Hoy os traigo la reseña de un libro que me decepcionó muy, mucho. El argumento (que aparece en la contraportada) me llamó bastante la atención, también la portada y la editorial que lo ha traído a España, Alfaguara, pero, al final, Mi espectacular ahora ha sido uno de los libros que me ha dejado más indiferente durante este año. Y, eh, ya estamos a noviembre y he leído unos cuantos.
¿Y de qué trata Mi espectacular ahora?
Sutter Keely vive aferrado a su 7up mezclado con whisky y va de una fiesta en otra sin que le importe nada más, salvo su amigo Ricky, con quien filosofea en sus ratos libres, y su novia Cassidy, que le vuelve loco. Sin embargo, tras el milésimo desplante y una pequeña confusión que sólo deja claro que Sutter jamás le dará a Cassidy lo que necesita, ésta le deja.
Entre el corazón roto, que Ricky se ha echado novia y empieza a centrarse, Sutter se encuentra solo. Por eso, cuando amanece en el jardín de Aimee y la conoce, decide adoptarla como un proyecto humanitario: quiere volverla más normal, que encaje en el instituto y deje atrás ciertos problemas que acarrea.
Mi espectacular ahora está narrado en primera persona por su protagonista, Sutter Keely, Sutterman, el borracho consentido de Dios o como queráis llamarlo (o quiera llamarse él, que a veces habla de él mismo en tercera persona). Eso hace que resulte un libro de lo más irregular, donde había capítulos bastante entretenidos, pero que iban intercalados por las idas de olla de Sutter y sus rollos filosóficos que aburrían bastante. De hecho, era un libro que terminé más por cabezonería que por otra cosa y que no me costaba nada dejar de leer.
El otro problema es que Sutter es gilipollas.
Sí, tiene buen fondo y también buenas intenciones, pero no deja de ser un alcohólico egoísta que destroza todo lo que toca, además de un hipócrita. A Sutter se la pela todo, salvo sí mismo: nunca, jamás, tiene en consideración los sentimientos de los demás o por qué hacen lo que hacen, sólo le importa él mismo, lo que provoca que vaya haciendo bastante el ridículo por la vida y que sea bastante normal que lo acaben mandando a la porra de un modo u otro. Tampoco es que eso le cause algún problema, pues a lo largo de toda la novela Sutter no evoluciona ni un poco, por mucho que se coma la cabeza o se choque de bruces con la realidad, lo que fue algo que no me gustó en absoluto.
Al igual que tampoco me gustó la supuesta historia de amor. Digo "supuesta" porque yo en ningún momento vi que Sutter sintiera algo por Aimee, más allá del cariño que se le coge a una mascota que te hace compañía cuando nadie más lo hace. Vamos, que si Ricky y Cassidy no le hubieran dejado de lado en cierta manera, Sutter no se molestaría con Aimee lo más mínimo.
La cuestión es que Aimee, cuando empieza la novela es una chica dulce, que tiene muy claros sus sueños, es responsable y friki, pero Sutter la cambia en cero coma. Aparte de que el hecho de que Aimee modifique su personalidad por Sutter me resulta horrible, sobre todo porque lo hace con facilidad y a peor, me resulta un tanto hipócrita por parte de Sutter, que se jacta de aceptar lo raro. Sí que es cierto que, en ciertos aspectos, sólo desea ayudarla: no quiere que nadie la pisotee, lo que está bien... hasta que te das cuenta de que es él quien la está pisoteando, por irónico que resulte.
De hecho, una vez leída la novela, el único personaje que salvaría es a Cassidy. A diferencia del resto del elenco, me pareció real, natural, nada forzada. Además, de que fue la única que me cayó bien: sí, está confusa, pero también es alguien que intenta hacer las cosas bien y la única que le pone las cosas claras a Sutter, al ser la que ve claramente lo que está ocurriendo.
Es curioso como, en general, Tim Tharp toca distintos temas tópicos del género teen (la presión social, el enfrentarse al futuro, las situaciones familiares complejas...) sin demasiada sensibilidad, pero sí que emplea una prosa muy bonita. La narración es lo mejor de la novela, es muy cuidada y Tim Tharp tiene un estilo bonito sin resultar cursi o cargante, salvo cuando da pábulo a las idas de olla filosóficas de su protagonista pasado de rosca, que son siempre las mismas.
Hasta aquí, digamos que Mi espectacular ahora es una novela que se deja leer, aunque es tan irregular que es más floja que otra cosa. No obstante, luego llegas al final y dan ganas de estamparle el libro a Tim Tharp en la novela. No sólo el protagonista no evoluciona ni un mísero ápice, ni que la historia no tenga una trama trepidante o algún rastro de originalidad, sino que va y Tim Tharp escribe un final más abierto imposible. A mí me dio la sensación de que llegó a ese momento, no sabía qué más escribir y cortó por lo sano. ¿Qué clase de broma es el final de Mi espectacular ahora? No sé, tras todas esas páginas leyendo las paranoias de Sutter, tras que descubriera ciertas cosas y comprendiera otras, me habría gustado que le hubiera dado cierta conclusión a su historia, no dejarlo tan, tan abierto.
Como ya he dicho al principio, Mi espectacular ahora fue una decepción: no resultó aburrido, pero sí irregular y no le ayuda nada ni los personajes artificiales, ni esa broma de final abierto que se casca el autor. ¿Sinceramente? No lo recomiendo. Hay muchos libros mejores en los que sí merece la pena invertir nuestro tiempo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Hija de humo y hueso de Laini Taylor.
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