lunes, 14 de julio de 2014

Los adivinos

Hoy os traigo la reseña de una novela que, desde que supe de ella, sabía que me iba a encantar porque, básicamente, era la mezcla perfecta: fantasmas, jóvenes con poderes, una serie de asesinatos rituales y la Nueva York de los felices años 20. Estoy hablando de Los adivinos de Libba Bray que en España ha publicado la editorial Molino.

Y por si ese primer párrafo no os ha convencido de ir corriendo a leer Los adivinos, cosa que me parecería rara porque la mezcla es lo más, espero conseguirlo con la reseña:

Evie O'Neill vive en un aburrido pueblo natal donde no sólo no pasa nada, sino donde nunca podrá conseguir lo que más desea: ser excepcionalmente conocida. Evie, además, tiene un secreto: cuando toca una pertenencia de una persona, puede descubrir los secretos de ésta última. Una noche, en una fiesta habiendo bebido de más, Evie revela un secreto de uno de los jóvenes más ricos y poderosos de su pueblo, por lo que sus padres, para evitar un escándalo, deciden enviar a Evie junto a su tío Will.

Eso sería un problema... salvo por el hecho de que Will vive en la interesante Nueva York y, de hecho, comparte edificio con la mejor amiga de Evie, Mabel. Evie cree que su vida va a ser fabulosa a partir de ese momento, aunque no va a ser tan sencillo. Pues un misterioso asesino ha comenzado a matar en Nueva York y su modus operandi es tan extraño que la policía recurre a Will, experto en fantasmas y lo paranormal, para que les ayude y Evie acaba embarcada en la caza del asesino.

En realidad, la trama de Los adivinos es más compleja que eso, pues Evie es la protagonista, pero no es el único personaje. De hecho, es una novela bastante coral y, poco a poco, vamos conociendo la historia y la situación de muchos personajes diferentes. Las vidas de unos y otros se van entrecruzando, aunque no llegan a juntarse todos en un mismo momento y, de hecho, en muchos casos se siembra la trama a largo plazo que Libba Bray irá desarrollando en las próximas entregas. Sin embargo, en esta en concreto también hay una trama auto-conclusiva y es la del asesino en serie que mata para completar un extraño ritual.

Todas esas tramas, todos esos personajes tan dispares, encajan perfectamente en la novela, haciendo que no sobre ni una mísera hoja y eso que son unas 600. De hecho, es curioso que siendo una historia que le da importancia al día a día, a las vidas de los personajes y lo que piensan, sea tan terriblemente entretenida. Los adivinos tiene acción, pero también pasajes de ritmo más pausado donde se desarrollan relaciones entre personajes, se explora la personalidad de estos y se van lanzando pequeñas pistas sobre ese mal, esa amenaza que, desde el primer momento, se nota que se acerca. Hay mucha conversación, muchas fiestas y escenas en las que los personajes siguen con sus vidas más allá de extrañas pesadillas, asesinos y demás.

Porque Libba Bray hace un trabajo fantástico en lo que a ambientación se refiere. Se refleja muy bien el Nueva York de esa época, las costumbres, los distintos tipos de gente y ese romanticismo que tenían los años 20: los clubes clandestinos, las fiestas, las flappers, las revistas... Cada una de las páginas de Los adivinos te transporta a aquel mundo tan alegre y tan poco retratado. Al menos, yo no había leído una novela ambientada en esa época y eso que es una de mis favoritas, por lo que Los adivinos me ha parecido muy original.

Libba Bray no sólo crea un escenario creíble y muy bien documentado, sino que sabe crear atmósfera. Ya lo he dicho antes: desde el prólogo se nota que una seria amenaza ronda a los protagonistas, que es la tormenta antes de otra tormenta peor. No sólo eso, sino que la pluma de Libba Bray se adapta perfectamente a cada tipo de escena: desde las más rutinarias o distendidas a otras que dan auténtico mal rollo. Pues era aparecer Johnny el Travieso (el fantasma causante de los asesinos) de una forma u otra y la novela se volvía algo oscuro y macabro.

Es curioso porque, desde el primer capítulo, tú conoces la identidad del asesino (Johnny el Travieso), pero aún así la autora consigue que te interese la investigación que llevan a cabo los personajes y logra sorprender tanto como inquietar. La verdad es que Libba Bray lleva muy bien esa historia, está muy conseguida y tiene un final estupendo, en el que no voy a entrar para no spoilear.

En general, lleva todas muy bien, aunque no todas lograron convencerme por igual. Como ya he señalado, Los adivinos es una novela muy, muy coral y todos los personajes están muy bien construidos a lo largo de la historia. Pero, claro, luego entra el gusto personal y hay algunos que no me interesaron tanto como los demás.

En esta primera entrega la clara protagonista es Evie y, hala, qué protagonista. Me encantó. No es una heroína al uso y ahí radica su encanto. Evie es una flapper en cuerpo y alma: es coqueta, divertida, amante de las fiestas y de la bebida. Pero es mucho más. Me gustó mucho como, poco a poco, Evie se va revelando como algo más que la chica superficial que sólo quiere divertirse. Evie no tiene pelos en la lengua, ni se achanta ante nada y es una chica que tiene muchísima iniciativa. Muchas veces, Evie funciona como motor porque no se queda parada a verlas venir, sino que ella encara las situaciones, intentando obtener el mejor resultado. También es alguien que se preocupa por los demás, pese a que tenga un punto egoísta que la hace muy humana; es valiente, decidida y no necesita que nadie la salve.

Evie sería mi gran favorita de no ser por Sam Lloyd, con quien comparte el puesto. Sam es otro Adivino (que tiene poderes, vamos), que tiene la capacidad de repeler la atención de la gente: cuando él lo desea, nadie le presta atención. Sam, también, es un golfo que se cruza en el camino de Evie en cuanto ella llega a Nueva York y, desde el principio, saltan chispas porque él también tiene carácter, es divertido, encantador y un jeta que también tiene su corazoncito.

Por cierto, ni que decir tiene que soy pro Evie/Sam forever and ever. La verdad es que Los adivinos no se centra mucho en la trama romántica, dando unas leves pinceladas y regalándonos un divertido tira y afloja entre Evie y Sam que, de momento, no ha ido a más. Se adivina un triángulo amoroso, aunque la autora no le ha dado cancha, al menos en esta primera parte.

En cuanto al resto de personajes, pues hay de todo. La galería es muy amplia y, al final, todos (o casi todos) acaban teniendo algún secreto... que a veces conocemos y a veces no. Entre todos ellos, yo destacaría a Will porque me pareció muy interesante y creo que nos va a sorprender en el futuro y me encantaría saber qué ocurrió con su prometida; a Henry, caminante de sueños y pianista homosexual, que es dulce y sensato y siempre está cuidando de todos; y a Zeta, cuya historia me sorprendió tanto como su personalidad, pues al principio parecía la típica estrella de revista con la fama subida a la cabeza.

Sus puntos de vista me gustaron casi tanto como los de Evie y Sam. La verdad es que, en general, el único que no me convenció fue Memphis. No sé por qué, pero su parte siempre se me hacía más pesada y me interesaba menos.

Como veis, Los adivinos me entusiasmó cuando lo leí. Lo devoré enseguida, pese a que es un señor tochón. Encima, la edición de Molino me gustó muchísimo con esta portada y los tonos azules y plateados, me pareció muy acorde con la historia. Además, la historia central queda cerrada, siendo las secundarias las que más se quedaban en el aire: ¿qué se aproxima? ¿Quién o qué es fulanito? ¿Cuál será el poder de menganito?

No obstante, estoy deseando que salga su continuación, Lair of dreams, que no ha sido publicada ni en inglés. A esperar que toca.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Y por eso rompimos de Daniel Handler.

2 comentarios:

  1. La verdad es que no me llama mucho la historia, pero esa portada ha nacido para ser ídola.

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    1. La portada mola mucho ^^ La historia es muy para aquellos que les gusta la fantasía, lo sobrenatural y demás.

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