lunes, 10 de marzo de 2014

Incarceron

Cuando leí Divergente, encontré una bonita propaganda en el interior sobre varias sagas de la editorial y acabé queriendo leerlas. Soy muy fácil de convencer, ya veis. La cuestión es que, por eso, estas Navidades me regalaron los dos tomos de la saga de Catherine Fisher: Incarceron y Sáfico. La verdad es que tenían muy buena pinta –sobre todo con esas portadas tan sumamente bonitas– y, una vez que he leído ambos libros, me he quedado un poco a medias.

Finn es un preso. Vive en Incarceron, una cárcel tan grande que parece un mundo, que lleva tanto tiempo cerrada que no queda nadie que no haya nacido ahí. Además, Incarceron está viva y tiene conciencia, lo que la hace todavía más peligrosa. Finn no tiene recuerdos, por lo que creen que es un hijo de la cárcel, pero él está convencido de que no nació allí y de que ese no es su lugar.

Claudia vive en el Exterior, donde el tiempo ha sido parado por mandato real, así que siguen viviendo en una época obsoleta –exactamente en el siglo XVII–, siguiendo un estricto protocolo, y dando la espalda a todo tipo de avance científico. Claudia es la hija del guardián de Incarceron y cree que en el Interior la gente vive feliz en un paraíso, por lo que busca desesperada la puerta para entrar y poder vivir en el lugar idílico que debería ser Incarceron.

Mientras Finn intenta escapar y Claudia entrar, acaban dando con una llave que los pone en contacto y les hará ver que las creencias de ninguno son correctas.

Como veis, el argumento de Incarceron es muy original. Al menos, yo no había leído nada ni remotamente parecido. Me atrajo el que los protagonistas estuvieran separados, cada uno en un mundo diferente y el que tuviera ese aire steampunk. Y, la verdad, cumple con el tema originalidad. Catherine Fisher crea un mundo muy complejo, también detallado, con sus luces y sus sombras tanto en el Interior como en el Exterior. Tanto las dos sociedades como sus entornos son muy distintos, pero bien creados y plantean situaciones muy interesantes.

De hecho, Incarceron es una novela donde nunca dejan de pasar cosas. La autora suele intercalar los puntos de vista de Finn y Claudia y en ambas partes no hay ni un respiro, cada uno a su manera: mientras que la parte de Finn es una aventura tras otra, la de Claudia tira más hacia las intrigas palaciegas e intentar desentrañar misterios. Por eso, ante todo, es una historia entretenida, amena y que logra intrigar.

Y, entonces, ¿por qué no me ha terminado de convencer?

En primer lugar, porque, aunque el mundo está bien orquestado y trabajado hasta el más mínimo detalle, Catherine Fisher se limita a decir cómo es. No explica por qué la situación ha llegado a ser como es, se limita a que aceptes ese hecho y, como mucho, algunos personajes dan alguna vaga referencia que otra. Se sabe que hubo una guerra y que, luego, se estableció que todos los criminales irían a Incarceron para fundar una utopía, mientras que el Exterior quedaría congelado en el tiempo. Y ya está.

A mí, personalmente, me hubiera gustado saber qué sucedió, por qué todo ha terminado siendo así y, en ese sentido, me ha parecido un poco estafa.

Otra de las cuestiones que no ha terminado de gustarme ha sido la narración de Catherine Fisher. Sí, es bonita, evocadora, pero la mayoría del tiempo era recargada y, en algunas escenas, eso hacía que la escena fuera confusa. Por eso, pese a ser una novela entretenida, no diría que es de lectura fácil, pues está escrita de tal forma que es fácil perder el hilo. Creo que a Catherine Fisher le ha podido la lírica y, sobre todo, en las partes de acción era más un punto flaco que uno a favor. En la edición española, además, tenemos la mala pata de contar con una traducción pésima: el inútil del traductor ni siquiera es capaz de escribir los nombres propios adecuados. Por ejemplo, en una escena en la que sólo están Claudia y Finn, a ella de vez en cuando la llaman Attia. De esos fallos, muchos. WTF?!

Todo eso, sin embargo, podría perdonarlo de darme unos personajes con los que encariñarme, algo que no ha hecho. Absolutamente todos los personajes son planos, estereotipados y no sufren ninguna evolución en los dos libros, pese a la cantidad de cosas que les pasan. Además, les faltaba personalidad, ese factor x, que los hiciera queridos. De hecho, o bien me daban igual o bien me caían mal. Sólo salvaría a Claudia y Jared, los que más me interesaron y más simpáticos me parecieron, aunque tampoco es que me volvieran loca.

Y, claro, si los personajes son tan insulsos, las relaciones entre ellos no se quedan atrás. Además, son carentes de lógica en muchos casos. Por ejemplo, ¿por qué todos los personajes le muestran lealtad a Keiro cuando da sobradas muestras de ser un egoísta mamón capaz de hacer lo que sea por salirse con la suya?

Ni siquiera la relación entre Claudia y Finn se salva de la quema. Se supone que se enamoran. Digo “supone” porque la autora sí que lo escribe, incluso ese supuesto amor es el motor de ciertas reacciones y decisiones, pero es que no se ve. O sea, por más que Catherine Fisher diga que quieren estar juntos y demás, no resulta creíble porque no se ve nada entre ellos. A decir verdad, las únicas relaciones que se notan, que se creen sin que te lo digan, son la de Jared y Claudia y la de ésta con su padre, más compleja que el resto.

La saga son únicamente dos tomos y tiene un final cerrado, muy acorde con el espíritu de la novela. A mí me gustó, pese a que Catherine Fisher no se molesta en responder todas las preguntas o aclarar puntos que son importantes.

Por todo eso me ha gustado, aunque no tanto como esperaba. Quizás me había creado unas expectativas muy altas, pero la cuestión es que no ha llegado a emocionarme. Sí, me ha entretenido, me parece una trama muy original y que he disfrutado, además de que está muy bien ambientada.  Sí, la he leído rápido, la he disfrutado, pero no entra ni de lejos en mis lecturas favoritas. Sin embargo, sí que me ha parecido interesante lo que plantea la autora y, además, tiene un final cerrado que, a mí, me ha molado bastante. No sé, me ha parecido que era perfecto con el mundo que presentaba y con la historia.

Aunque, eso sí, me habría gustado que fuera más especial, que tuviera más personalidad y, sobre todo, que no me la hubieran traído tan al pairo los personajes. Si tuviera que ponerle una nota, con un suficiente alto sería más que suficiente.

El próximo lunes literario estará dedicado a... The duff de Kody Keplinger.

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