Poco a poco, voy leyendo los libros que conforman Mundodisco, la saga creada por Terry Pratchett. El último que ha caído en mis manos es Ritos iguales, que cambia totalmente tanto la historia como los personajes de las anteriores entregas: El color de la magia y La luz fantástica. De hecho, esta tercera entrega, Ritos iguales, se puede leer de forma independiente sin haber ni tocado las otras dos entregas.
Es decir, que nos despedimos de las desventuras de Rincewind para conocer a las brujas que viven en Mundodisco y lo diferentes que son a los hechiceros, en una novela que habla sobre la batalla de sexos, la desigualdad entre éstos y el feminismo. La verdad es que Ritos iguales no ha sido tan divertida como las otras novelas que he leído del Mundodisco, pero aún así tiene sus puntazos y, sobre todo, es muy, muy interesante y resulta la más de entretenida.
Un mago moribundo, siguiendo la tradición, decide entregarle su cayado a un niño recién nacido para pasarle así su poder. El elegido es Eskarina, que acaba de nacer en un pequeño pueblo. ¿El problema? Que Eskarina no es un niño, sino una niña y éstas no pueden ser magos, sino brujas y la magia de ambos es muy diferente. Testigo de semejante embrollo es Yaya Ceravieja, una bruja que vive en el pueble y que, muy a su pesar, decide velar por Esk.
Los años pasan y Esk crece, convirtiéndose en una niña que da muestras de un increíble poder. Para ayudarla, Yaya Ceravieja la acoge como pupila, esperando que convertirla en bruja sea más que suficiente, pero no lo es. Por eso, acaba decidiendo ayudarla a convertirse en mago y, para eso, lo primero es lograr que pueda estudiar en la Universidad Invisible, lo que no será tan fácil, sobre todo cuando, una vez más, Mundodisco está en peligro.
El punto de inicio de la novela no es especialmente novedoso, pues elementos como el que es algo sin saberlo o la relación maestro-alumno es algo bastante habitual en la ficción, sobre todo en la de fantasía. Sin embargo, Ritos iguales se desarrolla de manera totalmente impredecible. Nunca sabes lo que va a pasar en la siguiente página, qué nuevo lío va a ocurrir o qué van a hacer a continuación las protagonistas. Por eso, Ritos iguales es una novela que engancha bastante, se lee con rapidez y se disfruta muchísimo, sobre todo por ese gran personaje que es Yaya Ceravieja.
Porque Yaya es todo un personajazo y, cada vez que abre la boca, dan ganas de montarle un altar por su grandeza. Además, me resultó un personaje bastante complejo y original. Y es que Yaya es una de las brujas más poderosas de Mundodisco, seguramente la que más, lo que, a diferencia de lo que podría parecer, no significa que haga los mejores hechizos. Y es que las brujas consideran que una es más poderosa cuando necesita menos magia para llevar a cabo sus planes.
Las brujas recurren sobre todo a la cabezología, lo que vendría a ser emplear la psicología, ser astutas y valerse de productos naturales y de la manipulación cuando la situación lo requiere. Lo que, personalmente, me pareció maravilloso y muy original.
En el caso de Yaya Ceravieja, que es la que nos enseña junto a Esk lo que significa ser una bruja, nos encontramos ante una mujer muy, muy inteligente y sensata, una mejor persona de lo que a ella le gustaría ser. Es tan divertido como tierno ver como acaba dejando sus reticencias de lado para ayudar a Esk: al principio no quiere ni plantearse que una mujer pueda ser mago o marcharse de su casa, donde tiene una cómoda existencia, pero acaba cediendo para ayudar a su pupila, con la que tiene una relación muy bonita.
Por otro lado, Esk también mola bastante y representa la inocencia de quien no tiene prejuicios. Mientras que el resto de personajes se escandaliza constantemente de que una niña pueda ser mago, Esk no comprende esas reticencias y ni siquiera le importan.
Pero Yaya y Esk no están solas en la aventura y no dejan de encontrarse a personajes de lo más peculiares, mientras luchan por conseguir su objetivo. Lo que no les va a resultar nada fácil, pues los magos no quieren ni oír hablar de una niña mago, ya que la magia de verdad no es para mujeres, según ellos. Sin embrago, las dos protagonistas no se detienen ante nada, ni nadie. Y es que, como ya he dicho al principio de la reseña, Ritos iguales habla sobre el machismo, sobre la injusticia que éste provoca, cómo luchar contra ella y romper las tradiciones y tabúes que no tienen sentido.
Vamos, que Ritos iguales no es tan disparatada como las otras novelas de Mundodisco, pero es divertida, tiene a unos personajes estupendos y un mensaje que merece mucho la pena. Ni que decir tengo que la recomiendo muchísimo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... El baile de los penitentes de Francisco Bescós.
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