Le regalamos a mi padre La última confidencia del escritor Hugo Mendoza para su cumpleaños ya que tenía una sinopsis que pintaba bien y lo recomendaban mucho. Precisamente por eso empecé a leerlo con algo de miedo, ya que, muchas veces, los bestsellers que te recomienda todo el mundo y yo no nos llevamos bien (hola, El tiempo entre costuras).
Sin embargo, he de decir que La última confidencia del escritor Hugo Mendoza me encantó de principio a fin, a pesar de que no acertara a poner bien el título en tuiter cuando hablaba de él. Ay, ese retrasito que tengo... En fin, que La última confidencia del escritor Hugo Mendoza, primera novela de Joaquín Camps, mola muchísimo y os voy a contar por qué.
Víctor Vega es un profesor en la universidad de Valencia que ha conocido tiempos mejores: no sólo está divorciado, sino que su reputación está entredicho porque una alumna le ha denunciado por haber abusado de ella y, además, tiene problemas económicos, en parte porque le debe dinero a la mafia rusa. Por eso, cuando Ana Cifuentes, la viuda del célebre escritor Hugo Mendoza, acude a visitarle para contratarle e investigar la muerte de su marido, Víctor no duda en aceptar.
Y es que Víctor es un experto en Hugo Mendoza, ya que se fijó en él cuando no era famoso y después ha seguido fielmente su póstuma carrera. Porque Hugo Mendoza murió en un accidente marítimo antes de que comenzaran a publicarse sus libros... o no, porque cada diciembre Ana recibe un nuevo manuscrito firmado por Hugo y empieza a sospechar que, quizás, esté vivo. ¿Pero por qué enviar los libros? ¿Por qué fingir su muerte? O, si está muerto, ¿quién envía los libros?
Así, mientras es presionado por sus problemas existentes, además de una poderosa editora que quiere que espíe a Ana y su familia, pero ayudado por su mejor amiga, la matemática Paloma, y una monja hacker, Víctor empieza a investigar el pasado de Hugo Mendoza intentando resolver el misterio.
La última confidencia del escritor Hugo Mendoza es, hablando claro, un tocho. El libro pesa lo suyo, lo que está perfectamente justificado con la compleja historia que cuenta. Y es que Joaquín Camps mezcla maravillosamente distintos géneros y tramas, mostrando un exquisito cuidado por todos sus personajes, no su protagonista. La verdad es que la novela podría haber sido un desastre, pero Joaquín Camps logra encajar todos los tonos, géneros y tramas con perfección, como si de un puzle se tratara.
Además, pese a lo largo que es, no se hace pesado, ni da la sensación de que haya paja o sobre nada. Durante toda la historia no dejan de suceder cosas con un ritmo adecuado, pues ni resulta lento, ni apabullante, sino bastante fluido. Encima, ofrece constantemente información y pistas, también interrogantes, y lo hace de tal manera que hasta prácticamente el final de la novela no dejas de teorizar y tener dudas.
Vamos, que lo es que la trama de misterio está muy bien llevada y te va conduciendo hacia la resolución del mismo, aunque te vas llevando unas cuantas sorpresas por el camino. De hecho, tras haber terminado de leer La última confidencia del escritor Hugo Mendoza, no puedo más que arrodillarme ante lo bien planteado que está todo y lo bien que encaja absolutamente todo. Joaquín Camps es un genio del mal y no puedo más que aplaudirle por ello, bravo.
Por otro lado, el autor no sólo se esfuerza en esa trama de novela negra e incluso thriller, sino que también cuida muchísimo tanto a sus personajes como sus evoluciones. La verdad es que toda la galería de personajes que aparecen se me antojaron muy humanos, también los protagonistas tienen algo que los hace especiales y complejos, incluso bastante originales.
Empezando por Víctor, el protagonista de la historia y un tío bastante curioso. Me gustó mucho que Víctor fuera un desastre, alguien con muchos defectos, pero que tuviera una moralidad definida y muy suya. Así, es un picaflor, también un jugador y un poco caradura, pero también es alguien que cree en la justicia y en hacer las cosas bien, alguien que se preocupa por los demás y que cuida de los suyos. Víctor Vega es un buen protagonista, pues es imperfecto, pero cae simpático y, a pesar de todos los problemas que tiene, mantiene el sentido del humor.
Como ya he dicho, la galería de personajes de La última confidencia del escritor Hugo Mendoza es amplia y todos ellos cumplen con su cometido y encima son muy originales. Sin embargo, aunque muchos molan lo suyo, yo me voy a quedar con dos.
Por un lado, Santa Tecla, que es el mote que le dan porque es una monja de clausura jovencita, con sus dudas por si se ha equivocado al dedicar su vida a Dios, y que es una gran hacker. Santa Tecla es tímida, mojigata y cortada, por lo que funciona a las mil maravillas como acompañante de Paloma, mi personaje favorito.
Paloma es una obesa mórbida que siempre ha sido una gran matemática, pero que descubrió lo que era la poesía y las letras y se enamoró. Así conoció a Víctor, pues él le enseñó literatura y acabaron haciéndose grandes amigos. Paloma es uno de los personajes más inteligentes, decididos y prácticos de la novela, con un par de ovarios bien puestos y una lengua afilada a la que nada frena. Vamos, que es más basta que un collar de cocos hablando, no filtra nada y no puede ser más molona. Una ídola, vamos.
Precisamente son los personajes, su forma de ser y las situaciones en las que se meten lo que hace que haya unos golpes de humor muy buenos, que no resulta forzados. De hecho, mejoran tanto el relato como los diálogos, que están muy bien.
La verdad es que es increíble que La última confidencia del escritor Hugo Mendoza sea la primera novela de Joaquín Camps, ya que está muy bien escrita, con unos diálogos muy naturales y aprovecha le compleja trama que ha concebido. Así, no sólo es una historia inteligente, sino que la presenta de tal manera que se lee y se entiende con facilidad, resultando encima de lo más entretenida. Un gran debut literario y yo ya estoy deseando leer su siguiente novela.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Entre dos mundos de Gennifer Albin.
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