Hace algún tiempo, leí la novela Cuaderno para dos de Rachel Cohn y David Levithan y me encantó. Por eso, cuando pude, no dudé en hacerme con la novela que habían escrito antes de la citada: Nick y Norah. Una noche de música y amor. Las expectativas eran altas: Cuaderno para dos me gustó un montón y, encima, había leído maravillas de Nick y Norah. Sin embargo, la novela no me decepcionó, me gustó mucho y prácticamente me la leí en un día, ya que es bastante breve.
¿Y qué nos cuenta Nick y Norah. Una noche de música y amor?
Nick toca en un grupo y, durante su última actuación, ve como su ex novia entra en el garito en el que está. ¿Lo peor? Que mientras él sigue afectado por la ruptura, ella ya tiene chico nuevo. Por eso, en un momento de desesperación, le pide a una chica que sea su novia durante cinco minutos.
Norah no está teniendo la mejor de las noches: tanto sus padres como su mejor amiga no dejan de repetirle que sus planes tras el instituto no son los adecuados y, en vez de disfrutar de los grupos que tocan, debe cuidar de su amiga que está borracha. Cuando Nick, al que reconoce como el ex de una conocida, le pide que sea su novia durante cinco minutos sólo puede besarle. Y, así, es como comienza una noche que compartirán ambos dos y que cambiará sus vidas.
Con la típica y manida situación de chico conoce a chica da comienzo la novela que, pese a eso, resulta de lo más original y especial. Tanto Nick como Norah son personajes muy humanos, muy reales y también originales, sobre todo para tratarse de una novela romántica juvenil: él no es un quaterback, ni un pagafantas, ni un pringado, sino un chico sensible, que toca en un grupo de mariconas siendo hetero (palabras textuales de Nick) y posee un Bronco, que lo está pasando mal por haber roto con su novia. Ella no es la chica popular, ni la empollona, ni una marginada, sino una chica con claros principios, luchadora, con carácter y con ciertos problemas.
Y es que ambos tiene sus luces y sus sombras, sus cosas buenas y sus cosas malas, pero ambos dos molan mucho y es muy fácil empatizar con ellos. Personalmente, me gusta que no sean perfectos, que cometan errores y metan la pata.
Además, aunque la novela abarca únicamente una noche, hay evolución en los personajes, resuelven ciertos asuntos y todo queda lógico y creíble. De hecho, la historia es tan buena que, pese a no tener misterio, incita a seguir leyendo: quieres saber qué va a pasar a continuación, qué te vas a encontrar en la siguiente página. Se trata, por tanto, de una lectura adictiva que se lee con mucha facilidad y que resulta de lo más entretenida.
La novela está escrita en primera persona, alternándose los capítulos donde el narrador es Nick y otros donde la narradora es Norah. Particularmente me gustaron más los capítulos de ella porque me parecieron mucho más divertidos (es que Norah tiene cada cosa), pero los de Nick también están muy bien y tienen cosas muy chulas. Además, todos ellos tienen en común los increíbles diálogos que comparten nuestros protagonistas, que son chispeantes, divertidos y muy originales. Disfruté mucho de las escenas de estos dos, de cada vez que hablaban y de como se va desarrollando su relación.
Hasta ahora sólo me he centrado en los protagonistas, pero Nick y Norah. Una noche de música y amor está poblado por toda una galería de personajes secundarios que son dignos de mencionar. De hecho, todos ellos tienen su propia personalidad muy definida y un toque especial que los hace muy, muy guays: los amigos de Nick, los padres de Norah, incluso Tris, que a priori podría ser un personaje de lo más arquetípico, acaba resultando un personaje más original que todo eso.
Para acabar, sólo me queda señalar que hay una película basada en la novela y que está protagonizada por Michael Cera (el chico de Juno) y Kat Dennings (que ahora está en la serie Two broke girls). No he visto la película por el momento, pero la tengo pendiente, ya que me apetece mucho ver cómo han adaptado una historia que me gustó tantísimo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Dispara, yo ya estoy muerto de Julia Navarro.
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