miércoles, 14 de septiembre de 2016

Las nuevas promesas de Campoamargo

El lunes comenzó la temporada de series (wiiii) con el estreno de las segundas temporadas de Olmos y Robles y Mar de plástico, que vuelven a enfrentarse (que digo yo que ya son ganas de TVE de programar a mis amados Guardias Civiles el único día que se emite otra serie, tsk). Y aunque yo disfruto muchísimo más de los vecinos de Ezcaray, quiero esperar a ver cómo le sientan las nuevas incorporaciones en el próximo episodio y voy a hablaros de la vuelta de Mar de plástico, que hizo con unos cuantos cambios que, a priori, parece que le han sentado de maravilla.

Y es que en su primer año, Mar de plástico fue una emisión un tanto desigual: mientras que el misterio sobre el asesinato de Ainhoa funcionaba perfectamente, todo ese entramado de parejas, dramas y argumentos telenoveleros en general acababa siendo un lastre.


De hecho, la intensidad sigue ahí, en cada escena, a cada minuto, agobiándonos desde que la temporada empieza y, aunque creo que deberían rebajarla (aunque sólo sea para impedir que Rodolfo Sancho acabe explotando del esfuerzo), al menos este año la situación lo propicia algo más: entre las consecuencias del asesinato de Ainhoa, que han matado a la que era la novia del prota y que ese nuevo asesinato parece relacionado de forma personal con todo quisqui, pues hasta está justificada. Aunque, eso sí, yo creo que menos intensidad ayudaría, la verdad.

Al igual que ha ayudado que hayan prescindido de Jesús Castro, que no sólo era un actor malo a rabiar, sino que interpretaba a uno de los tíos más coñazo que he visto y que, encima, lastraba a otros personajes. No echaré de menos ni a Lucas ni a Fara, ni tampoco a su historia de amor, pero es que encima su ausencia puede suponer un revulsivo para Pilar.

Porque Pilar el año pasado era la mala de una telenovela, esa mujer sin amor propio que se arrastra al putear a la heroína para conseguir a un hombre que no la quiere. Daba igual que Lucas pasara de ella, el único motor de Pilar era conseguirlo a toda costa, con el agravante de que es violenta y racista. Por eso, el que en esta nueva temporada no tenga ninguna carga y sí que cuente con responsabilidades como un bebé y con ganas de enemistarse con Juan Rueda. Pilar puede dar mucho de sí esta temporada con ese cambio de rol y eso puede molar mucho. A ver en qué queda.


Y es que la segunda temporada promete. A priori, parece que los guionistas han aprendido de sus errores, pues no sólo se han desecho de aquello que no funcionaba, sino que parece que han potenciado aquello que sí lo hacía.

Como, por ejemplo, mantener a Patrick Criado en la serie, pese a que podría parecer que habían terminado de contar su historia. Patrick Criado no sólo es un actor magnífico, sino que su personaje funciona muy bien y, aunque acabó siendo el asesino de Ainhoa, resulta fascinante de ver e incluso me cae bien. No puedo evitarlo. Es ver cómo se comporta con su hermano y me derrito, lo que no deja de ser curioso. Además, parece que va a ser fundamental en la nueva investigación, lo que puede estar realmente bien. Y es muy irónico que ahora Héctor sólo pueda fiarse de él y tenga que trabajar con Fernando para averiguar qué está pasando en Campoamargo.

Porque la trama de thriller no ha podido empezar más fuerte. Si el año anterior el asesinato de Ainhoa fue brutal y nos estuvieron liando durante trece episodios, ahora los guionistas han dado un paso más: ya no es el asesinato de una desconocida, como quien dice, sino de un personaje importante. Encima, Marta era insoportable, así que otro personaje peñazo que nos quitamos de encima y, de paso, sus dramas romántico-absurdos con Héctor.


Es decir, la investigación es más personal hasta para el espectador, que ya conoce al pueblo y a los sospechosos. Pero también lo es para Héctor, que estaba enamorado de Marta y que, de pronto, no puede estar en una situación más complicada con la llegada de Pablo, el marido de Marta que no estaba muerto, estaba de parranda.

Porque, recordemos, uno de los ejes de Héctor en la primera temporada fue la creencia de que él había matado a Pablo y que, encima, estaba enamorado de Marta. Como si le traicionara dos veces, pero ahora descubre que todo lo que pasó, todo su sufrimiento, vino dado por una mentira, que su mejor amigo, en cierta manera, le traicionó a él al fingir su muerte. Porque puede que Pablo, y digo lo de puede con toda la intención, tuviera buenos motivos para actuar, pero también es cierto que para todos ha estado tres años muertos y, aunque él ni se plantee el asumirlo, la vida ha seguido para todos los demás.


En este primer episodio la incorporación de Pablo no ha podido parecerme más acertada. No sólo supone una situación extraña y compleja tanto para Héctor como para Lola y Salva, que están un poco en medio, sino que Pablo se trata de un personaje ambiguo y terriblemente inquietante. En apariencia, Pablo no puede estar comportándose mejor con la investigación, pero al mismo tiempo resulta imposible fiarse de él: todo en sus acciones parece meticulosamente planeado, su mera presencia sirve para poner nervioso a su propio hijo, ha pedido a Héctor que se encargue de la investigación...

Pero, claro, es tan de cajón que casi parece imposible, por lo que las dudas ya están servidas.

Además, también hay otras posibilidades y, curiosamente, apuntan hacia la familia de Lola, porque si Lola no está en medio del fuego cruzado pues los guionistas no se quedan tranquilos. No sólo tiene que debatirse entre su lealtad hacia Pablo y hacia Héctor, sino que su propio hermano parece ser un sospechoso bastante probable y su prima ha sido testigo de cómo preparaban la escena del crimen.


Vamos, que el lío está servido, pero en este caso creo que lo han sabido montar muy bien. El caso es interesante, la tensión es palpable (las apariciones tanto de Pablo como de Lolo acaban resultando de lo más tensas) y abre muchas posibilidades, hasta en esa especie de trama de intrigas que hay alrededor de Juan Rueda intentando recuperar su poder, un serbio que parece que lo va a traicionar y Pilar entrando en el juego para vengar a su padre.

Es verdad que hay ciertos aspectos que, al menos a priori, no me terminan de convencer, como esa especie de fan beata de Fernando o el miedo a que Héctor y Pablo se pasen toda la temporada viendo quien la tiene más larga, pero, por lo general, el regreso de Mar de plástico me ha convencido muchísimo más que su primera temporada.

6 comentarios:

  1. A mi, en esta temporada, ya me han ganado solo de la magestuósa forma en que se han quitado a todos los personajes pestiño de un plumazo. Y si encima, le añadimos como guinda del pastel que Fernando continua siendo regular en esta temporada y que a Pilar le han quitado el lastre de los amantes de Teruel, ya sí que sí.

    Por lo visto en el primer capítulo, esta temporada va a volver a tener varias historias, pero esta vez van a ser todas de thriller, y eso mola.
    El asesinato de la intensa, el Rueda contra los serbios, la fenandiers (da mucho miedito), y la familia de Lola siempre en el medio.

    Está muy claro que ni Pablo ni Lolo han sido los asesinos de Marta. Pero también está claro que ocultan cosas.

    Una cosa que no me ha quedado muy clara es quien le hace lo de la cabeza del caballo a Rueda. Dudo entre Lolo (por lo de la sangre que tenía), o Pilar, como venganza por lo de su padre.

    La verdad es que esta temporada tiene mejor pinta que la anterior. A priori, han sabido arreglar los fallos de la primera. El único pero: Que coincida con nuestros Guardia Civiles de Ezcaray.
    Manda narices que con todos los días que hay de emisión, que las dos únicas series que están ahora mismo en antena tengan que coincidir.

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    1. Ya te digo, qué forma de hacer limpia y cómo hemos ganado todos. Y me alegra mucho que sigan teniendo a Fernando, porque encima yo estaba segura de que no iba a volver.

      Me encanta que todas las tramas sean de thriller, aunque siga habiendo temas románticos (Lola sigue enamorada de Héctor y Salva parezca ninfómano, xD) al menos son más sutiles y el resto es todo thriller y, como bien dices, eso mola.

      A mí con Pablo me pasa que es TAN obvio que digo "no va a ser", pero luego pienso "¿y si quieren que piense eso, para que lo descarte y luego es el asesino?" y entonces me emparanoio, xDD.

      Yo lo de la cabeza de caballo creo que ha sido Pilar, porque es Pilar la que ve a Rueda montando en ese caballo y prácticamente le declara la guerra cuando su padre sufre el infarto. Porque lo de la sangre de Lolo es antes, es justo cuando matan a Marta y el caballo está vivo después.

      Es que es eso, no entiendo por qué TVE tiene que poner Olmos y Robles los lunes, que lo pasen a los miércoles, por ejemplo.

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  2. De esta serie solo sé que es la primera serie en años que sigue mi padre por televisión por iniciativa propia.

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    1. Mi padre es un friki de cuidado, así que sigue mil por iniciativa propia. De hecho, él me puso a mi PLL y no al revés, por extraño que suene.

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  3. Pues como bien comentáis han quitado a los lastres y la serie ha ganado enteros! A mi Marta no me caía mal pero creo que la actriz ha estado mejor en otras series y aquí su personaje era un intensa del 15, bueno igual que Héctor jejeje. Sobre quién es el asesino pues a saber pero ni Pablo ni Héctor, y pensar en el Serbio igual es muy fácil pero es que ya me contaréis porque el tipo que ve Sol es grandote y puede con Marta. No me veo a una mujer cargando un cadáver en brazos. No hay nadie con una fuerza así entre las mujeres del pueblo. Ni Lola y tiene entrenamiento de la Guardia Civil. Es que tampoco será Lolo porque lo suyo irá por otro lado ya que cuando Sol llega a su casa es imposible que el asesino llegase antes que ella... a ver por dónde salen...

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    1. A mí Marta me caía MUY mal, aunque había otros que le ganaban (y Pilar, que sigue, siempre me ha caído fatal, por juego que dé).

      Yo sigo sin descartar a Pablo. Todo lo que hace tiene doble interpretación y, vamos, el numerito del polígrafo me lo creo menos que a Belén Esteban, que ya es decir.

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