martes, 27 de diciembre de 2011

El misterio de los hermanos siameses

Bueno, pues última reseña literaria del año de la mano de un clásico de detectives que, por lo menos en mi caso, no era muy conocido. Estoy hablando de la colección protagonizada por Ellery Queen y su padre, que recogen varios libros distintos. En este caso (y gracias a que en su día hicimos dos colecciones de novelas de El país, una dedicada al género de aventuras y otra a la novela negra) me hice con El misterio de los hermanos siameses, escrito por Ellery Queen.

En realidad, Ellery Queen es un pseudónimo utilizado por los primos Frederic Dannay y Manfred B. Lee; también, era una revista donde publicaban, además de ellos, varios autores del género.

En lo que refiere al libro, El misterio de los hermanos siameses, nos encontramos a padre y a hijo viajando por los montes Tipis cuando se encuentran ante un gran incendio del que deben huir. En su huida, acaban en una casa donde encuentran refugio... Relativo. Por un lado, debido a la localización de la casa, por el momento están a salvo, pero si el fuego no es apagado, acabará llegando a ellos; por otro, la casa está habitada por personas un tanto peculiares y, claro, uno de ellos no tarda en aparecer asesinado, así que el inspector Queen y su hijo se proponen descubrir al asesino.

Personalmente, siempre me han gustado las novelas de detectives (los distintos casos de Sherlock Holmes o de Hércules Poirot, incluso me tocó leerme en mi (breve) época de estudiar filología inglesa relatos del Padre Brown), pero esta novela en especial me ha sorprendido.

Ellery y su padre, aunque inteligentes e investigadores muy competentes, no tienen un carácter demasiado peculiar, sino que resultan muy cercanos. La relación entre padre e hijo está bastante bien retratada, se nota la familiaridad a través de sus diálogos, de las reacciones entre ellos, de las bromas... De hecho, algo que me sorprendió muy gratamente es el sentido del humor de la obra en general y de Ellery en particular, salpicando una situación dramática de bromas que me arrancaron más de una sonrisa.

En esta aventura en concreto, los autores echan manos de varios tópicos del género (la situación de la habitación cerrada, lo que significa que el asesino no tiene escapatoria y está entre ellos; pistas crípticas dejadas por el difunto en su lecho de muerte, en este caso una serie de cartas de baraja...), pero siempre a su manera, lo que le da cierta originalidad al caso. Además, añaden pinceladas de otros géneros, como el terror con la aparición de la misteriosa Cosa que al señor Queen le parece un centollo gigante para cachondeo de su hijo.

Los autores, además, saben llevar muy bien la narración: el ritmo es el adecuado, fluctuando entre unos pasajes de auténtica acción, a otros más relajados que sirven para establecer las relaciones entre los otros personajes (los sospechosos) y que los conozcamos un poco para que, de paso, descubramos algo que nos haga sospechar de ellos.

Y no sé en otros libros de Ellery Queen, pero este en concreto me ha parecido que sabían mantener el interés y que la identidad del culpable ha sido sorprendente. Y es que los autores empiezan a dar información (alguna verdadera, otra falsa) y también a marear al lector con giros constantes, así que al final yo no tenía ni idea de con qué iban a salir y me sorprendió el final.

Otra de las cosas que me sorprendió y me gustó de la novela son el resto de personajes. Evidentemente, los Queen son los protagonistas y, por eso, están mejor definidos, sobre todo porque antes habían protagonizado otras historias. Sin embargo, el elenco de secundarios y sospechosos resulta carismático, enseguida aprecias la personalidad de cada uno y los distingues, incluso llegué a desear que un par de ellos no acabaran siendo el asesino. Eso no me ocurrió con otras novelas del género como, por ejemplo, Asesinato en el Orient Express donde tenía que recurrir constantemente al listado de personajes para distinguirlos.

En conclusión, El misterio de los hermanos siameses resulta una novela muy entretenida y muy bien escrita, llena de personajes muy bien definidos, que sabe mantener tanto la intriga como la expectación a lo largo de todo el manuscrito. Todo ello aderezado con humor y la trama de agobio que supone estar atrapado en una casa con un incendio acechando durante días, además de algún que otro misterio.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cuatro damas: Capítulo 28

Pues aquí estamos una semana más, quedan poco para las vacaciones (¡yupi!) y para celebrarlo (y porque toca también :P) pues subo el capítulo 28 de Cuatro damas, Recuerdos en el ámbar que, como indica su título, está centrado en el pasado, exactamente el de Felipe Navarro.


Espero que os haya gustado y también vuestras opiniones, que emocionan mucho ^^ ¿Qué os ha parecido y esas cosillas? Bueno, además, como siempre os recuerdo que Cuatro damas tiene grupo de feisbuk y, también, podéis votar vuestro personaje favorito en la encuesta que hay en el lateral del blog. Por cierto, además de anonadada por tantos votos (¡24 ya! ¡Muchísimas gracias!), estoy contentísima ^____^

Una cosilla más, tengo a mi madre ejerciendo de editora (corrigiéndome las faltas de ortografía y tal), así que últimamente he estado ocupada debatiendo con ella algunas cosillas y también corrigiendo los cambios que hemos hecho porque me he decidido a empezar a moverla por las editoriales. No os preocupéis, que voy a seguir subiendo capítulos y sigo escribiendo En blanco y negro que va bastante bien, ¡ya estoy en el capítulo 18! Lo que pasa es que, aunque me tocaría subir el próximo capítulo dentro de dos semanas, lo haré dentro de tres, vamos, una vez pasadas las vacaciones.

Eso sí, durante las fiestas a lo mejor subo algún post especial sobre Cuatro damas con las ilustraciones que he estado haciendo o con curiosidades o algo así. Tengo esa idea dando vueltas en mi mente, peeero todavía no ha tomado forma, o sea que tarde o temprano caerá :P

Una vez más, ¡felicez Navidad! ¡Y muchas gracias a todos!

martes, 20 de diciembre de 2011

Los mejores Papa Noeles de la tele

Supongo que ya sabéis que me pirran las Navidades y este sábado es Nochebuena, esa noche en la que nos visita Papa Noel (por lo menos a mí, jujuju) y en la que dan ganas de poner el Santa Claus is coming to town. La cuestión es que el año pasado por estas fechas, hice un especial con los mejores episodios navideños y, aunque desde entonces he visto unos cuantos más, este año he decidido hacer recopilación de los Santa Claus más épicos de la tele y que, de paso, no me importaría que me visitaran ;)


6. Max Blum (Adam Pally) de Happy endings.


El último episodio emitido de Happy endings, Grinches be crazy, fue awesome total, sobre todo porque descubrimos cómo corre Jane cuando se pone nerviosa y también porque Max se nos vistió de Santa Claus y el traje le transformó en un ser amable y tierno, nada que ver con el habitual Max que odia a los niños y que es un gruñón y, bueno... es Max y por eso le queremos =D

Y, por cierto, más allá de la adorabilidad general de Max y de Max-Santa en particular, casi muero de risa con el final (Jane es la leche) y me encantó el detalle de la playa falsa y ya me tienen anhelando que Alex y Dave vuelvan juntos, que me parecen súper monos.


5. Héctor de la Vega (Luis Merlo) de El internado.


La única representación patria que he sido capaz de encontrar (entre que el 80% de las series son históricas, que en otras como Física o química o Los protegidos no se ha dado la ocasión y que en El barco van de Reyes magos pues no se me ha ocurrido otra) viene de la mano de nuestro querido Héctor de El internado, en aquel fantabuloso fin de temporada donde, entre otras cosas, descubrimos que el Galleguiño no sentía frío y que hay que mirar por donde se pisa, no nos vaya a ocurrir como Fermín y caernos en un agujero a unos pasadizos.

Marcos: OMG, ¿Papa Noel no existe?
Vicky: ¡Marcos, te dije que no miraras!
Roque: Eso de que Jacinta le desvista es inquietante...

Pero lo que de verdad descubrimos en ese episodio fue que a Marcos le encantaba Papa Noel (me hizo mucha gracia Iván diciendo: que sí, Marcos, que es Papa Noel, xDD) y que en el Laguna negra tenían uno chungo, pues Camilo junto a su inseparable farol iba sembrando el mal vestido de rojo. Eso sí, luego se lo endosaría a Héctor y, puestos a que me visite uno, pues como que me quedo con Héctor :P


4. Chuck Bartowski (Zachary Levi) de Chuck.


A decir verdad, todavía no se ha emitido el último episodio navideño de Chuck, que se nos va este año y a la que echaré de menos porque es una de mis series favoritas. Pero, bueno, ya he visto las fotos promocionales y, claro, me he topado con Chuck ataviado de Santa y he dicho: ey, me hace juego con las fotos de... Wala, un momento, ¿y si...? Y ya me veis, escribiendo el post, xD.

Que conste que a mí no me importaría nada, que Zachary Levi viniera a visitarme la madrugada del 24 al 25, aunque sea sin regalos, no importa, la cuestión es que venga él y que, de paso, me cante la canción de Enredados con su beauty and sexy voice ^0^


3. Chandler Bing (Matthew Perry) de Friends.


Si tuviera que elegir un único capítulo favorito de Friends, no podría, hay tantos... Y, si en la lista del año pasado puse el de los propósitos de año nuevo, esta vez he recordado en el que Ross intenta que su hijo se interese por Hanukkah. En dicho episodio Ross busca desesperadamente un traje de Santa para que Ben escuche la historia de Hanukkah (eso es porque no andaba Seth Cohen cerca y la best fiesta ever, la navidukkah) y, como están todos agotados, acababa disfrazado de... ¡Armadillo navideño!

El armadillo navideño es awesome, me encanta, bueno, los disfraces de Ross en general son la leche (Zurullito mola), pero es que es ver al Armadillo navideño y partirme. Pero, claro, al final aparece Chandler disfrazado de Santa y está a punto de estropear la historia de Hanukkah, pero al final acaba escuchando la historia también junto a Ben y Joey disfrazado de Superman porque no había encontrado un traje de Santa.


2. Danny Williams (Scott Caan) de Hawaii five-0.


La primera temporada de Hawaii five-0 dio para mucho (por lo menos, yo aprendí unas cuantas cosillas gracias a Steve, Danno y cía) y también para un episodio navideño que no tendría nieve, ni sería la mezcla de dos celebraciones, pero sí a todo el equipo y a mi amado Danny disfrazado de Santa Claus para alegrarle las fiestas a su hija.

¿No me digáis que no es mono este hombre? Si es que me provoca una ternura :3 Ainss, Danny, vente para Calahorra, que no será tu hogar, pero no es una isla paradisíaca.


Y, por cierto, ¿sabéis qué es lo mejor? ¿Quién le arregla el disfraz a Danny? Pues quién va a ser, Steve, claro que sí... Vale, lo habéis visto en la otra captura, pero lo importante es que estos dos son como un matrimonio muchas veces, parece que le quieren hacer la competencia al Capi y al Tito Juli :P


1. Eliot Spencer (Christian Kane) de Leverage.


Y en el puesto número uno, no podría ir otro que uno de mis maromos favoritos ever, un hombre que aunque fuera malo malísimo en Angel, era mi preferido (con perdón de Wes) y que no sólo me encanta él porque es un tímido de cuidado, sino que su personaje es uno de mis preferidos. Estoy hablando de Christian Kane y su Eliot Spencer de Leverage, claro está, y es que en la tercera temporada hay un fantabuloso episodio navideño en el que el pobre Eliot se ve obligado a ejercer de Santa, algo que no le agrada en absoluto.


De hecho, si Eliot habitualmente no es precisamente Míster Sonrisa Encantadora, en este está más gruñón de lo habitual, sobre todo con su continuo pique con un crío al que al final le regala el juguete que quiere. Si es que será un gruñón, pero es un Santa muy cumplidor... Aunque no le guste admitirlo :P

Eso ha sido todo por hoy, mañana subiré un capítulo nuevo de Cuatro damas, pero de momento: ¡Felices fiestas! =D

domingo, 18 de diciembre de 2011

Maromo de la semana 78

La semana pasada ya os dije que tenía el maromo de esta semana adjudicado y es que, tal día como ayer, nació en Logroño mi buena amiga Leyre y, por tanto, el Maromo de la semana va dedicado a ella a modo de regalo de cumpleaños.

Y el maromo en cuestión es uno que está especialmente bueno, de esos que le duele la cara de ser tan guapo (y sin ser ninguna ironía) y de esos que empotrarías en una pared... Bueno, que me voy por las ramas, el tío bueno en cuestión es...

Joseph Morgan


Joseph nació el 16 de mayo de 1981 en Londres, aunque pasó su infancia en Swansea, de donde sacó ese sexy accent que le caracteriza *0* Empezó a trabajar a los 22 años en una película titulada Eroica, que hizo la BBC basándose en la vida de Beethoven, al que interpretaba Ian Hart (el profesor Quirrel de Harry Potter y la piedra filosofal), ¿y sabéis lo peor? Que la he visto (me la puso mi profesor de Historia de la música después de Amadeus) y no le recuerdo. ¡Arg, qué mal!

Le siguió otra película para televisión, Henry VIII, y también Master and commander que, os vais a reír, pero sólo vi para poder ver a Billy Boid, más conocido como Pippin de El señor de los anillos. Y, sí, sigo sin recordar a Joseph y me siento fatal. Después participó en la serie inglesa Hex que, ¿adivinais?, también he visto. Por cierto, Hex mola mucho, mi antigua compañera de piso y yo nos enganchamos un montón. He estado investigando y creo que Joseph era el buenorro que le molaba a la prota en la primera temporada.


Tras Hex, participó en la película Alejandro Magno, la de Colin Farrell y Angelina Jolie. Después hizo un par de apariciones en William and Mary (deduzco que una sitcom británica), algún corto, una miniserie titulada The line of beauty y participó en una versión de Mansfield Park, novela de Jane Austen.


Lo que más me llama la atención es que, después, participó en la película Mister Lonely, de la que no he oído hablar, pero en la que Joseph interpreta a James Dean (ya sabéis, el rebelde sin causa) y le acompaña, por ejemplo, Diego Luna siendo Michael Jackson o una actriz que desconozco en el papel de Caperucita roja. Mezcla más rara o.O

Más tarde, regresó a la televisión con Silent witness que, ni idea, y con Doc Martin. Por si no lo sabéis, Doc Martin es la serie en la que se basaron para hacer Doctor Mateo. Joseph salió prácticamente en toda la tercera temporada. También participó en otra serie titulada Casuality, que ni idea, y en esa extraña miniserie Ben Hur donde hay una mezcla de actores brutal: por ejemplo, está Emily Vancamp (la odiosa Amy en Everwood, Rebecca en Cinco hermanos), Kristen Kreuk (la infumable Lana Lang de Smallville), Lucía Jiménez (Encarna en La señora y La república, por ejemplo), Miguel Ángel Muñoz... Lo dicho, mezcla curiosa, curiosa.


Y actualmente Joseph está muy ocupado matando, desgarrando, torturando e incluso hibridizando a la peña de Mystic Falls porque desde la segunda temporada de The vampire diaries interpreta el mejor villano ever: el vampiro original Klaus, que no se puede ser más cruel, peligroso e hijoputa, pero que mola cantidad.

El sentido de esta foto es el siguiente: tú la imprimes, le cortas la cabeza a Nina Dobrev y pegas la tuya en su lugar y ya presumes de que has estado con semejantes chulazos y te lo crees, claro, xD.

Y con la súper foto anterior, le deseo un feliz cumpleaños a Leyre y le recuerdo que podrá tocar al señor Morgan y, de paso, secuestrar a Matt Davies y traérmelo de regalo porque he dedicido que Alaric esss mío, mi tesssoro, xDD. Aprovecho, por cierto, a declarar mi amor por Matt Davis, ya que estamos :P

sábado, 17 de diciembre de 2011

El internado en tiempos revueltos

A decir verdad, llevaba un tiempo con esta entrada en la cabeza, pero entre unas cosas y otras la he ido dejando olvidada. Sobre todo porque, claro, no tengo los episodios a mano y me daba mucha pereza ponerme con las capturas, pero tras leer los avances de esta semana de Amar en tiempos revueltos, no he podido evitarlo.

Y es que desde que leí las noticias sobre la séptima temporada de Amar, no he podido pensar que los guionistas eran fans de El internado. Se unen, así, a una larga lista de guionistas de otras series que seguían las aventuras del Laguna negra como los de Fringe, los de Castle y, aunque no le dediqué post, los de la fallida Not ordinary family (donde se chutaban Fairy a todas horas, seriously).

Porque resulta que tres de los fichajes de la nueva temporada acababan de salir de la manita del Laguna negra: Natalia Millán, que era Elsa o, como nosotras la llamábamos, La zorra; Lola Baldrich, que interpretaba a Lucía o Mudita; y, finalmente, José Ángel Trigo, nuestro amado/odiado Bambi, que no podía ser más inocente.


Por cierto, que no viene a cuento, pero muero por comentar que también se pasea por ahí Gonzalo Ramos, es decir, mi amado Julio de FoQ, que tendrá rollito con Natalia Sánchez, Teté en Los Serrano. Es una mezcla tan friki que mola mil. Además, tenemos a varios de Punta Escarlata (las chicas estaban en la sexta, sí, pero como yo no la vi, lo comento igualmente, xD): Juan Díaz, siendo El gay de la temporada (mi abuelo dixit), Macarena García, tan mona y encantadora as always, y Nadia de Santiago, a la que en Amar no soporto, ¿tanto le cuesta gesticular o cambiar el tono de la voz por el amor de Cas?

Además, uno de los protagonistas de la nueva temporada de Amar en tiempos revueltos es Eugenio Armenteros, que es teniente coronel, vamos, militar. Pero no uno normal, no, resulta que el buen TC (que le llama mi padre), además de farmacéutico, hace experimentos chungos... ¿Os suena de algo? Yo he estado echando cuentas y no descarto que fuera el padre del Madelman o trabajara para Ottox.

El TC de paisano hablando por teléfono con... ¿Wulf quizás? ¿Camilo?
BTW, le faltan los anillacos para ser un guionista, xD.

Pero ahí no acaban las “casualidades” internas, nop. El personaje de Lola Baldrich, Rocío, no es trigo limpio, por no decir que es más mala que arrancado porque yo sigo pensando que asesinó a su propio marido ù_ú La cuestión es que en unos episodios vimos a Rocío poniendo inyecciones a su marido, que entre Gertru y Lucía, Lola Baldrich tiene que ser una enfermera acojonante, por cierto.

Y, a todo esto, hay una trama ahí flotando que no llega a coger forma y que empezó con Adolfo (el difunto esposo de Rocío) investigando una penicilina adulterada (yo sospecho que es Fairy, que no me la dan :P) y encontrándose con cosas muy raras/chungas que tienen que ver con muertes, secretos... Y, no os lo perdáis, obras de arte. Y es que tenemos a Rubín y a Héctor (vaaaale, Héctor en menor medida, pero puesta a comparar, pues prefiero hacer Rubín-Saúl y Héctor-Fermín) investigando los cuadros de un tal Klimp que algo tiene que ver en la trama. Yo os juro que como aparezcan nazis, moriré.

Foto de Héctor by the face, sep.

Para rematar las coincidencias, tenemos a Angélica, el personaje de Natalia Millán, que siente cosas cuando toca a la gente, lo que pasa que en vez de ver su pasado como hacía Rebeca, les predice la muerte. Os lo juro. No me he inventado nada, ni me he drogado, ¡pasa de verdad!

Que, por cierto, menuda ida de pinza de los guionistas, o sea, vale que en la cuarta sacaron a Salomón (por cierto, el actor era David Almansa/Primer Capi de El barco), pero era una engañifla. Que esto es de verdad. Yo lo flipo y lo flipo mucho. A este paso, dentro de unos episodios veremos a Súper Asunción dominando el mundo y resultando ser Petra Volcán, a Héctor salvando el mundo e infectado por la “penicilina adulterada”, a Bonilla recibiendo paquetes de Mail Boxes y varias cosas más :P

PD: ¿Qué ha sido un reír por no llorar tras leer los avances? Desde luego. Yo os digo que la semana que viene estaré llorando por las esquinas y no descarto que tenga que hacer terapia bloggera porque, macho, los guionistas de esta serie son crueles a más no poder (ojalá se os atragante el coñac y perdáis un anillaco, so mamones ¬¬U).

PD2: Macho, qué diferencia de Fede Aguado en la quinta a la actual. OMG, está súper mega guapo *0*

PD3: Esta va con SPOILERS de los episodios 71-75, vamos, el avance que lo ha provocado todo. ¿Por qué Chelo? ¿Por qué? ¡Que a mí Chelo me cae bien, contra! ¿Por qué no Asun, eh, por qué no ella? Mirad que en 60 episodios la habéis hecho redactora (juas), ¡que os vais a quedar sin trama con ella! ¡Que a este paso le quita al Chaparro el dominio de España!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Legacy

Acabo de terminar de leer Legacy, la primera parte de la trilogía ideada por Cayla Kluver, y me ha dejado tan buen sabor de boca que estoy deseando hacerme con la segunda parte, Alera. Suerte que estamos en diciembre y dentro de poco Papa Noel y los reyes majos surtirán mi biblioteca de nuevo :P

La cuestión es que estoy impresionada y deprimida a partes iguales. Cayla Kluver, la autora de Legacy, lo terminó teniendo catorce añitos y, de hecho, como por culpa de su edad las editoriales la ignoraron, acabó auto-editando su novela con la ayuda de su madre. Estoy muy fascinada con ese dato, Cayla Kluver a los catorce escribía mejor que muchos autores adultos y experimentados, por lo que la admiro y envidio al mismo tiempo.

Legacy nos narra la vida de la princesa Alera, que nació después de que una cruenta guerra entre su reino, Hytanica, y Cokyria. Alera va a cumplir diecisiete años y es costumbre que las princesas se casen a los dieciocho con un hombre que pueda ser rey pues, en su reino, las mujeres no pueden más que ser reinas consortes. El padre de Alera está empeñado en que contraiga matrimonio con Lord Steldor, a quien Alera odia por su carácter egocéntrico e iracundo. Y, por si no tenía suficiente con dicha situación, en su vida hace aparición Narian, un joven y atractivo guerrero de Cokyria, que despierta en Alera la pasión y el amor.

A través de la perspectiva de la princesa Alera, que narra la novela en primera persona, vamos conociendo poco a poco las costumbres de su reino, algunos retazos de historia (que es necesaria para comprender la situación política de Hytanica) y, sobre todo, las intrigas palaciegas, además de, claro está, los sentimientos de Alera.

Alera no es una narradora divertida y carismática, pero sí bastante efectiva, descriptiva y, sobre todo, lógica. Al fin y al cabo Alera ha sido criada para ser la sucesora, para tener un deber para con su reino aunque sólo sea como reina consorte y, además, la historia se desarrolla en una especie de Edad media. Por eso, encontraremos muchas descripciones ya no sólo de la situación, sino de vestidos y lugares, en vez de acción a raudales, de la que somos tan partícipes como Alera: no la conocemos de primera mano, sino que alguien la explica y únicamente recibimos las noticias importantes.

A pesar de su carácter descriptivo y pasivo, la historia no se hace lenta ni pesada y resulta una novela bastante ágil y entretenida. Aunque, claro, hay que tener en cuenta que se acerca más a Orgullo y prejuicio que a cualquier novela de aventuras y que prima el desarrollo de los personajes y de las relaciones entre ellos que las batallas. A mí, personalmente, siempre me ha resultado muy interesante este tipo de desarrollo, el ver cómo los distintos personajes interactúan entre sí, las intrigas y los secretos.

De hecho, en mi opinión, es una novela bastante original porque tiende más a usar la coherencia y la cabeza que el corazón. Me explico. Habitualmente en una novela romántica, se tiende hacia el final feliz, poniendo que los protagonistas hagan lo que haga falta para estar juntos, a que el estar juntos sea el objetivo principal, pero en Legacy no es así.

He leído algunas reseñas en las que critican al personaje de Alera por ser pasiva, incluso tildándola de pava o débil, porque no actúa de manera contundente para evitar el compromiso con Steldor y poder estar con Narian. Alera sí que es un personaje pasivo, en el sentido de que no actúa, pero porque, en realidad, no tiene margen de movimiento. Es muy bonito decir que se escape con Narian o que se case con el en secreto, sí, pero no sería consecuente con Alera porque ella no es egoísta y, sobre todo, tiene un sentido del deber bastante inculcado.

A lo largo de la novela, Alera se preocupa por su reino, por la política, por la manera de protegerlo, así que está en una situación muy complicada. Sí, quiere a Narian, pero la relación con él es insostenible: ya no sólo su padre no permitiría el enlace, sino que no puede obligar a su pueblo a aceptar un monarca en el que jamás confiarían. Y si renunciara al trono por amor, condenaría a su hermana pequeña a su propio destino fatal.

Es decir, me parece muy inteligente la situación creada por Cayla Kluver y que está muy bien creada porque se entiende perfectamente a Alera y el debato interno con el que carga durante todo el libro: querer o deber.

Eso sí, si Alera me parece que está muy bien desarrollada y construida, tengo mis reticencias con Narian. No sé, para ser el chico, el amor de Alera, el que se supone que debes apoyar, ni le veo carisma, ni he llegado a apreciarlo en ningún momento, resultándome bastante indiferente. Al menos de momento.

La relación está muy bien llevada, haciendo que Alera se vaya enamorando poco a poco de Narian, por el que siente fascinación nada más saber de su existencia. Pero, una vez más, la parte de él me parece bastante débil. Quizás se deba a que no tenemos su punto de vista, pero su enamoramiento por Alera me resulta un tanto artificial. Es que, no sé, no logro cogerle el punto a Narian, ya sea porque apenas habla, porque Cayla Kluver se pasa con el misterio entorno a su persona o porque, simplemente, no me ha gustado, pero, vamos, paso un montón de Narian.

Prefiero, con mucho, a los otros hombres en la vida de Alera. Por un lado tenemos a Steldor, que desde el primer momento se descubre como un gilipollas un tanto sobón, pero que a medida que va avanzando la historia, adquiere matices que me hacen sospechar que es algo más que un idiota. Por otro, tenemos a los guardias que protegen tanto a Alera como a su hermana Miranna: Destari, Halias, Temmerson... Todos ellos tienen una personalidad muy definida.

Y, para acabar, me he reservado a mi personaje preferido, que desde el primer momento me conquistó y yo sigo amándole por encima de todas las cosas: London. London es el guardaespaldas personal de Alera, es irónico (tiene unos puntos muy buenos), es rebelde, es listo, tiene un pasado misterioso, aprecia de verdad a Alera y será de los pocos que se sabe lo que se hace.

De hecho, a mí me gusta mucho la relación de estos dos. Soy muy retorcida, lo sé, pero me gusta la química de los personajes y, si tuviera que elegir con quién acaba Alera, diría London sin dudarlo. Tengo muy claro que no pasará, pero, bueno, no es ni la primera vez ni la última que me pasa ;)

En conclusión, Legacy es una novela muy elegante e inteligente, que combina muy bien el amor con las intrigas palaciegas en una historia que resulta muy coherente, bien armada y repleta de personajes muy humanos, de esos que se hacen un hueco en tu corazón. Además, Cayla Kluver tiene una narrativa muy cuidada, bonita, aunque no llega a ser recargada y resulta perfecta para la historia que nos está contando.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Maromo de la semana 77

Pues de nuevo es domingo y mañana es lunes y, tras este bonito puente, tengo que volver a clase y esas cosas, así que, ¿qué mejor que un maromo para alegrarme la noche? Hoy ha sido uno de esos días en los que me ha costado encontrar un maromo que poner porque se me ocurrían un montón y no llegaba a decantarme por ninguno (lo peor es que el de la semana que viene lo tenía escogido porque va a ir en honor a cierta persona y hasta ahí puedo leer, xD).

Bueno, al final he elegido a un chico que, a lo mejor de primeras, no llama la atención, pero que si le ves en acción es la cosa más cute del mundo mundial ^0^ Además, esta sexta temporada de Mentes criminales está siendo tan floja que me está costando verla (y amando por encima de todas las cosas a Hotch es algo MUY fuerte que no cueste verla). Con todo eso habrá gente que ha adivinado que el maromo de la semana es...

Matthew Gray Gubler


Matthew nació el 9 de marzo de 1980 en Las vegas y, además de actor, es, atención, director de cine, dibujante y modelo. Yo sabía que es modelo, por eso me siento muy inútil por encontrar tan pocas fotos del muchacho (más allá de los típicos photocalls). Pero, bueno, vayamos por orden. No he averiguado demasiado de su juventud, tan solo que se graduó en la Academia de Las Vegas de Estudios Internacionales de Artes Escénicas y Visuales y en la New York University Tisch School of the Arts. Además, tiene una hermana diseñadora y un hermano pequeño.


Empezó su carrera como modelo (mientras estaba en la NYU) y eso le llevó a hacer una audición para Life acuatic, papel que consiguió, por cierto. Más tarde, en el 2005, salió en un episodio de Arrested development (típica serie súper famosa que jamás he visto) y también consiguió el papel por el que yo le conozco y le amo y esas cosas: el del genio Spencer Reid en Mentes criminales. Reid mooola mucho, es un amor de chico y, si en esa serie se puede shippear a todo dios con todo dios, Reid es el más shippeable de todos. Really.


Y mientras ha seguido en la serie (por cierto, Matthew es un actor muy enrollado y, además de subir muchísimas fotos del rodaje en su tuiter, tiene una página donde cuelga falsos documentales del rodaje), ha hecho varias películas: ¡Vaya vacaciones!, junto a Robbie Williams, aunque creo que Matthew no tiene mucho papel; y, también, presta la voz a una de las ardillas en la saga de Alvin y las ardillas, es Simon que, si no me fallan mis conocimientos de los dibujos animados, es el que lleva gafas.


Otras de sus películas son: The great Buck Howard, How to be a serial killer, (500) días juntos (que, por cierto, a mí me gustó mucho y está protagonizada por la hermanísima de Emily Deschanel, alias Brennan, Zooey Deschanel), Pornstar y Magic Valley.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Hotel interrumpido

El pasado martes nos decía adiós Gran hotel tras nueve magníficos episodios y lo hacía por todo lo alto con una boda, asesinos, misterios resueltos y mala leche por doquier y no sólo por parte de los personajes ;)

A lo largo de estos nueve episodios hemos podido ver muchas cosas, sobre todo porque no han perdido el tiempo y, además de ofrecernos pistas e información constantes, nos han ido mostrando las distintas caras de los personajes; en el caso de aquellos más fáciles de conocer como, por ejemplo, Javier que, desde el principio, se sabe que es la oveja negra, nos han ofrecido una evolución.

Javier es uno de mis personajes preferidos. Quizás se debe a que siento predilección por Eloy Azorín o, quizás, a que siempre me han atraído los malos y los perdidos, pero me encanta. Me sorprendió mucho el que alargaran durante varios episodios la trama de Javier y sus líos de faldas con dos hermanas, algo que me gustó porque, además de para conocer a Javier y ver la distinta relación que tenía con los miembros de su familia, sirvió para que decidiera crecer un poco... Pero sólo un poquito :P

Me gusta mucho esta foto :3

Estoy deseando saber cuál será el papel de Javier en la segunda temporada porque, de momento, lo veo un tanto descolocado al no ser partícipe de los tejemanejes de su familia y, a excepción de Alicia, no le veo unido a alguien. Quizás lo vuelvan a acercar a Julio o, quizás, exploten más la extraña alianza que hay entre él y Sebastián, el dueño de la taberna de Cantaloa.

Por cierto, también estoy deseando saber más de Sebastián porque, hasta ahora, además de tener chanchullos con bastante personajes, ha demostrado estar mejor informado que muchos otros y saber por qué me trae por la calle de la amargura.

De hecho, uno de los poquísimos peros que le he visto a esta primera temporada es que me parece que han tenido a un par de actores y de personajes bastante desaprovechados. Además del citado Sebastián, el maître Benjamín también ha estado un tanto ausente, bueno, estaba ahí presente, pero no llegaba a tener algo más que un par de intervenciones por capítulo y, generalmente, a modo de comparsa de Andrés o Julio.


Estoy segura de que lo hicieron a propósito, al fin y al cabo como ellos mismos dicen un buen sirviente debe estar siempre y no hacerse notar, pero, claro, adoro a Manuel de Blas desde El internado, así que mi fan del Viejo siniestro interior estaba un poco descontenta... Hasta que llegó el último episodio. Ahí fue cuando descubrieron a Benjamín como el asesino del cuchillo de oro, giro que a mí, personalmente, me dejó con la boca abierta porque estaba prácticamente convencida de que el asesino no era otro que Andrés.

De momento, Benjamín parece que abandona el Gran hotel, aunque, claro, como todo en este final de temporada no ha llegado a suceder porque todas, absolutamente todas las tramas, han quedado en estado interrumpido, sin que llegue a pasar nada que no pueda ser reversible, por mucho que parezca lo contrario.

Por ejemplo, la trama romántica de la serie, el tan manido amor imposible entre una señorita rica y un chico pobre, parece que ha alcanzado un nuevo estado de imposibilidad con la boda con el villano de la serie, Diego. Sin embargo, de momento parece. Sí, tanto Diego como Alicia han dado el “sí quiero”, pero en aquella época todavía se estilaba aquello de: si alguien tiene algún impedimento para que esta unión no se lleve a cabo, hable ahora o calle para siempre. ¿Quién sabe? A lo mejor Julio irrumpe en la boda o nos sorprende algún personaje como Javier, que últimamente andaba un poco desaparecido.


Y, hablando de la relación, me gusta mucho que no sea una trama excesivamente importante, aunque siempre esté ahí. Eso sí, he de admitir que me recuerda (y mucho) a la de Victoria y Ángel en La señora, el tipo de personajes, el tipo de relación, los obstáculos. Si, al final, la boda de Alicia y Diego tiene lugar, será todavía más parecida y sólo faltará que Julio se nos meta a cura.

Por suerte, nos han puesto a Alicia y a Julio jugando a los detectives para averiguar qué le ocurrió a Cristina Olmedo, lo que nos ha permitido conocer más facetas de los dos. Por separado Alicia y Julio cumplen con su papel, quizás no son los personajes más carismáticos, pero a mí me caen bien y entiendo bastante el enfrentamiento por la familia que tienen.

Además, Amaia Salamanca (que no me parece mala actriz, pero sí un poco limitada) cumple perfectamente con su papel y Yon González, como siempre, se sale. Por cierto, que sepáis que estoy muy traumatizada porque en Vayatele leí que Yon actúa como Mario Casas, algo que no comparto en absoluto.

A decir verdad, el reparto en general me ha convencido muchísimo. Al principio no me convencía Adriana Ozores, pero al final o le ha pillado el punto al personaje o yo a ella. Sin embargo, ni siquiera tras nueve episodios he logrado hacerlo con dos de las chicas: por un lado, Marta Larralde me parece muy falsa actuando y tiene suerte de que su personaje, Belén, sea odiosa por sí sola y, a pesar de su actuación, logre el cometido de su personaje: provocar el odio visceral. Por otro, está Paula Prendes que no os diré yo que no se deba a que le tengo manía (aunque hablando en la EOI y con Miki he descubierto que hay más gente que opina lo mismo), pero que no me la creo. No me creo sus gestos y es oírla y resultarme falsa.

Es que es pensar en Belén y recordar la canción de Rasputín: muerteee, xD.

Eso sí, me sorprendió mucho su personaje porque me esperaba que fuera una pobre víctima, pero no. No solo no estaba muerta (qué gran final de episodio ese giro), sino que Cristina no era ni buena ni víctima. Personalmente, me resulta una excusa barata el “los Alarcón me volvieron así” con el que se justificaba ante su hermano, al que demostró que no le era fiel en absoluto, jugando con él durante ese único episodio en el que estuvieron juntos, pero disfruté como una enana con el giro que le dieron al personaje y, sobre todo, haciendo que Alicia y Julio compartan esa situación de creer en sus familiares cuando éstos no se merecen tal confianza.

Y tras su brutal aparición, Cristina desapareció dejándonos otro final de infarto en el que era asesinada y, también, consumida por su propia venganza. Si hubiera confiado en Julio o si hubiera desistido en su intento de matar a Doña Teresa, hubiera vivido.

A decir verdad, esa trama me pareció un poco cogida con pinzas. Seguramente se deba a la falta de información (o porque me he perdido algo), pero el odio de Cristina no lo entiendo. A ver, me refiero a antes de que intentaran matarla porque, según ella, les roba y les extorsiona por culpa de los propios Alarcón (no deja de entonar, cual mantra, que todos los Alarcón son malos). Incluso después, me parece muy justificado el que odie a Doña Teresa y a Diego, pero, ¿y los demás?

Eso sí, no termino de entender la parte final y cómo Diego se hizo con la carta. Es que, una de dos, o Cristina se la da antes de que la mate Sofía (Cristina le dice que le ha dado la dichosa carta a alguien y me imagino que es a Diego) o, por otro lado, Sofía no recoge la carta y luego Diego encuentra el cadáver y se aprovecha.


No nos lo dejan muy claro (yo de la palabra de Cristina a estas alturas dudo muchísimo), pero cualquier opción me parece muy ilógica. O sea, Diego intenta matar a Cristina y la traiciona más que nadie porque eran amantes, pero ella le facilita la carta, aunque sea por dinero. No sé, ya puestos a ponerse en plan V de vendetta debería vengarse de los dos, ¿no? Y, en el otro caso, Sofía mata a Cristina por la puñetera carta y se la deja olvidada. Muy WTF? todo, pero, bueno, todo sea para que Diego entre en juego de nuevo y para que Alfredo demuestre que, en el fondo, es un cacho de pan enamorado.

Porque hace falta estar enamorado para sacrificarse por Sofía y para intentar por todos los medios ahorrarle un escándalo a una familia que no ha dejado de humillarlo y pasarle por encima, mujer incluida. Aunque, bueno, si Alfredo pasa una temporadita en la cárcel, Sofía podrá ocultar su embarazo mejor porque yo, personalmente, me preguntaba cómo pensaba hacerlo si comparten lecho habitualmente.


Otra trama más, por cierto, que se ha quedado en ese estado interrumpido y de la que pueden dar marcha atrás. Aunque si hay una que ha quedado así, aunque a priori parezca que no, es la protagonizada por mi habitante preferido del hotel.

Estoy hablando de Andrés, claro. Andrés, ese ser adorable y más bueno que el pan, que no ha mostrado dobleces, sino una lealtad fuera de lo común y con casi todo el mundo. Siendo el que cuida de Julio, el que le saca de líos y, también, su Pepito grillo particular, por mucho que Julio no soliera hacerle caso. También ha sido un apoyo para Alicia y para Catalina y también para ese ser ruin y simplemente malvado que es Belén, que llevó el dicho “por el interés te quiero, Andrés” a un nuevo nivel.

No me digáis que no es bonico Andrés :3

Estoy segura de que yo no odiaría tanto, pero tanto, a Belén si no se aprovechara del pobre Andrés y del amor que siente él por ella. Vamos, es que a cada episodio estoy deseando que Ángela (grande, muy grande) la torture dolorosamente para rematarla entre terribles sufrimientos.

Al final, en el último episodio, descubrimos que el contenido de la dichosa carta era uno de los secretos de Alarcón padre al que, por cierto, tengo la teoría de que alguien le asesinó. Andrés se descubría como el hijo mayor de Alarcón padre (desconocemos a la madre por el momento, ¿Lady quizás?) y, por tanto, como el heredero del Gran hotel. Curiosamente, en ese mismo episodio, veíamos a Andrés jugar a ser el gran señor estando a solas en el gran salón.

Y, aunque yo estaba segura de que la que iba a espichar era Belén por idiota (¿decirle eso a Diego, really? Como diría Eli Gold, puedo con muchas cosas, pero si hay algo que odio es a los aficionados), al final nos han puesto a Andrés sufriendo una descarga y cayendo sobre la mesa. En apariencia, Andrés está muerto, pero yo, quizás porque me niego a creer que hemos perdido a Andrés, no me lo creo hasta que lo vea en una tumba o algo así. De hecho, como ya he dicho, podrían fácilmente echarse hacia atrás y dejarlo en un intento.

Sin embargo, hasta que regresen con la segunda temporada únicamente nos queda teorizar para acortar la espera y, en mi caso, anhelar un crossover entre esta y Gran reserva. Imaginad lo que molaría una reunión de los maléficos progenitores de ambas familias y también del detective Ayala (me encanta, qué crack de hombre) junto a la agente Ortega; seguro que estos dos se iban de vinos a despotricar sobre sus respectivos sospechosos habituales porque a ninguno de los dos les dejan tranquilos entre unos y otros :P

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cuatro damas: Capítulo 27

¿Qué tal os va el puente? ¿Bien? Bueno, pues tras volver a pelearme con Issuu (qué guerra da la jodida página últimamente) al fin he podido subir el capítulo 27 de Cuatro damas, Calma entre tormentas.

Tras huir del Bécquer, Ariadne y Deker se refugian en casa de una amiga de éste para poder planear su próximo movimiento. Mientras tanto, Rubén ha sido secuestrado junto a su director y el profesor Antúnez y lo emplean de rehen para hacerse con La caja de música de Perrault.


Espero que os haya gustado y, una vez más, os recuerdo que me encantan vuestros comentarios =D Y, de paso, os recuerdo que todavía podéis votar a vuestro personaje favorito en la encuesta y de que Cuatro damas tiene un humilde grupo en feisbuk y que podéis darle al like, que no cuesta nada :P

martes, 6 de diciembre de 2011

El lado oscuro

Aviso: Este post está escrito tras ver el episodio 46 de Águila roja, así que tiene algún spoiler que otro. Digamos que si no sabes la identidad de los hermanos de Gonzalo y no quieres que te reviente las sorpresas, pasa de leer.

No hablo mucho de Águila roja por estos lares, pero es una de las series que sigo fielmente y que me tienen muy enganchada. Además, ha llegado un punto que cada episodio que veo hace que admire más y más a sus guionistas.

Lo que comenzó con una premisa bastante sencilla (un hombre destrozado por el asesinato de su mujer se mete a héroe enmascarado y hace justicia) ha acabado desembocando en varias tramas a largo plazo que se van intercalando y mezclando unas con otras. El universo del Águila se ha ido expandiendo, creciendo con toda una galería de personajes que, aunque no fijos, se pasean continuamente por La villa: Eugenia, Mariana, Laura...

Foto por el morro de Oscar Sinela-Quino que tan sólo nos duró un capitulillo, pero que salió muy guapo.

De acuerdo que, como toda historia de héroe enmascarado que se precie, tiene sus lagunas. Por ejemplo, me resulta curioso que nadie reconozca a Satur o que Gonzalo guarde el caballo blanco del Águila en casa y nadie hile.

También es verdad que los guionistas tienen problemas matemáticos que cantan una barbaridad. Por ejemplo, cuando Hernán y Gonzalo se ven separados de su madre por Agustín, Irene ya había nacido (llegaron a estar los tres encerrados en la torre) por lo que Gonzalo y ella qué se pasan: ¿dos, tres años? Pues cuando Irene apareció tenía dieciocho años y Gonzalo debe de tener treinta. Y, hablando de Gonzalo, tiene un pasado tan completito que las matemáticas tampoco van con él: fue soldado, huyó a China, fue pirata y tuvo tiempo para regresar a La villa, enamorarse de Cristina y tener a Alonso que, cuando empieza la serie, tiene diez años, durante los cuales Gonzalo fue un mero maestro.

Creo que algunos de los guionistas recibieron lecciones de matemáticas de Fran Perea :P

Pero, bueno, ignorando las lagunillas que tiene la historia, me asombra la capacidad que tienen los guionistas de hilar tantos géneros y que hacer que la serie vaya a más. De hecho, a medida que transcurren los episodios, se han ido arriesgando más y más. No sólo han planteado algún tema polémico como la eutanasia, sino que, en cierta manera emulando a George R.R. Martin, han llevado a cabo un incesto hasta el final. He de admitir que me sorprendieron, no imaginé que Irene y Hernán llegarían a acostarse y ahora no veo el momento en el que se sepa la verdad. Por cierto, tampoco veo el momento para que regrese Martín, sacudiendo todavía más la vida de Irene.

Aunque, sobre todo, me fascina el que los guionistas hayan conseguido que sienta verdadera devoción por los personajes que, a priori, son los malos.

Cuando comenzó a Águila roja yo odiaba a muerte al Comisario, a la marquesa y a Nuño, básicamente me parecían los tres unos cabrones; por el contrario, adoraba a Alonso y Margarita, aunque se supusiera que fueran más buenos que el pan con nocilla.

Sin embargo, a medida que ha ido avanzando la historia, deseo la muerte de los dos últimos porque me estorban, me estorban mucho. Estoy cansada de que uno esté todo el día dando por saco con el que su padre es un cobarde (cuando él es el primero en hundirse por todo y protestar más que luchar) y ella con esa actitud hipócrita y victimista de “Gonzalo es malo porque no lucha por mí y sufro más que Geno por ello, pero, eh, que amo a Juan con locura”.

Yo estaba pensando que Alonso y Margarita podrían irse con Estuarda y Gabi y desaparecer.

Es que, además, únicamente sirven para ejercer de víctimas que Gonzalo debe salvar o para incordiarle todavía más. En serio, me cansan los dos tanto.

Y luego está el lado oscuro, los habitantes del palacio de la marquesa de Santillana, con esa relación amorosa tan estimulante del Comisario con Lucrecia con esa hipnotizante mezcla de amor, deseo, pasión, hijoputismo supremo y putadas a mansalva. Resulta curioso que dos personas que empezaron la serie en la cama y han demostrado que quieran al otro, todavía no hayan estado juntos de verdad.

Es curioso, también, que La relación de la serie es la de Gonzalo y Margarita pero a mí lleva mucho tiempo trayéndome al pairo: ella no me gusta, la premisa por la que es “imposible” es absurda que te cagas y, además, me revienta el que hayan optado por lo fácil y que la relación con Juan se haya roto por un engaño de éste, no porque quiera a Gonzalo ù_ú Vamos, que me parece un amor épico de chichinabo. Mientras que, la de Hernán y Lucrecia hace que disfrute como una enana y sufra como una perra con cada escena que comparten y eso que, últimamente, no dejen de putearse por hache o por be.


Eso sí, en La guerra de los Rose particular que mantienen están metiendo a Nuño, al que se disputan como si fuera un objeto. Nuño sabe que es víctima de los tejemanejes entre los dos adultos, pero no sabe por qué. De momento, en el que más mantiene la cordura en esta familia del lado oscuro, como bien señaló Hernán en el último episodio emitido.

Hablando de Nuño, me gusta mucho cómo ha ido evolucionando. Empezó como el niño consentido, malcriado y malicioso, en contraposición a Alonso, las dos caras de una misma moneda, estableciendo entre los dos una rivalidad paralela a la que todavía tienen (quizás en menor medida) Gonzalo y Hernán. Sin embargo, poco a poco Nuño ha ido abandonando no sólo su rivalidad con Alonso (apenas tienen relación ya) y la malicia heredada de su madre para convertirse en una víctima de las circunstancias, aunque con bastante dignidad.

Quiero decir, al pobre Nuño le ha pasado de todo: lo ha intentado asesinar su tío loco, le han intentado casar con una niña sacada de Los otros, le han metido en un convento, se quedó paralítico (emulando a Bonnie Blue de Lo que el viento se lle, con mejor suerte, eso sí; por cierto, Lucrecia reinterpretó una de las escenas más emblemáticas de dicha película-novela cuando, al igual que Escarlata, mata al caballo), le han hecho pelearse con su madre y azotado, le han acusado de violación siendo inocente... Y, aún así, sigue siendo un chico bastante razonable, sobre todo para ser un noble e hijo de quién es hijo.


Me gustó mucho cuando, en una de las luchas de poder del Comisario y Lucrecia, él le pregunta a Nuño que, de elegir, con quién de los dos se quedaría y Nuño responde sin dudar que con su madre, porque es quien lo necesita.

No sé, siendo quien de verdad tiene una familia que le putea, no se queja, sino que actúa como mejor cree, mientras que el pesado de Alonso no sirve para otra cosa que para protestar (habría que ver a Alonso en la situación de hacer frente a un hermanito). Que sí, que Gonzalo tiene muchas carencias como padre, sobre todo porque es un torpe y un héroe, pero, vamos, sólo con no estrangularle ya se ha ganado el premio al mejor padre o al santo Job.

De hecho, es curiosa la inmunidad que tiene Alonso cuando, si tenemos en cuenta sus acciones con frialdad, es un poco bastante quinqui. Básicamente, ha intentado matar fríamente al Comisario (y casi nos deja eunuco al pobre Satur), quemó el vestido que la marquesa prestó su tía, no ha dudado en apedrear a una morisca, casi asesina al pobre Martín (vale que fuera un accidente, pero tardó cero coma en hacerse con una pistola para usarla a modo de defensa) y nunca, jamás, ha recibido ni una regañina. Que, por cierto, menos mal que Alonso se supone que es el bueno, que si no...

Por suerte, de momento lo tienen bastante relegado a ser una mera comparsa, aunque el niño da un coñazo por todo... También, por suerte, hay todo un abanico de tramas de lo más interesantes que estoy deseando ver cómo continúan: el cardenal casi ejerciendo de fuente de todo mal, la búsqueda del Grial, Laura de Montiñac pululando por ahí (me encantó su reencuentro con el rey con ella siendo partícipe de todo y él viviendo en la ignorancia, por cierto, quiero saber qué coño pasó para que acabaran así), todo el asunto de Viena y el atentado, Mariana que sigue escondida y yo que sigo convencida que su marido el pirata regresará cualquier día porque no creo que esté muerto...

Todo eso, mientras nos van contando poquito a poco que la familia de Satur no tiene nada que envidiar a la de Gonzalo. Pero eso sí, todavía nadie ha llegado a descubrir el pastel. Por favor, quiero que la familia se reúna y monten una que ni los Walker entre incestos, odios a muerte entre hermanos, falsas muertes y demás.