miércoles, 26 de febrero de 2014

Los chicos de Byb

La semana pasada se estrenaron dos series, una que estaba deseando ver y otra que vi más por curiosidad que otra cosa. La que estaba deseando ver es Velvet, que tras su segundo sigue sin convencerme, y la que vi por curiosidad es Byb, de boca en boca, que me sorprendió bastante. Quizás era porque la primera creó grandes expectativas, mientras que la segunda no creó ninguna; quizás porque la comedia de Globomedia no tiene esas pretensiones que Velvet sí acarrea.

Yo no sé por qué, pero a mí, de momento, la andanzas de esa revista de moda me interesan mucho más que la historia de amor de los tórtolos sesenteros. Que no sé por qué comparo, porque no pueden ser más distintas y veo las dos.

La cuestión es que Byb no ha inventado nada nuevo, es una serie clásica, pero, como nos enseñó la gran Los misterios de Laura, eso no tiene por qué ser malo. Aquí no lo es. Byb nos cuenta las historias de los empleados de una revista de moda que no anda por su mejor momento y que, por eso, el dueño ha traído a un nuevo director para reflotarla. El nuevo es Pablo (Gonzalo de Castro), ex de Candela (Belén Rueda) quien creía que iba a ser ascendida; además, Candela guarda un secreto y es que su hija, Sonia (Macarena García), también lo de Pablo, quien desapareció de su vida sin más veinte años atrás... para aparecer ahora prometido con la hija del dueño de la revista.


La verdad es que, aunque ese es el punto de partida, hay muchas más historias porque Byb cuenta con muchos personajes y todos tienen su importancia, siendo una serie coral muy bien armada desde el principio.

Y es que el piloto no pecó de lentitud al presentar a los personajes, se metió en faena enseguida, resultando un episodio muy entretenido, al igual que el segundo. De hecho, me sorprendió mucho que no jugaran al despiste con la paternidad de Sonia y lo dejaran claro tan pronto; lo que, por otro lado, ha dado muy buenas escenas con Candela, César y Susana disimulando.

Pese a esa falta de introducción, de presentación, queda claro quién es quién dentro del universo de Byb, cómo es y el tipo de relaciones que tiene con los demás. La verdad es que es como si llevaras viendo la serie varias semanas, puesto que se respira un colegueo que se comparte con el espectador prácticamente desde el primer minuto, algo que es de agradecer pues hace que Byb tenga ese algo, ese factor x que, aunque no sea la mejor serie del mundo, sí que te interese lo que cuenta, que le tengas cariño prácticamente desde el principio.


Porque el mayor acierto de Byb son sus personajes. No se ha ahondado en todos, ni mucho menos, tampoco lo han hecho en demasía en los más importantes, pero la presentación ha sido muy efectiva y es imposible no cogerle aprecio a unos cuantos de ellos: tanto Pablo como Candela como su relación es interesante, Sonia cae simpática enseguida, al igual que el matrimonio, Vero tiene una historia dura detrás y es fácil empatizar con ella...

Luego están Mario y Juan, los reyes del espectáculo. Porque fueron lo mejor del piloto, también del segundo episodio emitido. A ver, ha habido momentos muy buenos (Pablo salvando a su hija sin saber, al menos oficialmente, que lo era; la trama del suicida con ese final tan emotivo; las escenas de Carlos Iglesias, sobre todo con la trama de la modelo...), pero es que estos dos se llevaron la palma. Yo ya en el primer episodio estaba muriendo de amor con Juan (Dani Rovira) y ya lo shippeo a lo bestia con Vero (¡que el pringao se lleve a la chica por una vez!) y en el segundo Mario también me llegó a la patata al demostrar lo buen amigo que era.


Los que sí me sobran son los que tienen que ver con la familia del dueño de la revista: sus hijas (por cierto, la mayor no puede pegar menos con Pablo, pero imposible, ¿eh?), la criada (ay, Luisa Martín, tú que te comías a cualquiera en Gran reserva y qué poco pintas por el momento) y la hija y sobrino de ésta (aunque la escena en que le tira el cubo de agua a la minipija fue muy molona). Quizás ahora que el secreto de la hija ha sido conocido por su primo, esa parte mejore un poco.

Otro de los aciertos de Byb ha sido el tener tramas tan actuales: los desahucios y el efecto tan demoledor que tiene en la gente, el paro y la crisis económica, pullas a los bancos... Además, me gusta que toquen todo tipo de noticias y temas. En estos dos episodios ya hemos tenido a una súper modelo, un jugador de fútbol, un desahuciado, el asesinato del banquero con el alcalde implicado... Por lo que, además de una serie entretenida (algo que para mí es lo más importante), también tiene ese punto de cercanía e interés que a una serie basada en una revista le viene bien.

Además, así se distingue de Yo soy Bea. Porque la revista, en sí, a mí me recordó a Boulevard 21 con su becario pringado, pero buena gente; las modelos por ahí todo el día; el estilista homosexual... Ya sé que algunos estaréis pensando en Periodistas, pero yo no la vi, por aquella época era más del Club Disney y los dibujos de La 2 ;P


Ya sólo me queda decir que Byb tiene un reparto estupendo, que tiene mucha química entre sí y que constituye otro punto a favor de la serie. Por ejemplo, me sorprendió muchísimo Dani Rovira, a quien sólo había visto en su faceta de monologuista, o lo raro que es ver a Fran Perea tan sumamente creíble ejerciendo de fotógrafo guay y pichabrava tras haberlo visto de Nacho hace relativamente poco.

Que, por cierto, aprovecho para decir que me encantaría ver a Fran Perea y Macarena García de pareja, que no tiene pinta, pero, oye, por pedir que no quede. Total, hay actores que parecen condenados a hacer de pareja (Ana Milán y José Manuel Seda, Beatriz Carvajal y Miguel Rellán), así que, ¿por qué no estos dos?

PD: Tengo que ver el episodio de Teen wolf de esta semana... y me da miedito. Ainss.

lunes, 24 de febrero de 2014

El canto del cuco

Hace unos meses salió la noticia de que el escritor novel Robert Galbraith, quien había conseguido muy buenas críticas con su novela El canto del cuco, era en realidad J. K. Rowling. Tras haber leído Una vacante imprevista, no estaba muy segura de querer leer algo más de la Rowling, pero se trataba de una novela de detectives y me hablaron bien de ella, así que le di una oportunidad.

El canto del cuco cuenta la historia de Cormoran Strike, un ex-soldado que sobrevive como buenamente puede trabajando como investigador privado. La vida de Strike parece ir a peor, cuando dos personas distintas interrumpen en su vida: por un lado, Robin, la cual es enviada como secretaria eventual y que le sorprenderá; por otro, John Bristow, el hermano de la famosa modelo Lula Landry. Meses atrás, Lula cayó por la ventana de su apartamento, muriendo al instante y, aunque todos lo consideran un suicidio, John cree que fue un asesinato y quiere que Strike lo demuestre.

Una muerte misteriosa. Un detective con serios problemas a sus espaldas. Un familiar convencido de que la policía la cagó. Una ayudante joven, con iniciativa y mucho que ofrecer. Vamos, que El canto del cuco tiene todos los ingredientes de una novela de detectives y eso mola. A mí siempre me han gustado las novelas detectivescas, ya sean de Conan Doyle, de Agatha Christie o de autores más actuales como Jerónimo Tristante o Toni Hill.

Básicamente lo que vais a encontrar en El canto del cuco es una novela negra muy bien escrita y llevada, clásica pero moderna a la vez.

Y es que el ambiente en el que se desarrolla me pareció de lo más original. Al menos, yo no había leído nunca un caso que tuviera que ver con supermodelos, diseñadores, actores y hordas de paparazzi. Me pareció muy interesante el mundo que plantea la autora, las luces y las sombras de ese glamour: el precio de la fama con la falta de intimidad, el no saber si confiar o no, el interés y el desinterés, el acoso de la prensa, implacable y cruel. Gracias a esa dualidad, Rowling logra una víctima que, pese a ser una top model, resulta muy humana y compleja.

La verdad es que todos los personajes están muy bien construidos: desde Lula, la víctima, a la que conocemos a través de historias de otros, hasta la pareja protagonista. Pues El canto del cuco está narrado en tercera persona, basándose en los puntos de vista de Strike y Robin, esa extraña pareja improvisada que, sin embargo, hacen muy buen equipo.

Por un lado, Robin acaba de mudarse a Londres al prometerse con su novio y, mientras busca un trabajo fijo, acaba dando con la agencia de Strike, lo que supone cumplir un sueño de la infancia. Me gustó que Robin fuera una chica normal, pero también muy capaz. Es inteligente, tiene buenas ideas y no necesita a nadie para trabajar y, al mismo tiempo, también es femenina y está enamorada de su prometido. Porque, al menos de momento, no hay ni tensión sexual no resuelta entre ella y Strike, lo que también me resultó bastante novedoso.

Y, si Robin es un personaje luminoso (siempre tan positiva, tan alegre y entusiasta), Strike es algo más oscuro. Porque Strike está un poco bastante traumatizado. Que, vale, es un tópico como una casa. El detective que acarrea problemas, el personaje oscuro. No obstante, Strike se va desarrollando como algo más que un cliché: la pérdida de un pie en Afganistán no es precisamente lo más le pesa, sino su tortuoso pasado y, sobre todo, la tortuosa relación con su ex. Además, tiene tales problemas económicos que casi vive en la indigencia, aunque no por ello tira la toalla, es un personaje depresivo y está todo el día dando la lata con sus problemas.

No, Strike lucha y, aunque a veces no hace lo mejor para sí mismo, sí que intenta hacer lo correcto y se preocupa tanto por su trabajo como por su entorno. La verdad es que ha sido un personaje que me ha gustado mucho y la relación de amistad que se va fraguando con Robin también.

Junto a ellos, el resto de personajes merece mucho la pena. Sobre todo por cómo está planteada la novela: lees la opinión de cada personaje que tienen lo demás, pero, luego, cuando actúan por sí mismo, logras forjarte la tuya propia. Ninguno es un santo, ni tampoco un demonio, sino que son humanos con sus luces y sus sombras y te pueden caer mejor o peor, pero en general sólo son, eso, personas.

Luego está el asesino, pero eso es harina de otro costal.

En lo que respecta al misterio pues me pareció que está muy bien llevado. La historia combina la investigación con escenas más cotidianas sobre Strike o Robin, pero casi siempre hay pistas, aunque no por eso sabes qué está pasando, lo que te incita a que no dejes de leer. De hecho, El canto del cuco se lee rapidísimo y se disfruta mucho y eso que tiene sus buenas quinientas y pico páginas.

Yo sí que acerté la identidad, aunque hubo ciertos aspectos del cómo lo hizo que me sorprendieron mucho. No sé, me gustó mucho tanto el caso, como el tratamiento que le da J. K. Rowling como el desenlace.

El canto del cuco es una novela negra muy entretenida, con un ambiente muy original y personajes muy bien construidos. Pese a ser larga, se lee con rapidez, no aburre en ningún momento y engancha bastante. Así sí, Rowling, esto sí que es una novela para adultos en condiciones. Si sois de aquellos que Una vacante imprevista os decepcionó (sé bien lo que es eso ;P), dadle una oportunidad a El canto del cuco porque es una muy buena novela de misterio.

Además, ya se ha confirmado que va a haber una secuela, The silkwarm, y la sipnosis que se puede leer en la web de Robert Galbraith pinta muy, muy bien. ¡Qué ganas de leer de nuevo a Strike y Robin!

El próximo lunes literario estará dedicado a... Los héroes del Olimpo IV. La casa de Hades de Rick Riordan.

domingo, 23 de febrero de 2014

Maromo de la semana 164

Como es domingo, toca cambiar al Maromo de la semana y hoy os voy a poner a un muchacho que está buenorro perdido y que seguro que conoceis, porque el colega ha participado en mogollón de series sin ser nunca el prota. Y como a mí me mola mucho, pues va a ser el prota de esta sección. El tiarraco empotrable en cuestión es...

Ivan Sergei


Ivan nació el 7 de mayo de 1971 en Hawthorne, Nueva Jersey, donde llevó una vida de lo más normal; incluso fue quaterback en el instituto. Y como tiene una señora filmografía, pues vamos al lío.

Su debut fue en 1994 al participar en un episodio de Tocados por un ángel, que no tengo ni idea de qué serie es, aunque duró más de 200 episodios. Ahí es nada. Tras un par de tv-movie (Bionic ever after? y Si alguien lo hubiera sabido), Ivan apareció, primero, en un episodio de la serie Cybill y, después, en la película Mentes peligrosos, sí, la de Michelle Pfeiffer siendo profesora, esa.

Entonces, Ivan empezó a trabajar en muchísimas tv-movies (Secta de sangre, Los nuevos casos de Rockford: Los amigos juegan sucio, Matar a un ladrón, etc.), siendo ésta última la más importante. Y es que Matar a un ladrón se convirtió en serie de televisión, donde Ivan repitió su papel durante la única temporada que duró. Después, regresó al cine al aparecer en dos películas: Gunfighter's moon y Lo opuesto al sexo, protagonizada por Christina Ricci y Lisa Kudrow.


Así, llegamos a 1999 cuando Ivan consiguió un papel que le haría famoso: el protagonista de Jack y Jill. Ésta es la típica serie de la que lees muchas cosas, que todo el mundo parece haber visto, pero tú no. Sé que era una comedia que duró dos temporadas y que tiene un reparto muy guay, pues junto a Ivan estaban: Amanda Peet (que era Jack, la chica, vamos, que era la novia de Jill, el personaje de Ivan), Justin Kirk, Sarah Paulson... Mis padres me han chivado que ellos la veían en el plus y que les gustaba mucho. Ahí queda eso ;P

Estando en Jack y Jill, Ivan apareció en la película Playing Mona Lisa junto a Johnny Galecki o, como seguramente todos le conocemos, Leonard de The big bang theory. Una vez Jack y Jill fue cancelada y, tras la pelicula, The big day, Ivan trató de triunfar de nuevo en la televisión con la serie Wednesday 9:30, que duró unos ocho episodios. También apareció en la película Esto no es un atraco y en la tv-movie 10.5 Apocalipsis.

En el 2003, Ivan fichó por una serie asentada, conviertiéndose así en el doctor Peter Winslow en dos temporadas de Crossing Jordan. Si me leéis, sabéis que yo siento auténtico amor por Crossing Jordan, uno de los mejores procedimentales que he visto. Bueno, pues Peter era un amor. Entra en la segunda temporada como forense novato y era muy mono y tenía muy buena química con el resto del equipo, pero un buen día dejamos de verlo y se quedaron tan anchos. Sí que Nigel y Bug lo nombraban y, de vez en cuando, recordaban que estaba en otro turno, pero, jo, yo le echaba de menos. Es que el muchacho es taaaaan guapo :3


Tras un nuevo intento de protagonizar una serie que se fue al garete, Ivan obtuvo un papel recurrente en una serie muy, muy famosa: Embrujadas. Y es que Ivan era Henry Mitchell, el novio de Paige (ya era hora de que la pobre tuviera una relación en condiciones, por otra parte, que al pobre Kerr Smith se lo cargaron muy cutremente) y Henry era guay y pegaba mucho con ella y molaba mucho. Además, Ivan se pasaba la serie con camisetas ajustadas y chaquetas de cuero, por lo que no hay nada más que añadir. Arg.

Embrujadas terminó e Ivan apareció en la película Separados (no la veáis, es un coñazo), en varias tv-movies y en la miniserie Jack Hunter. Bueno, en realidad creo que son tres tv-movies que van juntas, pero, vamos, que no importa. La cuestión es que es una especie de Indiana Jones (hasta el póster es como el de Indy), lo que es bien, y encima la chica es Joanne Kelly, lo que también es bien. Y, vamos, que si os molan las películas de aventuras, recuperar tesoros y demás, pues os la recomiendo porque son bastante entretenidas.


Luego, Ivan estuvo haciendo papeles episódicos en series como Army wives, Almacén 13 (donde se reencontró con Joanne Kelly) y, también, varias tv-movies. Entonces, se centró sobre todo en el cine, participando en películas como: La donante, Inestable, Jewtopia y Vamps. Como veis, nada demasiado conocido, por lo que Ivan decidió volver a la televisión: varios episodios de El mentalista, donde era un policía que investigaba el caso de John, el rojo; CSI, El cuerpo del delito...

Y últimamente se está paseando por Twisted, donde es un antiguo amigo/amante de la madre de Danny. Y, oye, dados los últimos acontecimientos y mi falta de ships en esa serie, yo estoy deseando que se líen. Además, el personaje de Ivan es bastante misterioso y quiero saber qué ocurrió entre él y los padres de Danny. Así que, Ivan, espero que te quedes fijo en Twisted y poder verte todas las semanas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

En blanco y negro: Capítulo 30

La semana pasada apenas tuve tiempo y no pude subir el capítulo nuevo de En blanco y negro. Lo siento. Soy lo peor. Pero, bueno, aquí os traigo la nueva entrega, el capítulo titulado Revelación.

Tras todos los acontecimientos del fin de semana, una nueva arranca y con ella pasan muchas cosas: Tania regresa al internado, donde descubrirá algo con lo que no contaba; Deker debe ir al funeral de su tío y Tim tiene sus propios planes.



Espero que os haya gustado, sobre todo porque en este capítulo pasan muchas cosas. Y, ya sabéis, cualquier cosa que queráis decirme, pues me dejáis un comentario y yo tan contenta :3

En dos semanas, más.

Próximamente: Visitas insospechadas.

martes, 18 de febrero de 2014

Por fin Velvet

Ayer se estrenó al fin Velvet, la nueva producción de Bambú y Antena 3 que llevaba meses haciéndose de rogar. Había muchas ganas de verla con esos trailers, una buena parte del reparto, Wings de Birdy persiguiéndonos por la programación de Antena 3. Y, al fin, hemos podido disfrutar de ella.

¿Y qué me ha parecido?

Preciosa.

Si tuviera que describir Velvet en una única palabra sería preciosa. Desde el plano inicial, se crea una atmósfera mágica, como de ese Hollywood de la edad dorada con los edificios majestuosos, los vestidos y los peinados de los 60. Todo ello ayudado por una banda sonora que no puede ser más perfecta y que refleja tanto el ambiente (de nuevo, más propio de los sesenta americanos que los españoles, lo que le da bastante más glamour al asunto) como el carácter de la escena.


De hecho, la factura de Velvet es impecable. Hasta el último detalle está cuidado y ofrece imágenes de lo más impactantes: desde preciosidades como la ya famosa escena de Paula Echevarria corriendo con el vestido rojo hasta otras más duras, de esas que encogen el estómago, como cierta escena protagonizada por Tito Valverde.

Y el problema viene en que la factura está muy por encima de la historia.

Al menos, de la historia que nos han contado en este primer episodio, pues Velvet tiene mucho potencial, aunque de momento sólo ha plantado las semillas. En este primer episodio nos han contado una historia típica, cargadita de clichés, que tienen que desarrollar para que dejen de serlos; incluso el supuesto giro sorprendente, no era tal, pues estaba más que cantado que por hache o por be don Rafael la iba a palmar. Era la única manera de atar a Alberto a Madrid, a las galerías y a los problemas que harán de su relación con Ana un imposible.


En mi opinión, es muy arriesgado basar todo en una historia de amor, sobre todo si se trata de una serie y no de una película. En este caso, los guionistas lo han intentado y la jugada no les ha salido bien. Por más intención que hayan puesto, Ana y Alberto como pareja no son suficiente para ser el centro de la serie. No sé si son los personajes, los actores, los guionistas o un poco de todo, pero la cuestión es que no es la pareja que debería ser por más que quieran los guionistas. No hay química, no hay magia, no hay ese factor x que sí se ha dado en otras series. Por ejemplo, cuando empecé a ver La señora, la historia de Victoria y Ángel me conquistó desde el principio y tenía la fuerza suficiente para sostener la serie.

Alberto y Ana no la tienen. Y dado que el noventa por cierto del episodio han sido ellos dos, no ha terminado de gustarme tanto como pensaba que lo iba a hacer. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero dado que era del mismo equipo, diré que, a mí, me emocionó mucho más el piloto de Gran hotel.

De hecho, lo que más he disfrutado han sido las leves pinceladas al resto de personajes, que espero que desarrollen y que hagan de Velvet una serie coral. Porque los secundarios sí que funcionan como deberían, porque todo fluye mucho mejor, como si todos los elementos encajaran a la perfección, con esos juegos de poder entre mujeres (la madrastra, hermanastra y tía tienen pinta de dar muy buenos momentos), el día a día del taller con una jefa muy zorra, un jefe de dependientes respetable y adorable a partes iguales y los trabajadores: desde Luisa con el drama que se le avecina, hasta Pedro que me ha ganado con sus dos frases y sus sonrisas. Pero, sobre todo, Rita que me ha ganado desde el principio con su desparpajo, su bondad y sus ironías.


Es ahí donde se ve la gran serie que, espero, llegue a ser. La historia de amor imposible debería ser algo más secundario, algo como lo que fue la relación de Julio y Alicia en Gran hotel, en vez de ser lo más importante. Particularmente, me interesan mucho más la competencia entre Velvet y Oxford, los secretos que se intuyen alrededor de don Rafael, la pugna por el control de Velvet y las vidas de los trabajadores.

Además, Velvet cuenta con un reparto magnífico, donde todos han estado tan impecables como la factura de la serie, así que es otra razón más para esperar y desear que sea una serie más coral de lo que ha parecido en este primer episodio. Por cierto, estoy deseando que les den más cancha a Cecilia Freire (grandiosa ella allá donde va), Adrián Lastra, Marta Hazas y Javier Rey; éstos últimos muy desapercibidos por el momento.


Velvet me ha parecido una gran apuesta, algo distinto a lo que se suele hacer en España (pese a lo típico de la historia de chica pobre y chico rico se enamoran) lo que es muy de agradecer y también un producto un tanto arriesgado. Velvet podría caer en los infiernos telenoveleros, aunque no lo creo, pues, como ya he dicho, hay mucha materia prima y se nota tanto el buen gusto como el mimo que le han dedicado. Yo, por mi parte, estoy deseando que llegue el lunes que viene para saber qué será de las Galerías y su gente.

De momento, han conquistado las audiencias y yo me alegro mucho =D

PD: También vi el estreno de ByB, de boca en boca, la nueva serie de Telecinco y me pareció bastante entretenida y con otro reparto estupendo. Pero, bueno, de eso hablaré otro día ;P

PD2: Las fotos, evidentemente, están sacadas de Mi zona tv, donde podéis encontrar muchas más.

lunes, 17 de febrero de 2014

Sacrifice

Hace ya un tiempo leí Legacy y su continuación, Alera, novelas que me gustaron bastante y me moría de curiosidad por ver cómo iba a terminar la saga de Cayla Kluver. Por eso, cuando descubrí que, finalmente, Roca no iba a editar la tercera y última entrega, Sacrifice, me la cogí en inglés. Y no sé si ha sido mejor o peor, pues creo que es uno de los finales de saga que más me ha decepcionado.

Sacrifice arranca tras el final de Alera con Hytanica controlado por la Alta Sacerdotisa. Por un lado, Alera como gran preboste debe lidiar entre su pueblo y las nuevas formas de gobernar de Cokyria, mientras disfruta al fin de su relación con Narian. Por otro lado, Shaselle, la hija de Baeric, anhela venganza por el asesinato de su padre, al mismo tiempo que debe lidiar con los intentos de su madre de casarla. Además, Cannan y London tienen sus propios planes para liberar Hytanica del opresivo control de la Alta Sacerdotisa.

Vale, a ver, lo primero que debería decir es que Sacrifice es un libro entretenido que se lee con rapidez. En ese sentido, el libro cumple con lo mismo que las entregas anteriores. El problema es lo que pasa en el libro.

Porque Sacrifice es una puñetera tomadura de pelo.

Yo pensaba que Cayla Kluver tenía un plan, que no era tan obvia ni tan mala escritora. Bien, me equivocaba. Mucho. Sí, la señorita Kluver tiene buena pluma, pero ahí queda todo, puesto que desaprovecha por completo las posibilidades de su propia historia y o bien no se da cuenta de las cosas que no funcionan o bien es demasiado terca como para cambiarlas. Además, es que en este caso todo, absolutamente todo, lo que sucede en la novela es un WTF? tan grande como una catedral.

Hasta ahora Alera, otra cosa no, pero ante todo era un personaje luchador. Vale, era una niñata infantil que se pensaba más lista que nadie e incapaz de aceptar algo que no fueran adulaciones, pero tenía carácter, una forma de pensar y, pese a todo, intentaba hacer lo mejor para su pueblo. Pues en Sacrifice ni eso. Cayla Kluver ha convertido a Alera en la reina de las plastas, la cual únicamente tiene algo en mente: Narian. En serio, los puntos de vista de Alera se resumen en: Narian, Narian, Narian, qué feliz soy con Narian, Narian, Narian, Narian.

Porque, a ver, su pueblo está sufriendo, está sometido y es evidente, pero MUY evidente, que Cokyria sólo quiere humillarlos y dejarlos todavía más débiles. ¿A Alera le parece mal? No, ¿por qué? Si tiene a Narian. De hecho, es bastante penoso que acepte tan de buen grado todo lo que Cokyria pide, sin plantearse nada más. ¿Que Cokyria quiere quitarles todas las armas? Pues está bien, qué va a pensar que están dejando a su pueblo completamente indefenso. Hasta llega a traicionar a London, Cannan y su pueblo en general cuando impide una revolución porque, ojo, no quiere mentir a Narian.

¿En serio, Cayla? ¿En serio?

Lo malo de eso es que nos pasamos la mitad del libro con escenas romanticonas entre ambos, en los cuales Alera demuestra tener personalidad cero. El esquema es el mismo: los dos se enfrentan, pero ella acaba cediendo a las opiniones de Narian y se lían. Y, claro, cuando Narian es el peor personaje masculino de la historia pues... es que ni siquiera es romántico. Bueno, es que no hay por donde coger nada en realidad. Dios, qué tío tan penoso. No he visto a un héroe tan apático y que me la trajera tanto al pairo como Narian. Es tan random y tan mal personaje que ni siquiera voy a gastar más palabras en él, aunque me hubiera molado que hubiera muerto al final. Me caía fatal, ¿vale?

Y con todo eso, Alera acaba siendo un personaje tan penoso también que ya no tengo nada que salvar de ella. De hecho, sus puntos de vista eran tan repetitivos que agradecía los de Shaselle y eso que tampoco es una gran heroína. Pero, bueno, salva de seguir leyendo lo sumamente maravilloso que era Narian, así que se agradecían.

Porque, a ver, la pobre Shaselle es un desastre ambulante, cada vez que hace algo, la muchacha la caga de una manera u otra. Pero, bueno, al menos hace algo y no está limitada a babear por un personaje. Encima, era un gusto ver a Cannan y Steldor actuan como sus familiares.

Y es que, como siempre, son los secundarios los que merecen la pena.

Es muy triste que Cayla Kluver se haya pasado toda la novela con las desventuras de Shaselle y los capítulos propagandísticos sobre lo maravilloso que es Narian (Cayla, maja, con tanta reiteración no has conseguido convencerme, sólo que cogiera más manía a los pavisosos), en vez de aprovechar a los personajes secundarios que tenían una trama mucho más interesante y que trata de pasada: el plan maestro que libera a Hytanica al margen de la lerda de Alera. De hecho, yo creo que contaban con lo sumamente idiota que es la tía para llevarlo a cabo.

Yo es que, de hecho, no sé ni cómo la quiere el pueblo. Quiero decir, su labor más importante como gran preboste es preparar una feria. Hala, toda tema trascendental, ahí pan y circo a saco.

Ni que decir tiene que, para mí, Steldor debería reinar.

Cannan y Steldor son, de lejos, los mejores personajes de Sacrifice. Con London prácticamente desaparecido durante toda la novela, Galen en muy segundo plano apagando fuegos aquí y allá y la familia de Alera aceptando mágicamente a Narian, el responsable de la ocupación de Hytanica (de nuevo, todo tiene una lógica espantosa), pues eran los únicos que tenían un papel activo y de verdad. Pues los dos son los dos únicos que consiguen que Alera se replantee ciertas cosas y demuestran que se preocupan tanto por la gente de su alrededor como de Hytanica en general.

Que, por cierto, me toca mucho las narices los finales de ambos. Vamos, no me jodas, los mejores personajes de toda la saga (tan complejos, tan valerosos e inteligentes) son los que peor acaban: uno muerto y el otro sin una mísera churri, enamorado sin remedio y sin ser correspondido de la lerda de Alera, que no se lo merece. Pero para nada.

Porque Steldor sigue siendo un gran hombre, honorable y bueno, pese a que tenga carácter. Y me sigue haciendo gracia la doble moral de Alera: Steldor es un criminal egoísta (y demás sandeces que le suele dedicar) por mofarse de las normas de Cokyria, por sus pequeñas revoluciones que sirven para impedir que la moral de los suyos decaiga del todo, pero Narian es un santo mártir que mató a peña para evitar daños mayores. ¿En serio me lo tengo que tragar? ¿En serio?

Lo dicho, una tomadura de pelo.

Y como ya he dicho, uno de los finales de saga más decepcionantes que he leído nunca. No llega al nivel de ese truño titulado Panteón (el libro más aburrido de la historia), pero me parece hasta ridículo como Cayla Kluver desaprovecha tramas y personajes potentes para conseguir que su protagonista se convierta en uno de los personajes más ahostiables que te puedas encontrar.

El próximo lunes literario estará dedicado a... El canto del cuco de Robert Galbraith.

domingo, 16 de febrero de 2014

Maromo de la semana 163

Mañana empieza una nueva semana, lo que quiere decir que toca cambiar al maromo. Y como esta semana se ha anunciado que Bienvenidos al Lolita no tendrá segunda temporada, lo que es una pena (se ha convertido en una comedia muy divertida), pues voy a ahogar mis penas con fotos del maromo por excelencia del cabaret, el guapísimo...

Rodrigo Guirao



Rodrigo nació el 18 de enero de 1980 en Vicente López, Buenos Aires, Argentina y tiene dos hermanos. Antes de dedicarse por completo a ser actor, Rodrigo estuvo trabajando como electricista de un negocio de videojuegos, cadete, camarero y también como modelo. Mientras tanto, se estuvo formando como actor en el Centro cultural San Martín.

Debutó en el año 2002 en un par de episodios de Rebelde Way, aunque no fue hasta tres años después que empezó a trabajar en serio: un episodio de La niñera y participaciones en las series Paraíso Rock y 1/2 falta. Después, apareció en varios episodios de Amas de casa desesperadas y en el 2007 obtuvo un papel relevante en Patito feo, esa telenovela juvenil que fue todo un boom en Disney Channel. Tengo que preguntarle a mis primas, expertas en la materia, a ver a quién interpretaba Rodrigo.


Tras Patito feo, Rodrigo participó en sendos episodios de Son de fierro y Atracción x4, antes de fichar por la serie Botineras. Luego, en el 2010, empezó a trabajar en una serie italiana titulada Terra ribelle, donde estuvo hasta que ésta termino en el 2012. Como curiosidad, en Terra ribelle coincidió con Sabrina Garciarena, que fue una de las profesoras de FoQ (y de las más listas, que se acabó quedando con Vaquero :3). Y mientras rodaba Terra ribelle, también apareció en una tv-movie italiana titulada Violetta, nada que ver con la serie de Disney Channel.


Tras aparecer en la serie Mi amor, mi amor, Rodrigo fue elegido como el galán de la nueva apuesta de Antena 3 y Globomedia, Bienvenidos al Lolita. Ahí es Jota, el guapísimo barman (soy muy fan de su uniforme... arggg) que vuelve a loca a Greta y con la que tiene la típica historia de amor imposible porque es menor y tal. Bueno, pues Jota mola mucho. Vale, estaréis pensando que no soy objetiva y que esos ojitos me vuelven loca y demás. Vale, quizás, pero Jota mola y tiene escenas muy divertidas, sobre todo cuando lo juntan con Alfredo o Virgilio. Jolín, cómo voy a echar de menos la serie, en serio. No es la mejor serie del mundo, pero se le coge mucho cariño y me está molando mucho. Ainss.

viernes, 14 de febrero de 2014

Una de ships molones

Hoy es San Valentín, que me sirve de excusa para hablar de mis ships, de esas parejas televisivas que me molan lo indecible y, básicamente, me hacen sufrir como una perra. Si es que soy masoca y una cursi sentimental, porque yo soy de esas que nunca se quejará de que haya historias de amor en una serie; de hecho, si no las hay, las echo de menos.

Pero, bueno, aquí están mis diez parejas televisivas favoritas de series que se emiten en realidad. Ojo, os vais a encontrar de todo: algunas que son canon, otras que no compartiréis... Una, que es ecléctica, xDD. Pues vamos allá.

10. Jessica Day y Nick Miller en New girl


Ya os conté hace unas semanas que soy muy, muy fan de New girl y, en especial, de su protagonista masculino, el genial Nick Miller. Bueno, pues también lo soy de la pareja que forma con la prota, Jess para los amigos, porque son súper monos, divertidísimos y a veces un poco retorcidos. ¿Lo bueno? Que en la segunda temporada se lían, ¡sí, señores, en la segunda temporada! Y lo que llevamos de tercera están juntos y siguen siendo tan monos y divertidos y con la misma química que durante la etapa de tonteo.

Creo que ahora mismo son los únicos que me dan alegrías, así que tengo miedo. En serio, pánico nivel Nick gritando en Pepperwood. Por favor, por favor, señores guionistas, no me los estropeéis, que confío en vosotros.


9. Derek Hale y Stiles Stilinski en Teen wolf


Sí, yo veo el Sterek. De hecho, dada la poca consistencia que tiene Teen wolf en algunas cosas es que ni descarto que pueda ser real. Al fin y al cabo, ¿alguien tiene claro por qué Allison dejó a Scott? Porque yo no. Al igual que ni siquiera tengo claro qué planean los guionistas en el terreno putiferio (¿Lydia con Stiles? ¿Con el gemelo?), así que, oye, a lo mejor les da la venada algún día y nos hacen felices a las fans.

La cuestión es que Stiles y Derek tienen muy buena química, las veces que los juntan son la releche y los actores están muy metidos en el tema. Sí, me estoy quedando con las cosas buenas porque Jeff últimamente nos tiene a pan y agua con el temita. ¡Maldito seas, Jeff!


8. Ted Mosby y The mother en How I met your mother.

Es penoso que tenga que referirme a ella como The mother, ¿queréis darle un puñetero nombre, Bays y Carter, eh, eh? Bueno, la cuestión es que, poquito a poco, vamos conociendo a la madre y yo sólo puedo decir: ¡hostia puta como molas!


Porque la madre es una friki de la talla de Ted, pero también es La monez y toca en un grupo de música y se hizo amiga de Lily y convenció a Barney de que hiciera el The Robin (gran momento donde los haya) y ayudó a Marshall y Marvin. Vamos, que es la rehostia. Yo estoy deseando que Ted la conozca de una puñetera vez.

Al menos, hasta entonces tenemos un par de escenas juntos que son AMOR, como la proposición en el faro o la escena de la cama en el hotel. Además, me parece súper bonito el detalle de ella pidiéndole a su difunto novio permiso para enamorarse de verdad, la señal y luego la escena de la canción. Si es que no se puede ser más perfecta :3

7. Belle y Rumpelstiltskin en Once upon a time


Once se ha convertido una serie cuyos ships me vuelven un poco loca. Básicamente Emma me gusta tanto con Hook como con Neal, incluso me mola el Captain Charming (ay, tumblr, qué cosas más guays tienes). Pero, bueno, siempre me quedan Rumpel y Belle, que siguen protagonizando los mejores episodios de la serie. También me han hecho sufrir como nadie (ay, esa separación al final de Skin deep; ay, Lacey) y ahora estoy en una de esas fases... bueno, creo que la peor, más que nada por cómo se quedó todo y lo en el aire que estoy y sólo puedo hacer teorías y el wicked is coming no ayuda.

Así me quedé yo tras ver el último episodio... y así sigo por falta de nuevo. ¡Once vuelve ya!

Al menos, me siguen quedando los videos monos de Youtube y los fics. Encima, los spoilers sobre muertes no ayudan. Espero muy mucho que el true love triunfe (y que no toquen a Belle, sino me cargo a alguien). Oye, para algo es Once upon a time.

6. Felicity Smoak y Oliver Queen en Arrow


Bueno, con esta me tengo que armar de paciencia porque la cosa va para largo. La cuestión es que es increíble como, a veces, los personajes se van de las manos de los guionistas. En Arrow, Laurel (supuestamente el interés amoroso de Ollie) ha conseguido que nadie la soporte, mientras que Felicity se ha abierto un hueco en nuestros corazoncitos. Y en el de Ollie. Porque él estaba celoso cual perro de Barry y no ha tenido nada con ella para protegerla y, sí, yo me quedo con la interpretación romántica del asunto.

Tras lo que sucedió en el último episodio, me imagino que se aproxima drama, pero yo creo que, al final, el Ollicity vencerá. Yey. Estoy muy positiva hoy, xD.

5. Kensi Blythe y Marty Deeks en NCIS: Los Angeles


He de admitir que esta serie no la llevo al día, así que no sé el estado en el que están exactamente. En estos momentos estoy viendo la cuarta temporada y estos dos siguen con esa dinámica tan guay medio de flirteo, medio de colegio, medio de odio. Vale, serían tercios, pero suena peor. Perdonádmelo, anda. Total, que son muy divertidos, los actores tienen mucha química y como es un procedimental yo ya flipo con cualquier detalle tonto que tengan.

Que, por cierto, estos dos tienen escenas de lo más molonas, como cuando Deeks salva a Kensi de una explosión y acaban tirados en el suelo. Arg. ¡Deeks, cómo molas! Además, Deeks es taaaaan rematadamente mono. Kensi también mola, ¿eh? Pero Deeks es taaan guay con su perro, sus tontás y su sonrisa permanente. Ainss, qué hombre.


4. Caroline Forbes y Klaus Mikaelson en The vampire diaries/The Originals


Vale con estos hay un serio problema. Un problema geográfico. Y es que se empeñan en tener a Caroline en The vampire diaries cuando está clarísimo que ya no pinta nada en Mystic Falls, así que insisto: mandadla al spin-off YA y aprovechad esa química tan brutal que tienen Candice Accola y Joseph Morgan. Porque, encima, es que tanto el petardo de Tyler con una como la petarda de Cami con otro no les llegan a la altura de los tobillos.

Si no, que se fijen en ese pedazo de beso y posterior polvo que echaron en plena naturaleza. Es que ni Pocahontas con John Smith, colega, qué química, qué pasión. Como mola. Por cierto, qué alegría de que, al menos, podemos tener eso. Bueno, y el hecho de que, a diferencia de Tyler, Klaus renunció a su venganza por Caroline.

Por favor, por favor, Julie, llévate a Caroline a Nueva Orleans, todos ganaríamos. Si no quieres deshacerte de Cami, pues lárgala a Mystic Falls y que funde un club de personajes random junto a Matt, Tyler, April, Aaron y algún otro que ahora no recuerdo.

3. John Watson y Sherlock Holmes en Sherlock


O sea, yo tras la emisión de The last vow me niego a que alguien niegue que lo de estos es amor. Porque es amor del bueno. Es que, ¿quién iba a pensar que la incorporación de Mary iba a hacer que estos dos destilaran más amor? Pues, oye, que ha sido así. Si no, sólo hay que ver lo sumamente desinteresado que es Sherlock al salvar la vida de Mary porque es importante para John. Sherlock Holmes. Desinteresado. Sacrificándose por John. Lo dicho: amor del bueno, del verdadero, de ese que canta Giselle en pleno Central Park.


Y no hay más que hablar. Ea.

2. Annie Edison y Jeff Winger en Community


Ahora mismo he visto hasta el episodio veinte de la tercera temporada, me queda poco para ponerme al día. La cuestión es que estoy muy, pero que muy, obsesionada con este ship en estos momentos. Pensad que estoy en plan maratón y que me veo tres, cuatro episodios seguidos... quizás más. Depende de mi tiempo... o me ahorro horas de sueño... ¡Estoy enganchada, ¿vale?!

Bueno, que me enrollo. Aunque al principio está todo muy orientado a que Jeff y Britta tengan la típica tensión sexual no resuelta de las sitcoms, la cosa no funcionaba (hasta Abed lo dijo y lo que dice Abed va a misa) y para mí, al menos, eran sólo colegas y me gustaban así. Entonces, de pronto, llegó un episodio y Jeff y Annie tuvieron una escena muy tonta, pero muy mona. Después, llegó otro y tuvieron un beso de la hostia... que se repitió al final de temporada. Y ahí me ganaron. Además, en esta tercera temporada están venga a compartir miraditas, a tener tema en líneas temporales alternativas y, coña, yo me muero de amor. También tienen un número musical que, particularmente, encuentro perturbador, aunque demuestra que Jeff está loquito por Annie, jujuju.


Así que, ya sabéis, si algún día que no es fiesta ni nada veis fuegos artificiales, será porque Annie y Jeff se han liado de una puñetera vez. Sí, tres temporadas y ya uso esa expresión. Cuando llegue a la quinta, moriré de desesperación.

1. Castiel y Dean Winchester en Supernatural


Yo soy muy fiel a mí misma. Quiero decir, si le cojo tirria a alguien, uh, colega, prepárate que la seguiré teniendo para siempre, pero si me mola algo... pues lo mismo. Y el Destiel me ganó hace mucho tiempo, le fui fiel durante las horrendas sexta y séptima temporada y aún lo sigo siendo.

¿Qué han conocido tiempos mejores? Sep, el purgatorio, porque estos se daban amor en el purgatorio. Pero también los han conocido peores y han tenido escenas muy chulas esta temporada. Y yo tengo la teoría de que Gadreel estaba locamente enamorado de Dean y por eso mantenía a Castiel alejado de él. Eh, no me miréis a mí y echadle la culpa a 1) el comportamiento de Gadreel en general y 2) la interpretación de Jared Padalecki, que parecía más una maricona mala que otra cosa.

Llevamos dos episodios con un Dean muy machacado, un Sam que se está ganando que alguien lo mate entre terribles sufrimientos y Castiel desaparecido. Así que espero que los guionistas nos den más intereactuación ente Cas y Dean que, jo, Dean necesita a alguien que le entienda, quiera y apoye. Y ese es Cas, que lo ha demostrado mucho. Vamos, guionistas, que tampoco os estoy pidiendo mucho. Yo no os pido la lunaaa... Uy, perdón, que el aleatorio me ha puesto la canción y me he venido arriba.

Bueno, esos no son todos mis ships (he tenido que dejarme a Brennan y Booth, Becket y Castle y a las parejitas de Parks and recreation; también a Skye y Ward de Agents of Shield), pero es que, si no, esto se hace eterno... más eterno, en realidad.

Y vosotros, ¿qué estáis shippeando en este momento?

martes, 11 de febrero de 2014

Al encuentro de Mr. Banks, John Lee Hancock, 2014

Como ya os adelanté ayer, hoy traigo la crítica de una película y es que el sábado fuimos a ver Al encuentro de Mr. Banks (el horrible título que le han dado en España a Saving Mr. Banks, que me parece mucho más bonito, por no decir apropiado). Lo bueno de la película es que lo único que le critico es su traducción, porque la peli me gustó un montón.

¿Y de qué trata?

En 1961 Pamela Travers (Emma Thompson), la autora de la saga literaria protagonizada por Mary Poppins y los Banks, acaba viajando a Los Angeles para reunirse con Walt Disney (Tom Hanks), quien lleva veinte años intentando adaptar las novelas al cine, como les prometió a sus hijas. La señorita Travers no está nada convencida con la adaptación, pero necesita el dinero, así que, a su pesar, acaba trabajando con el guionista y los compositores en la adaptación.

Y mientras la señorita Travers va matando lentamente a disgustos al equipo de Disney al desechar absolutamente todas sus ideas, vamos viendo flashbacks ambientados en Australia que cuentan la infancia de la señorita Travers y de su especial relación con su padre (Colin Farrell).

La película, evidentemente, está basada en hechos reales. Sin embargo, dado que es una película Disney que cuenta con su mismísimo creador como personaje, me imagino que la historia ha sido dulcificada. De hecho, mientras buscaba información para escribir la reseña, me he topado con unos cuantos artículos que ponían a P. L. Travers fina, fina, filipina y he tenido que dejar de leer para no traumarme. Porque en la película todos, pero absolutamente todos, los personajes son muy adorables.

Porque en la cinta, la señorita Travers (como le gusta que le llamen, algo que Walt se pasa por el forro, ya que a él le gusta tratar a la gente con el nombre de pila) es una mujer traumatizada, gruñona, borde y brusca, pero al mismo tiempo es un amor y es muy sencillo cogerle cariño. De hecho, aunque tanto Emma Thompson como Tom Hanks encabezan el cartel, la promoción y demás, es la señorita Travers la absoluta protagonista de la historia.


Y es una muy buena protagonista. Más antiheroína que otra cosa, me ha gustado mucho cómo han sabido encontrar ternura y corazón en una mujer que, aparentemente, sólo es una inglesa estirada sin tacto alguno. Porque, aunque es comprensible que abogue por la máxima fidelidad a su novela, también da tanto coraje como risa como tira por la borda los intentos del equipo creativo de trabajar con ella. Un equipo que, por cierto, en general parece temerla como si los fuera a comer cual bruja sacada de un cuento. Así, se establece una dinámica muy interesante que consigue tanto divertir como emocionar; el máximo ejemplo de ello es la escena en la que guionista, compositores y secretaria escenifican el final de Mary Poppins (la película) con la canción que canta el señor Banks sobre volar cometas. Esa escena es perfección, en serio, tan divertida como bonita.

Eso sí, personalmente me pareció que no sacaron el suficiente provecho de la relación entre la señorita Travers y Walt Disney. Quizás no querían meterse en camisas de once varas con el personaje de Disney (al fin y al cabo, fue el creador de la empresa donde trabajan), pero éste último pasa un poco de puntillas por la película, siendo un sonriente hombre de negocios visiblemente más dispuesto a cooperar... aunque luego ignora todo lo que Travers ha dicho.

La cuestión es que siendo unos personajes bastante similares (creativos, con un pasado difícil y un fuerte carácter que hace que estén acostumbrados a que nadie les diga qué hacer), el enfrenamiento entre ellos es casi anecdótico, siendo el equipo creativo quien brega generalmente con Travers, cuando no debería ser así. Eso sí, Disney es un psicólogo estupendo que, no contento con no cobrar, le paga billetes de avión, hotel y un montón de peluches que yo querría para mí.


De hecho, si el personaje de Disney no pasa desapercibido en la película, arrollado por la chispeante complejidad de Travers, es por Tom Hanks que no sólo se parece a Disney, sino que está maravilloso. Emma Thompson, por su parte, está magnífica. Siempre me ha parecido una actriz fantástica (yo siempre recordaré esa escena de Love actually en la que se da cuenta de la infidelidad de su marido sin decir una sola palabra), pero como P. L. Travers se ha salido y, desde luego, el personaje no sería lo mismo sin ella.

El resto de actores, casi todos conocidos, también están muy a la altura, aunque yo me quedaré con Paul Giamatti, que interpreta a Ralph, el chofer de la señorita Travers en Los Angeles. Es que el chofer es tan rematadamente adorable y tiene unas escenas tan monas con Travers que es un gusto verlo.

Por otro lado, me gustaría destacar que Al encuentro de Mr. Banks es, principalmente, un homenaje.

El más claro, a Mary Poppins. Si has visto Mary Poppins, si la has disfrutado durante toda tu infancia, esta película te va a encantar por los detalles que tiene. Es muy divertido ver cómo la señorita Travers se queja de la elección de Dick Van Dyke (a mí eso me dolió en la patata porque jamás concebiré a Bert sin Dick. Encima, Dick mola, hombre ya) o de las canciones que los compositores están creando y que, al final, aparecerán en la película.


También es un homenaje al cine como herramienta de salvación. Podría parecer que el "salvando" del título es por Mary Poppins, basada en la tía de Travers, pero no es así, sino al cine. Pues, al final, es la propia película la que exorciza los demonios personales de Travers y logra encauzar su vida.

Por cierto, qué final tan bonito el de Al encuentro de Mr. Banks, a mí hasta se me saltaron las lágrimas. Y me gustó mucho, pero mucho, el detalle de que, en español, pusieron el doblaje original de la película de Mary Poppins y no re-doblaron las escenas. Me sé esa película tan de memoria que me habría explotado la cabeza de escuchar a Bert, a Mary y a los demás con otras voces.

9/10

PD: Y la señorita Travers dirá lo que quiera, pero para mí Bert y Mary son una señora pareja. Sin discusión. De hecho, me gusta pensar que tuvieron hijos y los enviaron a Hogwarts. El colmo de la perfección.

lunes, 10 de febrero de 2014

Deuda de espíritu

El año pasado por fin decidí darle una oportunidad a la saga Vampire academy, así que me leí las cuatro primeras partes (Vampire academy, Sangre azul, Bendecida por la sombra y Promesa de sangre) de un tirón y acabé encantada, como ya reseñé. Pues bien, yo he tenido suerte porque no tuve que esperar demasiado para poder leer la quinta, ya que Alfaguara se ha dignado en publicarla hace unas semanas. Y esa va a ser la reseña de hoy.

Para los que no hayáis leído la saga, os diré de nuevo que es muy recomendable y que no dejéis que, el hecho de que sea sobre vampiros, os eche para atrás: no es Crepúsculo, sino algo completamente diferente. Para los demás, que tengáis cuidado porque va a haber spoilers.

En Deuda de espíritu nos reencontramos con Rose de nuevo en la academia St. Vladimir, tras todas las peripecias que pasó en Rusia siguiendo la pista de Dimitri. Sin embargo, la apacible rutina que se ha adueñado de su vida junto a Lissa y Adrian toca a su fin cuando, primero, debe pasar el examen para convertirse en guardián y, después, trasladarse con Lissa a la corte tras que se acabe el año escolar. Rose no sabe qué será de su futuro, ni si Lissa y Christian harán las paces, pero sí que sabe dónde encontrar las pistas que le lleven a salvar a Dimitri: en una prisión de máxima seguridad, exactamente en la celda de Victor Dashkov... y Rose hará lo que sea por conseguir esa información, hasta intentar liberar a Victor.

Con ese punto de partida, Richelle Mead nos ofrece una nueva entrega de la saga. A diferencia de la cuarta parte, esta quinta empieza un tanto pausada con el examen de Rose, su nueva situación (sin saber si será la guardiana de Lissa y saliendo con Adrian) y como intenta pasar página, pese a aferrarse a la esperanza de poder curar a Dimitri. No obstante, no tarda en pisar el acelerador y, entonces, la novela adopta un nivel frenético donde no dejan de pasar cosas, de darse giros y de encarrilarse hacia un final de infarto.

Si ya me habían gustado las novelas anteriores, esta lo ha hecho todavía más. Me ha parecido la más completa hasta el momento y me ha sorprendido bastante.

En primer lugar, no esperaba que la recuperación de Dimitri fuera a tener lugar en Deuda de espíritu. No obstante, Richelle Mead no se anda con rodeos y desde la mitad del libro, ya tenemos a Dimitri de vuelta. Que todo no se arregla en ese momento, claro que no, pero algo es algo. Y, aunque a mí me tocaba las narices su actitud, sí que la encontré bastante comprensible: al fin y al cabo, en su versión de strigoi, Dimitri torturó a Rose y la vejó, mientras que a Lissa no le hizo nada malo y, encima, ella fue la que le salvó. Pero, vamos, que me estresé tanto como si fuera la propia Rose porque, arg, con todo lo que ella ha hecho.

Por otro lado, también me sorprendió el giro de los acontecimientos y la nueva trama que, poco a poco, Richelle Mead ha ido preparando: la política de los moroi, los problemas entre ellos y las escenas de Tatiana tenían un sentido y todo confluye al final de esta parte, creando una nueva situación. Si hasta ahora todo radicaba en que algún ser querido de Rose estaba en peligro y ella debía salvarlo, ahora es la propia Rose la que se encuentra en serios problemas.

Lo peor es que fue la típica situación que, a medida que leía, iba pensando que iba a pasar eso y, al final, pasó y no podía dejar de pensar "no, no, no, no" y "cómo mola" al mismo tiempo. Bipolar que es una.

Y es que, una vez más, el encanto de esta saga reside en su gran protagonista. Rose Hathaway es una de mis protagonistas preferidas: fuerte, decidida, práctica, divertida, sarcástica, buena gente... Es muy fácil empatizar con Rose, ver todo desde su punto de vista e incluso compartir éste último. Porque Rose no es una pavisosa, ni una mojigata, ni una idiota, sino que hace lo que debe de hacer para salvar el día... y encima eso siempre le trae problemas. Deuda de espíritu no sólo no ha sido la excepción, sino que ha tenido que lidiar con más problemas que antes: el futuro incierto, el castigo, Dimitri ignorándola mientras adora a Lissa, el triángulo amoroso...

Porque ahora sí que sí hay triángulo amoroso. Y es que, dando por perdido a Dimitri, Rose ha cumplido con su palabra y le ha dado una oportunidad a Adrian. El problema es cuando Rose consigue que Dimitri regrese, ya que es una situación atípica para los tres involucrados. Personalmente, me ha gustado que el triángulo esté planteado de tal manera que se entienden los comportamientos de los implicados y no se les odia.

Eso sí, en cuestión de personajes, Adrian ha ganado por goleada a Dimitri en esta parte. En Deuda de espíritu ha habido muchas escenas tanto de Adrian como de Christian, que son mis dos personajes favoritos, y que, encima, han estado sembrados. Adrian es un amor de hombre, en serio, tan comprensivo, pero con carácter y las cosas muy claras. Sus escenas con Rose son muy monas, ya que él lo es. Por su parte, Christian ha estado muy bien tanto de amigo de Rose, como con Lissa y como personaje independiente.

En el lado negativo estarían Lissa y, en menor medida, Dimitri. Como ya he dicho antes, la posición de Dimitri es entendible: se siente avergonzado tras lo que hizo, no cree que deba ganarse el perdón de Rose, ni que la merezca, por lo que se esfuerza en mantenerla apartada. El problema es que es la típica situación que a ti, como lectora que es súper fan de Rose, te deja en plan: arggg, ¿en serio ahora me vienes con esas? ¡Qué te ha traído de vuelta porque te quiere, frunje con ella y sé feliz, hostias!

Por su parte, a Lissa le ocurre lo mismo que en otros libros, pero, en mi opinión, más acentuado: es demasiado perfecta. Todos quieren a Lissa, todos la prefieren, Lissa está por encima del bien y del mal, ella siempre tiene razón... y Rose siempre se come su mierda. A mí es que me parece muy, pero que muy, injusto que Rose tenga que acarrear con la oscuridad que conlleva el espíritu. Encima, ahora Dimitri adora a Lissa y no puede ver a Rose, por lo que es como si Lissa le quitara lo único que era sólo de Rose. Quizás es una tontería, pero yo tuve esa sensación al leer la novela.

Y como ya hablé maravillas de lo bien que escribe Richelle Mead, ya sólo me queda decir que el cambio de portadas me parece horrible. Pero feísimo, con lo que me gustaban las originales. Y también que estoy deseando leer la última parte, Last sacrifice, que espero que publiquen pronto en España. Por favor, por favor, que la publiquen pronto.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Sacrifice (tercera parte de Legacy) de Cayla Kluver.

PD: Y mañana una de cine con la crítica de Al encuentro de Mr. Banks, la cual vi el sábado y me gustó mucho. Por cierto, llevo una semana venga a escuchar maravillas de El lobo de Wall Street, así que a ver si engaño a alguien para ir al cine.

domingo, 9 de febrero de 2014

Maromo de la semana 162

Tras unos cuantos domingos ausentes, hoy por fin voy a poner a un Maromo de la semana nuevo. Así que toda decirle adiós al guapísimo Charles Michael Davis y darle la bienvenida a un chico que es muuuuuy guapo y, evidentemente, muy empotrable también. Ese chico se llama...

Brett Dalton



Brett nació el 7 de enero de 1983 en San Jose, California. Cuando Brett iba al instituto, se enteró de que iba a representar una versión de Alguien voló sobre el nido del cuco y decidió hacer las pruebas. La experiencia le gustó tanto que decidió que se convertiría en actor profesional. Así, tras graduarse en Bekerley, en 2011 fue a Yale para estudiar un máster llamado Master of fine arts, que engloba varias disciplinas: actuar, bailar, escribir, diseño gráfico, etc.


Antes de terminar de estudiar, Brett ya había hecho sus pinitos en el mundo audiovisual: en el año 2007 debutó profesionalmente con la tv-movie Nurse, protagonizada por Eliza Dushku. Después, intervino en episodios sueltas de las series Familia de policías (Blue bloods en versión original) y Army wives. Además, en el año 2013 participó en la tv-movie Matar a Lincoln y en la película Besides still water.


A finales de 2013, además, fichó por una de las grandes apuestas de la cadena ABC: Marvel's agents of Shield que, bueno, no ha sido el éxito que esperaban, pero es una serie a la que le ha pesado lo flojo que fue su primer tramo. A mí lleva unos cuantos episodios que me está gustando mucho y, aunque Ward (que es el personaje de Brett) no es mi personaje favorito precisamente, el chico es una monada. Además, dado lo mucho que han mejorado la serie, espero que tanto Ward como Fizt me acaben molando tanto como las chicas. Porque, sí, Agents of Shield es la serie donde las tres chicas son mucho mejores que ellos y las que te encantan.

jueves, 6 de febrero de 2014

El infierno de Stiles

Teen wolf se ha convertido en esa serie que, tras un nuevo episodio, me deja tal que así:


Básicamente Teen wolf es una de mis series favoritas de las que estoy siguiendo ahora mismo (vale, gracias a los parones estoy bajo mínimo, pero aunque estuviera on fire, lo sería igualmente): estoy deseando ver el episodio, los cuarenta minutos se me pasan volando, lo disfruto un montón...

Pero. Porque, sí, venía uno de esos.

Pero no tengo ni repajolera idea de lo que está pasando en Beacon Hills en estos momentos, es como que tras ver el episodio te dejan en un estado de maravillosa confusión en la que estás a punto de atacarte a ti misma como si fuera un Pokemon.

Y no, no es por la cantidad de maromos por metro cuadrado que hay por Beacon Hills (ciudad donde hasta la generación paterna está para empotrarla... en general, que también está el entrenador, por poner un ejemplo). Y no, no se debe a Daniel Sharman en traje.

Isaac: ¿Perdona, nena?
(En mi mente, Isaac-más-sexy-que-nunca habla así, xDD)

Bueno, quizás un poco.

La cuestión es que, entre esa locura de trama de terror japonés, los responsables de la serie han hecho algo que yo aprecio muy mucho: propósito de enmienda. Si algo le critiqué a la primera mitad de la temporada era que los personajes se movían más por inercia que otra cosa y que muchas de sus acciones apenas tenían sentido, sobre todo dentro de la dinámica de grupo: la separación de Allison del grupo, Lydia con el gemelo, etc.

Pues bien, en lo que llevamos de temporada, han profundizado en el colegueo y se ve un grupo unido que, por fin, comentan entre todos lo que está sucediendo e intentan buscar soluciones a lo que ocurre como grupo. También las relaciones con los padres están dando muy buenos momentos (la escena de "¡¿Another werewolf?!" de Argent es genial) e, incluso, cuando se relacionan entre ellos. Siendo el señor Stilinski un amor, poner al señor McCall de federal idiota y rival ha sido una forma muy eficaz de establecerle en el mundo sobrenatural y en posición de héroe, lo que mola.

Además, han intentado profundizar en los personajes como individuos, lo que ha dado una "trama" muy interesante. Durante los primeros episodios tanto Allison como Scott y Stiles debieron afrontar las consecuencias de haber estado muertos y haber vuelto: las escenas de Stiles no podían ser más agobiantes con ese terror psicológico (el no saber si está despierto o no, la dixelia, el sentirse apartado...), las de Allison daban muy mal rollo y Scott estaba en una situación completamente nueva.


Sin embargo, hace unas semanas que no han vuelto a tratar el tema. Y yo ya no sé si es premeditado o si, sencillamente, se les ha ido la olla. Porque, ojo, es lo malo que tiene Teen wolf: eso de olvidar cosas que han dejado de interesarles está a la orden del día. La temporada anterior terminó con Peter en plan "soy el genio malvado de la serie, muajaja", también Allison veía a su madre muerta o Cora Hale salió de la nada para desaparecer tan bruscamente como apareció. Son todo cosas que han quedado en el aire y que no parece que vayan a recuperar.

Pero, bueno, se les perdona porque, al fin y al cabo, siempre es una serie entretenida y siempre está intentando innovar, algo que yo aprecio mucho. Cada temporada ha tenido su propio misterio y han ido explorando la mitología, basándose en criaturas bastante novedosas. Quiero decir, en general con vampiros, hombres lobo, fantasmas y demonios las series sobrenaturales lo tienen todo cubierto, pero en Teen wolf tenemos kanimas, druidas y ahora han tirado por la vertiente oriental, lo que mola mucho.

De momento, en el último episodio emitido, Silverfinger, nos han explicado qué son los monstruos nuevos y qué es Kira, una kitsune. Más interesante ha sido saber qué eran los monsturos, Oni, y que están buscando a aquel que no es él mismo, que está poseído.


Y es aquí donde va a haber spoilers, porque necesito comentar con urgencia el giro que han dado los guionistas.

Desde el principio de esta temporada hemos estado sufriendo con Stiles, seguramente el personaje más querido y el que siempre ofrecía luz a la serie al ser el alivio cómico. Stiles lleva torturado los cinco episodios, sufriendo todo tipo de perrerías psicológicas: dixlesia, insonmio, pesadillas, visiones y episodios que no podía explicar. Pero eso ha resultado ser sólo el principio porque, oh, vamos a sufrir con Stiles, vamos a sufrir lo que no está escrito y no es un Jackson cualquiera que, bue, sino que es Stiles. Yo no sé por qué temer más: si por ese "mata kitsune oscuro, aunque sea tu propia hija" o por el "deceased" que ha leído la señora McCall en el expediente de la difunta señora Stilinski.

Stiles siempre ha sido el corazón de la serie, el que ofrecía calidez y cohesión al grupo, el que siempre ha estado allí para los demás. También es considerablemente el más listo. Así que va a ser interesante verlo en la posición que lo han dejado. Al igual que lo van a ser las repercusiones en el grupo, pues el enemigo a batir va a ser uno de ellos y en el momento en el que están más unidos. Crueldad en estado puro.



Además, Dylan O'Brien es un muy buen actor y está siendo un placer verlo en otro registro completamente diferente.

Sí, soy masoca, qué le vamos a hacer, xD.

Los guionistas, además, han tenido otros cuantos aciertos por otros frentes:

Por un lado, increíblemente (al menos para mí) me está gustando la historia de Allison e Isaac, pues los personajes tiene química y la están sabiendo llevar muy bien. De hecho, ha dado grandes escenas como Isaac hablando con Scott o la pillada de Argent. A decir verdad, esta Allison me está gustando mucho: es mejor personaje cuando no la limitan a ser la chica de la función y siempre ha funcionado como heroína de acción.

Por otro, están aprovechando a los gemelos. Sigo sin aprenderme sus nombres, soy un desastre, pero la cuestión es que funcionan como miembros del grupo, con sentido del humor (la escena cuando hablan de volver al instituto estuvo muy bien), que en plan malos, malísimos.

También ha sido un acierto introducir el personaje de Kira (con la que se simpatiza desde el principio, con su padre ridiculizándola sin querer) y su dinámica con Scott. No son Klaus y Caroline, por poner un ejemplo de química brutalísima, pero están teniendo una historia bastante mona, lo que, para ser Scott, es todo un hito. Si es que el pobre muchacho es un soso. Se le quiere, pero es un soso.


Y, por desgracia, los que están un poco colgados son los Hale. De hecho, salvo el ritual para contactar con la difunta señora Hale, apenas han tenido trama. Y no ha sido hasta este episodio en el que Derek se ha relacionado con los demás y por decir algo, porque únicamente ha acudido a ayudar a Scott tras que se reencontraran en el anterior.

Jolín, yo quiero ver al tío Peter.

¡Y quiero Sterek!

También quiero que nos expliquen por qué estaban secuestrados, ya puestos. Y que Derek esté más integrado en el grupo.

Ya puestos a pedir, algo que, en mi opinión, tienen pendiente es indagar en Lydia. Sabemos que es una banshee, también que está empezando a desarrollar sus poderes e incluso ha ayudado a salvar a Kira, pero me gustaría saber más sobre las banshees, la familia de Lydia y demás.

Y a vosotros, ¿qué os está pareciendo la nueva temporada?