Velvet no es una buena serie. Engaña, sí, porque la factura es impecable, porque la fotografía, la música y el aspecto de los actores no puede ser mejor, pero un mero vistazo de cinco minutos y Velvet se muestra el despropósito que es.
De hecho, tras diez episodios la veo más por inercia y por lo que podría ser, que por lo que es. También porque es, para qué engañarnos, la serie ideal para ver mientras cenas, tuiteas, vas al baño o te haces las uñas, básicamente porque es tan lenta que nunca te pierdes demasiado. De hecho, es bastante desesperante que con el gran casting que tienen (en general, pero luego iremos a eso) desaprovechen de tal manera el potencial que la serie tiene. Sólo hay que ver la poca partida que le están sacando a los pulsos de poder sobre la galería con tres villanos de chichinabo que apenas aparecen en la ficción y siempre con giros que más parecen sacados de una comedieta mala.
Y todo para centrarse en el amor. En el puñetero amor. No me entendáis mal, me encantan las historias de amor en las series, yo shippeo como la que más, pero cada vez es más evidente que Bambú no sabe llevar ese tipo de tramas, no saben crear romanticismo, ni emocionar. Que sí, que le ponen intención, pero no funciona. Nunca funciona, sino que te hace poner los ojos en blanco y preguntarte por milésima vez por qué sigues dándole una oportunidad a la serie.
Esta soy yo los lunes por la noche.
Resulta hasta un poco bochornoso ver a Paula Echevarria y a Miguel Ángel Silvestre hablar en los making off de lo bonito y romántico que es todo, de lo que la gente va a desear que sus parejas sean así y demás. Al menos yo tengo la sensación de que o me toman por tonta o los actores ven una serie diferente a la que veo yo.
Porque Alberto y Ana son el anti-romaticismo, sobre todo en el caso de ella. Los dos son, de lejos, los personajes más sosos y aburridos de Velvet, pero encima en el caso de Ana es que es directamente abofeteable. Me hace gracia que el resto de personajes te digan lo generosos y buenos que son, lo mucho que se sacrifican, como un presentador de la teletienda intentando engatusarte para que compres una chorrada. Porque sus actos les delatan, porque son una pareja de timadores que no están dudando en tomarle el pelo a una pobre chica que es más buena que el pan, mientras nos castigan (y a sus pobres amigos en la ficción) con sus idas y venidas.
Y es que Cristina les ha ganado la partida de calle. Es evidente que los guionistas decidieron optar por la opción de que la tercera en discordia no fuera alguien malo, sino una buena persona, algo que suele hacer del triángulo amoroso un tema más delicado. No es nuevo, ni mucho menos, pues ahí está Mario Ayala o Héctor Perea, ambos en Amar. Por poner sólo un par de ejemplos. La cuestión es que Cristina se ha descubierto como una chica buena, cariñosa, siempre con una sonrisa y dispuesta a ayudar y a aguantar los cambios de humor de un Alberto bipolar.
Por favor, que le busquen un novio en condiciones, alguien que la quiera y no la use, porque es la única víctima de la situación, pese a que Ana vaya llorando por los pasillos como la dolorosa del terciopelo.
Lo peor del caso es que se dedican a ocupar minutos y minutos con la historia de amor de estos dos y, encima, todas las tramas acaban girando en el mismo sentido. Así, la trama ligeramente de misterio de Max se ha acabado tornando en otra trama romántica al más puro estilo El graduado, con la diferencia de que tanto Carmen como Patricia también están loquitas por Max. De momento, Carmen se ha ido, pero seguro que no por mucho tiempo y que aún nos queda drama romántico por estos lares. Sig, qué pereza, qué pereza más grande.
La pena es que Patricia se ha acabado revelando como un personaje más interesante que el resto, al menos ha sido de las pocas que ha dado alguna sorpresa y que no ha resultado siendo lo que parecía en un primer momento.
Pero, de nuevo, la desaprovechan. Al igual que han desaprovechado la trama de Luisa, que cuando por fin hace algo interesante, ni siquiera se dignan a sacarlo en pantalla y no parece que vaya a haber consecuencias. Nada, le buscarán un novio, la meterán en otro triángulo, cuadrado o dodecaedro amoroso y listo. De verdad, es que llega al alma que se haya cargado al pervertido al más puro estilo Revenge y ni siquiera te den un mísero flashback, tan sólo esa escena de la señora de pervertido diciéndole que no pasa nada.
Pues bien. Mejor poner a Paula Echevarría llorando, a Miguel Ángel Silvestre tirando las cosas de su mesa y sus súper conversaciones en la terraza. Por cierto, menudo fallo de casting: no tienen química, no son especialmente buenos por separados y yo sigo sin entender por qué se empeñan en creer que Paula Echevarría es una estrella mediática, cuando siempre acaba siendo lo más soso y falto de interés de las series que protagoniza, porque en Velvet no mejora mucho lo que hizo en Gran reserva, quedando eclipsada por sus compañeros de reparto. Lo mismo le ocurre a Miguel Ángel Silvestre, el cual parece mentira que hace unos años fuera la sensación del momento visto lo mal que está de Alberto.
Porque, por suerte, además de Cristina, han tenido otros ciertos, que logran darle vidilla a la serie. Además, son los personajes más alegres, que le dan algo de frescura a Velvet y que tienen tramas, en apariencia, más leves que la historia de amor central.
Por un lado, la pareja formada por Mateo y Clara con Experiencia, que es algo irregular, pero que ha tenido un giro de lo más acertado al cambiar los papeles. Desde luego, Clara gana enteros haciéndose la difícil, en vez de mareando tanto a su hermana como a Pedro. La verdad es que ver a Mateo celoso perdido, incluso borracho, fue lo más y Marta Hazas y Javier Rey tienen muy buena química. Además, Mateo es otro santo, que debe aguantar las continuas pajas mentales de Alberto, siendo también amigo de Cristina y encargándose de llevar las galerías.
Digo "otro" porque en ese sentido Rita es la reina de las amigas pacientes. Rita es lo más, así, en general. Pero, vamos, que me revienta a mí que Rita tenga que estar escuchando pacientemente las paranoias de Ana y encargarse de sus propios problemas ella sola o que su amiga sea incapaz de pasar una noche en París con ella. Oh, qué gran sacrificio, por favor. En realidad, me revienta que Rita no sea la protagonista de la serie porque es, de lejos, el mejor personaje, tan risueña, graciosa y coladita por Pedro, algo entendible, que el muchacho es un amor. De hecho, los dos junto a Manolito han sido los únicos en transmitir ternura al formar esa especie de familia improvisada. Por cierto, Manolito también sacó el lado más tierno de don Emilio y era un crío la mar de mono, ojalá volvamos a verlo de vuelta.
Sí, pido el regreso de un niño televisivo y no, no tengo fiebre, pero Manolito supuso una ligera revolución pues no sólo acabó por romper la relación de Clara y Pedro, algo que se vio desde el primer momento y costó en llegar, sino que no dejaba de repetir a su padre que Rita era mucho mejor. Y, oye, para una pareja que de verdad me interesa, pues si está el nene (tan mono él) juntándolos mejor que mejor.
Finalmente, otro de los personaje que dan frescura y alegría a Velvet es Raúl de la Riva, el diseñador interpretado (magistralmente como siempre) por Asier Etxeandia. Resulta curioso que un personaje a priori egocéntrico y con el complicado talante de un artista, tenga más corazón que casi todos los demás personajes. La cuestión es que es de los pocos placeres que ofrece Velvet y Raúl siempre acaba, al igual que Rita y Pedro, ofreciendo las mejores escenas, arrancando sonrisas y ofreciendo calidez y humanidad a un relato tan acartonado y frío como es, en general, Velvet.
Pronto me imagino que llegará la pareja formada por Diego Martín y Amaia Salamanca, el hermano y la cuñada de Cristina y es una de las pocas razones que tengo para seguir viendo Velvet. Ojalá revolucionen un poco las insustanciales galerías, pongan en marcha más puñaladas traperas porque cada vez en más evidente que, por mucho que quieran, Velvet no es la gran comedia romántica que sus responsables creen (y ellos dicen) que es.
A decir verdad, me pregunto si éstos han visto alguna vez alguna comedia romántica o alguna comedia porque con Velvet reírse, reírse... pues muy poco. Y tampoco es que en diez episodios hayan conseguido emocionar demasiado, salvo con la trama de Pedro despidiéndose de su hijo.
Así que, por favor, menos lágrimas y caras de mártir de Paula Echevarría, menos berridos de Miguel Ángel Silvestre y más tramas alegres y desenfadadas al más puro estilo Rita o Raúl porque, definitivamente, Velvet ganaría enteros.
PD: ¡Feliz día del libro! =D
Solo hay que ver todos los comentarios que haces de todas las series para no darte un gramo de credibilidad!! Todas te parecen malas y sosas!! Que necesitas para que una serie te haga feliz??
ResponderEliminarCierto, no es como si hubiera escrito cosas buenas sobre ByB o Con el culo al aire o Vivo cantando u Orphan Black o HIMYM... Oh, wait.
Eliminar¡Hola, Anónimo! ¿El concepto "opinión" lo controlas? ¿Sabes que cada uno puede escribir en su blog lo que quiera? ¿Sabías que en Murcia llueve poco? Es que estoy hoy preguntón yo.
EliminarPues en Calahorra lleva unos días de lo más lluviosos.
EliminarPD: Qué rebonico eres ;P
Como casi siempre, estoy prácticamente de acuerdo en todo lo que has dicho. Hay momentos en los que creo ver una serie distinta al resto ya que a mi me aburre. Yo le estoy cogiendo tirria a Ana, es el tipico personaje bipolar que va de víctima y que cambia de opinión, de hecho hay momentos que me saca de mis casillas. Primero que si que Alberto se case, luego que si no le hace caso... A mi en estos casos siempre me gustan más los secundarios y he de decir que me encanta Rita. Ella si que es la más buena y la que tiene que aguantarlos a todos, pobrecita que ya vale lo que le toca aguantar. Ella junto a Pedro son lo mejor de Velvet. Y al igual que tu creo que Cristina se merece alguien que la haga feliz. De hecho incluso prefiero que Alberto se quede case con ella a que se vaya con Ana. Antes de empezar la serie ya sabía que los protagonistas no me gustarían. Creo que la pareja está muy forjada y que no transmiten nada de nada, al menos en mi opinión. Así que esa súper historia tan bonita de la que hablan los actores yo no la veo por ninguna parte. Solo espero que mejore porque sino voy a dejarla de ver.
ResponderEliminarMe alegra ver que no estoy sola viendo la serie aburrida que los demás no ven, xD.
EliminarA mí Ana también me saca de quicio. Mira que Alberto quería casarse con ella, irse a París con ella, volver a casarse con ella y ella es la que siempre boicotea todo y encima va de víctima y de digna. No puedo, es que no puedo con ella.
A mí tampoco me transmiten nada, de hecho él me trasmite más las pocas veces que se ilusiona de verdad con Cristina. Cristina for the win.
Completamente de acuerdo. Los protagonistas son de lo más soso que te puedes echar a la cara. Yo creía que Miguel angel hablaba así por el duque pero ya veo que habla igual en todas las series. Desde luego esto no es gran hotel que necesitó a lo sumo un par de capítulos para coger ritmo. Me gusta más Cristina que ellos, lo que significará que como todas las series pasan por el aro de los convencionalismos ya sabemos qué final puede llegar a tener. Rita me parece una gran actriz pero de pronto la pareja de su "hermana" me gusta mucho más. Sólo salvo esto y a grandes profesionales como asier etxeandía que están desaprovechados. Demasiado formal, demasiado previsible, quizás gran hotel también tenía un poco de esto pero desde luego estaba hecha con otro encanto y la pareja protagonista funcionaba mucho mejor.
ResponderEliminarOjalá fuera Gran hotel, con lo chachi que era esa y lo completa, porque tenía de todo: misterio, amor, humor, drama... Y, como dices, Julio y Alicia funcionaban mucho mejor y la serie en sí tenía encanto, sep, sep.
EliminarA mí Clara me caía un poco mal al principio, más que nada porque jugaba con Pedro y, jo, es como maltratar a Bambi, pero desde que dejó a éste y se dedica a putear a Mateo, me gusta mucho más. Este último episodio la trama de ellos dos me encantó.
Ya podrían liar a Cristina con Raúl, darles más protagonismo y aprovecharles mejor, aunque no creo que pase T0T
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ResponderEliminarBambú sí sabe hacer historias de amor el problema es que les salen mejor las de los no protagonistas de la serie que las de los protas. Aunque a mí Alicia y Julio me encantaron porque Amaia y Yon sí que tenían química.
ResponderEliminarClara y Mateo al igual que Pedro y Rita se llevan la serie de calle ellos solitos. Y luego Raúl de la Riva que se come la pantalla cada vez que aparece hacen que sean los 4 motivos por los que sigo viendo la serie. Espero que a Aitana y Sacristán les suban el número de tramas y que tengan más potencia.
Es una pena que no tengamos un equivalente a Diego y a Doña Teresa en la serie. A ver si el Cuñado que parece que ha entrado con ganas de putear con eso de querer investigar a Raúl se convierte en el gran malo. Es una pena que ni Natalia Millán ni Cristina Plazas sean las Brujas de la serie a lo Doña Teresa. Parece que Bárbara va a estar metieno cizaña en ese sentido y a mí eso me mola.
A ver la llegada de la Madre de Alberto qué tal.
Es una pena que esta serie no sea lo que creo que todos imaginábamos, un paso más en la complejidad que ya fue Gran Hotel y sea lo que en vemos. Y es frutrante ver todo ese talento y esa gran puesta en escena desperdiciada. La serie podría ser mucho más oscura y compleja de lo que es si las tramas Empresariales tomasen más protagonismo. Por no hablar de la época en la que se enmarca la serie, 1958, pleno franquismo. Si al chanchulleo empresarial le meten algo de política la cosa subiría a unos niveles increíbles. Pero no. A ver si la madre de Alberto nos trae estos temas y los saca a relucir.
Por cierto, Peter Vives se incorpora al cuarteto. Será un Piloto, nuevo pretendiente de Ana.
Si es que excepto los protas el resto a pesar del chascazo que ha sido la serie me ganan. Es desde el 1x1 mi placel culpable. No puedo dejar de varla xD!
He de decir que Clara/Mateo y Rita/Pedro sí que me molan, pero por ejemplo Alicia/Julio, aunque me gustaban, no me emocionaban como otras. No son parejas de las que busco videos en Youtube, ¿sabes? Pero, vamos, que Julio y Alicia eran otra cosa a estos dos, no sólo los actores tenían química, los personajes molaban y se querían entre sí.
EliminarRaúl es lo mejor, lo que me mola ese hombre, por favor :3
Los cuñadísimos han entrado pisando fuerte, ¿eh? El cuñado tiene pinta de dar por culo, aunque de momento ha salido poco y su propio padre le ha boicoteado, xD. Y Bárbara me mola, porque mete cizaña, pero no es mala, ella sólo quiere cuidar de Cristina, lo que me parece estupendo porque la pobre lo necesita.
Completamente de acuerdo contido en lo de que es frustrante, en que la política podría ser todo un recurso y que molaría más con las tramas empresariales. La verdad es que da pena ver a actores como Natalia Millán o Cristina Plazas están tan desaprovechados.
Con lo que me mola Peter Vives y la pereza que me da visto que es un pretendiente de Ana. Podría ser de Cristina y dejar a los pavisosos solitos, leñe. En seiro, yo quiero a Peter para Cristina, hasta sin conocerlo, xDD.
Los protas son lo peor, pero también hay otros personajes secundarios que no me motivan lo más mínimo: Luisa, Carmen y Max, por ejemplo Es que los tienen muy desaprovechados. Aún me fastidia que se cepillaran la trama de Luisa con tanta facilidad, con la de juego que podría haber dado, tsk.