Con un día de diferencia, pues ayer estuve toda la mañana fuera, os traigo la reseña del Lunes Literario y está dedicada a un libro al que, desde que supe de su existencia, le tuve muchas ganas porque, además de una portada súper chula, tenía muy buena pinta: Filtro, la primera entrega de la saga Pociones, de la escritora Amy Alward. ¿Y de qué trata Filtro?
Samantha Kemi es la aprendiza de su abuelo en su taller de alquimia. Durante un tiempo, la familia Kemi gozó de prestigio al ser los mejores alquimistas de la ciudad, aunque en la actualidad su negocio únicamente sobrevive como puede. Y es que la competencia contra las pociones manufacturadas es brutal y ya prácticamente nadie las compra a los alquimistas de verdad.
Sin embargo, cuando la princesa Evelyn acababa envenenada por un filtro amoroso, que ha hecho que la princesa se enamore de su propio reflejo, la familia real decide convocar a todos los alquimistas para cumplir una antigua tradición: la Expedición Salvaje, en la cual todos los alquimistas que desean participar pueden crear una poción para salvar al miembro de la familia real que esté en peligro. Si se logra tal proeza, dicho alquimista ganará dinero y prestigio, por lo que Sam no duda en apuntarse, esperando reflotar el negocio familiar.
¿El problema? Su máximo rival, el dueño de los laboratorios que hacen las pociones manufacturadas, tiene un hijo, Zain, con quien Sam siempre ha tenido una relación un tanto extraña... Ah, sí, y la hermana del rey, una bruja que desea hacerse con el trono, también ha sido convocada y ve la oportunidad perfecta para llevar a cabo su venganza.
Es decir, que Filtro tiene un montón de ingredientes para molar: una búsqueda a la desesperada, una mitología desarrollada y original, una historia de amor que pinta bien, problemas políticos... Lo malo es que se queda en nada.
Quizás es por las ganas que le tenía a Filtro, pero me ha decepcionado. No es que sea un libro horrible, que no me haya gustado nada, porque se puede leer, pero sí que he tenido la sensación de que desaprovecha un punto de partida que puede dar mucho juego. Además, lo peor del caso es que me da la sensación que es más falta de talento por parte de la autora que porque haya cometido errores. Es como si, por más que lo intentara, haya algo que simplemente no funciona.
Es evidente que la intención de Amy Alward es que sea un libro de aventuras, pues Sam no deja de viajar de un lugar exótico a otro para buscar ingredientes extraños, mientras intenta resolver la receta de la poción que necesita. El problema es que, aunque no es que resulte aburrido, porque no es así, tampoco es emocionante. Sí, pasan muchas cosas, pero no tiene ese factor enganche o la tensión necesaria o el encanto que, por ejemplo, sí que tienen las novelas de Rick Riordan, donde sus protagonistas van de un problema a otro.
Bueno, a decir verdad, la falta de encanto es lo que más afecta a Pociones.
Samantha resulta una protagonista muy sosa, olvidable. Amy Alward hace un esfuerzo para que no sea perfecta, algo en lo que caen muchas autoras. También le da trasfondo, relaciones con su entorno y un conflicto (quiere ser leal a su abuelo, a su negocio, pero le interesan las técnicas novedosas de los laboratorios), pero no logra que resulte mínimamente interesante o que mole o que le cojas cariño. No es que la odiara, aunque a veces hace cosas un tanto reprochables, pero tampoco es que recuerde muy bien cómo es y eso que leí Filtro hace tan solo unas semanas.
Y como Samantha, el resto de personajes está bien planteado, pero es bastante olvidable. Por ejemplo, Sam va acompañada de una buscadora de ingredientes, una especie de Indiana Jones femenina, por lo que se supone que es una tía que mola... pues no, no lo hace. O sea, tú sabes que pretende serlo, que es la intención de la autora, aunque no da esa sensación.
Vamos, que Amy Alward es una autora muy poco efectiva, por mucho que lo que plantee esté bien. Eso se nota, sobre todo, en la historia de amor.
Sam y Zain se conocen desde hace tiempo y, antes de que empiece la acción, ya sabemos que hay cierta atracción, aunque no se relacionen mucho. La amiga de Sam comenta que Zain está loco por Sam, ella da a entender que él le gusta pero que no cree que sea posible tener nada... Es decir, que el romance no sale de la nada o se enamoran cruzando una mirada, lo que está bien. El problema es que las interacciones de ambos no pueden ser más sosas y Zain parece que no tiene personalidad.
Y, jolín, da rabia porque el punto de partida es bueno: desde ese mundo donde viven magos con humanos y donde la realeza no sólo gobierna, sino que ofrece estabilidad, hasta esa historia de amor entre dos rivales. Pero es que se queda en nada. En nada.
Filtro es un libro entretenido, pero bastante soso, por lo que no te aburrirás leyendo y tampoco te emocionarás. Se supone que la saga está formada por dos partes, así que le daré otra oportunidad a su continuación cuando salga, aunque tampoco es que recomiende demasiado Filtro. Sinceramente, hay novelas mucho mejores en el mercado.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Marcada a fuego de Nalini Singh.
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