martes, 19 de marzo de 2013

La conjura de los necios

Siempre había oído hablar de La conjura de los necios de John Kennedy Toole, así que, cuando me terminé Las ventajas de ser un marginado, y lo encontré por casa, pues lo agarré por banda y me lo leí. Y hoy os traigo por fin la reseña.

Ignatus J. Reilly es un hombre de unos treinta años que vive con su madre y que está obsesionado con la mentalidad medieval, la cual tiene idealizada. Por eso, la sociedad que le rodea, ambientada en la Nueva Orleans de los años sesenta, le parece horrible y no deja de rellenar cuadernos con su visión del mundo y cómo debería ser según él. Sin embargo, su apacible vida cambia cuando su madre tiene un pequeño accidente de coche, lo que provoca que deba pagar una buena cantidad de dinero, que no tienen, por lo que Ignatus debe empezar a trabajar.

La novela nos relata las continuas aventuras (o más bien desventuras) de Ignatus, personaje único donde los haya, en el mundo profesional. Además, también nos cuenta las vivencias de un variopinto grupo de personajes que pueblan las calles de la Nueva Orleans de Ignatus. La pluma de John Kennedy Toole es muy irónica, por lo que logra arrancar varias carcajadas no sólo por las situaciones que crea, sino por su prosa.

La verdad es que resulta un libro muy entretenido. Me lo he leído con una facilidad pasmosa y me ha agradado, aunque no me ha llegado a enganchar como otros. Además, particularmente lo he encontrado muy original, lo que es otro punto a su favor.

Pero si hay que señalar algo de La conjura de los necios es a su protagonista. Sí, yo le cogí cariño a la señora Reilly, a Mancuso, a Jones y demás, pero es que Ignatus J. Reilly es un gran personaje. Ignatus es caprichoso, egocéntrico, pedante, se cree por encima del bien y del mal, odia todo y a todos y se rige por la diosa Fortuna, a la que culpa tanto de sus desgracias como de sus victorias. Ignatus es directamente para pegarle un par de leches a ver si le espabilan, pero, aún así, logra interesar, caer bien e incluso que le aprecies.

Aunque la novela está escrita en tercera persona, hay mucho fragmentos escritos por el puño y letra de Ignatus, que anota sus vivencias en sus cuadernos, y no tienen desperdicio. Además del increíble trabajo del autor, que cambia completamente de estilo, sirve para contar hechos importantes sin entrar en demasiados detalles y agilizar la novela.

Eso sí, si los diarios de Ignatus no tienen pérdida, las cartas que se intercambia con su ex novia, Myrna, son todavía mejor. Nunca en mi vida había leído una relación tan particular como las de estos dos, que aunque se fascinan mutuamente y, a su manera, se preocupan y se interesan por el otro, no dejan de lanzarse pullas, discutir u ofenderse también mutuamente. Y es que Myrna es todo lo contrario de Ignatus: una chica judía, progresista, que no duda en luchar activamente por lo que cree (que, claro está, es todo lo contrario a lo que Ignatus cree) y que, además, sexualmente es muy activa. Mientras que Ignatus siente repulsión por el sexo, no quiere ni saber de él, Myrna se encuentra muy cómoda con él y no duda en compartir ese hecho con Ignatus, al mismo tiempo que intenta analizarlo.

Para mí el intercambio de cartas entre Ignatus y Myrna ha sido de lo mejor de la novela, aunque las aventuras del resto de personajes también me gustaron mucho. No entro en detalles porque creo que se disfruta mucho más la novela si ésta te va sorprendiendo.

En resumen, La conjura de los necios es una buena novela, entretenida, irónica, original y con un personaje central memorable que logra que el resto de la obra también lo sea.

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