lunes, 16 de marzo de 2015

La sangre del Olimpo

Ya sabéis que soy muy, muy fan de Rick Riordan y que, por eso, libro que saca, libro con el que tengo que hacerme para leerlo cuanto antes. Encima, en este caso el hype era todavía mayor porque La sangre del Olimpo era la quinta y última entrega de su saga actual, Los héroes del Olimpo. Las expectativas estaban altas, pero el señor Riordan es un pro de la vida y ha sabido cumplir con creces. Mejor no me adelanto y voy con el resumen:

El momento clave que decidirá las vidas de todos, es decir, el despertar de Gaia (y posterior fin del mundo) se aproxima, al igual que una guerra entre griegos y romanos que acabaría con la masacre de un bando si es que no son los dos. Para detener ambos hechos, los héroes que viajan a bordo del Argo II se han dividido: mientras que Nico, Reyna y el entrenador Hedge parten hacia el Campamento Mestizo con la Atenea Parthenos para detener el enfrentamiento entre griegos y romanos, los siete semidioses de la profecía parten para intentar frenar a Gaia y sus gigantes.

Así, tenemos el mismo esquema que encontramos en La casa de Hades: Rick Riordan va alternando no sólo los puntos de vista, sino las historias. Así, recibimos una ración del viaje de la Atenea Parthenos (alternando a Reyna y Nico como puntos de vista) y acto seguido otra de las aventuras del Argo II (siendo Jason, Leo y Piper los narradores).

Personalmente la elección de narradores no me termina de convencer. Sí, Nico al fin tiene punto de vista (sólo le ha costado 7 libros al pobre, nada) y también me han gustado mucho los de Reyna, así que por esa parte no me quejo. Sin embargo, me ha parecido muy pobre que únicamente se haya centrado en el trío que inició la saga. En parte queda circular, en plan, ellos empezaron y ellos terminan, pero he echado mucho de menos que se ahonde en los otro cuatro personajes. Y, mira, a Frank nunca le han hecho mucho caso, pero me parece un delito que Percy, Annabeth y Hazel estén un poco de adorno hasta el punto de que apenas tienen papel en lo que es el final propiamente dicho. Mucho bombo con que son parte de la profecía, pero al final la historia de ellos cuatro se ha quedado un poco en agua de borrajas.

Y, bueno, no sé, tras todo lo que pasaron Percy y Annabeth en el libro anterior, creo sinceramente que se merecían aunque fuera un capítulo para ver cómo han cambiado las cosas. Sí, vale, Riordan lo trata con conversaciones entre Annabeth y Piper, pero, no sé, se me antoja un poco deslucida esa parte.

Sin embargo, he de decir que las historias de los cinco narradores están muy, muy bien. Es increíble cómo ha ido tratando a Jason, como le ha humanizado aún más y me ha gustado mucho su evolución en La sangre del Olimpo. Creo que ha sido el que mayor evolución ha tenido en esta novela, porque, por ejemplo, Piper ha sido un personaje del que nunca se ha olvidado y lleva creciendo los cinco libros. Lo mismo que Leo, que es tan divertido como siempre, además de adorable. De hecho, ha sido Leo el que ha llevado la carga romántica del libro y todo ha sido muy, muy bonito.

También hemos podido de conocer de primera mano a Reyna y a Nico, además de tenerlos juntos, lo que ha funcionado a las mil maravillas. Reyna me ha encantado y me ha gustado conocer su historia, aunque nada llegará a lo genial que ha sido leer a Nico. Llevaba muchos libros esperando esto, ¿vale? Y, ah, cómo ha molado. Leer todo desde su óptica, ver como, al fin, iba abriéndose (¡ya era hora!) y, sobre todo, ¡¡Will Solace!! OMG, cómo mola. Su historia me ha parecido muy, muy corta, pero menos da una piedra y, además, yo creo que la historia de esta gente no termina aquí.

Al igual que hizo en El último héroe del Olimpo (que es la última y quinta entrega de Percy Jackson y los dioses del Olimpo... creo que si tomáramos un chupito cada vez que he escrito (y escribiré) esa palabra, acabaríamos más pedo que Alfredo), Rick Riordan deja varios cabos sueltos: las palabras de Afrodita hacia Reyna, todo lo sucedido con Leo al final... Y creo que, de nuevo, los atará en una nueva saga.

Porque sabemos que Rick Riordan está trabajando en una nueva, en este caso basada en la mitología nórdica (¿qué si me muero por leer a su Loki? Qué bien me conocéis) y bajo el título de Magnus Chase y los dioses de Asgard. Chase. No, no es casualidad, el mismo Riordan lo ha confirmado y, además, en La sangre del Olimpo Annabeth habla sobre un tío suyo al que apenas vio y que tiene un hijo. Vamos, blanco y en botella, leche.

A pesar de esos cabos sueltos, la aventura contra Gaia termina, al igual que los problemas entre campamentos, creando una nueva situación que parece mucho mejor para los semidioses.

Sin embargo, he de decir que me ha faltado epicidad en el final. Sí, hay una parte que es brillante (la que tiene que ver con Nico, Will y Octavio), pero lo que es la lucha contra Gaia y el cumplirse la profecía se me quedó un poco soso. De hecho, El último héroe del Olimpo me parece un final muchísimo más épico, más conseguido y mejor pensado que La sangre del Olimpo, lo que es un poco decepcionante porque llevamos cinco libros con los protagonistas peleando contra el fin del mundo y una rival más que terrible y el enfrentamiento final ha sido un poco descafeinado.

Aunque, eso sí, el plan de Leo me pareció súper inteligente. De hecho, es por cosas de esas que, pese a que tiene sus fallos, estoy encantadísima con el libro. Porque me he reído, no he podido dejar de leer y pasan un montón de cosas súper molonas, así que se le perdonan los puntos flojos.

Vamos, que me ha encantado la saga y que estaré esperando como agua de mayo conocer a Magnus Chase.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Fangirl de Rainbow Rowell.

sábado, 14 de marzo de 2015

La carga de Clarke

Y tras decir adiós a la segunda temporada de Sleepy Hollow (de la que tengo pendiente hablar, por cierto), ayer miércoles decía adiós hasta octubre otra serie. En este caso, la segunda temporada de The 100, esa fantástica joya de la ciencia-ficción que, por algún motivo que no alcanzo a comprender, no lo anda petando al otro lado del charco. En serio, yankis, what is wrong with you, guys? Seh, lo pongo en inglés tanto por fardar como para me entiendan... Bueno, sólo por lo primero, que no creo que me lean.

La cuestión es que The 100 nos ha dejado huérfanos hasta octubre, pero a cambio hemos tenido una temporada gloriosa donde no ha habido ni un momento de respiro, ni un sólo episodio de transición (también denominado “la mierda de relleno”).

Los guionistas se han preocupado de tratar a todos los personajes, sabiendo repartir el protagonismo entre todos ellos de forma muy equitativa. Quizás no salían en todos los episodios, a veces sencillamente eran una presencia testimonial, pero todos ellos han contado con historias potentes y momentos que reforzaban el viaje de cada uno. Así, por ejemplo, en esta segunda temporada no se ha ahondado tanto en el carácter de Bellamy como sí se hizo en la primera, pero sigue siendo el héroe por antonomasia: desde el momento en que se infiltra en Mount Weather sabes que todo va a ir mejor, que va a hacer lo que sea para salvar el día.


Sin embargo, sí que han desarrollado a otros tantos personajes, cambiándolos con todo lo que iba pasando y siguiendo la senda natural: Octavia (¡quién lo iba a decir viendo el episodio piloto!) se ha convertido en una guerrera fiera, valiente y decidida que puede con cualquier cosa; Raven ha aprendido que se puede ser fuerte e independiente sin tener que renunciar a ser querida, lo que nos ha dado los únicos momentos románticos, al margen de la relación entre Octavia y Lincoln.

Por cierto, ni que decir tiene que Wick mola mil y que me encantan juntos. Además, ese tira y afloja no sólo es bonito, sino que tiene chispa y es divertido, lo que, de paso, dota de cierta ligereza a una serie tan dura como esta.

De hecho, eso ha sido algo que me ha gustado mucho de esta segunda temporada. En la primera quedó bastante claro que entre chicas andaba el juego, pues las tres protagonistas eran mucho más interesantes que la mayoría de los chicos. Sin embargo, poco a poco han ido trabajando en los personajes masculinos y han hecho cosas muy interesantes con ellos: Wick, como ya he dicho, es una buena incorporación; Lincoln ha pasado por todo un Infierno, del que ha salido reforzado y con una decisión que cambia su posición en la serie (eligió a Octavia, por tanto ahora a los ojos de los suyos es de la gente del cielo, habrá que ver si entre éstos le aceptan); incluso Jasper ha tenido que endurecerse a marchas forzadas y liderar a los 47 en ausencia de Clarke y Bellamy.


Incluso Kane, que había sido uno de los personajes con mayor evolución, ha seguido creciendo y se ha seguido ahondando en él. De hecho, Kane es hoy por hoy el único personaje adulto que merece la pena.

Porque yo no sé quién es peor, si Jaha en plan iluminado debido a un ataque de cojonitis de los gordos (le faltó dejar de respirar cuando pasaron de su opinión, cual niño chico) o Abby viviendo ajena a la realidad. Porque durante estos dieciséis episodios hemos asistido a como Abby se revolvía contra su propia hija, intentando ser una líder que nunca llegará a ser más que nada porque no es realista. Sí, desde luego sus ideales son bonitos, pero en un mundo como en el que viven no son nada prácticos. Está tan empeñada en dejar su alma intacta que ni sabe inspirar ni sabe tomar las decisiones adecuadas para que su gente sobreviva.

Y es que esta temporada ha estado reflexionando mucho acerca del liderazgo, del peso que supone portar la corona y lo han hecho con esa contraposición entre Lexa y Clarke, que ha sido la auténtica protagonista de esta última mitad de la temporada. De hecho, durante estos episodios Clarke ha tenido que decidir si Lexa era un espejo donde reflejarse o liderar fiel a su estilo.


Como bien ha dicho Octavia en este último episodio todos confían en ella, todos esperan que Clarke salve el día, sobre todo con Bellamy estando lejos como agente infiltrado. Es cierto que poco a poco Clarke se ha erigido la líder de la gente del cielo, con Bellamy como mano derecha. La princesa y su capitán de la guardia, por decirlo de alguna manera. ¡Y qué posición tan ingrata!

Clarke ha sido la que se ha visto obligada a tomar decisiones imposibles, a tener que hacer de tripas corazón por el bien de los demás y básicamente a sacrificarse. Clarke tomaba las decisiones que debían tomarse, pero que nadie querría tomar. Que estuviera más o menos acertada es algo que debe juzgar cada uno, aunque sí que es verdad que a Clarke siempre le ha movido el salvar tanto a su gente como a los máximos posibles, incluso a expensas de sí misma.

Porque Clarke en cierta manera ha vendido su alma, algo de lo que ella era consciente, pero que no le ha importado hacer por un bien mayor. De hecho, ha sido algo que ha mantenido hasta el final al exiliarse para facilitar las cosas a los demás. Y es que Clarke habrá salvado a los 47, pero por el camino se ha cargado a mucha peña y ha conseguido una buena cantidad de reproches: desde una Octavia que fue tan humana como cruel (el decirle que no es suficiente todo lo que ha estado haciendo del último episodio) hasta su propia madre, que más parecía una niña enrabietada. Quizás es porque Abby nunca ha sido santo de mi devoción, pero siempre me dio la sensación de que envidiaba a su propia hija porque conseguía con facilidad lo que ella no pudo obtener: que la siguieran y respetaran como líder.


A eso hay que añadirle que la situación con Raven está tensa desde lo sucedido con Finn y que seguramente Jasper va a culparla por la muerte de Maya. Vamos, que entre la culpa que debe sentir y el panorama que le espera en el Arca no me extraña que haya decidido auto-exiliarse.

Eso sí, también me ha gustado que haya habido gente que sí la ha entendido: Kane, que sabe lo que es verse en esa situación (de hecho todas las vidas que arrebató en el Arca son su máxima motivación para proteger a todos los posibles) y, sobre todo, Bellamy.

El reencuentro en este último episodio no ha sido tan bonito como ese abrazo anterior, pero sí que ha sido mucho más intenso y, en mi opinión, una declaración de intenciones. Ha sido Bellamy quien ha puesto la mano sobre la de Clarke para bajar la palanca, el que ha insistido que están juntos y también ha sido él de quien se ha despedido. De hecho, esa escena me ha encantado: el cómo ha intentando que Clarke se quedara, insistiéndole en que estaba con ella y que, si quería perdón, él se lo daba.




Y tras esta pedazo de escena, yo estaba exactamente así:

Y no sólo no se han besado, sino que Clarke se ha ido sola. Sola. ¡¿Pero por qué leches no se ha ido Bellamy con ella?! ¡¿Por qué?!

No, en serio, que hasta Lexa ha besado a Clarke antes que Bellamy. ¡¿Pero esto qué es?! Ojo, creo que en The 100 son valientes hasta a la hora de tratar la sexualidad, haciéndolo con naturalidad, pero es que Clarke y Bellamy deben estar juntos y de momento nada de nada. ¡Pero que Jasper ha pillado cacho antes que estos dos! ¡Jasper!

Espero que en la tercera nos den algo entre ellos, en serio, que ya se está convirtiendo en una costumbre separarlos y que nos dejen esperando el reencuentro. Además, Clarke se merece un poco de amor tras todo lo que ha tenido que pasar. Hombre ya.

Pero, bueno, más allá de lo poco que me gusta que los hayan separado de nuevo, la marcha de Clarke deja una situación muy interesante en el campamento de la gente del cielo. Clarke era la líder, también la que consiguió una tregua con los grounders, pese a que Lexa la acabara traicionando. Por tanto, habrá que ver cómo está la situación entre ellos y, sobre todo, la del Arca: con Clarke fuera, ¿quién será el líder? Los adultos se empeñan en dirigir ellos el cotarro, pero la verdad es que no sirven (Kane no tardó en darse cuenta de ello), por lo que la opción más clara sería Bellamy (sobre todo tras quedar como un héroe tras Mount Weather), pero dudo mucho que Abby lo permita.

Y por si la nueva situación del campamento y el auto-exilio de Clarke no fueran suficiente, también tenemos otro frente abierto: Jaha en plan iluminado (y consecuentemente cada vez perdiendo más la cabeza, sólo hay que ver cómo se carga al random de la barca) y Murphy se dirigían hacia La ciudad de la luz, que vendría a ser La aldea del Arce para esta gente: un lugar donde acogen a todo el mundo y que hay arcoíris y unicornios prácticamente.

Jaha inició la expedición por un mero ataque de orgullo. Este es otro como Abby, incapaz de renunciar al liderazgo, así que se marchó para volver cual Mesías y volver a mandar. De hecho, se ha tirado unos cuantos episodios vagando por el desierto. Personalmente me la traía bastante al pairo lo que pasaba en este frente, más que nada porque Jaha me da pereza infinita y Murphy me parece más interesante cuando se relaciona con los 100.


Al final ese éxodo llevado a cabo por esta extraña pareja ha tenido su razón de ser, pues Murphy ha encontrado un búnker-mansión abandonado donde ha visto un video de lo más extraño (un hombre dice que una mujer lo hizo, que consiguió los códigos de lanzamiento, pero que la culpa es suya y, al final, se suicida), mientras que Jaha ha dado con el holograma de una mujer que lleva siglos esperándole y que tiene la cabeza del misil que Jaha envió a la tierra.

Semejante WTF? final conlleva muchas preguntas: ¿quién es el hombre del video? ¿La mujer del holograma es la misma de la que hablaba el hombre del vídeo? Bueno, yo eso creo que es de cajón, pero bueno. ¿Dónde está el cadáver del suicida? Y, sobre todo, ¿qué planea hacer el holograma con la cabeza del misil y el iluminado? Porque eso me da miedito, que están ambos dos como para llevar bonitas camisas de fuerza.

Ay, que la Comic Con llegue pronto para que nos cuenten cosas y, al menos, tener algo con lo que entretenerlos hasta que nos llegue la tercera temporada. Y como dice la gente del cielo:

Que nos volvamos a encontrar.

miércoles, 11 de marzo de 2015

El ministerio del Tiempo 1x03 - Cómo se reescribe el tiempo

Tercer episodio de El ministerio del Tiempo y yo no sé si ha sido porque esa época me encanta o porque así ha sido, pero me ha parecido todavía mejor que los anteriores. Que ya es decir. Así que, nada, no me enrollo y voy directamente con la crónica de este grandísimo episodio.

Todo comienza con Amelia en su época, que está posando junto a sus padres para un retrato. De hecho, la pobre está tan aburrida de posar que se nos pone en plan Meredith Grey y se pone a hablar en voz en off sobre lo molona que es su vida viajando por el tiempo. Así nos pone, de paso, al día: Ernesto está entrenando a Julián para disparar, aunque éste no está muy contento porque él salva vidas, no las quita; Alonso está aprendiendo cosas sobre el presente e incluso han celebrado el cumpleaños de Velázquez.

Amelia (pensando): Chúpate esa, Meredith, no me enrollaré con el Doctor Macizo en el ascensor, pero viajo en el tiempo, ¡y eso mola mil veces más! ¡Ja!

Pero, claro, esto es una serie y no todo puede ser súper bonito y tranquilo, así que, mientras Amelia comenta con su voz en off meredithiana que algo chungo is coming, vemos como unos soldados persiguen a dos tíos. Matan a uno y el otro les dice en francés que tiene información secreta para Himmler (no confundir con Hitler): que sabe cómo viajar por el tiempo. Los nazis que, como todos sabemos, son unos tíos súper simpáticos, se cercioran usando pentotal sódico y seguramente tortura.

Por cierto, yo no sabía que la mano derecha de Hitler era un tío llamado Himmler y es un poco maravilloico, ¿no? Quiero decir, es como Hernández y Fernández, pero de verdad. Aunque los primeros no eran unos cabrones tarados, pero bueno.

Ay, que me enrollo: tras la confirmación de los nazis de que el hombre puede viajar por el tiempo, la escena salta hasta la abadía de Montserrat, todavía en los años 40. Ahí, nuestra Carmen Sandiego temporal, es decir, Lola cruza de forma ilegal a dos hombres hasta el 2015 para que empiecen una nueva vida. Se suponía que iban a marcharse con los otros dos (los perseguidos por los nazis), pero consideran que están muertos, así que Lola les da dinero, un billete para Brasil y los envía el futuro.

Fan total de la actuación del mimo y de la posterior cara de flipe de los republicanos:

Republicano #1: La gente del futuro es muy rara... ¿O crees que será esa tal Lady Gaga?
Republicado #2 (más tarde conocido como Juan): Pues ya podía haber llevado el traje de carne, que tengo hambre.

Y mientras tanto, Salvador está echando la bronca a Velázquez porque éste no deja de intentar contactar con periódicos para quejarse de que restauran mal sus obras. Palabras literales, las dejan como una serie de televisión española: demasiado luminosas. Muy grande Velázquez. Un saludo para los responsables de la serie Alatriste, por cierto, por si se dan por aludidos o algo. Bueno, Salvador le dice al pintor que sabe que usó las puertas para pintarse la cruz de Santiago en Las Meninas, cuando recibe una llamada. Velázquez, a eso se le llama salvado por la campana.

Velázquez sigue en sus trece sobre que no hacen justicia a sus cuadros y se queja de La rendición de Breda, aunque a Alonso le cuadro le gusta porque refleja bien la grandeza del ejército español. Julián le dice que estaba formado por mercenarios, pero Alonso insiste en que los españoles eran los que luchaban y Amelia les recuerda que Espínola era genovés, aunque lo nombraron Grande de España. A Alonso le hubiera gustado luchar junto a él y recuerda que dejó Flandes con una derrota, lo que hastía a Julián... pero la sangre no llega al río porque el jefe les llama.

Velázquez: ¡Cómo te puede gustar eso! ¡Si tiene tantos coloritos que parece hecho con Plastidecor!
Yo creo que Alonso le llama gaznápiro y le dice que mal rayo le parta y no se ofende tanto.

¿Os acordáis de la llamada que salva a Velázquez de la bronca? Pues no era mala, no, lo siguiente y no, no era de Piqueras. Sino que tiene que ver con los nazis. Salvador e Irene ponen al trío maravilla en antecedentes históricos: en 1940 Hitler y Franco se reunieron para negociar la participación de España en la Segunda Guerra Mundial, pero al final no se llegó a un acuerdo. ¿Por qué? Distintas causas: España estaba hecha mierda en aquel entonces y Franco se vino arriba pidiendo cosas. Sin embargo, a Salvador le han llegado noticias de que Hitler ha enviado toneladas de trigo y, al parecer, Hitler está a punto de aceptar las condiciones de Franco.

Ernesto se pregunta qué querría Hitler de España y eso es precisamente lo que quiere saber Salvador. Éste explica que, mientras Hitler se reunía con Franco en Hendaya, Himmler visitó el monasterio de Montserrat en busca del Santo Grial porque el amigo Hitler estaba obsesionado con el esoterismo y los objetos místicos como La lanza del destino. Julián habla por todos nosotros al decir que eso le suena y yo, mientras escribo esto, tarareo a Indi porque es demasiado épico como para no hacerlo. Ay, Indiana Jones, qué hombre :3

¡Un Indi salvaje apareció!
Indiana Jones: Oye, maja, ya lo siento, pero estoy un poquito ocupado ahora mismo...
Oh, perdón, perdón, vale, sigo con la crónica. Perdón.

Total, que Salvador envía a Ernesto (que habla alemán) e Irene a Madrid a descubrir qué quiere Himmler. Así, Ernesto se nos infiltra de camarero en el Rich para poner un micro en la habitación de Himmler, mientras asiste a una bochornosa reunión entre los alemanes y un militar español que los invita a una corrida de toros. Nuestros políticos, haciendo el ridículo frente a Alemania hasta en los 40, di que sí.

A todo esto, los dos huidos de los años 40 han descubierto la comida china y uno de ellos se ha puesto malísimo, por lo que el otro tiene que irse solo, aunque llama al médico. Como el enfermito tiene una foto de su familia (a la que no le hace nada de gracia abandonar) y está delirando sobre puertas del tiempo, llama la atención del Ministerio, así que el trío maravilla va a verle al hospital. Una vez ahí, Julián le echa la bronca por viajar por el tiempo sin saber que es alérgico a las gambas, mientras que Alonso se pone en plan chungo, aunque Julián lo para. Eso sí, Julián es mucho más persuasivo al amenazarle con encerrarle en un psiquiátrico. Mmm, Julián, esa estrategia me resulta familiar... aprendemos rápido, ¿eh?

Mientras, los demás están escuchando la habitación de Himmler y Ernestro traduce como el nazi acusa al torero de ser un cabrón asesino. Salvador asiente, diciendo que donde esté Auschwitz, que ese es un espectáculo para toda la familia. Muy surrealista todo, yo es que me parto, en serio. Entonces, a Himmler le llega un telegrama que dice que todo va como querían y que Hitler aceptará la propuesta de Franco, así que ellos irán a Montserrat a buscar el grial de los griales. El amigo Himmler está tan contento que se pone a tatarear a Warner con tanto estilo que, palabras textuales de Salvador, hasta Chiquetete lo haría con mayor solemnidad. No, en serio, las frases de este hombre me matan. Son buenísimas.

 Himmler (cantando): Vaya torrito, ay, torrito guapo, tiene botines y no va descalzo.

Salvador: Vale, ya está, hay que matar a este tío entre terribles sufrimientos. Una cosa es que se carge a Warner, que a a fin y al cabo es alemán, ¡pero al Fary no! ¡Por eso no paso! ¡El Fary es intocable, leches!

En esas, llega el trío para informarles de que hay una puerta ilegal en el monasterio de Montserrat, así que suman dos y dos: los nazis quieren la puerta. Irene se pregunta cómo conocen los nazis la existencia de la puerta y Amelia les responde que por Lola Mendieta. Miradas entre los tres funcionarios con experiencia.

Y vamos con Lola, que se ha reunido con el chivato, que le cuenta una mentira de nada: huyó al ver como mataban a su compañero. Lola le dice que no se preocupe, que le salvará y que no se preocupe por Hitler, ya que no sabe que hay una puerta en Montserrat, sino que cree que está el Santo Grial. Después, se marchan hacia el monasterio.

De vuelta a nuestros protagonistas, Salvador no pierde el tiempo: envía a Ernesto e Irene a Hendaya a impedir que España entre en la Segunda Guerra Mundial a cualquier coste, mientras que el trío va a Montserrat a encargarse de la puerta. Tras una paradita por vestuario y peluquería (de la que Alonso no es muy fan, aunque Julián cree que es peor si irían a ver a Viriato. Uh, eso sería digno de ver, o que se vayan a Atapuerca con el funcionario de la semana pasada), acaban en la Barcelona de los años 40.

A Amelia le da miedo el viajar a su futuro, ya que en los años 40 ella será una anciana. Pero, tranquilos, que ahí está Alonso para animarla: un soldado no piensa en el futuro, porque cada día puede ser el último.

Una vez en Barcelona, Amelia se sorprende al ver cómo está todo, así que Julián le cuenta cosas de la postguerra. Eh, por una vez, es Julián quien ejerce de enciclopedia, qué cosas. Al pasar por una tienda, ven el cuadro de la familia Folch que estaban pintando cuando ella se fue de casa. Eso, evidentemente, turba muchísimo a la pobre Amelia, que decide no pararse, porque tienen una misión importante entre manos.

Julián: Sí, sí, me lo contó mi abuelo, no es que haya visto 'Amar en tiempos revueltos' que la protagonizaba un tío muy guapete.

Y tan importante si tenemos en cuenta que los nazis podrían viajar al presente para conseguir armamento moderno y, al volver, ganar la Segunda Guerra Mundial. Precisamente es eso lo que le cuenta Salvador a Juan (es decir, el alérgico a las gambas), que se niega a creer que Lola esté colaborando con los nazis. Según Juan, Lola sólo está salvando vidas. Salvador no sabe qué hacer con él, así que le deja marchar con la foto de su familia y, cuando Angustias le pregunta qué será de él si vuelve a su tiempo, Salvador descubre que es un republicano que morirá en el 41.

Además, le pide a su secretaria que avise a Espínola, por lo que ella suspira que la situación es más grave de lo que pensaba. Lo malo es que Espínola debe de estar ocupado, porque se ve obligada a dejarle un mensaje en el contestador.

De vuelta a los años 40, el trío es víctima de una broma de los funcionarios que le están ayudando y que fingen una bronca entre picoletos y maquis. El pobre Alonso no se entera de nada, pero los funcionarios se lo pasan chachi piruleta. Qué cachondos ellos, oye. Eso sí, los funcionarios les ayudan: les dan ropas para infiltrarse y los explosivos para volar la puerta. Además, les dicen que si necesitan ayuda, hagan sonar las campanas del monasterio porque hay muy mala cobertura. Soy tan fan de esos detalles.

Amelia sigue preocupada por sus padres, así que Julián le ofrece investigar cuando todo haya acabado, pero ella no está tan segura de querer saberlo. Una vez más, decide concentrarse en la misión, así que, disfrazada de monje, se infiltra para buscar la puerta, mientras los chicos acuden vestidos de Guardia Civil con la excusa de que existe riesgo de atentado.

Y como los nazis ya han llegado, que para eso los ha traído El chivato, sorprenden a Amelia antes de que pueda encontrar la puerta. Al oír un disparo, los chicos van en su búsqueda y se topan con la persecución: un nazi sigue a Amelia hasta el campanario, pero al mismo tiempo ellos son seguidos por otro nazi. El primero coge a Amelia como rehén y les dice que tiren las armas. Y Julián como es Julián y siempre, siempre, se centra en lo importante, comenta que ese no necesita subtítulos, xDD.

Los nazis encierran a los chicos en una habitación y se llevan a Amelia a otra, lo que deja a Julián muy preocupado, aunque Alonso conserva la calma. De hecho, le pide que le cuente un chiste del que antes habían hablado los otros funcionarios. Así que Julián se pone a explicarle toda la película, al mismo tiempo que Amelia se reúne con Lola que decide aprovechar la ocasión y les dice a los nazis que sabe dónde hay un montón más de puertas.

En esas, llega Himmler al cual el prior vacila con una clase sin igual: le deja claro que no hay ningún Grial, que lo único que tienen es La Moreneta, pero Himmler se niega a besarla porque es negra. Bah, será rancio. El prior, bastante asqueado con los nazis, les deja muy claro que no puede prohibirles el paso, pero que se quedará en su habitación hasta que se larguen y que no rompan nada, porque deben temer su ira, no la de Dios. Definitivamente El prior-Khan se va a su habitación a cantar I'm a boss, bitch, porque eso totalmente su canción.

Prior: No rompan nada o sus vais a cagar.
Monje: ¡Di que sí, jefe!

Yo me imagino a los monjes así en sus habitaciones.

Himmler, ajeno a que El prior-Khan es un boss, se reúne con Lola, que le habla del Ministerio del Tiempo y sus puertas.

Pero tranquilos, chicos, que El prior-Khan no es el único boss o ídolo de la serie, que ahí está Alonso. Durante todo este tiempo, Julián ha estado explicándole el chiste famoso. Al ver que los nazis llegan, Alonso empieza a gritarle a Julián que se calle, que está harto (evidentemente Julián alucina pepinillos) y acaba usándolo de arma para noquear a un nazi. Luego se esconde y se carga a otro, mientras le reprocha a Julián que no luche mejor, pero éste sigue resistiéndose porque salva vidas, no las quita. Alonso, ante todo es práctico, y dice que la primera vida que debe salvar es la propia.

Alonso: A ver si aprendemos un poquito de mí, ¿eh?

Y mientras los chicos van al rescate de Amelia, los nazis empiezan a cruzar la puerta hacia el 2015 para dominar El ministerio del Tiempo. Lo mejor es un señor random que pasa por ahí y, al ver a los nazis, se queja de que estén rodando otra película de guerra.

En el monasterio, El chivato le recrimina a Lola lo que ha hecho, pero ella considera que él es peor, pues ha matado a toda la gente que no podrá salvarse al cruzar la puerta. El chivato se excusa diciendo que le han prometido ir al futuro... pero es mentira cochina, porque los nazis se lo cargan ahí mismo. En serio, ¿quién confía en los nazis? ¿Quién?

El resto de nazis llegan al Ministerio del Tiempo justo cuando Salvador, harto de que Espínola no le haga ni caso, decide evacuarlo. Pero Salvador no es el único con puntualidad británica, ya que entonces rescatan a Amelia y deciden avisarle de que los nazis are coming, pero, claro, es demasiado tarde, porque éstos se han apoderado del Ministerio. El trío no lo duda ni un segundo y deciden pedir ayuda a los paquis, que es como Alonso llama a los maquis, para ir a salvar al Ministerio.

Por su parte, Ernesto e Irene está en el tren de camino a Hendaya, donde están reunidos los bigotes más tristemente célebres de la historia, para detener el trato. Irene se queja de que nunca le toque seducir a una mujer hermosa y, de paso, cuenta que ha conocido a Ava Gardner, aunque debe de ser la única que no presuma de ello. Mujer, que Ava Gardner es Ava Gardner, una debe hacerse un selfie con ella, hombre ya. Ernesto comenta que ha conocido a muchísimos cabrones e Irene intenta sonsacarle de qué época es y Ernesto se sale por la tangente diciendo que es tan lejana que ni siquiera la recuerda. Yo voto por la Edad Media, por cierto.

Estos dos tienen clase hasta con esas pintas. Seriously.

Ernesto tiene que reunirse con Franco, ya que éste necesita a alguien que hable alemán. Es que al chaparrito el inglés sí, pero el alemán se le da fatal y, encima, le preocupa la reunión con Hitler porque es un estirado. Yo me lo imagino escribiéndolo en la puerta del baño del tren, pero eso son cosas mías.

Tras presenciar parte de la reunión, durante la cual recibe una llamada, Ernesto confirma sus temores: la historia está a punto de cambiar. El problema es que, como están fuera de España, sus móviles no funcionan y, por tanto, no pueden contactar con el Ministerio. Irene le recuerda que el trío está en Montserrat en la misma época que ellos, así que puede llamarlos desde la estación.

Irene llama a Julián, que le explica que todo va como el culo, lo que significa que los nazis han tomado el Ministerio. De hecho, en ese momento vemos el presente, donde tienen a los funcionarios retenidos en el comedor. Velázquez está dibujando, tan ufano, algo que Salvador no duda en comentar; el pintor replica que si no dibuja, se caga ahí mismo, así que Salvador cree que es mejor que siga pintando. Velázquez, por su parte, se lamenta de la cantidad de cuadros que se perderían si él muere en ese momento. Yo, por la mía, pido que Salvador y Velázquez tengan que hacer una misión juntos porque eso tiene que ser la bomba.

De vuelta en el tren en 1940, Irene y Ernesto toman la determinación de matar a Hitler, ya que la situación es un poco bastante desesperada y... bueno, es que es Hitler, como bien dice Ernesto, a lo mejor mejoran la historia y todo. Ernesto va un momento al baño, donde se encierra, se mira en el espejo y saca algo de su bolsillo... que está a punto de irse por el desagüe, pero al final lo atrapa a tiempo.

En un espejo de cristal, maquillate, maquillate...

El trío y los maquis llegan hasta la puerta ilegal y apresen a Himmler, un nazi y Lola, que les arenga a que se vayan porque no hay tiempo que perder. Alonso se ofende ante su mera presencia, pero Lola les dice que les ha estado ayudando todo el tiempo: el Ministerio tiene sus propias fuerzas y ella, en realidad, ha enviado a los nazis a una muerte segura. De hecho, es que vemos como en El ministerio llega Espínola dispuesto a patear culos y no veáis cómo mola todo.



Alonso decide llevarse a los dos nazis de escudo porque un buen ejército nunca dejaría morir a su general y todos cruzan por la puerta ilegal. ¿Todos? ¡No! Porque Amelia se queda vigilando a Lola. Ésta no deja de sonreír y le da conversación a Amelia, dejándole claro dos cosas: no la va a disparar y no le conviene matarla. Amelia se sorprende y le pregunta si la conoce, a lo que Lola empieza a soltarle datos. También le explica que ella ha estado salvando vidas, enviando al futuro a gente que iba a morir en la Guerra Civil y que intentó cambiar la guerra de la Independencia para que España cambiara para bien. También cree que El ministerio les tiene engañados, que se podría cambiar la historia y arreglar errores. Después, Lola se marcha, prometiéndole a Amelia que le contará más cosas sobre ella, pero en otro momento.

Y yo tengo una teoría sobre Lola, aunque la voy a dejar para el final.

Porque encima viene una escena súper molona, en la cual Espínola (antepasado de Bruce Willis, es decir, que es un tío chachi) le explica al nazi que sabe español que se ha cargado a todos sus hombres y que, si se rinden, serán tratados con honor. El nazi amenaza a Salvador, lo que hace que el pobre Velázquez se desmaye, cuando llegan los demás con Himmler. Y, claro, ante la posibilidad de que Alonso se cargue a Himmler, el nazi libera a Salvador. Éste, que es otro boss, le deja muy claro a Himmler que o llama a Hitler para que no pacte con España y no vuelve a saber de ellos en la vida o hará que maten a los señores Himmler antes de que se conozcan. Joder, qué poderío, eso es una amenaza y el resto tonterías.



Aprovechando la situación, Alonso se pone en fangirl mode on con Espínola, que le dice que él también es grande aunque no tenga título. Oye, pues Espínola no sólo es un tío chachi, sino que es amor.

De vuelta al tren, Ernesto ha vertido cianuro en el agua de Hitler, pero al final no tiene que usarlo porque es cuando Himmler llama para que no se pacte nada. De hecho, Hitler está tan decepcionado que jura que antes se corta el pene que reunirse otra vez con el chaparro. Mmm, ahora que lo pienso, Hitler no tuvo hijos, mmm.

Después, los chicos se reúnen con Amelia, que está sola, pero Alonso le dice que lo entiende, que Lola tuvo que ser una gran agente del Ministerio. Están hablando, cuando los otros funcionarios deciden hacerse una foto con los nazis arrodillados, para fardar y eso. Los funcionarios maquis son lo mejor y espero que vuelvan a salir alguna vez, porque, en serio, molan mil.

Entonces, para acabar el episodio, Amelia se pone en plan Meredith Grey de nuevo y mientras habla, vemos que Angustia es una Lannister (que calladito se lo tenía) y que siempre paga sus deudas. Vamos, que como Juan la ha salvado, ella a cambio le encuentra a su hijo... que en el 2015 es un viejo. El descubrimiento es tal que, a pesar de que Salvador le ofrece trabajar en El ministerio y le cuenta que morirá pronto, decide regresar a casa igualmente porque quiere ver a su hijo crecer, aunque sea un sólo día.

Pero Juan no es el único que le echa un vistazo al futuro y es que Amelia decide investigar el suyo propio y descubre que su casa está abandonada, no se sabe nada de su familia, así que va al cementerio, donde encuentra su propio tumba. Ahí descubre que le quedan cinco años de vida, se va a casar y tendrá una hija.

Curiosamente en Doctor Who hay una lápida parecida en un episodio muy mítico.
Mmm, bueno, a lo mejor Amelia no muere, sino que la atrapa un weeping angel.

Vale, y aquí es donde entra mi teoría. ¿Vale? Es una teoría, probablemente no acierte, porque tiendo a pasarme con mis elucubraciones, pero ahí va: Lola es la hija de Amelia, de ahí que conozca tanto de su vida. Yo creo que, por algún motivo, Lola tarda en descubrir que Amelia Folch es su madre y, cuando lo hace, ya es una funcionaria, así que quiere hacer lo que querría hacer cualquiera: salvar a su madre. Sin embargo, como el pasado no se puede cambiar, no le permiten hacerlo, lo que provoca que se cabree y que tenga ese resentimiento contra el Ministerio que la lleva a actuar por libre y salvar a personas.

No voy a entrar en que eso puede traer consecuencias horribles, que creo que pasará (no sólo salvas a una persona, sino que empiezas a crear todo un árbol de descendientes que no debería existir), pero sí que diré que Lola era pareja de Irene. Sí, sigo empeñada. Sí, seguramente son paranoias mías y luego no será y tendré que escribir un fanfic para consolarme, pero, vamos, yo creo que Lola e Irene eran pareja. Irene, al creer que Lola está muerta, decide honrarla, yendo a buscar a Amelia, su madre, para que, al menos, pueda cumplir sus sueños (la primera universitaria tiene que desear que se amplíen sus horizontes como lo harían en el Ministerio). Oye, a mí me cuadra todo, otra cosa es que no acierte, pero bueno.

Y eso es todo por hoy, la semana que viene más y encima nos toca la Inquisión y que la Queen Isa aparezca más allá del Skype ;P

lunes, 9 de marzo de 2015

El estudiante

Hoy os traigo la reseña de uno de los libros que le regalamos a mi padre por Navidad: El estudiante de John Katzenbach. Me gusta leer de todo e ir cambiando tanto de género como de tipo de novela, así que suelo pillar las que se lee mi padre para variar. En este caso tenemos un thriller adulto y psicológico, que en España, por cierto, ha publicado Ediciones B.

Timothy Warner, a quien todo el mundo llama Moth, es un estudiante de postgrado de historia alcohólico que está superando el bache: se mantiene alejado del alcohol, va a reuniones y visita con asiduidad a su tío Ed, psiquiatra y también alcohólico rehabilitado. Ed es el único miembro de su familia que de verdad ayuda a Moth, por lo que tienen una relación muy especial y cercana.

De ahí que, cuando Ed aparece muerto y todos creen que es un suicidio, Moth se niega a considerar esa opción porque le conoce y sabe que su tío nunca se suicidaría. Al principio, intenta que las autoridades le hagan caso, pero como no lo consigue, acaba recurriendo a su ex-novia, Andrea Martine (a la que todo el mundo llama Andy Candy), que está pasando por su propio infierno personal al intentar superar una violación. Por algún motivo, Andy Candy decide ayudar a Moth a encontrar al asesino de su tío, así que ambos se internan en un mundo muy peligroso, mientras también luchan con sus propios problemas.

En primer lugar y como persona que se llama Andrea he de decir que Andy Candy es el peor nombre de personaje jamás escrito. En serio, qué horterada. Al principio hasta me costaba tomarme en serio al persona porque siempre, siempre, el narrador la llamaba así y me parece horrible. Es incluso perturbador, porque no sé si me recuerda más a una stripper o a una presentadora de programa infantil. Lo dicho: perturbador. Pero, bueno, son paranoias mías y ya las dejo y sigo con la reseña.

La cuestión es que El estudiante me sorprendió, aunque no fue ni para bien ni para mal. Yo me esperaba una novela de misterio en la que debes resolverlo, en la que te vuelven loca hasta que se atan todos los cabos. Sin embargo, El estudiante no tarda en resolver su misterio. Quizás hasta el final no lo plasma del todo en el papel, pero no hace falta ser un lince para saber quién es el asesino y lo que le impulsa a actuar, lo que, en mi opinión, le resta interés.

Y es que el autor, John Katzenbach, prefiere centrarse en la psicología de los personajes que lo que es en la historia. Sí, hay tensión, pues Moth y Andy Candy se enfrentan a un psicópata, así que siempre están en peligro. Por tanto, también hay acción, aunque en general lo que más prima es desarrollar a todos los personajes que aparecen: lo que sienten, lo que temen, cómo reaccionan a lo que ocurre, lo que piensan... A mí eso me resultó un poco pesado, ya que, por mucho que todos los personajes fueran complicados y cayeran bien, en líneas generales me pareció que le daba muchas vueltas a lo mismo todo el rato y me resultaba muy sencillo desconectar de la lectura.

De hecho, es que El estudiante me ha parecido terriblemente irregular: hay partes que son un auténtico vicio, que llaman a seguir leyendo, pero otras son bastante tediosas. Tampoco ayudó que la gran mayoría de la trama fuera bastante predecible.

Lo que sí tiene a favor El estudiante son sus personajes. Los dos protagonistas son complejos, humanos y caen bien, a pesar de que ambos están en un momento muy duro: Moth intenta luchar contra su alcoholismo, mientras investiga la muerte de su tío y decide qué hará una vez encuentre al asesino; Andy Candy, por su parte, no sólo ha sido violada, sino que ha abortado tras descubrir que se quedó embarazada del violador. La situación de ambos es jodida, lo que podría haber hecho de El estudiante una novela muy deprimente, pero no, ambos luchan contra sus propios demonios e intentan seguir adelante.

El resto de personajes también están a la altura y, de hecho, John Katzenbach les presta tanta atención que, si debe hacerlo, hasta escribe desde su punto de vista. Eso sí, a mí no me resultaron todos igual de interesantes: mientras que el viejo profesor y el asesino me gustaban, la fiscal alcohólica me parecía bastante aburrida.

Por suerte, el ochenta por cierto de la novela se centra en la pareja protagonista, que me gustaron mucho como personajes.

La verdad es que El estudiante es uno de esos libros que no tengo muy claro si no me ha gustado o, por el contrario, le daría el aprobado raspado. No es que me haya parecido lo peor, ni me costara ponerme a leer, pero tampoco me ha emocionado demasiado. Personalmente, prefiero otro tipo de novelas de misterio, menos psicológica y con algo más de chicha, como quien dice. Se puede tener unos personajes interesantes, ahondar en ellos, sin descuidar la trama de misterio y acción.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Los héroes del Olimpo V. La sangre del Olimpo de Rick Riordan.

viernes, 6 de marzo de 2015

El ministerio del Tiempo 1x02 - Tiempo de gloria

He de admitir que no tenía pensado hacer crónicas de El ministerio del tiempo, pero entre que me las pedisteis por tuiter, que la primera temporada son sólo 8 episodios y que la serie mola mil, pues me he animado. Además, como bien me dijo Abril, el Lope de Vega de Víctor Clavijo bien lo merece.

Así que, venga, recapitulando del episodio anterior: Alonso de Entrerríos, un soldado de Tercios de Flandes, y Amelia Folch, la primera universitaria del siglo XIX, son fichados por El ministerio del Tiempo, el único secreto español. Dicho ministerio se encarga de viajar atrás en el tiempo para mantener la historia como fue. A todo esto, Julián Martinez, un enfermero del SAMUR que perdió a su mujer hace unos años, acaba conociendo dicho ministerio e invitado a trabajar... quien dice invitado dice que Jaime Blanch le chantajea vilmente, pero con clase, para que no tenga opción. Los tres juntos salvan al Empecinado de un francés que quería cambiar la guerra de la Independencia, aparece Lola Mendieta, una funcionaria que creían muerta, por medio y no sabemos a qué juega y Julián usa las puertas del tiempo para volver a ver a su esposa y matarnos de amor.

Bueno, pues si todo ha quedado claro, vamos con el episodio 2. Y, sí, resumiendo el anterior me he sentido muy voz en off de Jane the Virgin, así que me molo mucho ahora mismo, xD.

Lisboa, Mayo de 1588, Miguel Rellán (que es amor desde que tengo uso de memoria) revisa la lista de pasajeros del San Juan y ve algo que le acojona tanto que va a su despacho y escanea dicha lista para enviarla al Ministerio. ¿Temerá que Mario Casas haya viajado en el tiempo y no sólo provoque otro cataclismo barquero sino que no deje de quitarse la camiseta? Ya veremos, pues de momento saltamos otra vez en el tiempo.

Miguel Rellán: Oh, mira, Rocamora, me han enviado al fin los últimos capítulos de Harry Potter y el misterio del... ¡Qué coño! ¡Dumbledore, noooooo!

Y es que Julián sigue llamando a su difunta esposa, pero en esta ocasión se coge el teléfono a sí mismo como si estuviera haciendo una La casa del lago pero con Sandra Bullock hablando con Sandra Bullock en lugar de Keanu Reeves. Tranquilos, que el espacio tiempo no colapsa... aunque la amenaza de Mario Casas en el San Juan sigue ahí... O no, porque entonces Irene recibe el fax de Miguel Rellán y descubrimos que Lope de Vega no se enroló en dicho barco, lo que supondría que moriría antes de lo debido y, creedme, eso sería una desgracia porque Lope, a su manera, mola un huevo.

A todo esto, Alonso y Amelia le están echando la bronca a Julián por la llamada intertemporal y el primer se viene un poco arriba. Es que el muchacho es un pelín intenso. Alonso les hace ver que, en realidad, todos sus seres queridos están tan muertos como la esposa de Julián, lo que deprime a Amelia, porque más que nada es verdad. Cosas de viajar en el tiempo, esperad, que sé de alguien que lo explica muy bien:

"No había pensado en eso... No sé si voy a llorar o me va a estallar la cabeza..."

"Time isn’t a straight line from cause to effect. It’s more like a big ball of wibbly wobbly timey wimey… stuff."
Explicación patrocinada por los nuevos yogures de natillas con pescado. Mmm, ¡yuimmy!

Total, que Salvador hace llamar al Trío Maravilla y examina a Julián sobre Lope de Vega y la Armada invencible. No es que Salvador le tenga manía a Julián cual profesor de colegio, sino que Alonso queda excusado por ser anterior y Amelia, de hecho, es una fangirl de Lope. Julián tiene el nivel de conocimientos que cualquier hijo de vecino tiene, así que catea el examen y Ernesto e Irene aprovechan para meterse muy disimuladamente con el sistema educativo español actual. Muy fan de los zascas que meten en esta serie, por cierto.

Para ahorrarnos el libro de texto, nos resumen muy bien la situación: el amigo Lope es un pieza de cuidado, que secuestró a la que será su mujer y, claro, el padre de la susodicha muy bien, muy bien no es que se lo tomara. Cosas raras que tiene la gente, oye. Por eso, le concede la mano a cambio de que Lope vaya a la Armada Invencible, a luchar contra la Pérfida Albión (vale, eso es de mi cosecha) y básicamente a que la palme. Sin embargo, Lope enroló en uno de los pocos barcos que sobrevivieron, así que la misión del trío es que o bien embarque en el San Juan o en otro que se escapara de la tragedia.

Así que, nada, Amelia y Julián se visten de época, no así Alonso porque sólo serán diecisiete años tras su "muerte". Vamos, que es el que va a la moda en este caso. Al cruzar la puerta aparecen en un barco y Alonso no se lo toma nada bien, porque eso de no tener los pies en tierra firme NO le mola un pelo. Al ver su reacción, Julián comenta que ahora entiende ciertas cosas... o tufillos. Por cierto, ¿soy la única mala persona que desea que lo suban a un avión?

Alonso: ¡Estamos en un maldito barco! Lo noto en la tierra, lo huelo en el aire...
Julián: ¡Hostia, si es la dama Galadriel! Aunque lo que hueles no es un barco precisamente... cof, cof, dúchate.

Miguel Rellán les recibe y sigue siendo un amor y les lleva al despacho que tiene junto al puerto para buscar a Lope en el registro. A Alonso lo de mirar papeles no le apetece y decide irse de vinos, aparentemente por motivos laborales. Vamos, que se escaquea para tomarse un piscolabis como cualquier funcionario. Qué bien se nos está adaptando el soldado. Mientras, Ameliapedia le explica a Julián que un terremoto destrozará Lisboa y que ni en su época se conserva lo que están viendo en ese momento.

Finalmente, tras mirar muchos papeles, descubren que Lope debe embarcar en el San Esteban, del cual lo único que saben es que es un galeón. Julián le pide a Miguel Rellán un ordenador y éste tiene uno y con conexión a Internet. En parte, envidio a este hombre, no sólo viaja en el tiempo, sino que puede ver cualquier cosa on-line, porque en esa época no estaban dando por saco con las leyes. Eso sí, a ver quien le envía vidas del Candy Crush al pobre.

Bueno, que me enrollo. Al comprobarlo en Internet, descubren que el San Esteban fue capturado por los irlandeses y todos murieron. Por si no tenían suficiente con encontrar a Lope para salvarlo, Amelia se da cuenta de que en la lista está Alonso.

Julián: Anda, se ha dejado el Skype abierto... Uy, juraría que conozco a esta rubia tan mona...
Amelia: ¿Isa Queen forevah? Curioso nombre.

Por cierto, a todo esto, al enterarse de las malas nuevas, Salvador y Ernesto hablan sobre el tema: ¿cómo ha terminado Lope en el barco que no debe? Salvador cree que es azar, casualidad, el peor enemigo de todos porque son invisibles e imprevisibles, no como una persona de carne y hueso. Ahora bien, la pregunta es: ¿todo se debe a que Lope es tal pieza que hasta cambia la historia sin querer o, como diría Estela Reynolds, hay una mano negra detrás de todo?

De vuelta a nuestros protagonistas, están comentando el "misterio" del nombre de Alonso en la lista, cuando ven a Víctor Clavijo molestando a un tío en verso. Ya sabemos quién es, ¿no? Lope se pone a putear al tío y a ligar con una chica al mismo tiempo, mientras suelta versos, que Amelia reconoce. A Alonso Lope no le cae bien de primeras, pero detiene el enfrentamiento y se va con el soldado cornudo, mientras Amelia se acerca a Lope con cara de ir a pedirle un autógrafo. Yo creo que de tener un palo, y conocimientos, se habría hecho un selfie con él.

Lope: ¡Ja, esto te pasa por haberte llevado a Santi!
Bernabé: ¡Pero si tú salías con Clara!

Lope tarda cero coma en ponerse a ligar con Amelia, que supuestamente es la mujer de Julián. ¿Si eso le importa a Lope? Pues no, para nada. Ella, por su parte, intenta resistirse, pero poco a poco va cayendo. No puedo decir que no la entienda, porque a mí Víctor Clavijo se me pone en plan latin lover y no es que pudiera pensar con claridad. A todo esto, Julián ya está más que harto de Lope y de que hable en verso y le hace un zasca de la hostia recitando Maneras de vivir de Rosendo. ¡Toma ya, eso es clase! Amelia no parece ser fan de Rosendo, no así Lope que se queda impresionado, y larga a Julián no muy disimuladamente.

A Amelia se le ocurre un plan para salvar a Lope: se dejará seducir por él y, en cuanto se queden a solas, Alonso le dejará grogui para meterlo en el barco donde debería haber estado. Están comentando todo eso, cuando Alonso se da cuenta que un tío les está mirando, así que se pone en plan encantador con él... y como estamos hablando de Alonso, quiero decir que se pone chungo y le llama "gaznápiro". Ni que decir tiene que a partir de ahora es uno de mis insultos favoritos ever, tan sólo superado por el mitiquísimo "hijo de mil zorras" de Galba.

Entonces el trío se separa: mientras Amelia se va a dar una vuelta (y Lope le monta un falso ataque para salvarla y seducirla... no sabe ni nada el amigo Lope. Yo tengo la teoría de que Lope es el antepasado de Barney Stinson y ese requiebro inició el Playbook), los chicos se van a una taberna en busca de Alonso de Entrerríos 2.0.

 ¡Superlope al rescate!
¿Será familiar de Superlopez? #DudaSeria

Amelia, a pesar de que sabe que todo es un montaje, pone esta cara y todos sabemos que por dentro lleva un buen rato así:

¿Yo? ¿Igual? Pues no sé por qué lo decís... La culpa la tiene el señor Clavijo, ¿vale?

Al encontrar a Alonso 2.0., se van a hablar con él y, claro, Alonso no puede usar su nombre, pero por suerte Julián es rápido y le encuentra un alias estupendo: Diego Alatriste. Total, que Alonso 2.0. a pesar de ser joven está muy convencido de luchar, incluso si así va a morir, porque quiere honrar a su difunto padre, que es... ¡Sí, Alonso! Era un poco predecible, pero da igual, porque eso pone a Alonso en una situación un tanto jodida, que demuestra que karma is a bitch.

Alonso necesita estar solo, así que se va, diciéndole a Julián que se encontrarán donde Miguel Rellán. Julián va ahí y Miguel Rellán le explica que cuando Lope no se presente en la nave, le sentenciarán a muerte, pero le conmutarán la pena a cambio de que se embarque en otra porque se necesitan soldados... o carne de cañón que dice Julián. Cuando Miguel Rellán se marcha a hacer sus cosas, Julián se queda solo a esperar y está tan aburrido que se pone a leer sobre Lope.

Mientras tanto, Alonso va a ver a su hijo, que le cuenta que su padre murió en batalla y que está tan orgulloso de él que por eso quiere luchar. También le cuenta que su madre se volvió a casar, fue feliz, pero nunca le olvidó. El muchacho explica que lo único que lamenta es que su padre no lo vea en ese momento y el pobre Alonso decide emborracharlo y, jo, es que Nacho Fresneda está tan bien. Ay, esas lágrimas en los ojos, en serio, me mata este hombre. Me mata.

Por su parte, Amelia sigue dándole carrete a Lope, que le cuenta lo sucedido... a su manera: véase, que una tormenta le impidió llegar a tiempo de alistarse en el San Juan. Quien dice tormenta, dice que el vividor follador y escritor se estaba trajinando a una chica. Después, Lope usa la carta de poder morir en batalla para seducir a Amelia, que al final acaba cediendo.

Julián, al mismo tiempo, se ha quedado dormido esperando, pero le despierta una llamada de Irene para comprobar qué tal está todo. Julián le miente con naturalidad, pero Irene no se queda muy tranquila y Ernesto cree que deberían ir a echarles una mano, aunque Salvador se lo impide. Julián, entonces, decide ir en busca de Lope y la chica a la que Lope había dejado por Amelia, le cuenta lo sucedido, así que Julián se presenta en la habitación clamando ser el servicio de habitaciones. Cuando Lope le pregunta qué es eso, Julián le arrea con la puerta y suelta: lo que me sale de los cojones. En serio, este hombre es grandeza de la buena.

Y esto, señores, es hacer una pedazo de entrada con clase.


Amelia se pone a la defensiva en cero coma, pero Lope se lo toma en plan zen, aunque le avisa a Julián que tenga cuidado porque es un tío duro... pero éste le noquea de un cabezazo. Amelia protesta porque le ha pegado y porque es un machista, por lo que Julián alucina, ya que Lope tuvo quince hijos de distintas mujeres. Amelia lo excusa diciendo que es de otra época, pero según Julián un cabrón lo es en cualquier época, al igual que una ingenua porque, sí, ella lo es. ¿O es qué acaso no ha pensado qué pasaría si se queda embarazada? Porque si cuenta que el padre es Lope de Vega, va a acabar fatal. Además, según Julián, aunque las mujeres han evolucionado, los tíos siempre quieren lo mismo.

Al sacar ese tema, Amelia se da cuenta que, aunque no lo haya dicho con el mayor de los tactos, el hombre tiene razón. Así que, nada, se ponen en marcha y llevan a Lope junto a Miguel Rellán, encontrándose con Alonso 2.0. inconsciente y una nota diciendo que no se preocupen, que habrá un Alonso de Entrerríos en el barco.

Julián deduce en cero coma lo que ha ocurrido y en la misma cantidad de tiempo Amelia decide que tienen que ir a por su Alonso y salvar al hijo. Miguel Rellán dice que él no escucha, ni ve nada, vamos, que les apoya. Así que, tras drogar a Lope para evitar que se meta en más líos, van a la taberna en busca de Alonso. El hombre está más pedo que Alfredo y, por si no fuera lo suficientemente terco, ahora atiende menos a razones y estás más que dispuesto a morir en lugar de su hijo. Amelia intenta que vaya con ellos, pero Alonso está on fire y cree que el que las mujeres manden es una necedad.

A mí es que este hombre me pone esa cara y yo sólo le abrazo, diciéndole que todo saldrá bien.

Cuando Amelia escucha eso, comenta que a veces le daría con una silla en la cabeza y a Julián le parece una forma tan buena como cualquier otra para dejarle grogui. Entonces el ambiente en la taberna se enrarece, por eso de que ha zurrado a un soldado, pero Julián es un tío de recursos y saca una bolsa de dinero para quien le ayude a llevar a Alonso. Los soldados empiezan a pelear por la bolsa, lo que impide que les hagan nada, aunque, eso sí, Julián y Amelia deben arrastrar a Alonso ellos solitos.

Al día siguiente, Lope despierta tirado en la calle. Aunque sale corriendo para el puerto ha perdido el barco, al igual que Alonso 2.0., así que Miguel Rellán los condena a pena de muerte y se las conmuta a cambio de enrolarse en el San Juan... donde han quedado plazas vacías por una pelea en la taberna. Muy fan del detalle. Además, Miguel Rellán le pide a Alonso 2.0. que canguree a Lope hasta que embarque en el San Juan. Así que Alonso 2.0. se va con Lope, ignorando sus proposiciones de ir a tabernas y, de hecho, convenciéndole al estilo de su padre, con chunguez, vamos.

Lope: ¿Sabes, Alonso 2.0.? Creo que este el comienzo de una gran amistad... ¡Hostia, qué frase más mítica me ha salido!

Por su parte, Alonso despierta en el camarote de Miguel Rellán y Julián le está velando. De paso, le pone al día de lo sucedido y de que han salvado a Alonso 2.0., que de hecho fue Amelia la ideóloga del plan, así que deje de quejarse de que las mujeres mandan. Alonso no se acuerda de nada de lo ocurrido, ni siquiera de por qué le duele la espalda, así que Julián se lo cuenta y le da unas aspirinas.

El trío se despide de Miguel Rellán, que les dice que nadie sabe de qué época es Ernesto y también les felicita y le asegura a Alonso que le guardará el secreto. De vuelta al Ministerio, Alonso le pide a Julián el libro de las puertas y, después, informan a Salvador de cómo ha ido todo. Ni Irene ni Ernesto creen que han sido sinceros del todo, pero Miguel Rellán estaba muy contento con la patrulla y Salvador lo da por bueno, aunque cree que están ocultando algo... lo que hacen todos.


Representación gráfica de la menda cada vez que Miguel Rellán aparecía en pantalla.
Por cierto, aprovecho para pedir que tanto él como Lope regresen en la segunda temporada.

De vuelta a sus vidas, Julián llama de nuevo a su mujer, Amelia se pone a leer La dama boba de Lope y Alonso va a ver a su hijo, cuando éste es un niño, para darle algo de dinero. De ahí que, cuando se conocen, a Alonso 2.0. le sonaba su padre.

Además, en este episodio hemos tenido una trama secundaria, que ha profundizado en Angustias, la secretaria de Salvador. La mujer ha estado bastante rara, con los ojos llorosos, algo que ella achacaba a un resfriado, pero Ernesto no la ha creído. Cuando se lo comenta a Salvador, éste opina que es un paranoico y hacen una apuesta: si sólo es un catarro, Ernesto le dará 100 euros a Salvador, pero si es otra cosa, será al revés.

Muy grandes estos dos.

Ernesto vigila a Angustias que cruza una puerta hacia su época y, cuando vuelve, Ernesto la está esperando. Por cierto, que como mola este hombre. En serio. Yo quiero verle pateando culos. Total, que Angustias le cuenta su historia: ella creía estar casada con un funcionario normal y corriente, pero no, era un funcionario del tiempo... y un mormón de corazón, porque tenía otras dos mujeres en épocas distintas. Salvador, al enterarse, contrató a Angustias porque había sido secretaria, que en su época era todo un lujo y lo había dejado por su marido.

Después, Angustias descubrió que su marido murió solo cual perro en la casa donde habían vivido juntos y lo que había hecho era ir a acompañarle y, de paso, coger ciertos objetos personales de él. Ernesto parece un poco avergonzado por todo lo sucedido, le permite quedarse las cosas y le da la razón a Salvador, además de los 100 euros.

Y vale que ha sido una trama cortita, pero ha sido muy interesante, porque en esta serie te cuentan mucho de los personajes secundarios con pequeños detalles. Y, además de conocer la historia de Angustias, me ha gustado ver esa otra faceta de Ernesto, el cual mola mucho. En serio, si es que soy muy fan de casi toda esta gente.

Bueno, la crónica llega hasta aquí (es tan larga que debería daros un caramelo si habéis llegado hasta aquí), así que me despido, diciendo, eso sí, que el próximo episodio tiene pintaza (luchar contra los nazis siempre mola) y que mi intención es publicar las crónicas los martes, pero estoy con las clases de conducir y cada día las tengo a una hora distinta, así que no prometo nada.