Ausencias y la presencia de Lincoln Lee

Esta entrada tiene spoilers hasta el episodio cuatro de la cuarta temporada de Fringe. Si no habéis llegado a ese episodio y estáis viendo la serie o planeáis verla, pasad de leer ù_ú

Fringe es una serie que, además de en temporadas, se puede dividir en etapas. Por ejemplo, en la tercera temporada nos encontramos una que comprendía el juego de las dos Olivias intercambiadas, seguida de otra en el que, a pesar de seguir con los casos, cada Olivia estaba en su universo y las consecuencias de lo ocurrido en la primera tenían efecto.

Así, la temporada tocaba a su fin con el típico episodio Días del futuro pasado donde vemos un futuro apocalíptico y un viaje en el tiempo para cambiarlo. Por eso, nuestro siempre amado Peter Bishop ejercía de Kitty Pryde y regresaba hasta el momento crítico de enfrentamiento de universos para utilizar la dichosa máquina y enlazarlos porque la solución era la colaboración. Todo muy bonito, sí señor, salvo... Porque la solución conllevaba la desaparición de Peter.

Y Fringe volvió con una realidad nueva donde ambos lados trabajan codo con codo (aunque cada uno en su universo) y donde nos encontramos ante una nueva etapa: la de la ausencia de Peter Bishop. Los guionistas, muy hábiles ellos, decidieron darle el primer episodio de la temporada a un viejo conocido... Aunque no tanto. Lincoln Lee.

La versión nerd de Lincoln que también mola mil.

Lincoln siempre ha sido un personaje que me ha fascinado. Quizás se debe a que le cogí cariño a Seth Gabel cuando vi parte de Dirty sexy Money (sé que la dejé a medias, que no duró nada y que sólo le recuerdo a él) o, quizás, a que fue el único personaje que conocimos su versión del otro lado antes que la del lado azul (gracias, cabeceras multicolores) y que, además, era de los personajes que demostraban que en el otro lado no todos eran unos hijos de perra. Quizás sea todo eso a la vez, pero la cuestión es que Lincoln me ganó el corazón.

Y, por eso, me hizo ilusión ver su versión nerd en el lado azul en la tercera temporada. Sólo fue un episodio, pero los guionistas lo han recuperado en la cuarta temporada y en el primer episodio vemos todo a través de sus ojos. Una maniobra muy hábil para conocer la situación actual, donde algunas cosas siguen igual, pero también hay muchos cambios.


La ausencia de Peter ha sido, en realidad, la gran protagonista de estos cuatro primeros episodios de la cuarta temporada. No porque Walter ve las breves apariciones de Peter o porque éste se presente en los sueños de Olivia, sino porque sin estar Peter ahí, las cosas han cambiado mucho.

Por ejemplo, sin Peter, Walter está muy perdido. Si habitualmente Walter no es la persona más cuerda del mundo, sin Peter ha empeorado hasta el punto de que pasó de estar encerrado en St. Claire a su laboratorio de Harvard de donde no ha salido hasta que, por temor a acabar en el psiquiátrico de nuevo, lo ha hecho en el cuarto. Además, al no haber podido salvar ni a su Peter ni al del otro lado, Walter está completamente destrozado y más frágil que nunca.

De hecho, me han gustado mucho los dos últimos episodios porque, utilizando el caso de la semana, hemos podido indagar en este Walter que ha envejecido sin su hijo. No sólo ha tenido que enfrentarse a salvar a un niño, sino que, de nuevo, las consecuencias de sus actos han venido a atormentarle, en forma de otro de los niños del cortexiphan. Como decía, hemos estado viendo a un Walter alterado, aterrado, atormentado por sus propios fantasmas y, en mi humilde opinión, no deja de ser otra muestra más que Walter y Walternate son muy diferentes de por sí, sin situaciones o personas que les condicionen.

Como fan de Walter lo estoy pasando fatal, que lo sepáis.

Eso sí, por suerte el humor que les caracteriza no ha desaparecido y Walter sigue teniendo esos detalles que hacen que sea único: cambiarle el nombre a la pobre Astrid y, de hecho, ahora lo hace también con Lincoln, al que le llama por otros presidentes; su obsesión por la comida y los batidos; su falta de tacto... Vamos, que, al menos, entre tanto prado de pena que me provoca Walter, sigue haciéndome reír de vez en cuando.

Por cierto, ¿dónde está Walternate? ¿Y a Charlie? Hemos podido ver a Fauxlivia, al Lincoln de pintas molonas y, de nuevo, al Broyles del otro lado, pero ni rastro de los dos primeros y yo me muero por verlos. A Charlie porque sea la versión que sea, le adoro, a Walternate porque me intriga su situación.

Nuestra genialosa Olivia y Lincoln del otro lado que no sé si tiene nombre molón en plan Walternate.

Y si decía que nos han desarrollado muchísimo a Walter, explorando su fragilidad a causa de la ausencia de Peter, a Olivia apenas la han tocado. Sí, está ahí dirigiendo al equipo Fringe, siendo el pegamento entre todos y el mejor apoyo de Walter. Pero, digamos, que se han limitado a que actúe, no a indagar en ella y a mí me ha encantado. Sin Peter es lógico que Olivia no se haya abierto tanto, que sea la misma persona que, aunque se lleva bien con los demás, no deja entrever nada de su interior.

Lo que si hicieron fue ponerla a trabajar codo con codo con Fauxlivia, esa perraca pelirroja que se trajinó a Peter sin compasión. Resulta tan fascinante ver lo diferentes que son y no por el color del pelo o el tipo de ropa. Está claro que no se sienten cómodas juntas, pero Fauxlivia se muestra más chula que otra cosa y Olivia es más franca y deja las cosas claras. Eso sí, a la hora de la verdad, Olivia es la que mejor sabe hacer, no como Fauxlivia que se le nota la incomodidad a la hora de ponerse en los zapatos de su versión alternativa.

Por cierto, que disfruté como una enana en esa escena que tienen en el coche y hablan sobre sus respectivos padres, lo que explica las diferencias entre ambas. Mientras que Fauxlivia, por lo que sea, tuvo una infancia feliz y normal, Olivia creció con un maltratador como padrastro al que, sin la influencia de Peter, mató. Olivia lo dice sin miramientos, sin más, pero la cara de asombro de Fauxlivia es digna de gif.

Por todo ello, podemos decir que la ausencia de Peter ha sido la verdadera protagonista de esta primera etapa de Fringe, una etapa que ha llegado a su fin en el episodio cuarto, cuando, de alguna manera, Peter ha vuelto. Además, es el mismo Peter de siempre y lo primero que ha hecho ha sido pedir ver a Olivia, lo que ha hecho que se me derrita la patata. Claro que, después, Olivia va a verle, pero, claro, no le conoce. Eso, que sepáis, me la ha roto y, encima, va y le ponen a Peter la única bata de hospital que no deja el culo al aire, ¡damn it! ¬¬U

¡Peter, cuánto te he echado de menos! *0*

No, hablando en serio, me muero de ganas por ver cómo desarrollan las cosas: la relación de Olivia y Peter, la reacción de Walter al descubrir que sí salvo a Peter, el seguir viendo las consecuencias de la unificación... Y, sobre todo, cómo afectará Peter a esta nueva realidad (vieja modificada, en realidad) porque se supone que en ella Peter no debería existir, pero que, gracias a August de nuevo, existe.

PD: Iba a titular el post La ausencia de Peter, pero me ha parecido demasiado spoiler, así que lo he dejado así al final.