Hoy os traigo una nueva reseña, en este caso la de Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja de Sarah McLean que, por cierto, es la primera parte de una trilogía. Yo me lo compré sin saberlo, si es que tengo un ojo... Sin embargo, este primer libro es auto-conclusivo. De hecho, a juzgar por la sipnosis de la segunda entrega, Diez lecciones para dar caza a Lord y que te adore, sigue la típica estructura de una saga de literatura romántica: una pareja por libro y los personajes están relacionados entre sí, como por ejemplo en la saga de los Highlander de Karen Marie Moning o La saga Vanir de Lena Valenti.
A estas alturas ya habréis adivinado que es novela romántica pura y dura, un género del que sólo he leído las dos sagas anteriores y con opiniones dispares: mientras que los libros de Karen Marie Moning me gustaron (sobre todo el primero y el tercero), los tres de Lena Valenti que me he leído todo lo contrario. Por eso, aunque sí que he encontrado que cumple con ciertos clichés, también me ha parecido una novela muy original.
¿Y de qué trata Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja?
La historia comienza con Lady Calpurnia Hartwell, a la que llaman cariñosamente Callie, en la noche de su presentación en sociedad. Callie no es la más guapa, está regordeta y encima su madre la obliga a vestirse de forma horrible, así que no es precisamente la mejor noche de su vida. Sin embargo, cuando huye de la fiesta, se topa con el marqués de Ralston, conocido Don Juan, que la consuela, antes de irse con una de sus amantes, lo que escandaliza y excita a Callie a partes iguales.
Diez años después, Callie se ha convertido en una de las damas con mejor reputación de toda Inglaterra, aunque también está a punto de entrar en el horrible grupo de las solteronas y, además, sigue enamorada de Ralston. No es hasta que su hermana pequeña se promete en matrimonio, que Callie decide reaccionar y cambiar una vida que ya no le gusta, así que escribe una lista con nueve cosas que desea hacer y que no están bien vistas por la sociedad. Envalentonada por todo eso, se presenta en casa de Ralston para cumplir el primer punto de la lista: besar a alguien... apasionadamente.
A todo esto, Ralston tiene sus propios problemas, pues acaba de conocer a su hermanastra, que acaba de llegar desde Italia. Tanto Ralston como su hermano gemelo Nick desean que su hermana se quede con ellos y, por tanto, deben presentarla en sociedad, algo que puede salir tremendamente mal dado que su hermana, Julia, es el fruto de una relación de la antigua marquesa después de que abandonara a su familia. Por eso, cuando Callie se presenta en su casa, ve la oportunidad de que la presentación en sociedad salga bien, pues si alguien tiene una reputación intachable es Calpurnia... Hasta ese momento, al menos.
Utilizado la tercera persona desde el punto de vista de él y de ella, Sarah MacLean nos cuenta la historia de amor entre Callie y Ralston. Ella una romántica que lleva enamorada de él diez años, él que no cree en el amor porque vio como éste destrozó a su padre cuando su esposa le abandonó. Y lo que puede parecer una cursilería de primeras, no lo es. Sí, hay romanticismo, pero queda algo relegado por el humor y también por la pasión y es que a Ralston no lo consideran un granuja o un libertino por nada.
Las escenas eróticas están bien escritas, son explícitas, pero escritas con gusto, algo que en sí me esperaba. Lo que me sorprendió, sin embargo, fue el sentido del humor de la novela. Callie y Ralston al principio oscilan entre el entendimiento, la pasión y el llevarse como el perro y el gato, así que sus conversaciones son memorables y en muchas ocasiones divertidísimas. Luego, hacia el final del libro, la autora abandona la comicidad, centrándose algo más en el drama, lo que hace que el ritmo sea un poco más pausado, pero no queda mal dado el desarrollo de la historia.
Y si es tan divertida y recomendable esta novela es por la pareja protagonista, sobre todo por el personaje de Callie. Ralston es un buen personaje masculino, tiene su pasado, sus dobleces, comete errores, tiene su genio, pero también es comprensivo, buena persona y, sobre todo, en una época donde sólo eran floreros, Ralston sabe respetar a las mujeres.
Pero Callie es simplemente la leche. Creo que es un personaje con el que es muy fácil sentirse identificada, no es la más guapa, lo sabe y lo acepta, sin dejarse hundir por ello y le presión que le supone el que todo el mundo la tome por una solterona para los restos. También es muy decidida, valiente, amante de las aventuras y, aunque está locamente enamorada de Ralston, ni se deja humillar, ni se achanta ante él, todo lo contrario: se envalentona más. De hecho, yo me reía mucho cuando Callie hacía lo que fuera para cumplir los puntos de la lista y Ralston casi se infartaba al pensar que Callie iba a perder su reputación y, por tanto, empeorar la de Juliana.
Además, Callie rompe con todos los tópicos de protagonistas de este tipo de novela y, también, con todas las reglas que le impone una sociedad injusta para la mujer, que la relega a ser un mísero florero y le prohíbe hacer cosas como fumarse un puro.
La química entre los dos es genial, fluye muy bien, encajan muy bien y desde el primer encuentro se nota que saltan chispas entre los personajes, lo que hace que la lectura sea todavía más amena.
En cuanto a otros aspectos, la narración es muy fluida, Sarah MacLean mezcla muy bien tanto pasajes más descriptivos y de ritmo más lento, como diálogo con un ritmo muy rápido, que casi parece sacado de televisión. De hecho, y salvando las distancias, me ha recordado a los enfrentamientos dialécticos de Elizabeth Bennet y el señor Darcy.
Otro punto a su favor es la ambientación. Encontré muy original que situara la novela en el siglo XIX, aunque, como ya he dicho, no soy una experta en esta clase de literatura. Eso sí, está muy bien ambientada y en su justa medida. Sí, describe los vestidos, las costumbres de la época, la forma de ser de la sociedad, pero tampoco se explaya demasiado, así que los pasajes más descriptivos no resultan tediosos.
En conclusión, Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja es una novela romántica que resulta muy amena e interesante por la química que desprende la pareja protagonista, en la que ambos son grandes personajes. Está muy bien escrita y combina perfectamente el siglo XIX con el romance, el erotismo y un gran sentido del humor.
A mí me encantó y estoy deseando leer las siguientes ^^
No he leído mucho de novela romántica/erótica, pero hace un tiempecillo, cuando no tenía kindle, tenía tantas ganas de leer cualquier cosa que elegí los libros de mi madre, que es una romántica empedernida. De esa manera, leí libros como El secreto, de Julie Garwood o Pecado y virtud, de Mary Jo Putney, que fue el que más gratamente me sorprendió y que disfruté de cabo a rabo.
ResponderEliminarSin embargo, a riesgo de parecer impaciente porque aún me queda un 10 % del libro, este me ha resultado pesado en según qué partes.
Una de las cosas que más me molestan es que una historia se centre solo y exclusivamente en la pareja protagonista aun cuando hay secundarios interesantes. Lo bueno: que tanto Callie como Gabriel me encantan, por lo que el problema no era ellos. Lo malo: que me llamó mucho más la atención Nick, el cual aparece en apenas tres escenas.
Por curiosidad (porque sabía que habías hecho reseña del libro), he leído la del segundo. Entonces, al ver que Nick forma parte de la pareja protagonista, he entendido por qué tan poco protagonismo en el primero.
Pero siguiendo con el primero... Por mucho que Callie y Gabriel me gustaran... me resultaba bastante pesado verlos solo a ellos en una escena tras otra. Si el capi acababa con ellos, el siguiente no tardaba en retomarlos solo a ellos. Desgraciadamente tengo el romanticismo de una piedra, pero es que como disfruté de los libros románticos que antes he mencionado, no pensé que me pasara factura con este XD
Encima comentas que el segundo libro se centra solo en la pareja, lo cual me ha horrorizado porque es algo que no has señalado en este y que yo sí he considerado como un defecto. Madre mía, quiero leerlo porque Nick, como he dicho, me llama más la atención, pero no sé si aguantaré xDDD Además, la tía parece que no mola como Callie, y yo de tu gusto literario me fío. Quizá intercale con otro libro no romántico para que no me resulte aburrido.
Otra de las cosas que me hubiera gustado es que la autora no se hubiera obsesionado con hacer que coincidieran en, prácticamente, todos los sitios. Vale, tiene su encanto y es divertido, pero también me acaba hartando. Sinceramente, me habría parecido más interesante que en el club de esgrima Callie se hubiera topado con su hermano Benedick.
Por último, hay un detalle que me ha dejado en más de una ocasión con cara de WTF: el cambio de color de ojos no solo de Callie, sino de la cantante griega Nastasia. No sé si es error de la traducción, despiste de la escritora o, simplemente, lo ha hecho a propósito dejándose llevar metáforas exageradas con un poco de daltonismo mezclado.
Los ojos de Callie los he visto descritos como castaños, marrón vulgar, caoba y... dorado. Por mucho que los tres primeros... puedan confundirse... (para mí el caoba, no), lo de dorado ya es demasiado. Igual con Nastasia: ojos negros que acabaron siendo violetas.
En fin, en resumen, el libro sí me está gustando por mucho que mi falta de romanticismo no ponga de su parte. Estoy segura de que se debe a que nunca me han desagradado ni Callie ni Gabriel y que la pareja me gusta~
Pues en Nueve reglas aún se da importancia a los secundarios. Por ejemplo, desde la llegada de Juliana tanto ésta como Nick tienen escenas desde su punto de vista, pero en Diez consejos no sales de Isabel y Nick e Isabel es lo peor, xDD.
EliminarYo tampoco he leído mucha novela romántica, pero antes de esto había leído la saga de los highlanders de Karen Marie Moning y siguen el mismo esquema: se centra en la pareja, aunque ofrece de vez en cuando otros puntos de vista, y las parejas están relacionadas. Así que no me pilló de nuevas y, bueno, si la pareja mola, eso me gusta. De hecho, en los highlanders tampoco me gustó en exceso el segundo y también coincidió que la chica del segundo no molaba como la del primero, xDD.
Ahora mismo no me acuerdo de los ojos, pero yo voto por las traducciones, sobre todo tras haber leído las primeras entregas de Harry Potter, donde cambiaban la mascota de Neville como les daba la gana, xDD.