La semana pasada se acabó la primera temporada de Supergirl y yo ya la echo de menos porque, si empezó bien, ha ido yendo a más y ahora adoro ese pequeño universo formado por Kara y sus allegados. Porque a lo largo de los veinte episodios de la temporada han ido limando aquellas cosas que no funcionaban y dando cancha a las que lo hacían desde el principio, haciendo de Supergirl una serie muy, muy disfrutable.
¿Qué es la serie perfecta? Pues no, no es el caso, ya que, al menos en mi opinión, hay un elemento que no funciona y al que le dan demasiada cancha. Pero, bueno, una cosa mala no eclipsa todas las cosas buenas, sobre todo porque son muchas e importantes.
Y es que hay algo que distingue a Supergirl de sus primas hermanas, las series de la CW. Bueno, en realidad con quien tiene cosas en común es con The Flash, ya que ambas tienen sentido del humor, aventuras y son mucho más dinámicas que Arrow, que la pobre está un poco estancada. De hecho, Kara tiene muchas cosas en común con Barry Allen: desde lo adorables que son sus actores y lo comprometidos que están con sus personajes, hasta el tipo de héroes que son. Por eso fue todo un acierto el que decidieran juntos, aprovechando la teoría de los multiversos que está siendo tan importante en The Flash esta temporada.
Esperemos que Melissa Benoist les devuelva la visita en The Flash, aunque sea como un doble de la Kara que nosotros conocemos y amamos.
Pero, bueno, a lo que iba y es que la gran diferencia que ha tenido Supergirl es la importancia de mostrarnos todas las facetas de Kara, incluido el amor y dedicación que le procesa a su trabajo. Porque, sí, sabemos que Barry es un científico forense, pero generalmente es algo que usan más como excusa para el metahumano de la semana, que algo a lo que le den cancha.
Sin embargo, en Supergirl hemos visto a Kara hacer malabarismos entre su rol de superheroína y de trabajadora, lo que ha sido un enorme punto a su favor. En parte, porque cualquier escena ambientada en Cat Co molaba lo suyo, ya que el trío Kara-Cat-Winn funciona muy, muy bien cualquiera que sea su combinación y lo que estén haciendo. Además, Cat Grant ha sido el personaje revelación de la serie. Podía haber caído perfectamente en ser la Meryl Streep de El diablo viste de Prada y, aunque sí que tiene esos rasgos de ser una déspota con sus empleados, es muchísimo más.
Porque Cat Grant es una mujer compleja con muchísimas caras y las mejores frases de la serie; además, Calista Flockhart no puede estar ni más cómoda, ni más inmensa en el papel, siendo una diva de las grandes, de esas que es muy fácil amar. Porque Cat también ha sido una buena persona, alguien muy humano y, curiosamente, un gran apoyo tanto para Kara como para Supergirl, eso contando con que ya no sospeche más que son la misma persona, que con Cat nunca se sabe.
Pero además Cat, también ejemplifica junto a Kara y Alex, lo que más me ha gustado de Supergirl: ese aire feminista, que rompe muchos tópicos. Cat es la dueña de Cat Co, es una profesional que sabe sacar ventaja y una gran empresaria, mientras que Kara ha ascendido en Cat Co y Alex es la badass del grupo. Quizás el rol de Kara es más típico, mientras que los de Cat y Alex suelen ser reservados para personajes masculinos, pero eso no quita que Supergirl sea una serie donde ellas rompen la pana y es de agradecerse.
De hecho, hasta Lucy Lane, que no es un personaje regular, también ha sido importante y ha acabado dirigiendo el DEO. Que, por cierto, espero que se la queden porque es un personaje muy interesante y podría dar muy buenos momentos al trabajar con Hank/J’onn ahora que van a dirigirla juntos.
Y esa ha sido otro de los aciertos de Supergirl: el desarrollo de todos los personajes. Puede que Kara sea la protagonista y el corazón de la serie, pero los guionistas se han molestado en dar profundidad a todos los personajes y dotarles de su propio bagaje. De hecho, así fue como el personaje de Hank ganó muchísimo. Al principio, siendo el misterioso hombre de los ojos rojos, resultaba muy soso, pero cuando se supo su verdadera historia todo cambió y el personaje funcionó muchísimo mejor. Desde lo triste de su pasado, hasta los problemas y dudas que le generaba el ser el último marciano, pasando por la relación con las hermanas Danvers, que ha tenido muchísimo corazón.
Curiosamente, los malos de la temporada tenían que ver con la familia de Kara, pero tanto su tía como su tío resultaron muy descafeinados y bastante olvidables. Sin embargo, la parte con su familia de acogida, incluido Hank, sí que funcionaba bien. Era muy fácil sufrir junto a Hank cuando Kara lo odiaba y también hacerlo junto a Alex, que tenía ese secreto que la estaba matando, pero que Hank le pedía que guardara por su propio bien.
Precisamente por lo bien que ha funcionado eso, también por lo importante que ha sido la relación entre las hermanas Danvers, no me extraña ese giro de cara a la segunda temporada (que tienen que hacer sí o sí) que nos revelaba que el señor Danvers sí que estaba vivo, pero preso. ¿Qué se veía venir? Desde el momento en que te hacen creer que Hank lo mató, aunque eso no quita que pueda ser algo que mole. Además, sería muy bonito que Alex lograra recuperarlo, sobre todo porque parte de sus motivos de estar en el DEO es honrarle.
Habrá que ver en qué queda esto y, sobre todo, las aventuras que le depararán al equipo Supergirl y a los trabajadores de Cat Co. Espero, ya puestos, que Maxwell Lord regrese, pero como el personaje que hemos visto al final de temporada.
Y es que el señor Lord me ha provocado sentimientos encontrados: por un lado, me gustan los personajes impredecibles y con una moralidad dudosa y creo que alguien así es necesario, sobre todo porque todos los personajes de Supergirl son muy buena gente. Pero, por otro, es que el tío puede ser súper repelente, sobre todo cuando ataca a la pobre Kara. Por eso, cuando al fin comprende que Kara no es un enemigo a batir y ha trabajado junto a ella, ha molado mucho. Encima, hay que admitir que Peter Facinelli y Chyler Leigh funcionan muy bien juntos y tienen una química impresionante.
Otra cosa curiosa, ya que tampoco parece que los guionistas estén muy preocupados de ir por esos terrenos parejiles, pero llevan veinte episodios intentando meternos el Kara/James por los ojos. Pues tengo una mala noticia para vosotros, guionistas: NO funciona, asumidlo de una vez.
Yo no sé qué clase de problema tienen en el trío de series DC de Greg Berlanti, pero no dan ni una con la pareja principal: Oliver Queen no funcionaba con Laurel Lance, al igual que Barry Allen tendrá química con una piedra pero no con Iris West, que es lo que pasa en Supergirl. Melissa Benoist funciona perfectamente con cualquier actor que le pongas al lado, salvo con Mehcad Brooks. Todas las escenas de Kara y James no sólo resultan sosas y aburridas, sino que dan la sensación de ser dos escobas hablando y no dos personas que se atraen.
Además, es que James Olsen me cae fatal, porque cumple con todos los requisitos para ser un petardo del quince: no pinta nada en el equipo y tampoco tiene ninguna utilidad; es don moralinas, alguien que siempre tiene que dar discursos y lecciones de moral, aunque sean estúpidos (lo de ofenderse porque la DEO tiene preso a Maxwell Lord tras todo lo que éste hizo fue para pegarle repetidamente en la cara) y encima es un galán de mierda sin un poquito de decisión.
En serio, es bastante insultante que, gustándole Kara, volviera con Lucy y que tuviera que ser ésta quien le dejara en primer lugar y luego le empujara hacia Kara. Hijo, James, ¿no tienes sangre en las venas o qué? Porque, vamos, para jugar a dos bandas con Lucy y Kara no perdías la oportunidad tampoco.
Vamos, que tanto Lucy como Kara se merecen alguien mejor y espero que corten de raíz la pareja porque, por más que lo intenten, no funciona.
De hecho, a mí siempre me ha parecido que Melissa Benoist tenía muchísima más química o con Blake Jenner que interpretó al hijo mayor de Cat (vale, es su marido, como para no) o con Grant Gustin o con Jeremy Jordan, que es Winn. En serio, Winn sería un novio mucho mejor para Kara, porque ha demostrado ser útil, un amor y no ha dudado en ayudarla, aunque estuviera en un mal momento.
Además, Winn también tiene una historia complicada detrás con su padre, el psicópata, y lo ha pasado fatal, el pobre, porque entre vivir la friendzone y todo lo que le pasó con Siobhan, menudo percal ha tenido. Encima, Winn sí que tiene habilidades y ha colaborado puntualmente en el equipo y con éxito. Vamos, que soy Team Winn a saco y que espero que en la segunda temporada (que, de nuevo, tiene que encargar la ABC sí o sí) decidan sacar a Winn de su papel de amigo y que sea un interés amoroso de verdad.
Vamos, que la primera temporada de Supergirl me ha encantado y ha sido una de las series que más ganas tenía de ver, así que espero que nos den una segunda temporada para seguir disfrutando de Kara, Cat, Alex y los demás.
¡¡Y para saber qué narices hay en la nave del final!!
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