viernes, 23 de septiembre de 2016

Recomendación épica: The Goldbergs

Hace unas semanas os hablé de Stranger things, que fue la revelación del verano y que traía de vuelta el espíritu de los años ochenta con su ambientación y su tono. Pues bien, Stranger things no ha sido la primera, ya que este verano he descubierto otra serie que también está ambientada en los ochenta: The Goldbergs.


Esta semana se ha estrenado su cuarta temporada en el canal americano ABC, pero yo no la descubrí hasta este verano y no pude evitar maratonearla hasta ponerme al día. ¿Cómo la descubrí? Pues un domingo, me puse Modern family para ver algo mientras me pintaba las uñas y resultó que, habiendo terminado la temporada más actual, Neox decidió estrenar The Goldbergs y me llamó mucho la atención, sobre todo porque a mí me encantan los ochenta con sus looks imposibles, sus películas y su grandiosa música.

The Goldbergs cuenta el día a día de la familia Goldberg, que está formada por los padres (Murray, vendedor de muebles y Beverly, ama de casa) y sus tres hijos: Erica, Barry y Adam. En realidad, la serie está basada en la infancia de su creador, Adam Goldberg, que desde niño era un friki con deseos de ser director de cine y lo grababa todo, algo que se puede comprobar fácilmente pues al final de cada episodio se incluye o un extracto de sus vídeos caseros o una fotografía, que tiene que ver con alguna trama del episodio. De hecho, los personajes están todos basados en su propia familia, salvo con la excepción de su hermano mayor, Eric, que en la serie decidieron que daría más juego que fuera una chica.


Como pasa algunas veces en las comedias, los primeros episodios de The Goldbergs no tienen nada que ver con el resto. Al principio, los personajes eran tan normales, que puede pecar de ser sosa, aunque poco a poco se van soltando, las dinámicas se van estableciendo y acaba siendo una comedia muy divertida y con su punto tierno y nostálgico.

Porque los Goldbergs no son, para nada, la típica familia americana y se pelean, se zurran y se hacen toda clase de putadas, pero al mismo tiempo todos están muy unidos y se quieren. En ese sentido, sí que me pareció bastante realista. Quizás es porque mi familia tampoco es lo que se dice típica, pero las dinámicas de los hermanos de chincharse y pelearse, aunque luego acaban entendiéndose y ayudándose, me recordó mucho a la que yo tengo con mi hermana desde siempre.

Además, poco a poco vas encariñándote con todos los personajes y es imposible no quererlos a todos, sobre todo porque se salen de los típicos perfiles de las comedias que he visto. Sí, tenemos un abuelo enrrollado, pero también tenemos un padre gruñón y desdeñoso que, en realidad, comprende bien a sus hijos y sirve de contrapunto perfecto a su mujer, Beverly, que es tan cariñosa, devota a sus hijos, como "malvada" y manipuladora (si hasta le tienen miedo en el colegio porque los aterra porque, para ella, sus hijos son perfectos y los defiende contra lo que haga falta).


En lo que respecta a los hijos, tenemos a Erica, que es la mayor y que no corresponde, para nada, con el típico personaje de adolescente americana. Erica es guapa, también es popular (pese a que tiene un pasado como empollona histérica que no oculta), pero en tres temporadas sus tramas han sido orientadas a alcanzar su sueño de ser cantante y de ser independiente y no a los rollos que pueda tener con los chicos. Y, oye, eso mola y me parece muy original.

Además, así esa especie de historia de amor que están construyendo poco a poco para ella es más especial. Erica pasa de citas, cree que los chicos son idiotas y no hace ni caso a Geoff, que lleva enamorado de ella desde que la conoce, pero al mismo tiempo está muy bien con él.

Por otro lado, está Barry, que es el hijo mediano y melodramático, lo que hace de él alguien muy divertido. También es inocente, se cree un experto en deportes aunque es un desastre, un poco corto, pero es parte de su encanto. Es imposible no amar a Barry Goldberg, su forma de correr, sus piques con sus hermanos y sus disparatadas lecciones, que da como si fuera un verdadero experto.


Y finalmente tenemos a Adam, que cuando empieza la serie es un niño, pero poco a poco va creciendo y eso lo aprovechan muy bien en la serie. El actor está en esa edad rara donde le cambia la voz y está dejando de ser el niño mono de la serie, pero aquí saben salir airosos de esos cambios choteándose de ellos. Bueno, pues Adam es un friki de mucho cuidado, de esos que tienen merchandising y adora las películas y los cómics y hace sus propias películas con su adorada cámara.

También es un personaje que va creciendo y descubriendo nuevas cosas. Porque Adam puede ser un friki, pero no es el típico marginado al que putean, sino alguien que tiene amigos e incluso una novia. Y, de paso, es el que más choca con su padre, básicamente porque lo que a Murray le encanta, Adam lo aborrece y al revés, pero al mismo tiempo se buscan mutuamente, así que creo que es muy fácil entenderle e incluso identificarse con él.

Además, los ochenta acaban siendo un personaje más de la serie. En ese sentido, la serie es muy lista y nunca especifica en qué año están, para poder tirar de referencias y hechos históricos sin tener que preocuparse de que todo concuerde. Así, pueden hacerte un episodio homenaje a una película mítica (hemos tenido uno dedicado a Los Goonies, también a Dirty Dancing, Todo en un día y el estreno de la cuarta versiona El club de los cinco), como que pueden hablar de músicos de la época o políticos o cosas que ocurrieron (desde que van a un concierto de Weird Al, hasta que Beverly se obsesiona con el "say no" de la señora Reagan).

Vamos, que The Goldbergs es una serie de lo más disfrutable, un happy place que siempre hace reír y con unos personajes muy, muy chachis. Ya sé que viene septubre, que vuelven muchas series, pero The Goldbergs es una comedia con episodios de veinte minutos y siempre se puede sacar tiempo para ir viéndola.

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