Hoy os traigo la reseña de la última saga que he leído y que ha ido a parar a esa lista que suelo denominar Las sagas de mi vida porque me ha encantando. Estoy hablando de Las crónicas Kane, una trilogía escrita por Rick Riordan, grande entre los grandes. Yo ya me había leído su saga anterior, Percy Jackson y los dioses del Olimpo, que me encantó, así que me hice con la saga al completo aprovechando las Navidades.
La trilogía está formada por La pirámide roja, El trono de fuego y La sombra de la serpiente, de los cuales NO encontraréis spoilers en esta reseña, por cierto.
En La pirámide roja conocemos a los hermanos Carter y Sadie Kane, que han crecido separados pues, mientras que Carter viajaba de un lado a otro del mundo junto a su padre (el conocido arqueólogo Julius Kane), Sadie tuvo que quedarse en casa de los padres de su difunta madre en Londres. Todo empieza cuando Carter y su padre van a ver a Sadie por Navidad y los tres juntos acaban en el museo británico para estudiar la Piedra Roseta. Una vez ahí, el doctor Kane empieza a actuar de forma extraña y acaba provocando una explosión que destruye ésta última.
Por si no era suficientemente malo, con la explosión cinco dioses egipcios se ven liberados y Set, el dios del caos, acaba haciendo desaparecer al doctor Kane. Es entonces cuando comienza la huida hacia adelante de Carter y Sadie que, de repente, empiezan a descubrir un secreto tras otro de su familia, mientras intentan evitar que Set domine el mundo.
Los tres libros están escritos de una manera muy original, pues el autor asegura que recibió una cinta de audio con la historia contada por los propios Kane y que él sólo la ha trascrito. Por lo tanto, las novelas están escritas tanto desde el punto de vista de Carter como el de Sadie, que van alternando cada dos capítulos, con todo lo que eso conlleva. Me ha parecido increíble el trabajo que ha hecho Rick Riordan como autor, ya que, sin necesidad de leer si es uno u otro el narrador en el título, se sabe. Mientras que Carter tiende a ser más serio, con más información y con algunos puntazos muy buenos, Sadie es mucho más divertida y, además de servir para preguntar cosas sobre mitología que el lector puedo no conocer, posee un punto de vista muy particular.
Y me gustaron las partes de Carter, lo prometo, pero es que con Sadie me tronchaba. Me encanta.
Además, otra cosa que se nota simplemente en la narración es la evolución de los personajes y como van madurando a medida que la acción avanza. Y es que Carter y Sadie son unos personajes muy, muy buenos. No son nada típicos, tienen su complejidad y, sobre todo, resultan muy humanos. A veces la cagan, otras aciertan de chiripa, a veces no pueden más o se dejan llevar por los sentimientos y el egoísmo, aunque siempre intentan hacer lo mejor.
Otra de las cosas interesantes de la saga y de los personajes, algo que les hace también muy humanos, es la relación entre ellos. Cuando se inicia la aventura, Carter y Sadie son prácticamente desconocidos, pues sólo se ven dos días al año, pero poco a poco se irán conociendo, apreciando y convirtiéndose en ambos. Pero, claro, son hermanos y como buenos hermanos, a veces no se entienden, se lanzan muchas pullas y se encuentran irritantes la mayoría del tiempo, aunque se quieren por encima de todas las cosas.
Y es que Carter y Sadie son muy distintos entre sí. Mientras que Carter es más reflexivo, sensato y está muy puesto en cultura egipcia, Sadie es todo lo contrario. Sadie es vehemente, actúa casi sin pensar y encuentra la mitología egipcia un rollo descomunal. No obstante, juntos hacen un gran equipo y se complementan muy bien. A mí, particularmente, me gustó mucho que Sadie fuera la lanzada de los dos y que tuviera semejante gusto por lo prohibido.
Acompañando a Carter y a Sadie hay una gran galería de personajes de lo más variopintos: buenos, malos, dioses, monstruos, animales psicóticos... Vamos, de todo. Eso sí, Rick Riordan sabe dotar hasta el más pequeño personaje de su propia personalidad y es uno de esos autores que suele tener detalles muy chulos a la hora de caracterizar a sus personajes, sobre todo con los dioses. ¿A quién le interesa un Anubis con cabeza de chacal cuando Rick Riordan lo escribe como un adolescente buenorro vestido de negro y pelo desordenado? Pues eso.
La verdad es que le cogí muchísimo cariño a la mayoría de los personajes y si empezara a hablar de ellos, los citaría uno detrás de otro diciendo lo sumamente que me gustan. Bast, Zia, Bes, Walt, Anubis, Félix, Tot... Vamos, por molarme hasta Set.
Y si los personajes molan, la historia lo hace todavía más.
Rick Riordan consigue la mezcla perfecta de misterio, aventuras y humor con alguna pincelada que otra de amor. Por un lado, sabe crear muy bien el ambiente de tensión, pues todas las aventuras de los Kane son a contrarreloj, lo que quiere decir que la acción no cesa en ningún momento. Sí, hay tiempo para desarrollar las relaciones, formar vínculos y demás, pero en todos los capítulos hay un nuevo y sorprendente giro que te deja con ganas de leer el siguiente. Y, claro, de paso no te aburres ni un solo segundo.
De hecho, es que, por otro lado, Rick Riordan sabe dotar de humor y originalidad cualquier cosa que escriba porque, de verdad, creo que jamás me he reído tanto con un libro como en un capítulo de La sombra de la serpiente y, encima, a cuenta de un triángulo amoroso. Por cierto, aprovecho para decir que es el triángulo más genialoso y original que se puede escribir, ¡me encanta!
Por lo demás, comentar lo sumamente bien que encaja las piezas y como logra hilar tan bien la mitología egipcia con las aventuras que viven los Kane. Además, una vez leída toda la trilogía todo tiene sentido y, de nuevo, todo encaja.
En conclusión, Las crónicas Kane es una de las mejores trilogías que se pueden leer, incluso si no te gusta la fantasía. Divertida, trepidante, llena de personajes memorables y un misterio y un obstáculo tras otros, aunque al final todo tiene sentido. En serio, esta saga hay que leerla sí o sí.
me encanta el libro de la piramide roja
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