martes, 23 de octubre de 2012

The New Normal


Como me apetecía escribir algo para el blog y que Magik no se atreve con esta serie por cierta razón de la que hablaré luego, he decidido tomarle la delantera.

Lo primero de todo: ¿de qué va The New Normal? Esta serie nos cuenta la historia de una pareja de gays, Bryan y David (interpretados por Andrew Rannells y Justin Bartha respectivamente), que deciden que quieren tener un bebé y empiezan a buscar un vientre de alquiler.  Lo encuentran en Goldie (Georgia King), una joven madre de una niña llamada Shania, que acaba de mudarse a Los Ángeles después de separarse de su marido, y que trae a remolque a su conservadora abuela, a la que llaman Nana (Ellen Barkin). Además, también tenemos a la asistente de Bryan, Rocky (NeNe Leaks), que es básicamente la típica negra, incluso con sus momentos de chunga. 



Y ahora, respondamos a la pregunta que ronda esta entrada desde el principio… ¿qué le pasa a esta serie, es que hay caníbales devoradores de bebés de por medio? ¿Matan gatitos? Entiendo vuestros miedos, eso de que Magik no se atreva a verla es preocupante, pero tranquilos. El problema de esta serie es su creador, que no es otro que Ryan Murphy. Yo lo digo desde ya: no veo Glee. Y además creo que no he visto nada de este señor nunca. Pero no creáis que no sufro sus acciones, porque lo hago, las sufro. Soy el paño de lágrimas (o algo así, porque lo que genera este hombre suele ser más bien violencia, no lágrimas) de Magik y de mi hermana, las cuales el día menos pensado montarán un club de odio a Rachel que además tendrá una sección dedicada a sacudir a todos los personajes, menos a Blaine, de vez en cuando “aunque sea para quitarles el polvo” (mi hermana dixit). Por esto, yo tampoco me lancé a verla hasta que leí que Matt Bomer iba a aparecer en la serie haciendo de exnovio de Bryan. Sí, soy una vendida.

Después de ver los seis episodios que hay hasta ahora emitidos, he llegado a diversas conclusiones. Primero, la serie se deja ver, no es ningún bodrio, y desde luego es muy mona si te gusta el slash (o BL, como queráis llamarlo).  Y segundo, de momento no funciona como debería funcionar esta serie.
Empiezo por las cosas malas. Se supone que es una comedia de episodios de 20 minutos, y tiene algunas características de este tipo de series y del Murphy. Por un lado, los personajes tienen algunos rasgos exagerados de forma no creíble para buscar provocar risa. Esto no sería un problema si realmente fueran graciosos. Los momentos supuestamente cómicos como máximo te arrancan una sonrisa a duras penas. Esto pasa sobretodo con Bryan y David. Luego está Nana, que como abuela ultraconservadora, habréis imaginado que está muy en contra de los gays y no aprueba lo que su nieta está haciendo. Esta mujer tiene líneas que se componen básicamente de los insultos más trallantes contra los homosexuales que se pueden oír (como por ejemplo el “salami smokers” del piloto). Y de regalo, contra los demócratas, los latinos y más o menos cualquiera que no sea un estadounidense conservador católico. A mí personalmente más que gracia lo que me provoca es una cara de genuina admiración ante el hecho de que a alguien se le haya ocurrido la frase que sea cuando se luce especialmente insultando y un “¡Qué bestia!” susurrado para mí. Finalmente está David, que francamente de momento está completamente desaprovechado, una pena, cuando tiene cierto punto tirando a nerd que podría dar para mucho.

 Aaawwww *o* 

Ahora pasamos a lo bueno, que está íntimamente relacionado con lo malo. He dicho que la serie no te hace reír y que los momentos cómicos como máximo te sacan una sonrisa. Bueno, pues lo que sí que destaca son una serie de momentos muy tiernos que te pintan la sonrisilla tonta en la cara, y alguno sentimental que a mí personalmente han conseguido que se me salten las lágrimas. Esto último también se debe, en mi opinión, a la actuación sobretodo de Andrew Rannells, que si bien peca de ser el prototipo de gay  aficionado a los musicales, conocedor de todas las celebrities y extremadamente superficial, y por tanto con muchos puntos para ser odiado por repelente, de momento yo creo que aguanta bastante bien las exageraciones estúpidas y nada creíbles de su personaje. He leído por ahí que es una especie de Kurt crecido. Como no veo Glee no puedo opinar en esto, la verdad, aunque me siento inclinada a decir que Bryan es posiblemente un tanto más encantador, aunque solo sea por el buen hacer del actor. Y ojo, no estoy queriendo implicar que Chris Colfer es mal actor porque, como ya digo, yo no veo Glee, lo único que implico aquí más bien es en todo caso que a mí me ha caído en gracia Andrew Rannells.


Así pues, sabiendo lo que funciona mal y lo que funciona bien, ya sabemos por qué esta serie de momento no cumple su cometido. Al acabar el episodio, yo debería acordarme de la escena que me ha hecho reír, pero de lo que me acuerdo es de la escena tierna, porque es la verdaderamente memorable de los 20 minutos. Por lo tanto deberíamos decir que más que una comedia es una… ¿ternedia? xD Yo voy a seguir viéndola porque Bryan y David, y también Shania, me dan mucha ternura, la verdad (aunque según qué momentos podrían noquear a un diabético xD), pero sospecho que si la serie no coge el rumbo, a lo mejor no dura mucho. Tiene más de una cosa en contra: no hace reír como comedia y esta exageración de los personajes puede llegar a resultar cargante. Yo misma ahora encuentro entrañable a Bryan, pero a lo mejor dentro de 10 episodios si no le dan un uso realmente cómico a su extravagancia y siguen por el mismo camino, acaba por parecerme insoportable y tan repelente que no me quedaría nada más que ver en la serie. Esperemos que no, aunque solo sea porque Andrew Rannells y Justin Bartha quedan muy monos juntos. 

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