lunes, 22 de septiembre de 2014

La caverna de las ideas

Me habían recomendado La caverna de las ideas de José Carlos Somoza muchísimo, así que tenía mucha curiosidad por leerlo y, encima, tuve la suerte de que me lo prestaron. Total, que me lo leí sin saber demasiada idea de qué iba y me sorprendió mucho, sobre todo su curioso argumento.

Un efebo aparece muerto, en apariencia atacado por los lobos, y su tutor en la Academia, Diágoras, contrata a un conocido Descifrador de enigmas, Heracles Pontor, para averiguar por qué ha muerto. Éste, por su parte, descubre algo en el caso que le llama la atención y decide aceptar la investigación, que se va complicando a medida que más efebos aparecen muertos.

Ese es el argumento de La caverna de las ideas, un texto de autor desconocido que un traductor va traduciendo y comentando con pies de página, pues cree que la obra está escrita siguiendo una figura literaria llamada eidesis. Al traductor le choca la forma en la que el traductor anterior ha tratado el manuscrito, por lo que decide investigarlo y descubre que ha muerto... devorado por lobos.

La novela se divide en dos historias: por un lado, la novela griega que cuenta las pesquisas de Heracles Pontor y, por otro, la del traductor, siendo la primera la que predomina.

La verdad es que La caverna de las ideas es una novela un tanto densa. Engancha y se lee con facilidad, pero lleva su tiempo, sobre todo porque José Carlos Somoza consigue muy bien imitar el estilo de novela antigua, con el plus de que es mucho más entretenida y asequible de leer. De hecho, como ya he dicho, se lee con facilidad y no se hace ni pesada, ni pedante, lo que, en mi opinión, es todo un logro por parte del autor.

Al igual que lo es el que se haya inventado una figura literaria y que la haya integrado tan bien en la obra que parece auténtica. A decir verdad, hasta la busqué en Google porque no tenía ni idea de si era verdad o no.

No había leído nada de José Carlos Somoza antes, pero con esta novela me ha parecido todo un autor. En serio, de esos de hacer alabanzas a su paso. Porque lo que consigue con los distintos estilos que plasma es impresionante, adaptándose a cada historia como si fuera más de un autor. Chapeau por él, sobre todo porque la estupenda narrativa está a la altura de la historia.

Porque la historia no sólo es original, sino que es compleja, está muy bien hilada y tiene unos giros que hacen que sea muy difícil dejar de leer. Tanto el misterio de los efebos, como lo que le va sucediendo al traductor a medida que traduce la obra, están muy bien llevados y mantienen la tensión y el interés durante toda la obra. En muchas ocasiones, los giros no sólo te dejan con la boca abierta, sino que acabas diciendo "WTF?", pero al final todo tiene sentido.

No voy a entrar en spoilers, porque no soy tan mala persona, así que únicamente voy a decir que el final es perfecto. Grandioso.

Al igual que me gustó mucho el tipo de investigación que llevan a cabo los personajes de La caverna de las ideas, ya que es un homenaje a las novelas de detectives de toda la vida (¿o acaso no os recuerda a alguien el nombre Heracles Pontor?), pero con ese toque especial de la antigua Grecia, que lo hace mucho más original.

La caverna de las ideas es una novela maravillosamente bien escrita, inteligente e interesante, que te mantiene enganchada desde el principio hasta el final. Una lectura muy recomendable.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Amy y Roger, 5.000 kilómetros para enamorarse de Morgan Matson.

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