Hoy hablar de este libro cuando salió, pero no había podido leerlo hasta ahora, cuando ya ha salido su segunda parte (Show) y está a punto de publicarse la tercera y última (Live). La cuestión es que me llamaba mucho la atención, ya que el argumento me parecía original, sobre todo para ser una novela juvenil y, encima, está contando desde el punto de vista de chicos, lo que también es bastante inusual.
¿Y de qué trata Play exactamente?
Aarón acaba de volver de pasar las vacaciones con sus abuelos, temporada que ha pasado casi incomunicado, y no le esperan más que sorpresas: por un lado, su novia, Dalila, ha sido elegida mediante un talent-show a nivel mundial para interpretar a un famoso personaje literario; por otro, Leo, su hermano mayor con el que está muy enfadado, ha vuelto a casa de sus padres tras haber fracasado en su intento de convertirse en actor.
Leo, por su parte, quiere recuperar a su hermano, además de hacerse famoso. Un día, por casualidad, descubre que su hermano compone y canta y decide abrir un canal de Youtube haciendo playback de esas canciones para ganar fama. Así, los dos hermanos Serafin acaban envueltos en un fenómeno de masas, cada uno por un motivo: Leo para conseguir su sueño y Aarón para intentar poder contactar con Dalila de nuevo, inalcanzable tras haberse convertido en una estrella de fama mundial.
La verdad es que nunca me había topado con un libro así, que tratara de la fama y el amor por la música y perseguir tus sueños, es algo más bien reservado a películas americanas. A mí esas películas me molan un huevo (siento debilidad por las películas de baile, coros o pueblerinas que quieren ser estrellas de la canción) y las otras novelas de Javier Ruescas también me habían gustado mucho. Vamos, que lo tenía todo para que me molara.
¿Lo ha conseguido? Pues sí. Absolutamente.
Me resultó un libro, ante todo, súper entretenido. Son unas quinientas páginas en las que no dejan de pasar cosas. Además, no están dándole vueltas a lo mismo una y otra, lo que se agradece mucho, pues es muy interesante ver cómo se van envolviendo los hermanos con cada nueva situación y, sobre todo, como se relacionan entre ellos.
De hecho, aunque el amor tiene una parte importante, pues es el motor de la historia, predomina tanto la relación entre los hermanos con el crecimiento de cada uno. Sí, hay amor romántico, pero no era lo más importante y eso me pareció muy interesante, sobre todo porque la historia de los hermanos no tenía desperdicio y, encima, es algo que me parece muy original.
Por un lado, tenemos a Aarón, que es un chico algo tímido, creativo, con un gran talento, sensato y muy romántico. Aarón es mi favorito, así, sin más. Creo que es el personaje con el que más se puede empatizar, ya que es el que se ve envuelto en todo por las ocurrencias de su hermano. Además, el chico es un amor y aunque se equivoque, que como todo hijo de vecino lo hace, siempre es adorable y, encima, tiene unos puntos muy buenos, algo que yo siempre aprecio.
Por otro lado, tenemos a Leo. Ay, Leo. Yo tengo una relación de amor-odio con este hombre. A veces lo quería achuchar, aunque la mayoría del tiempo le habría estrangulado un poquito. Leo es principalmente egoísta. No es que sea mala gente, que no lo es; ni que no quiera a su hermano, que lo quiere. Es que le puede el conseguir la fama. Además, es muy, pero que muy impulsivo, nunca se para a pensar en lo que hace, así que, generalmente, actúa guiado por razones egoístas más por ser un niñato, que por otra cosa. Lo que pasa es que luego siempre le acabas perdonando, en parte porque también es encantador, en parte porque tiene daddy issues.
Y acompañando a los hermanos Serafin hay un amplio abanico de secundarios: amigos, familiares, conocidos, etc. Lo que me gustó tanto de los protagonistas como de los demás personajes es que, aunque están basados en tópicos, tiene varias capas y acaban resultando tan humanos como especiales. Quizás es el mejor ejemplo es el padre de Leo y Serafin, el cual es presentado como un capullo integral (sobre todo por parte de Leo), pero al que también se le acaba viendo su humanidad.
La historia, quizás, es algo previsible, pero en este caso no necesita giros de guión, pues no es ni un thriller ni una novela de misterio, sino la subida a la fama de dos hermanos completamente diferentes. Eso sí, el final me sorprendió bastante, más por lo que pasaba que por algún pequeño giro, y deja con ganas de seguir leyendo. Además, como ya he dicho es muy entretenida, de lectura muy rápida y que engancha lo suyo.
Esta es la tercera novela que leo de Javier Ruescas (bueno, vale, sería la quinta, pero contemos la trilogía Cuentos de Bereth como una sola obra) y vuelve a sorprender con un estilo distinto. Tras la narración en tercera persona de Cuentos de Bereth, los mensajes de texto de Pulsaciones, en Play nos encontramos con dos narradores en primera persona que se van turnando y que, por supuesto, son Aarón y Leo. En este caso ha hecho una gran labor como escritor, ya que se apreciaba quién contaba cada capítulo sin necesidad de leer el nombre.
En cuanto a su narrativa, pues se adapta muy bien tanto a la historia como a los dos narradores: fresca, divertida, con un montón de referencias a la cultura pop (eso mola mil =D), mucha música y sin ser cursi en las partes más romanticonas.
Vamos, resumiendo, que me ha gustado mucho. La devoré en muy poco tiempo porque, una vez has conocido a los hermanos Serafin, sólo puedes seguir leyendo para saber qué les va a deparar la siguiente página. Una novela divertida, original, que habla sobre la fama y los fenómenos fan con corazón y dos protagonistas tan dispares como reales.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Vampire academy V. Deuda de espíritu de Richelle Mead.
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