Bueno, me dejo de tonterías y os hablo de Sueños de piedra:
Arthmael nació para ser el rey de Silfos, algo que él siempre ha dado por hecho... al menos hasta que su hermanastro, un noble con muy buena fama, decide entrometerse y acaba siendo nombrado el sucesor. El padre de ambos intenta calmar a Arthmael prometiéndole que le conseguirá una esposa digna para que reine en otro lugar, pero Arthmael adora Silfos y no quiere renunciar al trono. Por eso, impulsado por la ofensa y el ansia de venganza, decide abandonar el palacio y empezar a viajar para convertirse en un héroe tan popular que le supliquen que se siente en el trono.
Lynne lleva atrapada en una vida de prostitución desde que era una niña y sólo sueña con poder escapar de ese noble que se cree su dueño y que la lleva maltratando años. Una noche, Lynne acaba matando al noble y tiene que escapar, no sólo de esa horrible vida, sino también de la ciudad para no enfrentarse a la justicia. Y es entonces cuando da con Arthmael por casualidad, que conoce la forma de abandonar Silfos discretamente. Desde el principio los dos chocan y están deseando seguir cada uno su camino, pero entonces se cruzan con Hazan, un mago que busca desesperadamente la cura para salvar a su hermana, y ambos acaban accediendo a ayudarle en su misión.
Desde el punto de partida Sueños de piedra es una novela bastante original, sobre todo porque su pareja protagonista no es nada típica: Lynne es una prostituta, mientras que Arthmael es un príncipe desastroso y egocéntrico que, sin embargo, sí que se preocupa por su reino y estar a la altura.
De hecho, son dos personajes muy complejos y humanos a los que van desarrollando a lo largo de las aventuras que van viviendo. Cada uno tiene tanto sus problemas como sus habilidades y todo está expuesto de manera que no sólo es lógica, sino que queda orgánica y natural, logrando que tanto Arthmael como Lynne sean más que los clichés típicos de la literatura fantástica. A mí personalmente me gustó mucho el que fueran cosas dispares, pero todo encajara bien, como si las autoras le dieran un giro a los tópicos del género.
Por ejemplo, Arthmael es un príncipe guapo, encantador y mujeriego, pero también alguien sensible y que, aunque tenga arrebatos y comportamientos infantiles, sea alguien comprometido y responsable que de verdad quiere que su reino sea un lugar mejor.
Por otro lado, Lynne es una chica con mucho carácter y problemas para relacionarse, algo completamente natural viendo su historia, pero también es alguien dulce y que tiene las ideas muy claras. Precisamente Lynne es todo un ejemplo de lo que debería ser un personaje femenino, pues es capaz de amar y darlo todo por amor, pero no renuncia ni a sus sueños, ni a sus propósitos.
Y es que la historia de amor de Sueños de piedra es una de las mejores que he leído nunca. Es divertida, tierna, chispeante y nos habla del respeto mutuo y de que el amor no es pertenencia, lo que debería recordarse a menudo, sobre todo tras la noción de romanticismo de muchas autoras. Arthmael y Lynne son distintos, se llevan a matar al principio y durante toda la novela no dejan de mantener ese tira y afloja, pero también se van enamorando poco a poco, sin prisas, y conociéndose y respetando los sueños y los deseos del otro. Todo eso con escenas muy bonitas, que hacen que suspires de amor por ellos.
Me he centrado en la pareja porque son los protagonistas, pero no son los únicos personajes ni que molan, ni que resultan originales. Sin embargo, no quiero entrar en ello, por si os reviento la historia, ya que sería una pena.
Eso sí, durante toda la historia las autoras saben jugar muy bien con los clichés del género y los giros que ellas les dan y no dejas de preguntarte si lo siguiente que va a pasar va a ser lo típico y van a cambiarlo. Me parece muy inteligente ese continuo juego, sobre todo porque todos hemos leído mucha fantasía, sabemos de qué va el asunto y resulta muy estimulante tanto el leer algo tan fresco, como el estar dándole vueltas al asunto.
Además, Sueños de piedra se lee enseguida, no sólo porque engancha mucho, que lo hace, sino porque está tan bien escrito que te sumerges en sus páginas y pierdes la noción del tiempo. Yo me lo leí en un par de días y encima lo disfruté como una enana, así que sólo os lo puedo recomendar encarecidamente, porque mola muchísimo. De verdad de la buena, deberíais leer Sueños de piedra porque es muy original, divertido, tiene ese algo que lo hace especial y encima trata temas que no son nada habituales en la literatura juvenil como la prostitución o la corrupción política. Encima es inteligente, feminista y, como creo que ya he dicho, refrescante.
Haceos con él, vamos, ¡no os arrepentiréis!
El próximo lunes literario estará dedicado a... La última confidencia del escritor Hugo Mendoza de Joaquin Camps.
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