Ya no es sólo que el pueblo sea precioso, que los bosques sean perfectos tanto para escenas más idílicas como para otras más tenebrosas, sino que es una serie hecha con gusto. La fotografía está muy cuidada, los colores, las imágenes... Y, además, la música que nos ha acompañado durante la primera temporada no ha podido estar mejor elegida; una de las mejores bandas sonoras que he escuchado en una serie española.
Además, la serie ha estado plagada de escenas preciosas. Unas más intensas, otras más tontas, algunas incluso algo cursis... Pero a mí me han encantado. Recuerdo, por ejemplo, esa escena de Vera, tras que Gerardo la asustara en el colegio y Sonia la salvara, que le miente a Nacho para que la lleve como una princesa. Es una monería de escena, encantadora. Y, como esas, podría citar otras cuantas: la de Joel y Leire en el invernadero, la primera vez que vemos a Tomás y a Pablo como primos en el primer epispodio... Incluso escenas más cruentas como el suicidio de Isabel o el vuelo del ángel de Joel en el último capítulo han sido preciosas.
Creo que Luna es, ante todo, una serie hecha con mucho mimo, con mucho cariño y que, a su manera, intenta innovar en un género que al equipo responsable le pilla de cerca: el misterio. El internado, su anterior serie, fue todo un hito y tiene que ser difícil embarcarse en otro proyecto tras una serie tan conocida y tan especial. Menuda presión tiene que ser. Es como, salvando las distancias, lo que debe sentir J. K. Rowling tras preparar una nueva novela tras la saga de Harry Potter.
Y creo que lo más criticable de Luna viene dado, precisamente, por El internado.
En El internado había un ritmo constante, siempre pasaban cosas, siempre había escenas que por hache o por be tocaban el misterio: desde los chicos investigando hasta las conversaciones veladas de los adultos. En Luna el ritmo es mucho más pausado, saben el camino que recorrer y se dirigen con tranquilidad, salpicando la investigación y las pistas con relaciones entre los personajes.
Además de, quizás, el ritmo (que a mí, personalmente, no me ha parecido algo que jugara en su contra) ha habido otro error. Curiosamente, relacionado con El internado. Y es que, hace algún tiempo ya, un guionista de dicha serie acuñó el término "arroz con leche" referido a las escenas en la que parecía que se hablaba de algo importante, sin que, en realidad, hubiera algo detrás.
Ya era muy fácil leer que en una serie (cualquiera, sobre todo si es española) hay relleno, arroz con leche, pero con Luna ha venido más a cuento. Mucho se comenta que los guionistas tienen que rellenar los setenta minutos que dura, más o menos, un episodio en una serie española, además del manido argumento de que los episodios deberían durar cuarenta minutos, como las series americanas. Sinceramente, creo que las series de otros países pueden dar fe de que no es necesario durar cuarenta minutos para ser entretenidas y no tener "relleno": Fringe, al principio, duraba cincuenta minutos; Game of thrones dura entre cincuenta y sesenta minutos; Misfits ronda los cuarenta y cinco; Sherlock la friolera cantidad de noventa; eso, por no hablar de los doramas asiáticos que duran, de media, una hora.
La cuestión es que, personalmente, me enervo un poco con las continuas quejas del relleno. No sé, quizás es que después de ver Naruto y Bleach tengo un concepto distinto o que, quizás, los rellenos de los animes son tan penosos que tengo mayor tolerancia, no lo sé.
Lo que pasa es que creo que el término "relleno" (o "arroz con leche" o llámalo x) se usa con demasiada ligereza. En una serie de misterio, en cuanto se desvían un momento del tema o no son claros, ya nos estamos llevando las manos a la cabeza. Pero, personalmente (y como proyecto/deseo de escritora), considero que desarrollar las relaciones entre los personajes, verles hablando, viviendo sus vidas, no es relleno, sino una parte importante de la trama.
El encariñarnos con los personajes, el ver las relaciones que forjan y comprenderlas, ayudan a que el relato se viva con más intensidad.
Aunque, siempre que hablo del tema, pongo por ejemplo el final de la segunda temporada de Buffy, voy a hablar de Luna que, para algo, es un análisis de dicha serie. En el último episodio descubrimos (en mi caso, atónita) que Fernando era el asesino de hombres lobo, el que les arrancaba el corazón y la cabeza, y lo descubríamos junto a Joel. En caso de que, durante doce episodios, no hubiera visto los altibajos en su relación, el hecho de que Fernando convirtió a Joel en hombre lobo por mero egoísmo y que, luego, se esforzó en normalizar su relación, no me hubiera impresionado tanto esa declaración y las implicaciones emocionales que conllevaba para padre e hijo.
En lo que respecta a los otros dos, por mucho que Álvaro Cervantes y Lucía Guerrero tengan química, interpreten muy bien sus personajes y hayan tenido escenas preciosas, los personajes son sosos. Leire es una pavisosa con trazas de típica adolescente americana, mientras que Joel funciona mucho mejor con su padre o con Tomás.
Y, ojo, digo que son sosos, un poco empalagosos. Que me he hartado de leer que se parecen a Crepúsculo y a mí no me lo parece. Qué pesaditas las comparaciones con Crepúsculo en cuanto es un romance sobrenatural, madre mía. Que no han sido los primeros (no me voy a ir con Ángel y Buffy, no, voy a ir antes: La bella y la bestia, cuento tradicional) y no son los últimos (Grace y Sam de Temblor, por ejemplo, que él es un hombre lobo) y, además, las relaciones no se parecen en nada. Joel es peligroso, no un cristal de Swarovski con patas, ella le planta cara cuando lo cree necesario y no es tan sumisa como Bella, etc.
Por otro lado, otra de las cartas que no les han funcionado, ha sido la parte de Olivia. Mientras que su hijo siempre protagonizaba tramas entretenidas, avanzaba en la parte mitológica de la serie, Olivia se quedó estancada en una trama que tenía un tufo a rancio y repetido.
A todos nos gusta bromear con si tal o cual se parece a tal o cual personaje, pero en el caso de Olivia se dedicó a revivir una trama muy manida en El internado desde primera mano. En El internado primero fue Amelia que se vendió a Ottox por el tratamiento médico de su hermano, después Lucía lo hizo por su propia salud e, incluso, al final El madelman también estaba chantajeado por ese motivo. Así que la parte de Olivia no resultó algo nuevo, de hecho, personalmente, me enervaba la continua traición a Sara y me cansaba que cayera una y otra vez en las maquinaciones del alcalde. Eso sí, al final nos brindó una gran escena de Sara al descubrirla. El futuro de Olivia y Tomás está en el aire y, la verdad, aunque a él lo extrañaría mucho, a ella no. Me es tan indiferente que ni siquiera la odio y, además, su relación con Fernando fue sosa, sosa.
Sin embargo, el resto de la serie me tiene enamorada. Echo de menos más protagonismo para Pablo, eso sí, pero me han encantado todos los personajes, cómo han llevado las tramas, que en general (hay un par de excepciones) los personajes no fueran idiotas totales y actuaran con una falta de lógica aterradora.
Particularmente, me fascinó la forma en la que han llevado la investigación principal, el como iban descubriendo pistas y errando por empecinarse en seguir con la lógica, con sus creencias de que las leyendas eran sólo eso: leyendas. Siempre he creído que el talento de un contador de historias (llámalo guionista, llámalo escritor) es llevar a los personajes al punto donde él desea, sin que eso se note, quedando lógico, natural. Y la transición a replantearse en creer en las leyendas de los hombres lobo, me pareció que estuvo maravillosamente construida: con Sara rindiéndose a la evidencia y Raúl haciendo oídos sordos a sus propios recuerdos, enrocado en la racionalidad.
Eso sí, al final volvió a primar la fría lógica, a creer que Salva era un asesino loco, en vez de un hombre lobo, lo que volvió a dotar de credibilidad al relato (nadie va a creer en algo así tan de buenas a primeras). Y es algo que, por cierto, me trae por la calle de la amargura. Debido a su relación con Sonia, le cogí cariño y no quiero que pague él sólo ya que él ha actuado de forma inconsciente, mientras que Fernando sí que era consciente de lo que hacía.
Pero, bueno, esa es otra historia... Porque espero que renueven para una segunda temporada, que Calenda tiene muchas historias que contar con esa cantidad de personajes inquietantes que se pululan por sus calles (el cura, el alcalde, etc.) y de los que sabemos muy poco.
Ah, por cierto, me he olvidado de comentar a los actores, pero es que, en general, me han gustado mucho. De hecho, salvo Carlos Cuevas que, aunque tampoco me ha chirriado, no ha llegado a convencerme del todo, me han encantado. Sí, me ha gustado mucho Fran Perea como Nacho, me ha resultado de lo más natural, adorable y tiene una química alucinante con Macarena García. Es que, macho, pobrecito, que parece que porque sea Fran Perea hay que meterse automáticamente con él.
A mi la serie me ha gustado, pero me ha parecido un poco lenta y a veces desesperante, los bailecitos de Leire todo el rato serán todo lo poéticos que quieran pero yo me subía por las paredes verla bailando todo el santo día. Deberían de cambiar un poco su pavosidad, y la de algunos personajes.
ResponderEliminarSi hay 2º temporada creo que Olivia no aparecerá (por su embarazo), y con ella Tomás. ¿Harán caso a Sara y desaparecerán de Calenda?
Hombre, mujer, que en cuanto a metraje tampoco era tanto y, además, Leire quiere ser bailarina, es lógico que ensaye. En Everwood, por ejemplo, el protagonista, Ephram, quería ser pianista y se le veía ensayando en todos los episodios y tal. Y, sin irme a EEUU, en El internado mismamente estaban todo el día practicando esgrima/karate.
ResponderEliminarBueno, el problema de que sea pavisosa es que no es algo que se pueda cambiar con facilidad, ya que no pueden reinventarla. Por suerte, la otra pavisosa, Olivia, parece que no aparecerá. Me supongo que, simplemente, se irán de Calenda y aquí no ha pasado nada.
Espero que inventen algo para que Tomás vuelva porque es el único que investiga a los Lobos. O es que vendrá un personaje nuevo que hará de Investigador?
ResponderEliminarSe habrá convertido la Rubia en Loba o estará muerta?
Sí a mí también me gustó como decidieron dejar de ser racionales y adoptar la posibilidad del Lobo estuvo muy bien y normal que crean que el Profe estaba pirado...
A mi me enervaba que Olivia no tuviera un plan B o no hablase con Sara con la trampa tan guapa que podrían haberle tendido al Alcalde arggg!
Y si son muy sosos y empalagoso los protas juntos y no me gusta que Cervantes ponga poses y trucos a vece le veía como forzado...
Espero que a la trama de la Reserva le den más cancha que pinta interesante. Esos huesos xD
Yo también espero que Tomás se quede en Calenda, yo qué sé, lo tienen fácil, que se quede con su tío porque su madre se haya pirado y no ha querido separarlo de sus amigos y eso. Aunque, bueno, me imagino que en caso de que no esté, los jóvenes retomaran las investigaciones. Quizás si Leire sabe lo de Joel, tiren por ahí, no sé... De todas maneras, quizás me lo invente, pero me suena que dijeron en algún videoencuentro que los jóvenes iban a estar más unidos y tal, ¿no?
ResponderEliminarYo espero que Sonia sea loba, molaría un montón, Oh yeah.
Buff, Olviia enervaba hasta el más pintado, que personaje más idiota. Y, lo que dices, lo fácil que lo tenía para montarle una trampa al alcalde con Sara. Si es que... ù_ú
Yo creo que el misterio de la segunda sería la reserva, algo que, como dices, pinta interesante. Además, el alcalde es un villano genial, da muy mal rollo sólo con estar ahí presente. Me gusta mucho el personaje y el actor lo borda. Ainss, a ver si tenemos segunda temporada, que me mola mucho la serie.