A la hora de ver una película siempre sigo la máxima de que debes saber lo que estás viendo y esperar algo adecuado a dicha película. Es decir, no es lo mismo ver, no sé, La lista de Schindler que Los Goonies, no puedes esperar lo mismo de una que de otra.
¿Y esto a qué viene? Seguramente el cartel de aquí al ladito os dé una pista (y si sois lectores habituales -¿pero tenemos? xD- ya lo sabréis): toca hablar de Eclipse, la tercera parte de la saga Crepúsculo basada en las novelas de Stephenie Meyer.
¿Qué se puede esperar de Eclipse? ¿Grandes interpretaciones? ¿Acción por doquier? ¿Profundidad? No. Entretenimiento ligerito, maromos y un triángulo amoroso que en realidad no lo es... ¿O es qué alguien ha dudado alguna vez que Bella no elegiría a Edward?
Teniendo todo eso en cuenta, fui al cine y salí encantada, ya que la película cumplió las expectativas y las superó, cosa que no era muy difícil dado cómo salió Luna nueva.
Se podría decir que Eclipse son en realidad dos partes muy diferentes: por un lado, el dichoso triángulo amoroso y, por otro, la trama de Riley y el ejército de los neófitos. Esta segunda parte es muchísimo mejor que la primera, supera incluso a las películas anteriores; la parte amorosa tiene sus momentos, aunque vayamos por partes.
Bella ha vuelto con Edward, quien le ha pedido que se casen como condición a ser él quien la convierta en vampiro (deben hacerlo puesto que se lo prometieron a los Vulturi en la cinta anterior) y Jacob no lleva muy bien el tema. Básicamente se tiran las dos horas en esa situación: Bella decidida por Edward (aunque no por ello no dando por culo), éste aguantando estoicamente la situación y Jacob dando por culo también.
Lo siento, no puedo con Jacob (a pesar de que Taylor Lautner me guste un montón), no soporto la soberbia con la que tanto él como los otros licántropos tratan a los vampiros, cuando los Cullen han demostrado no merecerse ese odio. Sin embargo, en la película me gustó ver su interactuación con Edward, propinando algunos momentos de lo más graciosos como ese "¿no tiene camisetas?" de Edward al ver la súper musculatura de su rival; no así el intento de manipulación de Bella con el resto de la tribu y alguna perlita que otra.
Los otros dos implicados, en su línea. Edward sigue torturado y calmado; me gusta cuando está con Jacob, mucho más interesante que cuando está con Bella con quien simplemente está tan cursi y tierno que se me subió el azúcar de la sangre. ¿Y qué puedo decir de Bella? ¿Kristen Stewart tiene de por sí esa expresión con la ceja levantada que no expresa nada y no puede cambiarla o cree que así está actuando? ¿Se puede ser tan sumamente petarda... Y sosa... Y plana?
Olvidándonos del tema romanticón, la película comienza con Riley siendo perseguido y finalmente convertido en vampiro para dirigir el ejército de neófitos de Victoria. Los Cullen que no están ocupados en sus ligoteos, se dedican a seguir la serie de extrañas muertes y desapariciones en Seattle y acaban deduciendo todo el tema de los neófitos. Éstos se acercan a Forks, así que vampiros y licántropos se alían para acabar con ellos bajo la dirección de Jasper.
He de decir que Jasper era mi personaje favorito de las novelas, seguramente por eso mi preferida era la tercera porque en ella no sólo conocemos su pasado, sino que aparece más. Pues con la película sucede lo mismo. Si en las otras dos su paso era testimonial (como Esme, pobrecita), en esta aparece mucho más y no veais cómo mola.
Las escenas del entrenamiento, además de amenas y divertidas, son muy chulas. Me encantó ver a Emmett siendo derribado por Jasper, que debe abultar como la mitad o la pelea con Alice. La pelea contra los neófitos también estuvo muy bien, muy espectacular. Además, asistimos tanto a la historia de Jasper como de Rosalie con flashbacks y a mí me encantó la imagen de Rosalie vengándose vestida de novia (me he acordado de Kill Bill, soy así de idiota, jajaja).
Por lo demás, dos apuntes más: Charlie, el padre de Bella, sigue siendo de lo mejor de las películas, ADORO a ese hombre ^^ Eso por un lado, por el otro señalar el terrible error de cásting al cambiar a Rachelle Lefevre por la insulsa de Bryce Dallas Howard. Buff, qué horror. Si la Victoria de Lefevre era inquietante, insinuante, incluso magnética, la de Dallas Howard se queda en agua de borrajas, en una caricatura del personaje que da más pena y lástima que otra cosa. La escena del enfrentamiento con Edward fue... ¿Qué fue? ¿Un intento de pobre imitación de Drusilla de Buffy?
Ah, y se me olvidaba. La breve aparición de los Volturi (cómo mola Dakota Fanning haciendo de Jane) me lleva a preguntarme: ¿por qué Stephenie Meyer se ha tirado cuatro libros con la pavisosa de Bella al frente y es incapaz de hacer algo con los Volturi con el potencial que tienen? Aunque, bueno, dado su estilo sencillito y happy a lo mejor es mejor que sea así, no vaya a ser que los acabe convirtiendo en Las supernenas vampíricas o algo así.
Resumiendo, las dos horas se te pasan voladas, se deja ver muy bien mientras tengas claro que sólo eso eso y no intentes buscar nada más.
7/10
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