martes, 29 de diciembre de 2015

20 personajes del 2015

Al igual que hice el año pasado, voy a aprovechar que se acaba el año para seguir con las listas y hoy toca la de personajes molones del 2015. Algunos son nuevos, otros son viejos conocidos que molan siempre y otros son personajes que este año me han molado mucho o han hecho algo que he querido destacar. Así que, nada, me dejo de introducciones y paso con los personajes que más me han chocado a lo largo del año:

1. Brian Finch en Limitless


Si hay una serie que me ha molado este año, ésa ha sido Limitless, que ha sido una auténtica sorpresa y os la vuelvo a recomendar porque, en serio, es muy genial. La verdad es que todos los personajes tienen algo que hace que sean especiales, pero me voy a quedar con el protagonista, ese Brian interpretado por Jake McDorman, que es la monez. Brian no sólo es adorable, sino que es divertido, inteligente y tiene mucho corazón... y es un adicto a las manualidades y a hacer el chorra, por lo que no puedo más que rendirle pleitesía.

2. Clara Oswald en Doctor Who


Si bien en la octava temporada de Doctor Who, desarrollaron de una vez a Clara, no ha sido hasta ese año que ha molado mil. En la novena temporada ha sido tanto el corazón del Doctor como diversión e inteligencia y ha sido imposible no quererla. Además, ha sido este año cuando se ha despedido y, admitámoslo, ¿se puede tener un adiós más genial y molón que el recibido por Clara a final de temporada? Pues eso. Clara Oswald es grandeza y vamos a echarla de menos.

3. Ezekiel Jones en The Librarians


La verdad sea dicha y es que es difícil quedarse con un solo personaje de The Librarians, ya que, al igual que pasaba en Leverage, la anterior serie de Dean Devlin, todo su reparto es maravilloso. Sin embargo, yo siento debilidad por Ezekiel Jones, ése ladrón un tanto ególatra y afortunado, que no deja de sonreír ni de ser lo más molón del mundo mundial. Ezekiel no sólo es divertido, sino que tiene una química muy mona con Cassandra y, además, también lo borda cuando se pone dramático y para muestra, el episodio del videojuego.

4. Clarke Griffin de The 100


Clarke repite este año y no puede ser menos, ya que su evolución en la segunda temporada de The 100 fue brutal y ella sola hizo que el final de temporada fuera espectacular. Como siempre, en esta serie molan casi todos, pero creo que lo bestial que fue el recorrido de Clarke y lo original que resulta su desarrollo (sobre todo para una serie de adolescentes) se merecen que se destaque a Clarke por encima de otros grandes como Bellamy u Octavia. Es una de las más grandes heroínas seriéfilas y lo sabéis.

5. Laura Blasco en Amar es para siempre


La tercera temporada de Amar es para siempre fue grandeza de principio a fin y estuvo plagada de muy buenos personajes, pero yo siento debilidad por su protagonista, Laura Blasco, que no podía ser más ídola ella. Creo que Laura ha sido la mejor protagonista que ha tenido la serie (y eso que en su historial tenemos a Andrea Robles y Alicia Peña) y aún la echo de menos porque era buena como ella sola, pero también dura como las rocas, inteligente y comprensiva. Sus errores eran comprensibles y humanos y su tira y afloja con Julián una maravilla con la que disfrutar.

6. Leo Fitz en Agents of Shield


Si el descubrir que Ward era Hydra hizo que éste molara mil, a lo largo de la segunda y de la tercera temporada, fue Fitz quien tuvo una señora evolución y se ha convertido en un ídolo magno. Desde superar su incapacidad, hasta esa trama de héroe rescatando a Simmons, Fitz ha pasado por muchísimo, pero siempre ha sido adorable, bueno y comprensivo y nunca ha actuado de mala fe. De hecho, su reacción al tema Will fue una pasada, al igual que muchas de las escenas que nos está dando.

7. Rogelio de la Vega en Jane the Virgin



He estado pensando muy seriamente si poner a Michael, ya que en la segunda temporada está molando mucho, pero es que simplemente no puedo no poner a Rogelio. Rogelio es un dios catódico y todo lo que hace es grandeza, desde ese uso constante de hashtags hasta su contestador o su despertador. Además, Rogelio es un amor, es inocente como él solo y, aunque también tiene su ego, es muy buena gente. Y, encima, era El presidente, ¿quién da más?

8. Alonso de Entrerríos en El ministerio del tiempo


Todos los personajes de El ministerio del tiempo molan sin excepción. Todos. Pero si he de quedarme con uno, lo hago con el enorme Alonso de Entrerríos, ese soldado del tercio español que, de repente, se encuentra en el 2015 trabajando para un ministerio que viaja en el tiempo y, claro, tiene que adaptarse a muchísimas cosas que ni le entran en la cabeza. Nacho Fresneda está increíble y tiene las escenas más molonas de la serie, como esa en la que salva a Ernesto usando una moto en la Edad Media.

9. Lauren Cooper en Faking it


El año pasado puse a Amy, que sigue siendo grandeza y uno de los pilares de la serie, pero este año voy a destacar a su hermanastra, Lauren. Y es que Lauren empezó siendo una perra del Infierno, pero ha terminado siendo otro personaje con un enorme corazón y de esos que llevan el peso de la serie. Lauren tiene mala leche y la queremos por eso, pero también es alguien que no hace daño a nadie, resolutiva y uno de los apoyos de Amy con quien dos da las mejores escenas. Además, en la segunda temporada la pobre ha tenido un problema tras otro y espero que la hagan un poco feliz.

10. Sofia Maria Consuela Rafaella Rodriguez en Young and hungry


Sí, he puesto el nombre completo y, si seguís Young and hungry, sabéis que es porque mola mil cada vez que ella lo dice. He estado dudando entre ella y Josh, que es amor del bueno, pero es que Sofia es tan ídola que ha terminado ganando. La mejor amiga de Gabi y santa oficial es uno de los grandes personajes de la serie, tiene una vis cómica alucinante y es imposible no amarla por encima de todas las cosas. Además, es de los pocos personajes que es terriblemente divertido y, al mismo tiempo, actúa de forma razonable.

11. Jamie Fraser en Outlander


Si la primera mitad de la primera temporada la protagonista indiscutible lo fue Claire, en la segunda parte se dedicaron a ahondar en Jamie y eso lo convirtió en el gran galán que es. Divertido, inteligente, fuerte, atractivo... ¿Hay alguien que no quiso ser Claire en el episodio de la boda? Además, Jamie protagonizó el final de temporada con un arco muy, muy complejo y muy original para ser televisión y Sam Heughan estuvo muy, muy a la altura.

12. Saray Vargas en Vis a vis


Otra de las revelaciones patrias fue Vis a Vis, el thriller carcelario de Antena 3, que está plagado de buenos personajes, pero yo me quedo con Saray. Esa gitana fuerte como ella sola, chunga y aliada a partes iguales, impredecible también. Saray podía ser la peor enemiga de Maca al creer que le había quitado a la churri y, al mismo tiempo, defenderla porque lo creía justo o enfrentarse a Zulema porque había hecho algo que consideraba horrible. Vamos, que Saray es grandeza de la buena.

13. Edwin Jarvis en Agent Carter


Ya conocíamos a Peggy y lo genial que era, pero su serie de televisión nos dejó a otro personaje para recordar por siempre jamás: Jarvis, el mayordomo de Howard Stark y ayudante patoso y ocasional de Peggy. Jarvis es sencillamente adorable, también muy divertido y, a pesar de ser torpe, tiene sus momentos de genialidad y hace un gran tándem con Peggy, a quien aprecia de veras. Todo eso, junto al gran trabajo de James D’Arcy, hace que sea imposible no enamorarse de él.

14. Olivia “Liv” Moore en i-Zombie


i-Zombie es otra de las series que tiene unos cuantos personajes de lo más molones, pero yo me voy a quedar con su protagonista. Y es que la pobre Liv a lo largo de la serie tiene cada situación que parece una tragedia griega, pero no por eso se vuelve gilipollas o deprimida o da por saco a los demás, sino que sigue adelante, intentando ayudar. Además, el hecho de que al comer cerebros adopte rasgos de la personalidad de éstos, hace que sea muy, muy divertido verla resolver casos y lidiar con todo el tema zombie.

15. Eli Gold en The good wife


Desde que Eli apareció en la primera temporada, le he querido por encima de todas las cosas. Siempre me ha parecido grandeza y sus tramas eran las que más disfrutaba, pero siempre sabías por dónde iba... hasta que la séptima temporada lo mandó todo a freír espárragos y Eli debió afrontar la traición de Peter. Desde entonces, no sólo hemos tenido a Eli en una situación jodida como nunca, sino que no sabemos ni qué hace, ni por dónde va a salir. ¿Quiere meter a Alicia en política? ¿Quiere recuperar su puesto o joder a Peter? Pues no lo sabemos, pero me tiene muy intrigada.

16. Harrison “Harry” Wells en The Flash


Otro que repite en la lista, aunque en este caso es un tanto especial y es que el doctor Wells que conocíamos no era tal y murió, pero a cambio tenemos a su doble de Tierra-2, que mola igualmente a pesar de ser distinto. Harry, que es como lo llama Cisco para distinguirlo, no es un villano retorcido, pero es brusco, impaciente, está en una situación imposible y el tío mola cantidad. Yo es que es recordar el enfrentamiento con Zoom del episodio navideño y seguir flipando. En serio, qué genial es esa escena.

17. Adalind Schade en Grimm


Adalind es el personaje de Grimm que más vueltas ha dado y a la que hemos visto en más facetas, desde mala misteriosa hasta aliada, pasando por todo lo que os podáis imaginar. También es un personaje ideal para liarla parda, pero por lo general tiene motivos y ahora parece que la tenemos en el equipo para quedarse y la verdad es que está molando. Su situación con Nick es rarísima y surrealista, pero ambos se están comportando como personas normales y, la verdad, esta Adalind sin poderes y siendo un apoyo de Nick mola mucho. Yo sólo por lo que me río al verlos juntos y lo extraño que es todo, no puedo más que apreciarla y destacarla sobre un reparto que es maravilloso.

18. El rey Richard en Galavant



Galavant fue uno de los estrenos más fantabulosos del año pasado, esa mezcla de comedia, cuento de hadas y musical. Y dentro de una serie tan molona, el que más destaca es el rey Richard, ese supuesto tirano que luego se ve que tiene su corazoncito y que es divertido y adorable a más no poder. Encima, tiene la mejor canción de toda la serie, en ese dúo con Galavant en el final de temporada y su amistad con Garrett y el cocinero es sencillamente lo más. ¡Larga vida al rey Richard!

19. Karen Page en Daredevil



Daredevil fue la primera serie que salió de la unión de Marvel con Netflix y moló muchísimo. Personalmente, me sorprendió la trayectoria de Karen Page, esa víctima inicial que acaba siendo la secretaria de Matt y Foggy y que se sumergió en una investigación peligrosa sin pestañear. A Karen no le tembló el pulso al investigar a Kingpin, ni en enfrentarse a quien fuera y moló cantidad, sobre todo porque se alejó de la damisela en apuros de los cómics.

20. Bonnie Wheeler en Baby Daddy


Sí, ha sido el año que me ha dado por ver comedias de ABC Family y bien feliz que me hacen. Baby daddy es muy, muy divertida y todos sus personajes son geniales, pero la ídola por excelencia es Bonnie, la madre de los Wheeler con una mala leche impresionante, fan acérrima de Bon Jovi, egoísta y ególatra, pero una madre dedicada. Vamos, que Bonnie es la bomba y la pareja que hace con Brad es lo más.

Bonus: Jessica Jones y Kilgrave en Jessica Jones


No, en este caso no he sido capaz de quedarme sólo con uno, ya que aunque ambos están concebidos como entidades separadas, también están estrechamente unidos. La primera temporada de Jessica Jones va sobre ese juego del gato y del ratón que se traen, esa extraña relación y enfrentamiento. Y es que Jessica es fuerte, cínica y, por si no tenía suficiente con el trauma que arrastra, a la pobre le sale todo mal. Él es un psicópata de mucho cuidado, despreciable y magnético, pero con la dosis justa de humanidad como para que no sea una caricatura.

Estos son mis 20 (+ 2) personajes del 2015, aunque me he dejado algunos por el camino, que no me olvido de la molonidad de Olmos y Robles, por ejemplo. Bueno, ¿y los vuestros?

lunes, 28 de diciembre de 2015

Las crónicas de Magnus Bane

Cuando queda nada para que ABC Family estrene Shadowhunters, la serie basada en las novelas de Cazadores de sombras, os traigo la reseña de la última novela que ha salido publicada sobre el grandioso mundo que ha creado Cassandra Clare. No, no es la primera parte de la nueva trilogía, Los artificios oscuros, sino un libro que recopila relatos sobre Magnus Bane, el gran mago de Brooklyn y personaje molón de la saga en general.

Por si no lo sabéis, Cazadores de sombras está formado por dos sagas distintas The mortal instruments, que en español fue traducido como Cazadores de sombras, y The infernal devices (en español, Cazadores de sombras: Los orígenes... seh, se mataron la cabeza con los títulos), que está ambientada varios siglos antes de la historia original. Pues bien, Las crónicas de Magnus Bane explora la vida de Magnus antes de lo que ocurre en Los orígenes, entre éstos y la trilogía original e incluso durante ésta misma, aportando información a un personaje que no tiene demasiadas apariciones en los tres primeros libros.

O a mí se me antojaron pocas, que también puede ser.

La cuestión es que Las crónicas de Magnus Bane ha sido una lectura un tanto irregular. Ha habido relatos que me han encantado y otros que me han aburrido bastante, como el segundo que cuenta cómo Magnus salvó a María Antonieta.

Aunque, bueno, todos tienen su parte interesante y es que sirven para explorar no sólo a Magnus, sino también distintas épocas de ese mundo sobrenatural y conocer mejor a personajes de los que sólo conocíamos el nombre o a los que sólo habíamos visto de pasada. Por ejemplo, me encantó Ragnor Fell, del cual conocíamos el nombre y alguna referencia que otra por parte de Magnus.

Con estos relatos también se aprovecha para rellenar algunos huecos o conocer de primera mano hechos que ya sabíamos, como por qué Edmund Herondale (recordemos, el padre de Will) renunció a sus Marcas o cómo se desarrolló el matrimonio de Will y Tessa. De hecho, a pesar de que ya se intuye la caída de los Herondale (se supone que después de Will y sus hijos los Herondale eran unos gilipollas de mucho cuidado, hasta que llegó Jace), me hizo muchísima ilusión leer el reencuentro de Magnus con Will y Tessa.

Otro relato que me gustó mucho fue el que cuenta tanto cómo Raphael Santiago se convirtió en vampiro, como la curiosa relación que lo une con Magnus. Así, sabemos por qué Raphael puede llevar una cruz y pronunciar el nombre de Dios y también por qué le debe un favor a Magnus. Además, resulta muy divertido, sobre todo la amistad que une a Raphael con Ragnor Fell y cómo trollean al pobre Magnus los dos juntos.

A decir verdad, los relatos mejoran muchísimo cuando dejan que impere el sentido del humor. Por eso, los tres relatos que tienen que ver con Alec son los mejores de toda la novela, con permiso de ese primer encuentro entre Magnus y el Círculo de Valentine. Y es que para fans de la pareja esos relatos no sólo rellenan huecos, sino que son amor. No sólo leemos sobre la primera cita, sino sobre cómo Alec le pidió salir y sobre por qué Magnus aceptó, además de disfrutar del descacharrante relato sobre cómo Magnus busca un regalo de cumpleaños para Alec.

El libro termina con un relato muy breve, situado después de la quinta entrega de la saga original (así que, si la habéis leído, sabéis lo que pasa) y que hizo que me riera lo que no está escrito con los mensajes que le van dejando a Magnus en su buzón de voz. De hecho, en esa historia se demuestra lo que todos ya sabemos y es que Isabelle mola lo que no está escrito, ídola magna ella salga donde salga.

En cuanto a la forma de escribirlo, pues no es el mejor trabajo sobre Cazadores de sombras, pero también es verdad que se trata del trabajo conjunto de tres autoras y que, al menos yo, no lo noté. Y, oye, tiene su mérito, pues dos de ellas (Maureen Johnson y Sarah Rees Brennan) no son las responsables de la saga. Además, la editorial Destino nos ha traído una edición preciosa, en tapa dura y que sigue la estética de las otras entregas y con las ilustraciones que se publicaron en Internet junto a los relatos.

Vamos, que no es un libro innecesario en la saga, pero Las crónicas de Magnus Bane tiene su encanto, sobre todo porque su protagonista es uno de los mejores personajes de Cazadores de sombras. Y ya, si te gusta la pareja de Magnus y Alec, pues esta novela es todo un plus, pues te va a dar lo que no nos enseñaron en la trilogía original.

El próximo lunes literario estará dedicado a... El gusano de seda de Robert Galbraith.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

La decepción del plástico

Ayer, tras trece episodios, al fin supimos quién había asesinado a Ainhoa en Mar de plástico, el último thriller que ha emitido Antena 3. Y precisamente por eso toca comentar lo que ha dado de sí la serie, sobre todo porque hay muchas cosas que decir sobre Mar de plástico.

Y es que Mar de plástico es una serie que todavía a día de hoy me produce sentimientos encontrados, pues hay aspectos que merecen la pena, pero también fallos garrafales. Es curioso como la cadena que alojó Sin identidad durante dos grandiosas temporadas y ahora emite Vis a vis también tenga en su catálogo Bajo sospecha y Mar de plástico, dos propuestas de thriller que iban de ser la bomba y se han quedado en nada.

Ojo, personalmente creo que Mar de plástico le da mil vueltas a Bajo sospecha, lo que tampoco era muy difícil, pero eso no quiere decir que no tenga defectos porque los tiene. Unos cuantos, además.


Es curioso, de hecho, cómo aquello que distinguía a Mar de plástico se ha terminado volviendo en su contra. Desde el principio, los guionistas se afanaron en crear su propio universo, en darle un trasfondo a la serie más allá del caso a resolver. En un principio había un fuerte componente racial que se fue diluyendo muchísimo para ser sustituido por una insulsa historia de amor. Esa tensión que había en los primeros episodios, ese ambiente de estar a punto de estallar una pelea entre los distintos grupos en Campoamargo desapareció prácticamente de un episodio a otro para centrarse en los dramas personales de los personajes.

Y fue ahí donde todo se fue a la porra.

Pues Mar de plástico es una serie muy coral, con muchísimos personajes diferentes, pero todos eran sencillamente insoportables. Bueno, yo personalmente salvo a cinco de la quema (Lola, Salva, Fernando, Sergio y Mar) y la mayoría de ellos tampoco tenían demasiado peso en la historia... al menos hasta el final.


En serio, qué desagradables eran todos los personajes, todos tan intensos que no sé cómo no ha habido infartos masivos en Campoamargo. Tampoco ayudaba que la gran mayoría actuara lejos de toda lógica y con normalidad cero: a Marta no le importaba nada que el hijo ahostiable que tiene robe en tiendas o intente matar a Héctor, éste se iba paseando con cara de estreñido (como Joey Tribianni en Los días de nuestra vida, pero sin ser una coña de las telenovelas) y gritando cada dos por tres, la alcaldesa era un témpano de hielo que berreaba, al igual que Lucas que el noventa por ciento de sus escenas ha sido gritar...

Podría seguir así, porque salvo los cinco personajes mencionados todos tenían una buena hostia, pero tampoco es cuestión de escribir la biblia en verso.

Así que con semejantes protagonistas odiosos, el que dedicaran prácticamente dos tercios de la serie a las relaciones personales y las historias de amor sólo lo ha empeorado. No sólo era relleno puro y duro, sino que nadie actuaba siguiendo el sentido común y encima resultaba todo bastante aburrido. La relación de Héctor y Marta no había por donde cogerla, con el pasado que tenían detrás y lo mal que lo trataba ella a él, siendo además muy repetitiva. ¿Cuántas veces le gritaba y le mandaba a la mierda en plan “eres lo peor” para luego volver a él?


Al igual que lo eran las continuas idas y venidas de Lucas y Fara con Pilar siempre dando en el culo y convirtiéndose en la patética villana de telenovela dispuesta a cualquier cosa para mantener a su lado a un hombre que no la quería.

Tampoco ayudaba que los personajes con más peso y que más minutos consumían estuvieran interpretados por los peores actores. Jesús Castro no ha mejorado ni un poquito en trece episodios, resultando tan artificial, postizo y fingido como en el primer episodio (podría aprender de otro guapo, Rubén Cortada, que acabó estando maravilloso en Olmos y Robles) hasta el punto de que daba auténtica pena verlo. Su pareja en la ficción, Yaima Ramos, no llegaba a su nivel, pero casi, siendo mucho más guapa que actriz y demostrando ser muy, muy sosa como para tener tanto peso en la trama.


La pobre Belén López no tenía mucho que hacer con ese personaje odioso hasta la médula, lo que es una pena porque esta mujer es muy buena (su personaje de Amar es para siempre fue muy mítico y ella lo bordó) y Rodolfo Sancho me ha sorprendido para mal. Es cierto que lo prefiero con papeles más distendidos como su Julián en El ministerio del tiempo (no comprendo que haya renunciado a parte de la segunda temporada por estar aquí), pero en ficciones como Amar en tiempos revueltos y La señora le he visto en su faceta más dramática y me ha convencido, no como aquí.

Lo peor de todo esto es que han preferido el drama y las parejas a las tramas que de verdad interesaban y que sí han llevado bien: la del asesinato de Ainhoa y la que tenía que ver con el ¿difunto? marido de Marta. Ésta última se me antoja muy potente y, a juzgar por la última escena, va a ser la que protagonice la segunda temporada. Por eso, a partir de ahora voy a hablar sólo del caso de Ainhoa, ya que ayer lo cerraron de forma magistral. Por lo tanto, como es evidente, os encontraréis spoilers.

Decía en el párrafo anterior que lo que eran los casos sí que han sabido llevarlos y ha sido la parte de Mar de plástico que se salva de la quema. Han sabido mantener el interés durante trece episodios, dando pistas que no eran falsas y ofreciendo sospechosos más o menos evidentes de tal forma que nunca sabías a qué carta quedarte.

En ese sentido, un diez por los guionistas, que no han necesitado tener a todos los personajes con cara de “sospecha, que soy muy chungo”, ni sacarles mierda a todos, para que acabaras considerándolos sospechosos. De hecho, han sabido jugar tan bien sus cartas que durante doce episodios el candidato más viable era Salva, precisamente porque no parecía sospechoso, pero se adaptaba al perfil que iban buscando.


Seguramente la investigación habría sido mejor si hubieran sido menos episodios, lo que también nos habría ahorrado el tedioso relleno parejil y las tramas con Nacho, que creo que debe ser el niño más repelente y odioso de la televisión.

Pero, bueno, a lo que iba, que el caso de Ainhoa se cerró perfectamente, con sorpresa incluida al ser el asesino Fernando, alguien en quien era muy difícil pensar al principio. Es cierto que desde que todo apunta a Salva en el episodio anterior, se podía deducir que era Fernando, pero aún así ha sido un buen giro y, encima, todo cuadra perfectamente: Sergio provocando el apagón (toda la temporada confiando en su palabra sobre que Agneska le pidió que lo hiciera y, al final, fue Fernando), el vómito con sushi, la cercanía a la investigación, el querer inculpar a Juan Rueda... Todo encaja y, por cierto, se agradece el que hayan dejado que tú unas todos los puntos, limitándose a contar lo que nos faltaba por saber.

Además, Patrick Criado se llevó el episodio de calle, demostrando que era uno de los mejores actores de la serie con diferencia. En el episodio de ayer estuvo soberbio y no puedo más que quitarme el sombrero ante él. Es curioso, porque Patrick Criado está maravilloso haga lo que haga, desde ese estupendo Nuño de Santillana hasta sus personajes en el cine, pero aún así volvió a sorprenderme al comerse a todos sus compañeros.


También quiero señalar a Fede Aguado, que tenía un personaje complicado en el sentido que podía caer en el ridículo con facilidad, pero no sólo lo hizo, sino que estuvo maravilloso y es imposible no querer a su Sergio.

Que, por cierto, es curioso que uno de los pocos personajes que me caían bien fuera el asesino psicópata y enloquecido que asesinaba a Ainhoa sólo por joder a Juan Rueda, uno de los peores padres televisivos que he visto nunca. Hay que ver al señor Rueda, mucho ponerse intenso por una hija que no sabía que era suya, pero a los dos que ha criado los ha tratado a patadas y eso está a punto de costarle la vida.

Y, si el episodio en general fue de los mejores de la temporada, lo que demuestra que la parte que merece la pena es la investigación, el final fue de lo más chocante. A priori parecía algo feliz: atrapaban al asesino, Héctor superaba su trauma al disparar, Lucas y Fara se marchaban a comenzar una nueva vida en otro lugar... No obstante, les bastó una imagen para liarla parda de cara a la segunda temporada, pues Salva descubría el cadáver de Marta.


Voy a ser sincera: lo celebré hasta el punto de hacer la danza de la victoria, ya que he odiado a Marta muchísimo, al igual que su hijo... y medio Campoamargo, la verdad. Pero, bueno, en este caso no sólo nos libramos de Marta (¡yey!), sino que todo apunta que seguiremos con el caso de su marido y lo que ocurrió en Afganistán (¡yupi!) y, encima, se abre la veda para que Lola pueda estar con Héctor, que sólo por lo mucho que me gusta ella, pues hasta me alegra. ¡Que la pobre Lola se merece una alegría!

La verdad es que tengo ganas de ver cómo llevan la investigación, ya que la de Ainhoa me ha gustado mucho, pero les pido una cosa. Me pongo de rodillas, junto las manos y todo, pero, por favor, que Lucas y Fara se queden en el puesto de surf y no les veamos el pelo. Por favor. Si se quieren llevar a Pilar con ellos o que vuelva al infierno del que salió, vale, tampoco pasa nada. Porque, encima, visto lo visto de los únicos personajes que me gustan, sólo me quedan Lola y Salva.

Insisto (a lo Matías Prats): más caso, aunque sea en una temporada más corta, y menos dramas personales e intensidad. Por favor, ya no es sólo porque es aburrido, sino que les va a dar un infarto a cualquiera de ese pueblo. ¡Pensad en su bien, guionistas!

martes, 22 de diciembre de 2015

Star Wars: El despertar de la fuerza, J. J. Abrams, 2015

Ayer vi Star Wars: El despertar de la fuerza y voy a ser muy clara, ya que desde que aparecieron los créditos tenía una idea muy clara de lo que me pareció la película. Hasta lo puse en tuiter y todo, así que me voy a repetir, ¿preparados?

Puta. Pasada. De. Película.

Eso resume perfectamente mi crítica de la película, así que si no habéis visto El despertar de la fuerza, quedaos con eso e id al cine. ¡En serio! ¡Qué mola un montón! Vale, entonces, los que quedamos hemos visto ya El despertar de la fuerza, ¿no? Pues perfecto.

Lo primero que debería decir es que a mí sí me gusta la trilogía precuela. ¿Qué prefiero las clásicas de toda la vida? Pues sí, es verdad, pero las ex nuevas también me gustaron, a pesar de que creo que se debería erradicar a Jar Jar Binks de la historia en plan episodio de Doctor Who para que lo olvidemos todos. Pero, bueno, si exceptuamos a ese petardo, el resto está bastante bien y tiene cosas muy molonas: Padmé es genial, los malos molan mucho (¡Darth Maul!), la historia de amor de Padmé y Anakin en El ataque de los clones, La venganza de los Sith es un peliculón y Ewan McGregor en general.

Vale, con eso claro, sólo me queda decir que me esforcé muchísimo en no comerme spoilers, ni en hacerme idea alguna de cómo sería le película, que al final el hype es contraproducente. Por desgracia, tengo familiares muy graciosos que me reventaron el final y yo estoy deseando hacerles sushi con una espada láser, pero por lo demás me salió muy a cuenta el no haber creado expectativas porque El despertar de la fuerza no pudo molar más.

Tiempo después de vencer a Darth Vader, el mal ha vuelto a la galaxia y la Alianza Rebelde se ha convertido en La resistencia para luchar contra la nueva encarnación del mal, la Primera Orden comandada por Kylo Ren (Adam Driver), que desea acabar con la república. La ahora General Leia Organa (Carrie Fisher) sigue comandando la lucha y ha enviado a su mejor piloto, Poe Dameron (Oscar Isaac) en busca de una pista que les conduzca hasta Luke Skywalker (Mark Hamill), desaparecido tiempo atrás.


Cuando Poe obtiene parte de un mapa que los conducirá hasta Luke, se ve capturado por la Primera Orden, que también desea encontrar al último Jedi. Por eso, le pide a su androide, BB-8, que huya para que oculte la información. Sin embargo, Poe es rescatado por un Stormtrooper que decide huir de la Primera Orden, Finn. En su huida, Finn acaba separándose de Poe, pero también acaba dando con BB-8 al que una chica, Rey (Daisy Ridley), ha estado protegiendo. Y así es como acaban los dos huyendo, en busca de La resistencia, para que BB-8 acabe en su casa y, de paso, puedan encontrar al mítico Luke Skywalker.

El despertar de la fuerza ha sido la primera película de la saga a cargo de la cual estaba J. J. Abrams y también la primera a cargo de Disney, así que podría haber sido un desastre. Sin embargo, desde el mismo comienzo, sabes que no va a ser así y es que en cada escena se ha notado el cariño por la saga, los personajes y las películas anteriores, sobre todo las clásicas. Quizás fue sólo una percepción mía, pero me dio la sensación de que tanto el ambiente como el tono se correspondía más a la trilogía inicial que a la segunda que contaba la historia de Anakin.

Y precisamente por eso El despertar de la fuerza ha sido tan especial y tan molona, pues a pesar de ser una película propia, también está llena de guiños y paralelismos con las anteriores, que a una fan de Star Wars como yo le encantan.


De hecho, en esta nueva entregan hacen un uso estupendo de personajes que ya conocíamos, que refuerzan a los nuevos en lugar de eclipsarlos. Es verdad que, al menos para mí, Han Solo destaca por encima de casi todos y es que Harrison Ford, a pesar de la edad, sigue teniendo carisma y sigue siendo ese caradura encantador que roba escenas con facilidad. También es cierto que es el personaje que tiene mayor protagonismo de los antiguos en esta entrega, además de las escenas más molonas, pero él está a la altura.

Al igual que lo están las nuevas incorporaciones, sobre todo esa maravillosa protagonista a la que podría dedicarle una entrada entera porque es lo más. La casi novata Daisy Ridley se pone en la piel de Rey, una joven que de niña fue abandonada en un planeta y que sigue esperando a que su familia vuelva.
Rey es la puta ama.

Con eso lo resumo todo, porque Rey es divertida, decidida, más dura que las piedras, pero sin renunciar a ser dulce y comprensiva. Además, ella es la jedi de la película, lo que es todo un puntazo y toda una novedad. Encima, Daisy Ridley está estupenda. Ella es la que se come la película, el personaje que de verdad lleva el peso y lo hace maravillosamente bien, lo que es digno de comentar, sobre todo porque la muchacha no es que tenga una larguísima carrera a sus espaldas.


La verdad es que todos los personajes nuevos me gustaron y me cayeron bien, lo que es de agradecer. Quizás, personalmente, Finn fue el que me resultó más soso, pero no sé hasta que punto les salió así o está pensado de antemano. Y es que tenemos un piloto encantador, con aires de caradura, que me ganó desde que aparece. Estoy hablando de Poe, por cierto. Pero, bueno, a lo que iba, que no dejé de pensar que, quizás, querían hacer un paralelismo con el triángulo amoroso inicial: Leia se debatía entre Luke y Han, el chico bueno y el caradura, y aquí podría ocurrir lo mismo con Rey, Finn y Poe.

Pero eso queda en el campo de la teorización, al igual que los orígenes de Rey, de los cuales no sé muy bien qué pensar. Durante toda la película pensé que era la hija de Han y Leia, pero cuando se reencuentran éstos dos y hablan de pérdidas no hacen referencias a una hija perdida. ¿Será, quizás, la hija de Luke y por eso enseguida se establece esa conexión casi instantánea con Han?

Que, por cierto, si Rey es una gran protagonista, también nos han dado un estupendo villano.

Y es que desde el momento en que aparece Kylo Ren tiene una presencia enorme. Su forma de caminar, lo alto que es, la máscara que lleva... Todo en él hace que tenga fuerza, a pesar de que la gran mayoría de la película no le vemos el rostro. Además, su espada láser es una pasada. En serio, ¡como mola! Y, encima, una vez que conoces su historia, es un personaje todavía más interesante, sobre todo porque parece atrapado entre la oscuridad y la luz, al menos en esta primera película. Estoy deseando ver cómo sigue en la siguiente, viviendo con las consecuencias de sus actos, lo cual puede estar muy, muy bien.


Antes hablaba de paralelismos entre distintas películas y Kylo Ren prácticamente es el rey de las mismas. No sólo su aspecto recuerda al Anakin de Hayden Christensen, sino que, en cierta manera, ha repetido su historia al cambiar de bando en contra de su propia familia. Y su última escena con Harrison Ford recuerda muchísimo al mítico enfrentamiento entre Luke y Darth Vader. Que me sigue doliendo esa escena, por cierto, pero no por eso mola menos.

Ya sé que estoy usando mucho esa palabra, pero es que la película es tan genial.

Vamos, que creo que se nota lo mucho que me ha gustado El despertar de la fuerza. Y tengo unas ganas tremendas de ver la segunda, aunque me conformaré con re-ver las anteriores. O con volver al cine para verla una segunda vez porque es taaaan genial.

10/10

Esa sería la reseña un poco seria, pero durante toda la película nos lo pasamos genial y estuvimos comentando chorradas a cascoporro. Así que aquí os dejo los comentarios frikis sobre la película o lo que vendría a ser la reseña tontuna del día:

- ¡El halcón milenario is back! ¡El halcón milenario! ¡Ay, cómo adoro ese montón de chatarra que puede realizar el Corredor de Kessel en menos de 12 parsecs!


- Rey es la monez, pero como fangirl del Halcón, Han y Luke lo es más.

- Maz Kanata es la versión galáctica de Edna Moda y lo sabes.

- ¡El verdadero nombre de Kylo Ren es Ben! ¡Uh, cómo mola! Ya sabéis, por Ben Kenobi.

- Kylo Ren es Camilo Sesto y, aunque el actor lo hace estupendamente, me decepcionó un poco que el hijo de Han Solo no fuera un pedazo de maromo del quince.


- Salen el niño de Love actually, Matt de Heroes y el vidente de Perdidos.

- Quiero un BB-8 para mí. Y, por cierto, BB-8 lleva el término "hacer la croqueta" a un nuevo nivel.

- Decepción máxima al saber que el denominado piloto-buenorro-le-quitaba-el-uniforme-y-lo-que-no-es-el-uniforme se llame "Pou". Al menos en la versión doblada lo pronuncian así. ¿Pou? ¿En serio? ¿Cómo voy a respetar a alguien que comparte nombre con una patata cagona?

- ¿Por qué esta gente tienen que matar a un personaje molón en todas las primeras partes de sus trilogías y romperme la patata? ¿Por qué?

- "Te has cambiado el peinado" como frase ídola de la vida para reencontrarte con tu churri tras mucho tiempo y haber tenido problemas parejiles. Han Solo sí que sabe cómo volver por todo lo alto sea donde sea.

- Han y Leia tenían que haber llamado a SuperNanny o a Hermano Mayor al ver los problemas del control de la ira que tiene su churumbel.

lunes, 21 de diciembre de 2015

El beso secreto de la oscuridad

A pesar de estar de vacaciones y de que en un rato cojo el coche para ir a Logroño a pasar el día (¡y ver por fin la última de Star Wars, yey!), sigue siendo lunes y toca publicar una nueva reseña. Hoy cambiamos de registro y os voy a hablar de una novela romántica con rasgos mágicos y que, a priori, pintaba estupendamente bien, pero que me decepcionó cuando la leí. Me refiero a El beso secreto de la oscuridad de Christina Courtenay, que tiene la siguiente sinopsis:

Kayla Sinclair tiene la vida prácticamente organizada, pues tiene un trabajo que le gusta, un prometido con el que va a casarse en breve. Todo es normal, hasta que recibe inesperadamente una cantidad de dinero gracias a una herencia y decide invertirla en una obra de arte. Es así como encuentra el retrato a tamaño natural de un atractivo hombre que vivió en el siglo XIX. No es un cuadro famoso, ni representa a nadie conocido, pero Kayla sabe que tiene que hacerse con él y no duda en arruinarse para comprarlo en una subasta.

En realidad, Kayla sabe que se ha metido en un buen lío, que su prometido va a poner el grito en el cielo y que su comportamiento no es lo que se dice normal, pero no puede evitar estar un poco obsesionada con el cuadro. Y todo se complica aún más cuando el cuadro comienza a hablarle en sueños para pedirle que encuentre otro retrato, el de una mujer a la que el hombre del cuadro amó en su día.

El hombre del cuadro es Jago Kerswell un contrabandista y tabernero que se enamoró de lady Eliza Marcombe, una mujer de clase alta que, para complicarlo todo aún más, es la mujer del hermanastro de Jago y heredero del título de lord Marcombe. Jago sabe que la relación con Eliza entraña sus peligros, pero ambos están dispuestos a hacer lo que sea para estar juntos... y en el presente eso conlleva una maldición gitana y que Kayla tenga que buscar el retrato de Eliza para reunirlos, algo que la llevará hasta Marcombe Hall y su actual dueño, el atractivo Wes.

Como podéis ver El beso secreto de la oscuridad maneja dos líneas temporales, cada una protagonizada por una pareja diferente, aunque relacionada. Por un lado, tenemos la trama en el siglo XIX con Jago y Eliza viviendo un amor clandestino; por el otro, a Kayla en el presente que no sólo intenta reunir los cuadros, sino que acaba conociendo al amor de su vida, Wes.

Ya sé que he soltado algunos spoilers, pero son tan clichés del género que ni siquiera los considero tal. A poco que se haya leído novela romántica o visto una comedia romántica, se sabe que el prometido capullo no va a durar mucho.

Y es que El beso secreto de la oscuridad está lleno de clichés, algo que por lo general no me importa. Cuando lees ciertos géneros, ya sabes a lo que te enfrentas y en las historias románticas hasta se agradece que siempre se cumplan una serie de normas. Sin embargo, también creo que para perdonar esa falta de clichés la historia tiene que tener algo, ese encanto, que en esta novela no se ve por ningún lado.

En realidad, mientras leía El beso secreto de la oscuridad me daba la sensación de ser una novela muy artificial, como cuadriculada y muy forzada. Quizás se deba a que Christina Courtenay no tiene una gran narrativa, sobre todo en lo referido a los diálogos, pero me resultó artificial, muy difícil de creer y no precisamente porque haya maldiciones gitanas y cuadros parlantes por el medio. Los personajes, las relaciones entre ellos, los diálogos... todo es como muy forzado, muy poco natural.

Tampoco ayudó que la edición de Libros de seda tuviera bastantes erratas y una traducción bastante mala y eso que yo no he leído la versión original, ni he estudiado traducción. Pero había expresiones que estaban traducidas de forma literal, por lo que o bien no tenían sentido o bien hacían que me sangraran los ojos porque no se utilizan así en español. Entre eso y que la novela no es que me apasionara, no lograba meterme de lleno en la historia, me resultaba muy sencillo distraerme y, de hecho, me costó leerla mucho más de lo habitual.

No es que sea un espanto, ni que esté mal escrita, pero tampoco es un gran trabajo. Que se puede leer, vamos, pero no es algo que recomendaría. Y es curioso porque el género en sí me gusta mucho. De hecho, a priori El beso secreto de la oscuridad es una novela que me tendría que encantar, pero fue más una decepción que otra cosa.

Es cierto que tiene aspectos positivos, no todo es malo, ya que, por ejemplo, tiene una buena protagonista. La verdad es que la parte del pasado me pareció mal planteada desde el principio (Jago y Eliza se ven por primera vez en una escena bastante forzada y ya se aman con locura, por lo que te quedas: ... pues vale), pero la del presente me convenció más. Quizás se debe a que, además de la historia de amor, la autora se dedica a desarrollar a su protagonista. Quiero decir, Kayla no se limita a ser la chica de la pareja, sino que tiene una evolución y una historia más interesante: pasa de tener todos los aspectos de su vida definidos a darse cuenta de que no es lo que quiere y tener que encontrarse a sí misma.

Hasta la historia de amor está mejor contada, ya que Kayla y Wes pasan tiempo juntos antes de empezar a sentir algo serio por el otro, más allá de la atracción inicial. Eso sí, la parte del presente podría pasar directamente por una telenovela de esas de toda la vida, pero es hasta lo mejor, sobre todo con la ex mujer de Wes, que está como una puta cabra.

Por lo demás, pues tampoco hay demasiado que comentar, ya que la galería de personajes es bastante sosa y son todos como que muy arquetípicos: la mejor amiga, el hermano con problemas, el prometido gilipollas... Muy típico de comedia romántica, vamos.

La historia en sí queda perfectamente cerrada, así que El beso secreto de la oscuridad puede contar como novela auto-conclusiva, aunque sé que hay otra parte centrada en la mejor amiga de Kayla e, imagino, el hermano de Wes. La verdad es que no tengo muchas ganas de leerla, ya que, aunque El beso secreto de la oscuridad, no es el horror hecho libro, tiene muchos más defectos que virtudes y me ha dejado muy, muy fría, algo que una novela romántica no debería hacer.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Cazadores de sombras. Las crónicas de Magnus Bane de Cassandra Clare, Sarah Rees Brennan y Maureen Johnson.

jueves, 17 de diciembre de 2015

La resolución de Grant Ward

A falta de ver las dos winter finales que me faltan de las series que llevo al día (Limitless y The vampire diaries, la cual me da más miedo que un mono con una navaja) creo, sin lugar a dudas, que la más molona y el mejor episodio ha sido el que se han marcado en Agents of Shield, que está teniendo una tercera temporada brutal.

Por tanto, esta entrada va a estar plagadita de spoilers, así que leedla bajo vuestra responsabilidad. Pero, vamos, que si todavía no habéis visto el décimo episodio de la tercera temporada, Maveth, pues os recomiendo que paséis del post.


Esta tercera temporada comenzó con varios frentes abiertos y los personajes más o menos divididos para que todos esos frentes avanzaran: mientras que Hunter y May daban caza a Ward, Fizt y Jemma se centraban en el portal y el resto intentaba salvar a los Inhumanos a los que un monstruo estaba dando caza, Lash. De hecho, durante los primeros episodios se dedicaron a ir poniendo a los personajes en ciertos lugares estratégicos para, finalmente, unir todas esas tramas en una sola que no ha podido ser más potente.

Es increíble como en sólo diez episodios le han dado la vuelta a la tortilla, han cambiado las tornas y no les ha temblado el pulso a la hora de avanzar.

Así hemos tenido una resolución de todas esas tramas de lo más potente en el más que molón décimo episodio, Maveth. Por un lado, descubríamos que Lash, ese terrible Inhumano que iba arrancando el corazón de otros como él, no era ni más ni menos que el ex de May, Andrew. Había sido precisamente su conversión lo que había provocado que decidiera cortar toda relación con May.

¿Se puede sufrir más que esta mujer?

Y el giro fue tan impresionante como horroroso. Fue horroroso por todo lo que significó para May y, en menor medida, para Coulson y Daisy que también apreciaban y confiaban en el doctor; incluso lo fue para Lincoln que se vio condenado a la soledad y a la persecución por las acciones de Lash, que mató a sus amigos y eso provocó que ATCU lo considerara un terrorista. Sin embargo, aquel giro también logró que May aceptara mejor a los Inhumanos y que se forje lo que puede ser una curiosa amistad con Lincoln. De momento, sus escenas cuando May quiso que él la acompañara a una misión fueron de lo más descacharrantes.

Todo aquello también sirvió para aclararnos por fin si Rosalind era buena o mala, que resultó ser lo primero y yo lo agradecí porque me molaba. Además, fue gracias a ella que se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo en realidad y era que Hydra estaba infiltrada en la ATCU (como les gusta a los de Hydra lo de dominar organizaciones en la sombra, hay que ver) y, en lugar de proteger a los nuevos Inhumanos, se estaban haciendo con ellos por otros fines.

Porque Hydra tenía un plan malvado en la recámara y, al final, resultó que todo estaba más o menos conectado, ya que Hydra quería a los Inhumanos para que sirvieran de ejército a un extraño ser que había sido exiliado a otro planeta. Con eso, todo confluyó: la escalada de Ward en Hydra, el portal que cruzó Jemma, el grupo de la NASA que envió a Will a ese extraño planeta que había sido devorado por una cosa e incluso se hicieron con Andrew para tenerlo en sus filas.


Y todo eso ha hecho que estos dos últimos episodios sean un todo, un todo de lo más potente que te dejaba pegado al sillón. En serio, qué bien escrito, qué molón todo y qué cruel al mismo tiempo.

Porque, como ya he dicho, no les ha temblado el pulso a la hora de contar la historia que tenían entre manos. Si Andrew fue el primer golpe que sacudió a los chicos de Shield, no fue el último: primero Ward asesinó a Roz y yo no se lo perdonaré nunca porque a mí Rosalind me molaba y su relación con Coulson era muy guay; después, en el otro planeta, descubrimos que Will murió salvando a Jemma y que esa misteriosa y terrorífica criatura había tomado su cuerpo, engañando a Fizt casi hasta el final.

¡Roz, te echaré de menos que lo sepas!

Pobre Will, que en un episodio ya me moló y de hecho yo estaba tan feliz shippeándolo con Jemma. Pero, bueno, la aparición de Will sólo sirvió para reforzar a los FitzSimmons como personajes independientes: él demostró ser todo un caballero, además de una gran persona, que decidió salvar a su rival costara lo que costara, porque era lo que debía hacerse; mientras que ella quedó atrapada en una situación muy delicada, ya que quiere a Fizt, pero estaba sola en un planeta hostil y se enamoró de Will.

Pese a que todos los personajes de Agents of Shield molan, creo que este primer tramo ha sido absolutamente el de Fitz y Jemma. De hecho, tras la bajada a los infiernos de Jemma en la segunda temporada, creo que ha sido una muy buena forma de redimirla en cierta manera. Además, protagonizó 4,722 hours un episodio que, contra todo pronóstico, fue una auténtica pasada y Elizabeth Henstridge llevó el peso de esos cuarenta minutos ella sola, sacándolo adelante de manera soberbia.

Incluso en estos dos últimos episodios han sido dos personajes que han destacado, aunque no tanto como Grant Ward, que ha estado en primera línea al final de este arco. Y es que estos últimos tres episodios han sido una especie de ensayo sobre Ward y su más que curiosa forma de ser.

La verdad es que, pese a todo, creo que Ward ha tenido una evolución no sólo lógica, sino muy bien llevada. Desde que se destapó como miembro de Hydra, los guionistas lo han tratado de forma muy coherente y, aunque en un principio hubiéramos deseado una historia de redención, no nos la han dado. En parte, es una pena, pero por otro lado también mola. Esto no es una película Disney, no es una comedia romántica, sino que aquí todos los actos tienen consecuencias y en ningún momento lo han endulcorado.


Y es que Ward es un hombre terriblemente torturado, también traumatizado, un hombre que lleva huyendo de sí mismo desde que era niño. Siendo un adolescente quemó a sus padres vivos en su casa (o, al menos, es lo que nos han contado, que aquí nunca se sabe) y desde entonces no sólo ha estado huyendo, sino que se ha escondido de sus propias acciones. Eso explica perfectamente por qué Ward siempre ha buscado a una persona más fuerte a la que seguir: primero con Garret, a quien le es fiel hasta que muere y, entonces, pasa a convertir a Skye en el centro de su mundo. Se obsesiona con cumplir la promesa que él mismo se impuso, hasta que la cumplió y ella le disparó, así que se dedicó a Kara y, tras su muerte, en cierta manera regresó a ser el acólito de Garret hasta cruzarse con Malick.

Es precisamente esa continua huida, el ser el perfecto soldado, lo que hace que Ward siempre elija mal, que actúe en el peor de los modos. Ward cree que es una víctima, que nunca hace nada malo, sino que le obligan a hacerlo los demás. Siempre encuentra alguien a quien culpar, al igual que siempre encuentra alguien a quien seguir, para esconderse de sí mismo.

Pero que esté traumatizado, que haya tenido un pasado difícil, no le da carta blanca para hacer lo que quiera y al final le ha pasado factura. Desde la segunda temporada hemos visto como Ward no dejaba de dar por culo, de cometer actos cada vez peores y de tener a Shield en el punto de mira como los culpables de todos sus males. Así no sólo casi mata a Bobbie, sino que atacó al padre de May, asesinó a Roz a sangre fría (yo esto sigo sin superarlo) y volvió a joder vivos a los FitzSimmons, todo ello haciéndose la pobre víctima.

Así que llegó un momento en que estaba claro cuál iba a ser su final, pero no por eso me dejó de sorprender la resolución de su trama en Maveth. Estaba más que claro que Ward no se iba a redimir, más que nada porque él se consideraba la víctima de los demás, como si su retorcida forma de pensar fuera la ley y él tuviera razón por encima de todo. También lo estaba que siempre se iba a subyugar a alguien que creyera más fuerte, en este caso abrazando la locura de creencia que le presentó Malick y que había forzado demasiado a Shield en general y a Coulson en particular. Por eso, yo tenía claro que Ward iba a morir a manos de Coulson más tarde o más temprano, aunque me sorprendió que fuera tan pronto.


En cierta manera fue hasta poético. Por mucho que Ward iniciara su propia caída al asesinar a sus padres, no fue hasta que Garret le encontró que el proceso fue definitivo. Ward quería un padre que le quisiera, algo que nunca había tenido, y Garret usó eso para moldearlo a su imagen y semejanza. Pero, claro, no nos olvidemos que Garret estaba grillado. Pero, bueno, a lo que iba, que siendo una figura paterna la que creó a Ward, fue poético que otra acabara con él. Coulson podría haber sido ese padre cariñoso que él quería, al igual que lo es para Daisy desde que se encontraron.

De hecho, es que el paralelismo con Daisy también está muy conseguido, al menos en mi opinión. Y es que ambos serían las dos caras de la moneda: huérfanos, con padres complicados (cierto es que Cal y Jiaying no maltrataron a Daisy, pero también la hacen pasar un infierno, sobre todo ella, que Cal al final se redimió) y deseando una familia.

Vamos, con este rollo quiero decir que, aunque una parte de mí siempre querrá que Ward se hubiera redimido a lo largo de la segunda, me ha gustado el final de su historia. Su muerte me ha parecido bien llevada, a la altura de las circunstancias y merecida. Además, ha sido un golpe maestro el que usen a Brett Dalton para interpretar a la misteriosa criatura que Hydra lleva adorando durante siglos y de la que apenas sabemos nada.

No sé por dónde tirarán en ese frente, ni lo que tienen planeado para el futuro, pero sí que tengo muchas ganas de verlo porque Shield no deja de ir a más y, desde luego, ahora mismo es una de las series que más molan en la televisión.

Menos mal que después de las vacaciones vuelven Peggy y Jarvis porque, si no, la espera para reencontrarnos con Shield se iba a hacer aún más larga.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El estancamiento de The Flash

En estas semanas de diciembre estamos sufriendo los winter finales de todas las series y, sí, he dicho lo de sufrir porque creo que no ha pasado nada bueno en ninguno. Todo ha sido muerte y destrucción en todos. ¡En todos! Está claro que los guionistas mucho espíritu navideño no tienen, ¡sois unos Grinch, guionistas! Que estamos casi en Navidad, por favor, no es necesidad de darnos el final de Arrow, por ejemplo.

Pero esta entrada no va sobre Arrow, sino sobre su hermana ambientada en Central City, es decir, The Flash que no ha tenido un episodio tan potente y con un cliffhanger tan angustioso como Arrow, pero que ha sido horrible a su manera.

Así que me he dicho: ¿por qué no aprovecho el parón para hablar de lo que está dando de sí esta temporada de The Flash? Y, hala, entrada al canto.


Y es que, en estos momentos, The Flash parece estar estancada. Ojo, no me entendáis mal, sigue siendo una serie que veo con ganas y que divierte y entretiene y ha tenido muchas cosas chulas, pero tengo la sensación de que en todos estos episodios apenas hemos avanzado. La primera temporada tuvo un ritmo magnífico, pero en esta segunda la trama principal no es que avance demasiado. De hecho, es curioso que el único frente que ha habido avances y cambios ha sido el de los West y eso que Iris pinta menos en la serie que el ficus de la Arrow cueva.

A lo largo de estos nueve episodios hemos vivido la vuelta de la ex mujer de Joe y madre de Iris, de la cual nunca habíamos sabido nada en claro. Toda esa trama ha sido en realidad una excusa para tener a Wally West en la serie, que en los cómics sería el Flash sucesor de Barry. Me imagino que la presencia de Wally tendrá algo que ver con Zoom y la resolución de ese arco, pero pilla bastante en el futuro y a Wally sólo lo hemos visto un segundo, así que sólo me queda desear que no se parezca a su hermana y que mole.


Aunque esa maniobra que han hecho con Wally y el que nos hayamos que tragar el drama de los West sirve muy bien para ejemplificar el mayor problema que han tenido con The Flash hasta ahora. Y es que, en realidad, The Flash no era la serie de siempre, sino un escaparate de lucimiento para el segundo spin-off, Legends of tomorrow. Si en Arrow presentaron a Sara y a Gilipalmer, en The Flash lo están haciendo con los nuevos personajes: el sustituto de Ronnie en Firestorm y la pareja formada por Kendra Saunders y Carter Hall.

Y han tenido el mismo problema que Arrow en su tercera temporada con Gilipalmer: se ha notado en el devenir de la serie. Si Gilipalmer parecía tener su serie paralela en Arrow, The Flash ha quedado paralizada a raíz del dichoso spin-off. Entre buscarle un nuevo compañero al doctor Stein, situar a los Rogues para que se conviertan en héroes y desarrollar la historia de Kendra se han ido los episodios sin que pasa nada relevante en el historia de Zoom, que es lo que de verdad interesa.

Eso no quiere decir que The Flash no haya tenido buenos episodios, porque así ha sido. También ha tenido momentazos, pero irónicamente parecía que el hombre vivo más rápido del mundo había dejado de correr para potenciar Legends of tomorrow.

De hecho, el único enfrentamiento que se ha tenido con Zoom protagonizó el mejor episodio de esta tanda y nos dejó ver lo sumamente terrible que es Zoom. Hasta el momento sólo había enviado metahumanos para fastidiar a Barry, siendo el mejor el doppelganger de Linda Parks, pero nada se pudo comparar a la soberana paliza que le dio Zoom. Si Eobard Thawne (vamos a llamarlo así para no liarnos) tenía esa carga emocional, Zoom es directamente terrible: poderoso en extremo, malvado y, encima, no tenemos ni idea de quién es.


Yo, personalmente, apuesto por el doppelganger de Henry Allen porque, por un lado, supondría un golpe en la patata de Barry y, por otro, en Tierra-2 el padre de Oliver resultaba ser Green Arrow.

Además, supondría un intercambio de roles de lo más curioso. Eobard Thawne, con el cuerpo de Harrison Wells, mató a la mujer de Henry, le jodió la vida en general y convirtió a su hijo en un héroe con el propósito de joderlo vivo y volver a su casa. Así que si Henry de Tierra-2 fuera Zoom, sería el que putea a Harry, es decir, el Wells de Tierra-2.

Por cierto, he de decir que me ha parecido un gran acierto la forma en la que han mantenido a Tom Cavanagh en la serie. Por un lado, podemos seguir disfrutando de él, pero con un personaje nuevo y que, encima, no es el villano de turno. Además, Tom Cavanagh está haciendo un trabajo maravilloso como Harry, que es como lo llama Cisco, ya que logra ser diferente al doctor Wells que conocíamos. Eso, por no decir que me tiene completamente enamorada y que menudo flow tiene el tío haga lo que haga.

Coolest scene EVER!!

Decía lo de horrible de la winter finale por él, básicamente.

Desde que Harry aparece en la serie, prácticamente nadie se fía de él, ya que tiene el mismo aspecto que el hombre que les engañó y martirizó. Curiosamente, fue Barry el primero que comprendió que no era el hombre que mató a su padre y de los pocos que no le miraba con desconfianza. Luego, poco a poco, se ha ido haciendo un hueco en el equipo y ha ido cogiendo cariño a la gente que le rodea, mientras les ayudaba, a pesar de sus bruscas maneras.

Por eso ha sido tan cruel la última escena. Desde el principio hemos sabido que Zoom tenía secuestrada a su hija y, al final, la ha usado para obligarle a traicionar a Barry. Habrá que ver si lo hace al final o si todo es parte de un plan, pero de momento ha sido muy cruel el que Harry haya tenido que aceptar la traición por salvar a su hija, sobre todo porque llegaba en un momento en que Barry perdonaba al doctor Wells y se olvidaba de aquella especie de predicción de mal agüero que le dedicaba en su video de despedida.

Porque uno de los temas que ha estado más presente en esta primera tanda de episodios ha sido precisamente si Barry puede ser feliz o siempre va a haber algo que se lo impida. Es curioso que le hayan llegado las dudas justo en el momento más dulce que ha vivido en la serie: su padre ha sido exculpado y es libre (corramos un tupido velo sobre la triste excusa por la que se marchó de Central City), la ciudad quiere a Flash (ya podrían aprender en Star City), su equipo va como la seda y tiene novia nueva.


Hay que hablar de Patty, la nueva novia de Barry y nueva compañera de Joe. La verdad sea dicha, como soy una terca del quince, sigo prefiriendo a Barry con Caitlin, pero he de decir que Patty también me ha conquistado. Y es que Patty es amor del bueno, ella es adorable, también fuerte y tiene un pasado que hace que protagonice alguna trama dramática y le sigue sentando igualmente bien, porque además Shantel VanSanten es un acierto de casting.

Lo que me ocurre es que Patty se me antoja la versión femenina de Barry. Ambos son adorables, positivos, más duros de pelar de lo que parecen y tienen pasados traumáticos por la muerte de un progenitor. Es decir, son demasiado parecidos y a mí, personalmente, me gustan las parejas donde los miembros choquen un poco más porque son distintos. De hecho, es curioso que a Barry le hayan juntado con su versión femenina y a Caitlin con su versión masculina, pues el carácter de Jay Garrick también se asemeja al de ella y ambos son científicos.


Pero, bueno, a pesar de todo no me desagradan las nuevas parejas y sigo diciendo que se podrían quedar a Patty como fija y a Iris mandarla a la mierda si es necesario porque se ha quedado sin papel en la serie.

Y, la verdad, es que no hay mucho más que comentar. Porque se han desarrollado los poderes de Cisco, pero tampoco es que hayan hecho mucho, ni tampoco es que hayan aprovechado Tierra-2 y las versiones alternativas de los personajes que conocíamos. Sin embargo, una vez superada la fase de publicitar Legends of tomorrow, espero que se centren en The Flash como la gran serie propia que es y la trama suba como la espuma. De hecho, las fotos de rodaje prometen, ya que vamos a tener a las versiones alternativas de Barry y Caitlin y eso es bien.

Es decir, que el mayor problema que ha tenido The Flash en el inicio de su segunda temporada ha sido el que la hayan usado vilmente como trampolín para Legends of tomorrow, no dejándola avanzar demasiado. En ese sentido, deberían haber aprendido de Arrow que remataron el salto de Gilipalmer y Sara, pero quedó bien integrado en la serie y lo supieron aprovechar.

Así que tengo muchas, pero muchas, ganas de que vuelva del parón... y de que Harry se alíe con Barry o no le acabe traicionando. ¡Harry, tengo fe en ti!