Tengo debilidad por las historias de ladrones, esas películas, series o novelas donde un grupo planifica un golpe y les dan esquinazo a la policía y demás. Por eso, cuando Artemisa me comentó que había encontrado un libro de esa temática, La bolsa o la vida, no dudé en hacerme con él en cuanto pude. La lectura se retrasó un poco, pero, cuando al final lo cogí, lo hice con muchas ganas y es que no podía tener mejor pinta:
Cuando la dirección de la residencia El Diamante S.A. cambia, el nuevo director está tan concentrado en ahorrar que sus medidas no pueden fastidiar más a los ancianos que viven en ella: la comida es horrible, les quitan los dulces, se quedan al cuidado de una única enfermera (que además es horrible)... hasta les quitan los adornos navideños que tanto les gustaban. La situación llega a tal punto que Martha, una de las residentes del Diamante S.A. cree que se viviría mejor en la cárcel. Por eso, acaba convenciendo a sus amigos para que la ayuden a robar porque creen que viviendo en la cárcel estarían mucho mejor. Así que los cinco ancianos se escapan de la residencia, establecen su cuartel general en un hotel de lujo y empiezan a planear cómo robar dos famosos y carísimos cuadros.
El punto de partida era interesante, te vendían el libro como algo muy divertido... y al final ha sido una de las novelas con las que más me he aburrido y que más me ha costado leer. No sé si era yo, si es que el estilo de Catharina Ingelman-Sundberg no es para mí o qué, pero me resultó hasta difícil leer La bolsa o la vida porque desconectaba a la primera de cambio.
Durante toda la lectura, tuve que ir retrocediendo páginas porque perdía el hilo muy fácilmente y no porque fuera una historia complicada, me liara con los nombres o hubiera muchos personajes con los que liarse. Vamos, que me costó leer La bolsa o la vida un montón y encima no lo disfruté nada, ni me reí ni una sola vez. Así que ha sido una de las decepciones literarias que me he llevado este año.
Al leer, me dio la sensación de que la autora, Catharina Ingelman-Sundberg, se esforzaba en plantear una historia divertida con unos personajes tan divertidos como entrañables, pero a mí me cayeron todos fatal, sobre todo la protagonista. Por mucho que se fueran liando las cosas, que todo se saliera de madre como en las películas, la historia no consiguió ni divertirme, ni entretenerme, ni interesarme. Además, me pareció todo como muy artificial: desde el conflicto, hasta los personajes, pasando por la narración.
No me gustó nada la forma de narrar de Catharina Ingelman-Sundberg, que peca de lo mismo que el resto de factores de la novela: artificiosa, rebuscada y sin esa personalidad que la autora busca durante todo el libro.
Vamos, que La bolsa o la vida no es una novela que recomendaría a nadie, porque no recuerdo ni un solo aspecto positivo. Aburrido, pesado, sin garra... Sólo me lo terminé porque soy una maniática y no me gusta dejar sin terminar un libro. De hecho, en toda mi vida sólo he dejado sin terminar un libro y lo hice cuando era niña. Si estáis buscando un libro para pasar un buen rato, no elijáis este.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Cazadores de sombras. Renacimiento I. Lady Midnight de Cassandra Clare.
Lo único que me gusta es cómo está diseñado el título en la portada. No conocía el libro y creo que seguiré así. No hay nada más triste que escribir una obra de humor sin tener gracia, que no sé si Catharina Ingelman-Sundberg será una persona super graciosa en su vida diaria, PERO.
ResponderEliminarLa portada mola mucho (curiosamente mola mil veces más la edición de bolsillo, que es esta, que la cara). Yo creo que no ayuda que la mujer sea germana a la hora de tener gracia, xDD.
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