le casca lo del beso. Pobrecito Carlos.
En el estudio, Paula y su representante hablan sobre lo sucedido. Él quiere dejar de ser su representante porque ya no hay profesionalidad, pero ella le convence de que lo intenten de nuevo... con tal de que Trini se queda en casa. Están hablando, cuando llega Carlos muy enfadado y está a punto de zurrarle, lo que es la gota que colma el vaso del representante y decide dejar de trabajar con ella.
Representante: Oye, ¿a este que le has hecho, qué se ha puesto muy loco?
Paula: Le he dicho quién va a ser el próximo muerto de Juego de tronos... Ay, quizás me pasé un poco.
Paula, luego, va a verle a su casa y le dice que lo ha arreglado todo y que no va a pasar nada con el representante porque le quiere a él y el beso no fue nada. Carlos le pregunta que por qué debería creerla, después de que ella le mintiera durante semanas; también le dice que todo para ella y que le deje en paz. Paula vuelve a casa, todo jodida, y Trini va a consolarla y a echarse la culpa, pero Paula cree que ella es la única responsable. Oye, eso está bien, que ya me temía yo que la tomara con Trini por bocas. Pero, no, y mejor, que me gusta cuando se llevan bien.
Y, para acabar, pues voy con el resto, ya que han estado más o menos relacionados. Todo ha comenzado cuando César nota que el baño huele algo raro y, cuando va Juanjo a investigar, se da cuenta que hay alguien fumando un porro. Juanjo deduce al momento que es Manu, pero no, de hecho Manu aparece en ese momento justo para que todos descubran que la responsable es Charo, la madre que parió a Juanjo, vamos. Éste se escandaliza y le pregunta si es por la menopausia... Seriously, Juanjo, seriously? Charo le dice que no, que cuando tenía cáncer lo fumaba y que le quedaba un poco. Manu lo escucha y le ofrece un contacto para comprar más.
A todo esto, Trini lleva una semanas zumbándose al Poli buenorro y, aunque no se la ve muy cómoda con que él se encariñe, en cuanto el Poli buenorro dice que no se va a encariñar de ella, pues a Trini se le pasan las ganas y se larga.
Más tarde, Charo va a comprar marihuana, pero la buena mujer se escandaliza por los precios. ¿Qué es esto de que una bolsa enterita cuesta más de 25 euros, eh, eh? Está discutiendo con el camello, cuando los polis lo ven y, claro, se piensan que le está tirando del bolso, por lo que el camello se pira y Charo se queda con toda la bolsa by the face, vamos. Eso es un buen negocio y lo demás tonterías.
Trini, por su parte, ha quedado con Elena tras haberle estado dando largas y le pregunta que si tiene algo que contarle, así, con toda la intención del mundo, que Trini no es precisamente sutil. Elena le dice que no, por lo que Trini la arrastra al karaoke, aunque la primera no quiere. Una vez ahí, Trini empieza a soltar pullas como una loca, antes de irse a cantar, dejando solos a los otros dos. Es cuando Elena dice que no quería ir y que la ha obligado Trini, cuando Juanjo se da cuenta de que Trini lo sabe. Y, por si les quedaba alguna duda, les canta Que la detengan, la del Civera, muy chungamente. Y a Juanjo lo que más le importa es que Elena considera el beso un momento de nada ¬¬U
Esta familia, en cuanto sufre un desengaño, se pone a cantar en plan pasivo-muy agresivo, ¿eh?
De hecho es Elena la única que se preocupa por Trini y la sigue para ver como está. Trini le dice que lo que le importa es la mentira y que esté con Juanjo si quiere, que a ella no le importa (ya, ya, y voy yo y me lo creo), pero Elena le dice que no quiere estar con Juanjo no por ella, sino porque no quiere estar con nadie, sólo hablar con ella. Trini le pregunta de qué van a hablar, sino tiene nada que contarle.
Al día siguiente, Trini va al Caño y se entera de que le robaron a Charo. Están todos ahí comentado lo de los robos, cuando el Poli Buenorro tiene una idea: ofrecer clases de auto-defensa para mujeres. Candela, que es de todo menos tonta, se apunta en cero coma.
Luego, en el grupo de alcohólicos anónimos, Juanjo dice que le están yendo las cosas mejor por una chica y, bueno, Juanjo y Elena empiezan a hablar de lo suyo como si no fueran ellos. Elena dice que la chica no quiere estar con Juanjo por esa tercera persona y Juanjo le dice, con desprecio, por cierto, que la tercera persona lo superaría en cero coma y que, en ese caso, si querría verle. Yo sigo sin entender estar fijación repentina de Juanjo en perseguir a Elena y menospreciar a Trini así, de repente y sin ningún motivo, pero bueno.
Trini, al volver a casa con Paula, descubre que a Nacho le han pegado en el colegio. Ya está dispuesta a irse al colegio a liarla, pero a Rafael se le ocurre algo mejor: que tía y sobrino vayan a las clases de Molina para que él aprenda a defenderse. Así que ahí van los dos y el Poli Buenorro quiere usar a Trini para practicar, pero César se adelanta y se presenta voluntario para impedir que ocurra algo entre ellos por Juanjo. Como si a éste le importara.
Atención a dónde van dirigidas las miradas de las tres. No, de tontas nada, no, no.
Bueno, al pobre César le ponen fino, fino, filipino (que diría la Yoli) y acaba rindiéndose, por lo que el Poli Buenorro usa a Trini para hacer posturas. Molina empieza a vacilar a Trini y ésta le acaba haciendo una llave que lo deja un poco bastante destrozado. Qué bruta, me parto, jajaja.
Que tiemble Hulk Hogan, que aquí está Trini y puede con todos.
Manu va a ver a Charo para pedirle la droga porque, al ir de su parte, el camello y sus hermanos le culpan a él del robo y va a acabar cobrando. A Charo le puede la vena de abuela y le dice que, si le tocan, ella le dará la mandanga a él. Manu flipa, pero se contenta con que le dé la mercancía y le deje en paz.
Por la noche, Trini va al karaoke, comparte malas miradas con Juanjo y se va a hablar con César, aunque éste no tarda en ir para sacar el tema del Poli Buenorro a colación. Juanjo le echa en cara que se haya tirado con él, por lo que Trini le dice que él se ha liado con su amiga. César se ofende porque, claro, él pasándolo fatal porque temía que se enterara de lo de Trini y él, mientras, estaba con la abogada. Juanjo le larga con una de sus miradas gruñonas y Trini le dice que lo que ella haga no es de su incumbencia, por lo que Juanjo apunta que lo mismo se aplica a él. Trini, entonces, le dice que por ella está todo bien, pero que Elena tendrá otras razones para no verle: que ella es una abogada lista y fina que va a pilates y él tiene un karaoke y barriga.
Estos, en plena bronca, van a limpiar la barra y chuscar a lo bestia.
Y yo a Juanjo no le entiendo. Para nada. Está claro que ambos están celosos con la diferencia de que Trini no tiene ataduras con Molina y empezó a verle tras ver el beso de los otros, mientras que Juanjo va persiguiendo a Elena por las esquinas, que pobrecita mía, lo que va a sufrir sin comerlo ni beberlo. Y eso no me mola, que Elena es guay.
Al día siguiente, en el Caño, César y Charo están desayunando, cuando La poli les cuenta que han detenido a Manu porque le pillaron con un montón de droga. Los dos se preocupan por él, así que van a la comisaría a echarle una mano: César dice que la culpa es suya por no pagarle bien, Charo acaba contando la verdad, mientras le enseña el canalillo. En serio, esta mujer es una ídola. El policía, por cierto, les dice que lo siente mucho, pero que al que han pillado con tanta droga es a Manu y que va a pasar a disposición judicial.
Por su parte, Nacho ha hecho cupcakes para el Poli Buenorro porque Trini le dejó hecho polvo. A Rafael el tema le escama y como es la comprensión hecha persona, le dice que no haga esas cosas porque precisamente por hacer esas cosas se ríen de él. En serio, este hombre es un educador nato. Luego que Trini nos ha salido tan basta, con el tacto que tiene su padre, como para no. Nacho, de todas maneras, le da los cupcakes al Poli Buenorro, aunque le deja creer que los ha hecho Trini. Molina, tú conocerla, conocerla, como que no.
De hecho, tampoco demuestra ser un gran investigador, pues Nacho le explica cómo los ha hecho y él sigue pensando que los ha hecho Trini. Ay, qué cerebro. El lumbreras va a darle las gracias a Trini y a presumir de su don detectivesco para deducir que ella es la responsable de las magdalenas, mientras Trini flipa. El poli la acusa de haberse enganchado a él y le da un muerdo, antes de irse.
Presumiendo de dotes deductivas, aquí, el Sherlock Holmes.
En la reunión de alcohólicos anónimos, Juanjo vuelve a la carga, vamos, que habla de la situación con Elena en tercera persona, liándolo todo. En resumidas cuentas, le pide explicaciones sobre por qué no quiere estar con él, pero las de verdad, no lo de la tercera persona. Elena le explica que sin el alcohol, se ve vieja, flaca y torpe y por eso no se atreve a estar con nadie. Juanjo le dice que ya que se ven tan mal los dos, a lo mejor es que están hechos el uno para el otro... Yo esto ni lo comento, es que me parece tan... argg, que mejor sigo.
Trini, al volver a casa, le dice a Nacho que le parece bien que haga cupcakes y que los dé, pero que no la meta a ella en medio. Nacho le explica que lo hizo porque al Abuelo le parecía mal que lo hiciera y que no va a volver a hacer magdalenas. Trini le dice que hay que ser muy hombre para ser uno mismo y que haga lo que quiera.
En esas, llega Charo todo acongojada para explicarle lo que le ha pasado a Manu. Por eso, Trini se pone toda mona y va a ver al Poli Buenorro para pedirle que haga desaparecer la bolsita de marihuana de la comisaría para ayudar a Manu, que es inocente. El poli buenorro le dice que se está jugando la placa, que si le pillan, le caerá un marrón que flipas. Trini se marcha, dejando muy claro que si le importa, le haga el favor.
Después, se reúne con Charo en el karaoke para decirle que Molina no puede hacer nada y le echa un poco la bronca. En ese momento, aparece Juanjo, al que le extraña tanto aspaviento y Charo dice que no piensa lo que hace y que luego le pasa factura a cualquiera y Juanjo aprovecha para machacarla un poquito, por lo que Trini sale en su defensa. Juanjo flipa porque antes Trini le estaba echando la bronca y Charo comenta que había vuelto para recuperar a Juanjo y ha conseguido enfadar a las dos personas que más le importan, aunque Trini le dice que ella no está enfadada.
Trini animando a Charo. Estas dos también son amor.
A Charo, entonces, se le ocurre que Trini le pida ayuda a Elena, pero Trini deja muy claro que ésta ahora es más amiga de Juanjo. Juanjo dice que no es nada suyo, antes de irse, dejando a Trini con una cara un poco rara. Ésta propone ir a ver a Manu en cuanto sepan dónde está y César se sorprende de lo muy afectadas que están. Trini está diciendo que se le coge cariño enseguida, cuando aparece Manu porque le han soltado y los tres le dan la bienvenida.
Cuando se quedan a solas, Manu le dice a Charo que está tonta por haber contado la verdad y ella le dice que el tonto fue él por callársela. Manu apunta que son los dos iguales y que le debe una, abuela. En serio, este chico tiene una puntería, xDD.
Jo, en serio, quiero que se sepa el secreto ya.
Al final, Juanjo está sacando la basura, cuando Elena va a verle y acaban besándose, mientras que Trini y Paula (que están en pleno momento consuelo) escuchan algo en la cocina, donde Rafael y Nacho están haciendo cupcakes. Nacho propone que les ayuden, pero Paula no está de humor y sale a la terraza, donde ve a Carlos... que, al verla, se larga al interior de su casa. Y, por su parte, Trini se vuelve a liar con Molina que, al final, ha sido el que ha arreglado el tema de Manu al robar la marihuana.
Eso ha sido todo por esta semana, el próximo episodio pinta interesante porque parece que, al final, le van a contar lo de Manu a Juanjo. De hecho, se ve una escena donde Juanjo está siendo desagradable con Trini y Manu acude a defenderla con puñetazo incluido. OMG. Además, parece que van a recuperar el Jeco/María José y eso es guay =D
PD: Los guionistas de Arrow son unos mamones y unos cabrones y todo lo que se os ocurra y aunque vi ayer el episodio, sigo sin reponerme. OMG.
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