Hacía muchísimo tiempo que no os traía la reseña de un clásico, así que hoy os voy a hablar de El gran Gatsby, que seguro que os suena, aunque fuera gracias a la película protagonizada por Leonardo Dicaprio. Sí, me compré mi ejemplar durante la promoción de la película, así que como portada tiene su cartel, lo que en este caos no me importa demasiado porque la verdad es que mola. Y, sí, sale Leo, eso es otro punto a su favor.
Así que, nada, vayamos en ordne y, por si no lo sabéis, os diré de qué trata El gran Gatsby:
En 1922, Nick Carraway se muda a una casa de las afueras, en un barrio lleno de mansiones, donde también vive un personaje que es toda una celebridad por sus enormes fiestas: Jay Gatsby. Nadie sabe nada sobre el misterioso señor Gatsby, ni de dónde ha salido o cómo ha amasado su fortuna, ni siquiera por qué no acude a sus propias fiestas. Precisamente es ese misterio el que llama la atención de Nick, que será invitado por Gatsby a su casa y acabará conociéndolo.
Los dos se hacen amigos, aunque Nick se muestra receloso, sobre todo porque empieza a notar que la sociedad que les rodea es falsa y decadente. Sin embargo, acaba descubriendo que Gatsby no es tan superficial como el resto de personas que conoce y que hace todo lo que hace por un poderoso motivo: recuperar a su primer amor, Daisy Buchanan, la prima de Nick, que ahora está casada con Tom, un hombre avasallador que engaña a Daisy.
Siempre había tenido ganas de leer este libro, sobre todo porque siempre me ha gustado la época en la que se desarrolla la acción: los felices años veinte con sus fiestas, sus flappers y aquella forma tan particular de ver la vida.
Sin embargo, empecé a leerlo con cuidado, porque hay algunos clásicos que sinceramente son un coñazo. Aunque no es el caso de El gran Gatsby, que leí enseguida y que me encantó desde el principio hasta el final. Cuando comencé a leerlo, no sabía demasiado qué me iba a encontrar (sabía lo más básico), así que me sorprendió encontrarme con un narrador que no fuera Jay Gatsby, aunque creo que fue todo un acierto de F. Scott Fitzgerald, ya que así permite el desarrollar ese misticismo alrededor de la figura de Gatsby y, de paso, ofrecer un punto de vista bastante crítico de la sociedad neoyorkina de la época, de ese mundo de lujo, superficialidad y decadencia en el que viven los personajes, que en su mayoría comparten esos rasgos.
Nick no deja de ser un recién llegado, alguien que viene de un pueblo pequeño y que se topa con un mundo de lujos y fiestas, de falsa diversión, que no comparte. De hecho, es muy sencillo compartir las opiniones de Nick sobre el resto de personajes, porque encima menuda galería tenemos.
Yo no sé quién me caía peor, si Tom, Daisy, Jordan o cualquiera de los otros que iban apareciendo a lo largo de la novela. Todos son un atajo de egoístas, falsos y siempre acaban eligiendo la peor decisión posible. Vamos, que no se salvan ninguno y no me extrañó que Nick se preguntara constantemente por qué tenía que estar rodeado de esa gente tan sumamente odiosa y que acabara tan harto de ellos.
En contraposición, Gatsby es un personaje bastante más interesante y no sólo porque al principio es un misterio, sino porque al final se destapa que es un hombre coherente que lo único que quiere es recuperar a su primer amor, esa Daisy que ha idealizado con el paso del tiempo y las experiencias vividas. Aunque el tema principal de la novela es la historia de amor de Gatsby y Daisy, a mí me gustó mucho más la amistad que se va formando entre él y Nick.
Y como no voy a entrar en spoilers, porque no suelo hacerlo nunca, sólo me queda comentar un aspecto de la novela y es el precioso estilo de F. Scott Fitzgerald. El autor va directo al grano contando la historia, no se entretiene y ni siquiera le da demasiada cancha a los secundarios, pero al mismo tiempo su narrativa es simplemente preciosa, muy poética y envolvente.
No había leído nada de Fitzgerald antes, a pesar de conocerle, así que me sorprendió y acabé encantada, sobre todo porque es de esos autores que sabe mezclar la tragedia con la belleza.
Así que, como os podéis imaginar, el resumen de la reseña es sencillo: El gran Gatsby es una novela altamente recomendable, que se lee con rapidez y que encima resulta una verdadera preciosidad.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Brujerías de Terry Pratchett.
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