lunes, 4 de enero de 2016

El gusano de seda

Comenzamos los lunes literarios del 2016 con la reseña de una novela que estaba deseando leer, El gusano de seda de Robert Galbraith. Recordemos, por si alguien no se enteró en su día, que Robert Galbraith es el seudónimo que empleó J. K. Rowling para publicar El canto del cuco, su primera novela negra, que estaba protagonizada por el detective Cormoran Strike. Pues bien, El gusano de seda es la siguiente aventura de éste y, como la primera me gustó mucho, le tenía muchas ganas.

¿Y de qué trata El gusano de seda?

Tras haber resuelto el caso de Lula Landry, la agencia de Cormoran Strike sigue manteniendo un buen ritmo de trabajo, hasta el punto de que él solo empieza a no dar abasto. Eso sí, sigue necesitando dinero y desea subirle el sueldo a su secretaria, Robin, así que suele elegir casos que le reporten una buena compensación económica... Al menos hasta que la señora Quine aparece en su despacho para encargarle que busque a su marido, que lleva unos días sin dar señales de vida.

La señora Quine no está demasiado preocupada por su marido, ya que cree que se trata de una de sus desapariciones habituales, pero le necesita en casa para ocuparse de su hija. Por eso, le encarga a Strike que le busque. Éste no puede evitar sentir compasión por ella, así que acepta el caso... y entonces descubre que Owen Quine, un escritor de carácter complicado, ha escrito un libro titulado Bombyx Mori (gusano de seda, en latín) que parece haber sacudido el mundo editorial londinense al no dejar títere con cabeza. Por eso, cuando Strike halla finalmente a Owen Quine, asesinado según describe el final de su propio manuscrito, la lista de sospechosos es bastante larga.

Nuevo caso, nueva situación y nuevo mundillo en el que investigar. Si en El canto del cuco nos adentrábamos en el mundo del famoseo, la moda y los paparazzi, en El gusano de seda nos codeamos con editores y autores que tienen mucho que esconder.

La verdad es que me ha parecido tan interesante como acertado el cambio de escenario, ya que consigue que El gusano de seda tenga su propia personalidad y el mundo editorial también hacía que fuera un caso original, sobre todo gracias a la víctima. Una vez más, la conocemos gracias a los testimonios de aquellos que le rodeaban, que son los mismos que van enriqueciendo un caso mucho mejor planteado que el que investigaba Strike en El canto del cuco. No me entendáis mal, el misterio sobre el suicidio de Lula Landry estuvo muy bien, pero la desaparición y asesinato de Owen Quine ha sido tan retorcido que ha molado mucho más.

Owen Quine no sólo era un hombre complicado y un gilipollas de mucho cuidado, sino que escribió su obra maestra basándose en la gente de su entorno y lo que sabía de ellos, por lo que se insinúan secretos de los demás personajes que no sólo añaden misterio, sino que los perfila tan bien como sospechosos que no dejas de teorizar sobre quién fue el asesino y por qué.

Además, y sin entrar en detalles, la resolución del caso ha estado muy, muy bien y la sorpresa me pareció mejor llevada que el giro de El canto del cuco. Vamos, que el caso ha estado mejor planteado, pero también ha sido más interesante y nos ha dado una galería de personajes mucho más memorables que en la entrega anterior. Y ha habido puteferio fino por toda la novela, lo que es otro añadido.

Al igual que lo han sido las vidas tanto de Strike como de Robin. Y es que, además del caso de Owen Quine, Robert Galbraith (o J. K. Rowling, como prefiráis) ha seguido desarrollando a sus dos personajes principales.

Por un lado, Strike está en un momento de su vida mucho más ligero, ya que la agencia de detectives va mejor, se está cuidando y su pierna no le da tantos quebraderos de cabeza y todo parece más tranquilo en general, al menos hasta que se dedica de lleno al caso de los Quine. De paso, conocemos a gente de su entorno, como a uno de sus hermanastros o a un antiguo compañero del frente, que es el policía encargado de llevar el caso de Quine.

Por otro lado, Robin quiere ascender en la agencia, dejar de ser secretaria para convertirse en investigadora, pero no termina de decírselo a nadie. Encima, su boda con Matthew cada vez está más próxima y su prometido no traga a Strike, ni está demasiado contento con el hecho de que ella haya decidido quedarse en la agencia, lo que no deja de originar fricciones. Sin embargo, a pesar de que su situación no es sencilla, Robin sigue trabajando y luchando para ser considerara como algo más que una secretaria, lo que me gustó mucho. Robin me cae muy bien y encima es muy hábil, así que es muy sencillo empatizar con ella.

Eso sí, quien no sale nada bien parado en esta entrega es Matthew, el prometido de Robin. Si en la primera entrega no era alguien a quien le cogieras afecto, en esta acabas hasta el gorro de él y no dejé de preguntarme qué veía Robin en él y por qué no lo mandaba a paseo. El tío es un pesado prepotente, que siempre tiene que dar por culo y que se cree que Robin debe cumplir su santa voluntad. Me ha parecido un personaje francamente desagradable y el contraste entre la forma en la que él trataba a Robin y cómo lo hacía Strike era bestial.

Porque, además, en esta entrega la relación entre ambos está más asentada y es más íntima, hasta el punto de que se toman ciertas confianzas como hablar sobre sus vidas o preguntarse por ellas. Me da la sensación de que el plan a largo plazo es que ocurra algo entre ellos, pero la autora se lo está tomando con calma, poco a poco, lo que es de agradecer porque con la situación de los dos, se debe construir bien cualquier relación que surja. También se agradece el que Robin vaya ganando peso en la agencia y vaya creciendo en el plano profesional.

Finalmente me quedaría hablar del estilo, pero es que es J. K. Rowling y comentar lo bien que escribe no es novedad. Su prosa es elegante, efectiva y, aunque a veces peque de minuciosa, a mí no me ha importado porque ayuda a imaginarse el Londres de Strike y Robin.

En conclusión, El gusano de seda presenta un salto cualitativo desde su predecesor con un caso más interesante, mejor llevado y resuelto, aunque sigue siendo terriblemente entretenido y adictivo. Una vez que lo coges es difícil soltarlo (yo, por ejemplo, me lo leí en un par de días). Así que no voy a dejar de recomendarlo, ni de esperar que publiquen en España la tercera parte, Career of evil, porque con esta trayectoria tiene que ser una pasada de novela.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Rechicero de Terry Pratchett.

2 comentarios:

  1. No sé por qué pospongo tanto la lectura de este libro si el primero me gustó. Y encima ahora me entero de que se va a publicar la tercera parte.

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    1. Y encima mola muchísimo, a mí me gustó más que el primero y el primero me gustó. Y ya no digamos que si lo comparamos con 'Una vacante imprevista', xDD.

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