martes, 27 de octubre de 2015

El nuevo color de Oliver Queen

A Cisco Ramon no le gusta cuando un héroe pone colores en su nombre, pero debemos admitir que el hecho de que Oliver Queen digievolucionara de Arrow a Green Arrow ha sido todo un acierto y parece la clave para haber remontado una serie cuya temporada anterior flojeó bastante.

Brazacos... *0*

Cuando Arrow llegó a nuestras pantallas hace ya casi cuatro años, su tono oscuro y trascendental era algo que molaba. Nos recordaba a las películas de Batman que tanto nos entusiasmaron, pero, claro, una cosa es una película (o en este caso tres) y otra muy distinta una serie cuyas temporadas están formadas por 22 ó 23 episodios. Y es que la intensidad desgasta, sobre todo cuando no dan ni un momento de respiro.

Precisamente por eso Felicity Smoak se alzó como un diosa en medio de Starling City, ya que era el único personaje que tenía sentido del humor y sonreía la mayoría del tiempo. Era un gran contraste con las paranoias y dramas del resto, que se pasaban las veinticuatro horas del día sufriendo como si les fuera la vida en ello. Pero, a pesar de eso, Arrow moló mucho... hasta que la intensidad se les fue de las manos.


Su tercera temporada no fue mala, pero sí floja (a excepción del primer tramo y de Laurel y Thea, que se llevaron la temporada ellas solas) y se notó muchísimo ese desgaste que conllevaba el arrastrar los traumas de siempre: Oliver no avanzaba tras tres temporadas con paranoias sobre ser él o Arrow, a Laurel seguían ocurriéndole una desgracia tras otra, Thea era víctima de secretos una y otra vez... Y, encima, el villano de la temporada, Pepe (que es como llamo yo a Ra’s al Ghul para abreviar y porque, la verdad, mucho respeto tampoco infundía), fue un fracaso total. Intentaron que supusiera algo tan emocional para Oliver como lo fue ese magnífico rival que fue Slade en la segunda temporada, pero lo único que consiguieron fue marearnos a todos con ese juego de infiltraciones y planes secretos y que Oliver nos desesperara.

Tampoco ayudó que subieran a Felicity al carro de los reyes del drama, ni ese spin-off encubierto que suponías las tramas de Ray Palmer (que, encima, era repelente a más no poder) y que precisamente su serie hermana, The Flash, lograra ser emocional sin dejar de ser divertida, ligera y muy interesante (el juego que se trajeron con Harrison Wells fue un continuo WTF?! con el que te devanabas los sesos y encima el flow que tiene Tom Cavanagh era muy genial).

Por suerte, los guionistas tomaron buena nota de todo lo que les había fallado en el tramo final y, de cara a su cuarta temporada, decidieron introducir cambios. Lo están haciendo poco a poco, pero con buen pulso.


Arrow no ha dejado de ser oscura, diferenciándose así de las aventuras de Barry Allen y compañía que siguen siendo más ligeras (sólo hay que ver la actitud de cada ciudad hacia su héroe), pero ahora también tiene sentido del humor. Los personajes se divierten tanto como en The Flash a la hora de salvar a su ciudad, disfrutan con lo que hacen. Es Felicity quien desea volver y retomar su faceta de justicieros y es Oliver quien decide cambiar de actitud, ser algo más que un justiciero: convertirse en un icono, en esa esperanza que una ciudad tan decadente como Starling City necesita.

Y, de hecho, son precisamente ellos dos quienes le están dando un nuevo aire a Arrow, uno más relajado y disfrutable. Verlos juntos es beneficioso para la serie, por lo que no dejo de preguntarme cómo pudieron retrasarlo tanto (y de formas tan estúpidas).

No sólo hacen un gran equipo, sino que ambos están contentos y se permiten el tener sentido del humor. Ha sido muy divertido ver a Oliver como cocinillas o las bromas de Felicity (genial cuando comenta que quiere un nombre en clave o como cuando les dice que se supone que Dig está más evolucionado que Oliver) y también ha sido muy bonito como se apoyan: Felicity está ahí para decirle a Oliver que puede ser mejor, mientras que él está ahí para recordarle a ella que puede hacer todo lo que se proponga, incluido salvar Palmer Tech.



Ahora mismo la pareja formada por ellos dos son el corazón de Arrow, el centro del equipo y los que mantienen a los demás en equilibrio: Felicity es la que logra que Diggle se olvide de sus intensidades varias, mientras que Oliver es quien hace que todos se den cuenta de que Thea no está bien.

Que, por cierto, manda narices que Thea ande desatada, cual Demonio de Tasmania, y no sólo tenga que volver Oliver para darse cuenta, sino que encima tardan en creerle. También manda narices que le hagan volver porque le necesitan y la única que no le dé por saco es Laurel, sobre todo porque la actitud de Oliver ha cambiado para bien, lo que es de agradecer para el espectador. Oliver ya no cree que debe hacer todo solo, que el peso del mundo descarga únicamente sobre su espalda y, aunque claramente ejerce de líder, no pone su opinión por encima de los demás.

De hecho es ese cambio de actitud, el que sólo intente ayudar y se mueva respetando los deseos de todos el que hace que mi odio hacia Diggle y el capitán Lance no conozca límites. Ahora que Diggle ha hecho las paces con él, me imagino que se olvidará de tratarlo a patadas, pero a mí no se me olvidan las lindezas que le ha estado dedicando, a destacar ese momento en que básicamente le dice que no tiene alma, ni corazón ni nada. WTF?! Si pudiera, les pateaba el culo a ambos dos, por gilipollas, intensos y porculeros.



Pero, bueno, por suerte sólo son dos personajes que resultan desagradables, ya que el resto, al menos de momento, están llevando un buen camino. La nueva incorporación, Curtis, es simpático y funciona muy bien con Felicity, mientras que están haciendo un buen uso de Malcolm al no meterlo con calzador. Malcolm funciona mejor en pequeñas dosis, sobre todo porque no les obliga a buscar motivos rocambolescos para mantenerlo con vida y, encima, como nuevo Pepe ofrece a los guionistas un montón de posibilidades.

Sobre todo cuando, poco a poco, están introduciendo la magia en el mundo de Arrow.


Comenzó con la resurrección de Thea en El pozo de Lázaro y ha sido un buen catalizador, ya que, por un lado, tenemos a Thea lidiando con una maldición (o mata o acabará volviéndose loca) y, por otro, han tenido la excusa perfecta para recuperar a Sara. Seguramente la decisión de Laurel le explote en la cara, pero creo que es muy humano que intente salvar a Sara, a pesar de que todo apunte a que es una muy mala idea.

Desde la muerte de Sara, el mundo particular de Laurel se ha reducido a ella (encontrar a su asesino, vengarla, honorarla al continuar su legado) y por eso no es de extrañar que la quiera de vuelta. Sobre todo si tenemos en cuenta lo mal que la está tratando su propio padre, de nuevo a raíz de la muerte de su hermana. Por eso, es natural que Laurel haga lo que sea para volver a reunir a su familia, recuperar lo que perdió.


Habrá que ver cómo desarrollan ahora esa parte de Nanda Parbat, con Sara pareciendo más una bestia que otra cosa, Thea con la espada de Damocles de la locura sobre ella y Nyssa declarándole tanto la guerra a Malcolm como en menor medida a Laurel. Por cierto, ha sido muy inteligente por parte de los guionistas el destruir El pozo de Lázaro, pues con él corrían el riesgo de terminar convertidos en The vampire diaries donde la muerte ha perdido tanto su importancia como su dramatismo porque nunca es permanente. Una cosa es que se salve a Thea en extremis y se resucite a Sara, ambas con terribles consecuencias, otra muy distinta es que cualquiera pueda volver de la muerte.

Porque si fuera así, no habría tensión y ni el flashfoward que cerró el primer episodio de temporada, ni ese villano tan genial que han traído servirían para nada.

Hay que ver, por cierto, el gran acierto que ha sido Damien Darhk. Quizás, por el momento, no tiene ninguna conexión emocional con nadie (aunque yo no descarto que sea el padre de Felicity como se viene rumoreando desde que empezaron a hablar de él en la serie), pero tampoco lo necesita porque hay que ver cómo acojona.



Neal McDonough puede ser muy perturbador y aquí lo es. Tiene presencia, es frío y controlado y, sobre todo, puede usar magia. ¿Cómo van a vencerle si él puede parar sus ataques? Es una de las preguntas que lleva flotando en la serie desde el inicio de temporada y que se va acentuando a medida que sabemos más de él. Damien Darhk es peligroso, asusta al más pintado (el metahumano del tercer episodio prácticamente sale corriendo de Starling City porque le tiene miedo) y es un jodido misterio, ya que sabemos pocas cosas de él. De hecho, por no saber, no sabemos ni qué diantres quiere con exactitud, ni cómo ha conseguido que Lance colabore con él. Mi teoría es que le prometió resucitar a Sara, pero es más una corazonada que otra cosa.

Al igual que no sabemos qué nombre habrá en la lápida frente a la que Barry encuentra a Oliver en el flashfoward del primer episodio. Menudo final de episodio, por cierto, ni una patada en el cielo de la boca.

Yo estaba tan feliz viendo el episodio, sale esa escena y me quedé:


Sé que lo más obvio es pensar que se trata de Felicity, pero sinceramente las actitudes tanto de uno como de otro me hacen pensar que no es ella. Si Felicity hubiera muerto, los dos estarían hechos mierdecilla y, de hecho, Barry parece más preocupado por Oliver que afectado por la pérdida. Por eso, voy a concentrarme en que es el capitán Lance, ya que le odio mucho y celebraría su muerte con fuegos artificiales.

Sólo llevamos tres episodios de la cuarta temporada, pero de momento está funcionando mucho mejor que la anterior. Es divertida, entretenida, emocionante y se agradece muchísimo el que la gran mayoría de personajes no sean intensamente repelentes como ocurría el año pasado. Esperemos que sigan así porque, en serio, Arrow está molando mucho de nuevo.

Y, encima, en unas semanas aparece Constantine, algo que estoy deseando ver. De hecho, no me importaría que lo dejaran fijo en la serie porque estoy muy enamorada de Matt Ryan y andamos un poco cortos de chicos. En serio, ahora mismo Thea y Laurel o se pegan por Nyssa o no veo ningún otro ship posible, salvo que hagan parejas entre series como ocurre con las Chicago (Laurel y Cisco molarían... creo que shippeo a Laurel hasta con el helecho del amor, tengo un serio problema, xD).

Ay, Matt Ryan n_n

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