Una serie para Klaus

La semana pasada pudimos ver el piloto camuflado del spin-off de The vampire diaries y hoy me dispongo a hablar de él. ¿Por qué hoy? Bueno, no era muy partidaria del spin-off y luego una vez que lo vi... Bueno, necesitaba procesarlo durante un tiempo porque hicieron algo que me repele muy mucho.

He de admitir que soy una persona muy básica. Pero mucho. Por eso, pese a que supondría la estocada final a la moribunda The vampire diaries y, sobre todo, pese a que, al menos en apariencia, separen a la mejor pareja que han tenido en la serie, estaba dispuesta a darle una oportunidad a una serie protagonizada por mis amados chulazos Joseph Morgan y Daniel Gillies.

Pero, oh, tuvieron que hacer ESO.

De todas las tramas posibles, Julie Plec tuvo que elegir precisamente ese giro, ESE maldito giro de guión. Y es que resulta que, de todos los personajes que podía pasar de una serie a otra, de todas las opciones que tenía para justificar la reunión de los Mikaelson supervivientes, tuvo que elegir el embarazo.

Klaus: ¡Venga ya! ¡Será una broma!

No, Klaus, mucho me temo que no.

Really, Julie? Really?

Ahora resulta que Hayley, esa mujer loba de carisma cero y que ni siquiera sirvió para tentar al soso de Tyler, se ha quedado embarazada de Klaus. Podría argumentar que los híbridos no se reproducen, que es algo de lo poco que recuerdo de la biología del instituto, pero al ser una serie de fantasía, pues podría aceptar pulpo como animal de compañía. Pero no. Ya no es sólo que sea una idea un tanto manida, sino que, encima, han sido los peores arcos argumentales de varias historias: Amanecer es una ida de pinza tremenda y Renesmee da cosica y no sólo por tener el peor nombre de la historia; por otro lado, ¿existe alguien en todo el universo que soportara a Connor en Ángel?

Y que no, que no lo compro. Además, ¿Klaus como padre? ¿Klaus? ¿Y de Hayley? ¿En serio? Oye, Julie Plec, entre nosotras, tú te tomas algo a la hora de escribir, ¿no? Porque, de verdad, no se me ocurre otra forma de que creyera que esa ida de olla era una buena idea.

Otra de las cuestiones que tampoco me ha hecho nada de gracia es la camarera o la versión rancia de Caroline. Manda narices que su acercamiento sea precisamente hablando de arte, como con Caroline. Eso sí, Leah Pipes más sosa no puede ser y de química con Joseph Morgan nada, lo que resulta aún más triste tras las múltiples escenas que él ha compartido con Candice Accola durante toda la temporada. No sé qué planea Julie Plec, pero debería olvidarse de la camarera y, aprovechando que el instituto ha terminado en Mystic Falls, enviar a Caroline a estudiar a Nueva Orleans.

Caca. Mierda. Mal. NO quiero.

(Rey vampiro chulazo, cárgatela ya, anda)

Por cierto, el ambientar la serie en Nueva Orleans sí que ha sido una gran idea. La ciudad, la fotografía más oscura, la increíble banda sonara y, además, he de decir que la situación de las brujas, el padawan de Klaus cuyo nombre no recuerdos y demás sí que me ha interesado.

¿Por qué tuviste que preñar a Hayley de Klaus? ¿Por qué, Julie?

También me gusta mucho la dinámica entre los tres hermanos, más compleja que la de los hermanos Salvatore al ser tres, tener mucho más pasado en común y, ah, sí, el no tener a la petarda de Elena dando por saco. La verdad es que tanto Klaus como Elijah y Rebekah son personajes mucho más interesantes y no están tan quemados como Damon (Stefan es de los pocos que ha salido reforzado de la cuarta temporada de la serie original, la peor de todas y muy desaprovechada).

De momento, nos han planteado a tres hermanos que únicamente comparten lazos de sangre como bien señala Rebekah. De hecho, entre ella y Elijah sí que existe cierto entendimiento, pero las relaciones de ambos con Klaus, aunque distintas, son prácticamente nulas, sobre todo porque él se ha encargado de que así fuera. El ver cómo los tres conviven en Nueva Orleans sí que puede molar.

Y, por cierto, ¡dios cómo mola ver a Elijah pateando culos sin despeinarse y como un pincel absolutamente siempre! Sí, fui toda una fangirl al ver esa escena.

La perfección existe y se llama Daniel Gillies.

Hablando de Elijah, hay que ver qué poco ha tardado en darle la patada a su querida Katerina. Tropecientos años persiguiéndola, enfrentándose a su hermano por ella, pero ha sido escuchar "bebé" y olvidarse de la vampira en cero coma. Lo bueno es que, al menos, está empeñado en redimirnos a Klaus y los hermanos molan muy mucho compartiendo escenas.

La verdad es que sigo con el corazón dividido porque, por un lado, ha habido muchas cosas que me han gustado y amo a Elijah por encima de todas las cosas, pero por otro el tema del embarazo... brrr, no mola nada. Eso sí, como pasen a Caroline a la serie, me tendrán por completo, pese a Hayley, bebé milagrosos y demás.