Pues como últimamente es habitual, vamos con una reseña literaria en martes. Con esta ya me pongo al día, aunque Canciones para Paula me lo estoy ventilando a una velocidad vertiginosa, así que a lo mejor la semana que viene seguís teniendo reseña.
Pero vamos con el libro que nos corresponde. Es la primera parte de una trilogía titulada Los trabajadores de maldiciones y que está formada por: Gata blanca, Guante rojo y Corazón negro. En España, de momento, sólo se ha publicado el primero. La saga está escrita por Holly Black que es conocida por haber escrito Las crónicas de Spiderwick (que ni he leído los libros ni visto la película) y, también, por ser una gran amiga de una vieja conocida de este blog, Cassandra Clare.
Leí una reseña por casualidad de Gata blanca y entre la portada y la historia, el libro me llamó poderosamente la atención. Después, descubrí que la autora era Holly Black y, como soy como soy, me emocioné más porque... Jo, una es muy fan de Cassandra Clare.
¿Y de qué trata Gata blanca?
En un mundo donde la magia existe y el mero roce de una mano puede hacerte víctima de una maldición (de suerte, memoria, muerte, sentimental, física o, la más extraña de ellas, cambiarte de forma), Cassel Sharpe es el único normal en su familia, lo que le convierte en un bicho raro. Toda su familia, desde su abuelo hasta sus hermanos, son trabajadores; es decir, personas que poseen la capacidad de usar la magia.
Sin embargo, Cassel es perfectamente normal... Salvo por el hecho de que, hace unos años, mató a su mejor amiga, Lila que, para más INRI, era la hija única y, por tanto, heredera del líder mafioso del lugar. Y es que, en el mundo creado por Holly Black, los trabajadores, en general, suelen pertenecer a una u otra familia mafiosa.
Con la culpa y el temor a descontrolarse de nuevo, Cassel se ha esforzado por llevar una vida lo más normal y anodina posible: va a un internado un poco pijo, no se mete en líos... Pero eso cambia nada más comenzar la novela, pues el pobre Cassel, tras un sueño muy extraño protagonizado por una gata blanca, despierta en el tejado de la escuela completamente desnudo.
Por si no tiene suficiente con que todos sus compañeros le graben en vídeo, le expulsan del colegio, así que, primero, pasa un día con su hermano mayor Phillip y, después, se traslada con su abuelo a la casa familiar. Y entre los extraños sueños que le llevan al sonambulismo, sus planes para poder volver a su vida y la forma tan actuar de su familia, Cassel acaba sumergiéndose en un misterio donde nada es lo que parece ser.
Con esa premisa que, particularmente, encuentro tan interesante (me parece todo un puntazo lo de mezclar la magia con las maldiciones y los mafiosos) Holly Black crea un mundo muy bien armado y muy original. Su mundo es casi igual que el nuestro y desde el primer momento, usando a Cassel como narrador de la historia, te transporta ahí, a ese mundo donde todo el mundo lleva guantes y lo raro y desagradable es ir con las manos desnudas.
Como acabo de decir, la historia está narrada en primera persona, usando la voz de Cassel y, además, en presente, lo que consigue una narrativa muy envolvente y adecuada que se adapta perfectamente a las escenas de más acción, pero también a las reflexiones, explicaciones y breves recuerdos que Cassel va añadiendo para que comprendamos cómo es su mundo y su entorno. Según he leído en algunos blogs, en Las crónicas de Spiderwick el estilo de Holly Black era muy frío. En Gata blanca no es así, es muy cercano, muy apropiado dada la forma de ser de Cassel.
Y es que Cassel es un gran personaje. Tiene sentido del humor sin ser un payaso, tiene problemas (y muy serios) y no deja de enfrentarse a ellos con determinación y, lo que más agradecí, usa la cabeza. Además, su traumático pasado y su conocimiento de que no es una persona normal, que es un asesino, le aportan una carga muy curiosa y original.
Aunque Cassel es el evidente protagonista y, por tanto, el más trabajado, los otros personajes no tienen desperdicio: desde una Lila a la que conoces mediante flashbacks y que resulta un poco sociópata hasta la madre de Cassel (una trabajadora de los sentimientos y timadora, que hace que los hombres ricos se enamoren de ella), pasando por sus hermanos y compañeros de colegio, todos están muy bien definidos; unos son más fáciles de conocer del todo, unos te caen mejor que otros, pero todos ellos son personajes muy fuertes, que enseguida reconoces.
Por otro lado, Holly Black consigue que Gata blanca sea una novela trepidante. Entras en ella desde la primera página y es difícil dejar de leerla, siempre quieres saber lo que va a pasar. El ritmo es un poco inconstante, pero no se hace pesado y, de hecho, considero que tiene que ser así. Hay capítulos más tranquilos, en los que Cassel reflexiona acerca de lo que ha averiguado o en los que se profundiza en los personajes, otros que son más pulsos verbales e intelectuales y, también, los que son acción pura y dura.
En general, es una novela muy fácil de leer, muy fluida y que, además de entretener, engancha como pocas. Me faltó poco para leérmela casi de una sentada.
Además, Gata blanca se centra sobre todo en resolver el misterio al que se enfrenta Cassel y a los juegos de poder entre mafiosos. No es El padrino, pero las intrigas, traiciones y alianzas están a la orden del día. De hecho, personalmente me sorprendió que fuera así, básicamente porque la vi anunciada como romántica y... Bueno, hay cierto romance, pero es muy, muy leve. Además, hay que recordar que Cassel se considera a sí mismo poco menos que un psicópata, así que tampoco se permite demasiado margen de actuación en el terreno sentimental. Vamos, que es una novela de intrigas y misterio, nada romántico, aunque haya alguna chica que otra que trastoca un poco el corazoncito de Cassel.
En conclusión, Gata blanca es una novela tremendamente original, una mezcla explosiva de magia, secretos, mafia y acción, que resulta adictiva, entretenida, inteligente e, incluso, divertida. Personajes muy bien dibujados, un gran narrador, un mundo bien armado y, de nuevo, original. Una lectura muy, muy recomendable.
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