No es la primera vez que os hablo de Kinsey Millhone, la detective que la escritora Sue Grafton ideó cuando, tras divorciarse, consideró asesinar a su marido y luego decidió que era mejor intentar triunfar que ir a la cárcel. Kinsey protagoniza novelas independientes dentro de la saga El alfabeto del crimen y hace poco pude hacerme por fin con C de cadáver, la tercera entrega.
En esta ocasión nos reencontramos con Kinsey yendo a rehabilitación para recuperarse de sus últimas heridas. Es precisamente ahí donde conoce a Bobby Callahan, un joven universitario que ha sufrido un accidente que le ha dejado graves secuelas físicas. Bobby, al saber que Kinsey es detective, decide contratarla porque cree que su accidente no fue tal, sino que intentaron matarlo y cree que puede volver a suceder. Además, Bobby tiene lapsus de memoria y no tiene ni idea de por qué podrían quererlo muerto.
En un principio, nadie toma demasiado en serio a Bobby, ya que su familia lo achaca simplemente a su estado. Sin embargo, cuando Bobby aparece muerto, Kinsey se lo toma como algo personal, sobre todo porque Bobby le caía bien, así que está dispuesta a llegar hasta el final, tenga que hacer lo que tenga que hacer.
Como ocurría con las dos novelas anteriores, Sue Grafton nos regala un caso nuevo y completamente distinto. Y a mí, personalmente, es el que más me ha gustado hasta el momento, ya que al principio no tienes muy claro incluso si hay caso. En ese sentido, la autora lleva muy bien la tensión y resulta muy entretenido, sobre todo porque no me pareció un caso típico y muy incierto. Por eso me lo pasé como una enana teorizando e intentando saber qué diantres había ocurrido para que Bobby acabara asesinado.
Y la resolución, de la cual no hablaré para no estropearos la historia (me parecen fatal los spoilers y en la novela negra, más), me gustó muchísimo y me pareció muy bien orquestada: Sue Grafton fue dejando pistas, pero prácticamente hasta el final resulta difícil tener una teoría clara y acertada, pero luego tiene todo el sentido.
Además, en esta novela volvemos a tener el día a día de Kinsey y de su pequeño mundo, que en este caso explora el personaje de su arrendatario, que ha conocido a una mujer que, desde el primer momento, despierta suspicacias en Kinsey. Y esta parte me ha encantado, ya que no sólo se demuestra que Kinsey es muy buena en parte por su instinto, sino que sus vecinos son muy grandes.
Ojalá en las próximas novelas tengamos más presencia del barrio de Kinsey y sus vecinos, porque encima mola mucho que sea algo más continuado. Al igual que la presencia del detective que la ayuda y que se preocupa por ella y con el que se intuye una especie de tensión sexual no resuelta, lo que también es interesante por la forma en la que Kinsey se relaciona con los hombres y que me parece muy poco tópica. De hecho, otro de los aspectos que han molado de C de cadáver es también esa amistad incipiente entre Bobby y Kinsey, lo que nos permite ver otro aspecto de ella.
Vamos, que me sigue encantando Kinsey y sus aventuras y Sue Grafton se está convirtiendo en una de mis escritoras de misterio favoritas.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Pociones I. Filtro de Amy Alward.
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