Rainbow Rowell es una autora que siempre me ha encantado y que siempre tengo en cuenta: me gustó Eleanor y Park, me gustó Fangirl y estoy deseando leer sus otras novelas, que han estado publicando en España últimamente. Sin embargo, hoy estoy aquí para hablaros de la que ya se ha convertido en mi favorita: Moriré besando a Simon Snow, cuyo título español a día de hoy sigo sin saber si me horroriza o me encanta por lo sumamente hortera romanticón que es. Tened en cuenta que en inglés, la novela se titula Carry on, que significa "sigue adelante".
Esta novela es curiosa porque la estaba deseando antes de saber que existía, ya que cuando leí Fangirl, aunque me interesaron tanto Cath como su mundo, me quedé con las ganas de leer las aventuras de Simon Snow, esas novelas sobre las que la protagonista escribía fanfiction.
Bueno, pues gracias a las musas, a las estrellas o a lo que sea, Rainbow Rowell decidió que debía escribir un libro protagonizado por Simon y Baz y así nació Moriré besando a Simon Snow. Y como quizás no hayáis leído Fangirl, lo que deberíais cambiar, os voy a contar de qué trata la historia de Simon Snow y esta novela centrada en él:
Simon Snow era un huérfano normal y corriente, hasta que El Hechicero se presenta en su orfanato para informarle de que es el Elegido, el mago más poderoso y, por tanto, el que tiene que salvar al mundo mágico de una misteriosa criatura llamada Humdrum, que devora la magia. ¿El problema? Que aunque lleva años estudiando en una escuela de magia, a Simon se le da fatal el usarla y, de hecho, él mismo sabe que es un pésimo Elegido, sin necesidad de que su compañero de habitación, Baz, se lo recuerde constantemente. Baz es, de hecho, otro problema en sí mismo, ya que Simon sabe que es un vampiro que va sembrando el caos por el colegio, pero nunca ha podido llegar a probarlo.
Cuando empieza su último año en Watford, la situación es aún más complicada, pues el Humdrum le atacó al final del curso anterior, la situación política va volviéndose más y más tensa, al igual que la relación de Simon con su novia, Agatha. Y, encima, Baz no da señales de vida, algo que obsesiona tanto a Simon como pensar que se acerca el momento de ejercer de Elegido.
Probablemente el argumento te sonara a Harry Potter. Pues sí, es una versión del mundo de J. K. Rowling, ya que la autora se basó en Harry Potter para crear las novelas sobre las que Cath se obsesionaba en Fangirl. Es algo que Rainbow Rowell no oculta, de hecho creo que leyendo Moriré besando a Simon Snow se nota lo mucho que a Rainbow Rowell le gustó el trabajo de J. K. Rowling. Sin embargo, también hay que decir que se molesta muchísimo en que su mundo mágico tenga su propia personalidad, al igual que sus personajes.
Es decir, que cuando empiezas a leer Moriré besando a Simon Snow, no dejas de hacer comparaciones, pero poco a poco la historia te atrapa y te olvidas del resto. Además, la trama de esta novela acaba siendo distinta a las aventuras de Harry Potter. No sólo tiene una perspectiva más adulta, sino que lleva muy bien ese equilibrio entre presentar el mundo, el misterio, las aventuras y el desarrollo de los personajes.
Vamos, que acabas completamente rendida a los pies de Rainbow Rowell, deseando saber cómo se unen todas las piezas. Ese interés, junto al ritmo ágil y la maravillosa prosa de la autora hacen que Moriré besando a Simon Snow se lea en un santiamén.
Además, me encantó el trabajo que hizo la autora con todos los personajes, ya que todos ellos son complejos, tienen distintos veres y tienen ese algo especial que los hace memorables. Incluso un personaje que podría ser un completo desastre, como es el de Agatha, acaba siendo medianamente interesante. Agatha, a priori, tiene todos los ingredientes para ser el tipo relleno irritante (odia las aventuras, tiene sentimientos por los dos protagonistas masculinos...), pero Rainbow Rowell logra que sea algo más que un cliché y que comprendas su posición.
También los personajes adultos, que están en un segundo plano, están muy bien construidos, aunque, para mí, le ganan de calle el trío principal. Quizás de ese trío, el rival más débil es Simon, pero aún así me gustó: tiene claro que es un desastre, no entiende su posición como Elegido precisamente por eso y aprecia que todas sus victorias se han debido a los otros. Oye, que al menos el muchacho es sincero consigo mismo. Eso sí, me resultó un poco irritante la obsesión que siente por pillar a Baz, a quien faltó que le acusara de haber matado a Manolete, así que suelo imaginármelo cantando el Busted de Candace de Phineas y Ferb, pero eso ya son cosas mías.
Y es que, además, Baz me conquistó desde el primer momento. Baz es el robaescenas de la novela, el personaje más interesante de todos. Baz es el heredero de una poderosa y antigua familia de hechiceros, que se enfrenta al Hechicero y a Simon, pero también es un vampiro, algo que le tortura porque se convirtió cuando, siendo niño, unos vampiros atacaron Watford y mataron a su madre. Se supone, encima, que debe odiar a Simon, incluso debería matarlo, pero está perdidamente enamorado de él. Vamos, que Baz no puede tener más contradicciones en el cuerpo, pero eso sólo le hace más maravilloso porque es cínico, tiene mala leche, es inteligente, capaz y tiene sentido del humor.
¿Quién da más? Pues Rainbow Rowell, ya que desarrolla la relación romántica entre Baz y Simon con mucho tacto y personalidad, por lo que queda muy bonita, un poco en plan comedia romántica, pero no es cursi, ni ocupa el noventa por ciento de la novela. De verdad, me gustó muchísimo el cómo hace que Simon se dé cuenta de sus sentimientos y cómo Simon acabe viendo a Baz como es realmente y venza esa visión que él mismo se había construido.
Ni que decir tiene que me lo pasé pipa leyendo la relación de estos dos, pero encima Rainbow Rowell no descuidó la trama de misterio. Pese a ser un libro auto-conclusivo, que maneja muchos hilos (se supone que sería el octavo de una saga), todo tiene sentido y todo acaba perfectamente cerrado, ya que todos los frentes acaban encajando. Además, me pareció muy bien pensado el final y cómo se cierra todo, ya que no sólo es original y mola, sino que, como he dicho antes, no recuerda en absoluto a Harry Potter.
Es decir, si te gustó la saga de J. K. Rowling y te gustan los libros de fantasía con aventuras y diálogos chispeantes, no dudes en darle una oportunidad a Moriré besando a Simon Snow. Sé que el título suena a folletín romántico de portada empalagosa, pero no es así. En absoluto, es muchísimo más y, de verdad, es un libro que puede gustar a cualquier lector.
El próximo lunes literario estará dedicado a... El rey del invierno de Bernard Cornwell.
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