lunes, 24 de marzo de 2014

La paciencia de los huesos

Gracias a Hikari (os dejo el link de su blog aquí, muy recomendado ^^) descubrí la saga de Aurora "Roe" Teagarden de Charlaine Harris y me gustó bastante. De hecho, mientras que las novelas de True blood nunca me han emocionado en demasía, la de Aurora me encantó. Así, cuando tuve la oportunidad de hacerme con su segunda entrega, La paciencia de los huesos, no lo dudé ni un instante y, de nuevo, la devoré con rapidez.

En esta segunda aventura, la vida de Roe ha cambiado bastante. Ha pasado casi un año desde el final de Unos asesinatos muy reales y ha tenido que afrontar dos bodas (la de su ex Arthur y la su madre) y el funeral de Jane Engle, miembro del disuelto club Real Murders y algo parecido a una amiga. De hecho, para sorpresa de Roe, Jane la ha convertido en la máxima beneficiaria de su herencia, lo que le supone una gran cantidad de dinero y la enorme casa de Jane, la cual oculta una sorpresa: una calavera. ¿A quién pertenece? ¿Y cómo acabó Jane haciéndose con la calavera?

Esas y otras preguntas son las que deberá responder Aurora en una novela que se diferencia muchísimo de la anterior. Mientras que Unos asesinatos muy reales no dejaban de suceder asesinatos y la investigación del caso se ajustaba más a la típica novela de misterio, en La paciencia de los huesos nos encontramos ante una novela distinta, más relajada y más centrada en la vida personal de la protagonista. Sí, hay un misterio, pero se tarda en llegar a él y no ocupa demasiadas páginas.

En su lugar, Roe lidia con los cambios de su vida: un ex que se ha casado y está a punto de ser padre, las posibilidades que le ofrece su herencia, un nuevo pretendiente... Además de las responsabilidades como amiga e hija.

La verdad es que esta novela me ha gustado menos que la primera precisamente por eso, por esa cotidianidad que, sin embargo, no ha resultado aburrida. Roe es un buen personaje: no es perfecta, pero se empatiza bien con ella y es muy sencillo comprenderla. Eso sí, he echado de menos algo más de acción y misterio, ya que en esta novela Charlaine Harris se limita a mostrar a los sospechosos y que, al final, se explique el caso, sin giros sorprendentes o más acción.

Además, La paciencia de los huesos vuelve a pecar en lo mismo que en su predecesora: en la sosez de los pretendientes de Aurora. De hecho, he echado muchísimo de menos a Robin Crusoe en este libro, pues, de momento, ha sido el único que ha tenido algo de encanto y el que más me ha gustado relacionándose con ella. Vamos, que el pastor que le ha puesto de pareja Charlaine Harris no podía ser más soso ni hecho de encargo.

La paciencia de los huesos, en resumen, es una novela muy entretenida, pero tiene muy poco de novela negra. Eso sí, tengo ganas de conseguir la siguiente aventura, pues me han chivado que la historia mejora mucho y, además, le tengo cariño a Aurora y quiero ver cómo continúa su vida.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Mystic city. La ciudad del agua de Theo Lawrence.

2 comentarios:

  1. Oh!! Este segundo es sin duda el más flojo en todos los sentidos (a quién se le ocurre juntar a Aurora con el pastor! oh my god XDDD). Ya te digo que a partir del tercero mejora bastante. Si que es verdad que la forma de narrar la vida cuotidiana de Aurora va a estar ahí (el estilo de Harris es así, lo hacía con Sookie y con Aurora es igual), pero a mí por lo menos cada misterio que pasa a partir del tercer libro me ha ido resultado más interesante y entretenido. También es verdad que a veces se deja mucho el misterio para el final, pero es dependiendo del libro. :)

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    1. Lo del pastor es un gran WTF? Creo que es el peor candidato que le he leído. Bueno, de hecho, de los que conozco me quedo con Robin. No sé, es el que mejor entendía a Aurora. A ver qué deparan el resto de libros en temas de putiferio.

      A mí lo de la vida cotidiana me mola, pero creo que en esta entrega ha estado más descompensado, en el primero era más equilibrado el tema rutina/caso. A ver qué ocurre con el resto, que tengo ganas de leerlos.

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