lunes, 16 de marzo de 2015

La sangre del Olimpo

Ya sabéis que soy muy, muy fan de Rick Riordan y que, por eso, libro que saca, libro con el que tengo que hacerme para leerlo cuanto antes. Encima, en este caso el hype era todavía mayor porque La sangre del Olimpo era la quinta y última entrega de su saga actual, Los héroes del Olimpo. Las expectativas estaban altas, pero el señor Riordan es un pro de la vida y ha sabido cumplir con creces. Mejor no me adelanto y voy con el resumen:

El momento clave que decidirá las vidas de todos, es decir, el despertar de Gaia (y posterior fin del mundo) se aproxima, al igual que una guerra entre griegos y romanos que acabaría con la masacre de un bando si es que no son los dos. Para detener ambos hechos, los héroes que viajan a bordo del Argo II se han dividido: mientras que Nico, Reyna y el entrenador Hedge parten hacia el Campamento Mestizo con la Atenea Parthenos para detener el enfrentamiento entre griegos y romanos, los siete semidioses de la profecía parten para intentar frenar a Gaia y sus gigantes.

Así, tenemos el mismo esquema que encontramos en La casa de Hades: Rick Riordan va alternando no sólo los puntos de vista, sino las historias. Así, recibimos una ración del viaje de la Atenea Parthenos (alternando a Reyna y Nico como puntos de vista) y acto seguido otra de las aventuras del Argo II (siendo Jason, Leo y Piper los narradores).

Personalmente la elección de narradores no me termina de convencer. Sí, Nico al fin tiene punto de vista (sólo le ha costado 7 libros al pobre, nada) y también me han gustado mucho los de Reyna, así que por esa parte no me quejo. Sin embargo, me ha parecido muy pobre que únicamente se haya centrado en el trío que inició la saga. En parte queda circular, en plan, ellos empezaron y ellos terminan, pero he echado mucho de menos que se ahonde en los otro cuatro personajes. Y, mira, a Frank nunca le han hecho mucho caso, pero me parece un delito que Percy, Annabeth y Hazel estén un poco de adorno hasta el punto de que apenas tienen papel en lo que es el final propiamente dicho. Mucho bombo con que son parte de la profecía, pero al final la historia de ellos cuatro se ha quedado un poco en agua de borrajas.

Y, bueno, no sé, tras todo lo que pasaron Percy y Annabeth en el libro anterior, creo sinceramente que se merecían aunque fuera un capítulo para ver cómo han cambiado las cosas. Sí, vale, Riordan lo trata con conversaciones entre Annabeth y Piper, pero, no sé, se me antoja un poco deslucida esa parte.

Sin embargo, he de decir que las historias de los cinco narradores están muy, muy bien. Es increíble cómo ha ido tratando a Jason, como le ha humanizado aún más y me ha gustado mucho su evolución en La sangre del Olimpo. Creo que ha sido el que mayor evolución ha tenido en esta novela, porque, por ejemplo, Piper ha sido un personaje del que nunca se ha olvidado y lleva creciendo los cinco libros. Lo mismo que Leo, que es tan divertido como siempre, además de adorable. De hecho, ha sido Leo el que ha llevado la carga romántica del libro y todo ha sido muy, muy bonito.

También hemos podido de conocer de primera mano a Reyna y a Nico, además de tenerlos juntos, lo que ha funcionado a las mil maravillas. Reyna me ha encantado y me ha gustado conocer su historia, aunque nada llegará a lo genial que ha sido leer a Nico. Llevaba muchos libros esperando esto, ¿vale? Y, ah, cómo ha molado. Leer todo desde su óptica, ver como, al fin, iba abriéndose (¡ya era hora!) y, sobre todo, ¡¡Will Solace!! OMG, cómo mola. Su historia me ha parecido muy, muy corta, pero menos da una piedra y, además, yo creo que la historia de esta gente no termina aquí.

Al igual que hizo en El último héroe del Olimpo (que es la última y quinta entrega de Percy Jackson y los dioses del Olimpo... creo que si tomáramos un chupito cada vez que he escrito (y escribiré) esa palabra, acabaríamos más pedo que Alfredo), Rick Riordan deja varios cabos sueltos: las palabras de Afrodita hacia Reyna, todo lo sucedido con Leo al final... Y creo que, de nuevo, los atará en una nueva saga.

Porque sabemos que Rick Riordan está trabajando en una nueva, en este caso basada en la mitología nórdica (¿qué si me muero por leer a su Loki? Qué bien me conocéis) y bajo el título de Magnus Chase y los dioses de Asgard. Chase. No, no es casualidad, el mismo Riordan lo ha confirmado y, además, en La sangre del Olimpo Annabeth habla sobre un tío suyo al que apenas vio y que tiene un hijo. Vamos, blanco y en botella, leche.

A pesar de esos cabos sueltos, la aventura contra Gaia termina, al igual que los problemas entre campamentos, creando una nueva situación que parece mucho mejor para los semidioses.

Sin embargo, he de decir que me ha faltado epicidad en el final. Sí, hay una parte que es brillante (la que tiene que ver con Nico, Will y Octavio), pero lo que es la lucha contra Gaia y el cumplirse la profecía se me quedó un poco soso. De hecho, El último héroe del Olimpo me parece un final muchísimo más épico, más conseguido y mejor pensado que La sangre del Olimpo, lo que es un poco decepcionante porque llevamos cinco libros con los protagonistas peleando contra el fin del mundo y una rival más que terrible y el enfrentamiento final ha sido un poco descafeinado.

Aunque, eso sí, el plan de Leo me pareció súper inteligente. De hecho, es por cosas de esas que, pese a que tiene sus fallos, estoy encantadísima con el libro. Porque me he reído, no he podido dejar de leer y pasan un montón de cosas súper molonas, así que se le perdonan los puntos flojos.

Vamos, que me ha encantado la saga y que estaré esperando como agua de mayo conocer a Magnus Chase.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Fangirl de Rainbow Rowell.

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