Pero pongámonos en antecedentes.
La historia de amor de este año trata sobre Diego y Valeria que, supuestamente, se conocieron jóvenes, se enamoraron, pero como ella estaba con el hermano de él, Rubén, no llegó a haber nada y ella, por algún motivo, se casó con el hermano al que no quería. Ahora, tras el aparente suicidio de Rubén, su amor es más imposible que nunca por los malos, malosos.
O eso es lo que se supone porque, en realidad, lo que ocurre es que la rubia es tonta. Pero tonta hasta el infinito y más allá. Y eso me frustra, me frustra mucho, porque Diego es un buen protagonista, no como ella.
Los protas de esta temporada... que han cruzado océanos de tiempo para encontrarse desde la época de Hispania.
Vale, chiste malo, podéis tirarme tomates.
El problema de Valeria es que, por más que lo diga, no se ve ese amor por Diego, mientras que en el otro sentido sí. Y, ojo, no es culpa de Ángela Cremonte, que bastante hace con el personaje patético que le ha tocado, sino por las acciones del personaje.
Además, Valeria está muy limitada al triángulo amoroso: apenas tiene interactuación con el resto de personajes, más allá de su familia y de Marina y, a veces, Asunción. No se la ha visto preocupándose por nadie, ni relacionándose con otros personajes, lo que hace que sólo veamos la faceta de damisela en apuros y no ayuda nada porque, precisamente, es su parte más débil: sus acciones no son las de una heroína romántica y no porque se casara/esté con otro.
Oye, ¿esta casa no es la que tenía Rocío Zúñiga? Yo diría que sí.
Por no irme de la Plaza de los Frutos, ha habido muchas que se han casado con otro, pero se veía que ese amor por el chico estaba ahí: Andrea se casó con Mario por amor a Antonio, Elisa se casó con Ernesto porque éste era un manipulador acojonante y seguía enamorada de Marcos... Por favor, si hasta Cecilia, la reina de las Candy Candy, le echó muchísimas narices a todo para estar con Carlos Alberto, poniéndolo muy por encima de su propio padre.
Pero Valeria no demuestra ese amor por Diego. Lo único que se limita a hacer es culparlo de absolutamente todo y decir que no puede olvidarlo, pero ni le busca, ni siquiera cuando leyó la noticia de que estaba arruinado se preocupó un mínimo por él. ¿Y qué hace Diego? Remover cielo y tierra, trazar los planes más desesperados, por salvarla de un loco asesino.
Lo de Diego es de juzgado de guardia, pero, bueno, vamos a decir que el amor le ha hecho perder el oremus. Eso aún se puede comprar.
Sin embargo, el que Valeria le culpe de absolutamente todo, no, sobre todo cuando básicamente le culpa de las consecuencias de sus propios errores. Fue Valeria quien ni habiendo cumplido un mes de viudedad se casó con otro (qué pena que Plácida y Valentina no estén en la plaza, se lo habrían pasado pipa rajando de la rubia), con alguien a quien no conocía y que mostraba un interés sospechoso por su dinero. Pero, bueno, Augusto jugó bastante bien sus cartas con el tema del interés, por mucho que tuviera un comportamiento de lo más errático, en especial con Valeria. En ese sentido, vale, visto desde el punto de vista de Valeria, podría entenderse.
Diego hasta ha recurrido a los detectives, pero el pobre hasta en eso ha tenido mala suerte.
Es un gafe el pobre hombre.
Eso sí, las mentiras, el que casi la estrangule, los suicidios que se agolpan alrededor de Augusto (su primera esposa, Rubén, Begoña e incluso Luci, que oficialmente está desaparecida) y, sobre todo, las acciones de Augusto le revelan como el ser que es. Joder, que el tío la ha tenido drogada (algo que la dejaba con los mismos síntomas que la primera mujer de Augusto, algo que Pilar ha dicho muchas veces. Uhhh, qué poco sospechosos), mientras destruía su negocio, que se dice pronto.
Y cuando Diego acude a rescatarla cual caballero de brillante armadura, prometiendo que podrá marcharse sola una vez dejen el país si así lo desea, está a punto de no irse porque ni se fía de él ni cree que sea mejor que Augusto. ¿Pero qué clase de amor es ese? ¿Acaso Diego la ha manipulado? ¿Acaso ha hecho algo más allá de avisarla y de cuidar de ella? Que sí, que puede ser muy pesado y debería pasar del tema y de Valeria, pero tampoco equivale a lo que le hace Augusto.
Es que manda narices que del único que no se fía de su entorno sea de Diego, cuando su tía querida la manipula, le saca dinero a espuertas y la vende cada dos por tres y Augusto ha llegado a anularle la voluntad. Hostia puta, si es que se puede ser lerda, pero lo de esta muchacha es ya exagerado. De hecho, es curioso que culpe a Diego de la muerte de Rubén, pero no lo haga a Elena, quien le sometía a un bulling continuo y de lo más cruel.
De momento, ha roto lazos con ambos, culpándolos de su aborto, pero está claro que algo va a pasar para que acabe con Diego. Algo que yo no quiero. Cuando pase, me voy a sentir ofendida como espectadora, porque Valeria no se merece el final feliz con Diego, al menos no de momento. Mucho van a tener que mejorarla los guionistas para que pueda hasta soportarla, sólo espero que se dejen de caras de pena y de "estoy tan cansada", que parece que no tiene otro discurso.
Meh. Ay, Inés, lo que te echo de menos, eras una protagonista tan guay.
PD: Sin salir de la serie, sólo quiero decir que amo por encima de todas las cosas a don Patricio y que me parece fatal la marcha de Román y que a Sole sólo la trajeran para traer de vuelta a Belén. Yo quiero que Sole y Ángel vuelvan y sean felices y verlo yo, hombre ya.
He encontrado esto por casualidad buscando opiniones acerca de Valeria (para mi un personaje penosamente llevado por los guionistas) y no puedo estar mas de acuerdo contigo. Espero que quede sola y Diego se vaya fuera o con otra
ResponderEliminarYo, de verdad, prefiero que Diego se case con Elena y se vaya con él, ha demostrado serle más fiel y quererle más que la supuesta protagonista.
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